Anunciación y Educación Sexual
Educación Sexual Integral en Argentina

Anunciación y Educación Sexual

El concilio Vaticano II afirmó en su Decreto sobre la Educación Cristiana: «Los niños y jóvenes deben ser instruidos, conforme avanza su edad, en una positiva y prudente educación sexual» (GE 1).

En este tiempo de Adviento y ante la próxima venida de Jesús, es lógico que la Iglesia en sus lecturas nos recuerde el episodio de la Anunciación de Lc 1, 26-38.

Personalmente, al haber sido profesor de Moral Sexual en el Seminario de mi diócesis y de Religión y Moral Católica en varios institutos de Logroño me ha tocado el impartir a mis alumnos Educación Sexual. Solía empezar para ello leyéndoles el trozo del evangelio de Lc que he citado, haciendo hincapié especialmente cuando el ángel le anuncia que va a ser madre: «Dijo María al ángel: ¿cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón?», frase que nos enseña que María podía ser muy pura y casta, pero desde luego no era una ignorante y había recibido una excelente educación sexual.

La educación sexual es uno de los problemas más serios con los que nos enfrentamos padres y educadores. Prácticamente todos estamos de acuerdo en su necesidad, aunque hay enormes diferencias en cómo tratar el asunto. El concilio Vaticano II afirmó en su Decreto sobre la Educación Cristiana: «Los niños y jóvenes deben ser instruidos, conforme avanza su edad, en una positiva y prudente educación sexual» (GE 1).

Desgraciadamente, muchos no creyentes y partidarios de la Ideología de Género piensan que el fin de la sexualidad es el placer y así no hace mucho vimos que la ministro Irene Montero defendía que los niños de cualquier edad podían tener relaciones sexuales con cualquiera siempre que no hubiese violencia o en Cataluña se ha enseñado a niños de tres años a masturbarse. Yo he escuchado decir esto a chicos de quince y dieciséis años: «nos merece tanto respeto un chico que se acuesta como uno que no», lo que no deja de ser una pésima preparación para la futura fidelidad matrimonial.

En cambio los creyentes pensamos que para desarrollarnos como personas es necesario amar. Si nos fijamos bien el amor es lo único que puede dar siempre sentido a nuestras vidas y amar es fundamentalmente darse. El Cristianismo expresa esto en sus mandamientos fundamentales de amar a Dios y al prójimo como a sí mismo0 (Mt 22,34-40: Mc 12,28-34: Lc 10,25-28).

La sexualidad hay que situarla en el contexto de la persona entera; no es que la persona tenga una sexualidad, sino es que somos seres sexuados, y como todo en la persona está al servicio del amor, nos empuja a relacionarnos con los demás, también la sexualidad deberá hacerlo. Y como las fuerzas sexualesnos empujan a relacionarnos con los demás, la sexualidad está también al servicio de la comunicación, y por ello el tabú o la prohibición del incesto no es simplemente la prohibición de casarse con la madre, hermana o hija, sino que al obligar a salirse de la familia para buscar pareja nos indica que la sexualidad es comunicación, don y entrega.

Tanto en la vivencia del amor como de la sexualidad, el niño, el adolescente y el joven han de llegar poco a poco y por pasos sucesivos a la madurez. Cada paso tiene sus problemas, cosas bonitas, dudas y peligros. Ser libre es sentirse responsable de sí mismo, mandar en sí mismo con todas sus consecuencias. La castidad es integración del vigor sexual y de la afectividad en una perspectiva de amor y servicio. La castidad es el dominio de la sexualidad por la recta razón al servicio del amor.

Pero no es sólo en el tema de la educación sexual donde la Anunciación tiene mucho que decirnos. Cuando el Ángel le dice a la Virgen «Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús» (Lc 1,31), de la lectura se deduce claramente que la concepción se realizó en cuanto la Virgen aceptó la petición del Ángel, en conformidad con lo que enseña actualmente la Medicina que la vida humana empieza en la fecundación.

Pedro Trevijano, sacerdote

 

9 comentarios

Antolin
Interesante artículo. ¡Gracias!
Creo que muchos de los que ya somos mayores hemos tenido casi una nula educación sexual. Hemos estado solos en afrontar la sexualidad. Nos ha faltado apoyo, orientación, compañía, ...Teníamos a favor un ambiente social más respetuoso que el que ahora hay.
Con el ambiente tan permisivo de ahora todo esto es más difícil y requiere mayor empeño por una sana información sexual, apoyo personal y social. Es una tarea hermosa.
Rezamos: "Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea pues todo un Dios se recrea.." Dios se recrea con el puro. Con Dios, se puede. Y así somos mas felices y mas libres y la sociedad, también.
12/12/22 6:40 PM
Juan Argento
Disculpe Padre pero la doctrina tradicional es más simple. Las facultades sexuales en todo ser vivo sexuado están ordenadas ante todo a la procreación, y en el caso del ser humano esto implica:

- que esas facultades deben ejercerse solamente en el contexto de la sociedad apta para la procreación y educación de los hijos: el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer;

- que en ese contexto, esas facultades deben ejercerse solamente en actos aptos para la procreación en cuanto al acto en sí respecta. (O sea, excluyendo anticoncepción pero incluyendo días infértiles.)

En contraste, nociones como el amor y la comunicacion no son suficientes para fundamentar la moralidad cristiana. Que "las fuerzas sexuales nos empujan a relacionarnos con los demás" se verifica también en el caso de adolescentes que van a la discoteca teniendo en miras, decidida o eventualmente, terminar la noche teniendo relaciones sexuales con otro/a adolescente con quien puedan relacionarse allí.
13/12/22 1:07 AM
Nómada
Juan Argento, si se busca conocer los días infértiles es que se busca también no procrear al mantener relaciones esos días, otra cosa es que el método en sí falle más o falle menos, pero la intención está muy clara. Igual engañan a otros con eso, pero a Dios lo dudo.
13/12/22 7:22 AM
Forestier
En un fragmento de mi ensayo "El sentimiento de culpa en Nietzsche y Freud" escribo: Freud ha sido uno de los psiquiatras que más ha contribuido en el último siglo a desvirtuar el significado del concepto
del amor al interpretarlo en clave hedonista, equiparándolo, sin más, con el deseo del placer sexual, equiparación que se ha extendido de forma capilar en amplias capas de la sociedad. Esto ha supuesto un empobrecimiento del hondo sentido de la sexualidad humana al desvincularla de su proyección donativa hacia la persona amada, mediante la comprensión acogedora, la amorosa fidelidad y la desinteresada entrega, que son claras expresiones del verdadero
amor. Interpretarlo como una elemental y escueta interrelación biológica ha propiciado la disolución de su hondo significado, conllevando en su plasmación práctica unos efectos devastadores para el espíritu humano.
13/12/22 12:48 PM
Gonzalo
Juan Argento,

>> nociones como el amor y la comunicacion no son suficientes para fundamentar la moralidad cristiana

Cierto, pero al revés tampoco: la sexualidad sin amor, por muy abierta que esté a la vida, tampoco es cristiana. La doctrina cristiana requiere que estén presentes y armonizadas las dos dimensiones.

Nómada,

>> si se busca conocer los días infértiles es que se busca también no procrear al mantener relaciones esos días

Efectivamente, y no hay ningún problema con eso, si los motivos para no querer procrear son legítimos. Esa es la enseñanza de Humanae Vitae.
14/12/22 5:31 PM
Nómada
Gonzalo, los motivos para no quere procrear pueden ser legítimos, para alguien, para usar preservativo, anticoncepticos o el control de los días fértiles. Humanae Vitae les sirve a algunos cuando les conviene y para lo que les conviene, y cuando no ni caso.
15/12/22 7:28 AM
Gonzalo
Nómada, lo que dice la Humanae Vitae, siguiendo la doctrina tradicional de siglos, es que para que un acto sea legítimo tienen que coincidir simultáneamente motivos y medios legítimos.

En el caso de la anticoncepción se rompe la unidad unitiva-procreativa del acto conyugal, y por eso usar medios anticonceptivos no es legítimo, sea cuales sean los motivos para no querer tener hijos.

En el caso de la abstinencia en periodo fértil no se rompe esta unidad, por lo que no hay objeción a los medios (no hay anticoncepción), y solo queda la posible objeción a la legitimidad de los motivos para no querer tener hijos.

Tú puedes defender, si quieres, que no querer tener hijos en un determinado momento es algo malo en sí mismo, sean cuales sean las circunstancias; pero no pretendas que eso es la doctrina católica, porque no lo es.
15/12/22 9:58 AM
Nómada
Gonzalo, lo que usted hace es no llamar las cosas por su nombre. Si se controlan los días infértiles para tener relaciones sexuales sin procrear, asumiendo que se hace por esos motivos legítimos, se da por válido, pero si, sabiendo que esos métodos tienen un porcentaje de fallos no pequeño, se usa preservativo en esos mismos días, entonces ya no vale. Parece que para usted la procreación tiene que ser jugar a los dados con Dios.
15/12/22 8:04 PM
Gonzalo
Nómada, la diferencia está entre realizar un acto desvirtuándolo mediante un medio anticonceptivo, y no realizar el acto. Esta es la distinción fundamental que está en la doctrina católica sobre la anticoncepción. Si no se entiende esto, no se entiende nada del tema.

>> entonces ya no vale

Efectivamente, entonces ya no vale: porque se emplea un método que desvirtúa la naturaleza del acto conyugal.

Eso no tiene nada que ver con jugar a los dados. La procreación -no para mí, sino para la doctrina católica- es decidir responsablemente sobre los hijos que conviene tener (porque Dios nos hizo racionales también para la paternidad), y emplear para ello los medios legítimos.
15/12/22 9:51 PM

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