Entre 1903 y 1914 tuvo lugar el pontificado de un gran Papa, San Pío X. Fue un papado que marco una época. Estuvo caracterizado por la lucha infatigable contra la herejía modernista. Con su valiente y decidida actitud muy probablemente San Pío X retrasó el avance del modernismo sobre la Iglesia en varias décadas, evitando la que hubiera podido ser una catastrófica infectación modernista ya a principios del siglo XX.
Lo que ya no es tan conocido, ni siquiera en nuestro país, España, es que durante todo su pontificado fue su Secretario de Estado y mano derecha un español; el Cardenal Rafael Merry del Val. Se trata de una figura poco conocida por el gran público, más allá de historiadores de la Iglesia y eruditos, pero cuya importancia fue considerable. Una figura digna de ser recordada.
Rafael Merry del Val y Zulueta nació en Londres en 1865 en una familia española que estuvo siempre vinculada al Cuerpo Diplomático. Su padre había sido embajador de España en Bélgica ante la Santa Sede y en Viena ante el Imperio Austro Húngaro. Su familia era descendiente de lo que se conoce en las islas Británicas como «Wild Geese» o «Gansos salvajes». Es decir, fueron parte del gran número de personas originarias de la isla de Irlanda que ante la opresión y represión protestante inglesa emigraron en los siglos XVII y XVIII hacia los países del continente enemigos de Inglaterra, fundamentalmente España y Francia.
En esa época estos irlandeses fueron muy bien acogidos en España, muchos se enrolaron en el ejército español (donde fueron muy prestigiosos los «Tercios de Irlandeses») y algunos de ellos llegaron alcanzar importantes puestos en nuestro ejército (donde aún hoy se encuentran apellidos como O'Donnell u O'Connor entre otros) e incluso en el gobierno y la administración imperial española.
Concretamente la familia de Merry, originaria del condado de Waterford se instaló en Sevilla en el siglo XVIII. Sus antepasados se emparentaron con la aristocracia española y el padre del futuro Cardenal estaba en posesión de las más importantes condecoraciones y distinciones. Rafael Merry se educó en colegios jesuitas ingleses y belgas y adquirió una gran cultura, que fue siempre uno de los sellos de su personalidad.
No obstante, a pesar de su naturaleza, de su porte aristocrático natural y de su gran cultura, todas las fuentes coinciden en que fue un hombre sencillo, al que gustaba el trato con la gente más humilde. De hecho en Roma era conocida su dedicación a las obras de caridad con los más necesitados, en el popular barrio del Trastévere, tarea en la que puso mucho empeño.
Merry fue ordenado sacerdote en octubre de 1888. En 1890 colaboró con el beato Manuel Domingo y Sol en la fundación del famoso Colegio Español de Roma. En 1900 fue nombrado por Leon XIII Arzobispo de Nicea y presidente de la Academia Pontificia Eclesiástica. En 1903 tendrá una participación destacada en el accidentado Cónclave (quizá uno de los más importantes de la historia) producido a la muerte de León XIII.
En este Cónclave estaba a punto de ser elegido Papa el Cardenal Rampolla del Tíndaro, Secretario y hombre de confianza de León XIII. Pero cuando apenas le faltaban unos votos el Cardenal de Cracovia (diócesis perteneciente entonces al Imperio Austro Húngaro) anunció el veto oficial a su candidatura en nombre del emperador Francisco José II De Austria.
En aquella época todavía los reyes de España, el Gobierno francés (como heredero de los los reyes franceses) y el emperador de Austria Hungría (como heredero histórico del antiguo Sacro Imperio Romano Germánico) tenían derecho de veto en el Cónclave. Era una especie de deferencia del Vaticano ante la importancia histórica de estas naciones en la Historia de la Iglesia. Alegó las serias dudas del emperador ante la figura de Rampolla (que había apoyado al movimiento nacionalista polaco).
El escándalo fue mayúsculo. Rampolla trató de defenderse, pero los Cardenales, guiados por el Espíritu Santo, se dieron cuenta de que Rampolla no era la elección más conveniente. Es un hecho conocido que años más tarde surgieron inquietantes evidencias de que Rampolla (que siempre había defendido la conciliación de la Iglesia con el sistema liberal y el mundo moderno) pudo ser un masón infiltrado, precisamente para subvertir la Iglesia. Finalmente fue elegido el patriarca de Venecia que tomó el nombre de Pío X, hombre de carácter enérgico que iba a ser un gran Papa. Y según algunas fuentes, en la tarea de convencer a los Cardenales de la idoneidad de su figura, jugó un gran papel Rafael Merry del Val, aunque aún no fuese Cardenal.
Pío X le nombró Cardenal y Secretario de Estado y Merry fue su mano derecha durante los 11 años que duró su pontificado. Fue un pontificado marcado por la lucha infatigable contra la herejía modernista, que negaba o ponía en duda dogmas fundamentales, difuminaba totalmente la Fe y pretendía fundir a la Iglesia en el espíritu del mundo moderno (era el compendio de todas las herejías como lo llamó San Pío X).
La influencia de su Secretario de Estado y su apoyo fue fundamental para Pío X en la lucha contra el modernismo. Merry influyó mucho en el decreto «Lamentabili» que condenó 65 tesis modernistas fundamentales. En esos años vieron la luz encíclicas esenciales como la Pascendi, de 1907, y se llevó a cabo una enorme tarea de limpieza de seminarios, facultades e institutos eclesiásticos y de publicaciones religiosas de todo tipo, expulsando a maestros o autores contaminados de modernismo.
Creó comisiones de vigilancia en cada diócesis e instauró una censura muy estricta en los referido a la publicación de libros eclesiásticos. Creó un Instituto específico dedicado a la lucha contra el modernismo «El peligro del modernismo es mayor que el que representó el luteranismo» dijo el Papa (y la historia ha demostrado que no exageraba). Pío X reafirmo la condena de la Iglesia al liberalismo y a la «democracia cristiana» de Pío IX y revalidó la vigencia del «Syllabus « de éste.
Pío X murió en 1914 a los pocos días de iniciarse la Primera Guerra Mundial, que supuso un enorme disgusto para él. El Cardenal Merry fue relevado como Secretario de Estado por el nuevo Papa Benedicto XV. Su biógrafo, el Padre Alberto González Chaves, ha resaltado su humanidad, su afición por el deporte, su cultura (fue un gran pianista y compositor) y su caridad con los más pobres. Su trabajo intelectual junto al Papa no le impidió organizar y dirigir personalmente una asociación para ayudar a los más miserables en Roma, a los que trató muchó personalmente con gran cariño paternal. Amó mucho a su patria España, aunque viviera muy poco en ella.
El Cardenal Merry murió en Roma el 26 de febrero de 1930. Por sus venas corría sangre española, irlandesa y escocesa y hablaba varios idiomas. Tiene el rango de venerable y su Causa de beatificación se abrió en 1952 pero de momento, por desgracia, permanece parada. Fue un gran Cardenal al servicio de un gran Papa.
Su Eminencia el Cardenal Merry del Val compuso las Letanías de la humildad, que acostumbraba a rezarlas diariamente, después de celebrar la Santa Misa.
¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame: del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ....
del deseo de ser alabado, ...
del deseo de ser preferido, .....
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,
del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, ...
del temor de ser despreciado, ...
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado.
Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.
Javier Navascués Pérez