La labor docente es mucho más que una profesión

La labor docente es mucho más que una profesión

El punto de partida para una educación integral del educando es que el colegio reconozca que son los padres y la familia los primeros responsables de la educación de sus hijos.

Con razón dedicamos un día del año --16 de octubre, en Chile- a recordar, agradecer y celebrar a los profesores de básica y media por su importante labor docente. Es además ocasión para reflexionar acerca de lo que significa el profesor para el bien del alumno, su familia y la sociedad. Es evidente que el presente y el futuro del niño y del joven tienen mucho que ver con la formación recibida de parte del profesor en la educación formal en las salas de clases.

El punto de partida para una educación integral del educando es que el colegio reconozca que son los padres y la familia los primeros responsables de la educación de sus hijos. Es este un derecho que debe ser respetado y promovido. Cuando el sistema educacional de un país salvaguarda el derecho de los padres a elegir la educación que más se conforme con sus convicciones y principios religiosos, el profesor debe ser consciente que al momento de impartir sus clases a los alumnos está colaborando con los padres en la educación impartida por ellos en el hogar.

El profesor integral es aquel que ayuda a la formación integral del alumno. Esto significa que no se limita a transmitir sólo nociones propias de su especialidad profesional, sino que ve en el alumno a una persona que ha de ser formada en todas sus dimensiones. La perspectiva de la educación es la mujer y el hombre adultos. Ciertamente que ellos han de ser preparados para la vida profesional, pero la intención más profunda debe ser que alcancen la madurez de su ser personal en la verdad y el bien. Para ello es necesario saberse creados por Dios a su imagen y semejanza, saberse amados por Él y saberse llamados a participar de su vida divina en el cielo.

Si los padres envían a su hijo a la escuela es porque confían que será un bien para él. Los padres esperan de los profesores y de los demás responsables de la educación que del niño y del joven formen a una persona íntegra. Es decir, no quieren sólo que su hijo sepa mucho, acceda a la universidad y tenga un buen trabajo. Más allá de eso, quieren sobre todo que sea feliz consigo mismo y con los demás. Un padre no sufre cuando ve que su hijo de escasos recursos es feliz. Pero si sufre cuando ve que su hijo materialmente exitoso es infeliz a causa de fracasos matrimoniales, drogadicción, sin sentido de la vida…

Debido a la responsabilidad del profesor en lo que serán sus alumnos cuando adultos -de lo que en su momento tendrá que rendir cuenta a Dios-, la labor docente es mucho más que una profesión. Es por sobre todo una vocación. El profesor debe amar al alumno para poder inculcarle aquella verdad que lo hará plenamente hombre.

+ Francisco Javier

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