Montserrat Caballé no sólo era la mejor soprano que había interpretado Casta Diva u O mio babbino caro, sino que fue una católica militante y ejemplar. En estos días de múltiples obituarios pocos han recordado el sublime Padrenuestro que cantó ante Benedicto XVI en el Encuentro de las Familias de Valencia. Un Padrenuestro que sigue erizando los cabellos a quien lo escucha y que podría ponerse de moda, en lugar de aquel manido y empalagoso que se canta en muchas celebraciones con la música de Simon and Garfunkel. Una memorable intervención que terminó con el Papa emocionado, como buen melómano que era y con Montserrat Caballé aplaudiéndole y uniéndose al tarareo de “Be-ne-dic-to” que cantaba la concurrencia, con aquella simpatía y expresividad tan propia de los gordos. Expresión ésta que en la soprano jamás fue peyorativa. Estaba bien orgullosa de serlo. Además, no solo era una cantante excepcional, sino una fenomenal intérprete: solo había que contemplar la elocuencia de su rostro y la viveza de sus ojos. Les enlazo el video para que lo disfruten.
Hubo un tiempo -ya lejano- en que los catalanes estaban de moda y eran respetados en el mundo entero. En aquel tiempo, me refiero a los años 80, tuvo mucho éxito un libro de Enric Ripoll titulado Catalans Universals. Entre esos catalanes la única mujer era Montserrat Caballé. Entonces no había cuotas de género. La Caballé (que es así como se denomina a las divas y por eso nunca digo la Caram o la Forcades) junto al Dr. Barraquer, el Dr. Trueta, Duran i Reynals, Pau Casals, Sert, Miró, Charlie Rivel, Carlos Buïgas, Antoni Tapies, Oró, el Dr. Puigvert y Salvador Espriu. ¡Cómo hemos ido degenerando!
Y como universal ejercía de católica. Sin disimulos ni vergüenzas. Con motivo de su fallecimiento, recordaba el otro día Religión en Libertad estas declaraciones de la Caballé: “Nadie tiene derecho a ridiculizar a las personas que tenemos fe, ni a hacer, por ejemplo, una versión de Jesucristo que sea como una especie de caricatura”. O “Los no creyentes han de entender que los creyentes llevamos la fe en nuestro interior y que no tienen derecho a ridiculizarla, como hacen muchas veces”.
Además, había sido una madre católica y una abuela adorable. De aquellas que enseñan a rezar a sus hijos y nietos. De ellos decía: “Es una chica [su hija] con una fe indestructible, a la que Dios ha regalado un marido y una niña de 8 meses fantásticos. Además, mi nieta tiene la suerte de que al levantarse y a la hora de ir a dormir su madre le reza para que se aprenda las oraciones. Esta es la garantía de que seguirá mis pasos”
Y como católica cabal, fue una de las firmantes en 2009 del Manifiesto “Mujeres contra el aborto”. Un texto que afirmaba que” el aborto es ética y legalmente inaceptable, no solo porque aniquila a un ser humano indefenso, sino porque supone una violencia infligida a la dignidad de la mujer. Con este manifiesto renunciamos expresamente al pretendido derecho de aborto que otros y otras se empeñan en adjudicarnos. Nos declaramos feministas porque defendemos, no sólo de palabra, sino con nuestro trabajo y nuestra vida, la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres”.
Públicamente católica y públicamente pro-vida. Y como católica (por tanto, universal) y como catalana (también universal) se posicionó inequívocamente en contra del proceso secesionista, con esta categórica afirmación: “Cuando tienes la suerte de viajar por todo el mundo, como me ha pasado a mí, y conoces tantos pueblos y tanta gente diferente te das cuenta que las hostilidades no funcionan. He sido una embajadora de España como todos los cantantes. Y como me enseñaron en Naciones Unidas, por la unión de las gentes y de los pueblos. Quien pone cadenas me hace daño, extirpa a todo el resto, lo manda fuera. Estoy muy feliz de haber nacido en Barcelona, de haberme casado con un aragonés, de que mi madre era de Valencia y que mis hijos hayan estudiado en España". Y ahora, como no podemos ni dejar a los muertos en paz, le critican que el funeral se haya hecho en castellano, cuando ese ha sido el deseo de la familia.
Montserrat Caballé: una soprano excepcional, una católica cabal, una catalana universal y una española ejemplar. Qué Dios la tenga en Su Gloria.
Oriol Trillas
Publicado originalmente en Germinans germinabit