El Gnosticismo hoy

El Gnosticismo hoy

Hoy se discute mucho sobre la presencia de un nuevo gnosticismo en el interior de la Iglesia Católica. Pero las atribuciones de esta antigua herejía a varias corrientes actualmente existentes en el catolicismo son en general erradas. Para llevar un poco de claridad, es necesario ante todo una comprensión clara de qué fue en esencia el antiguo gnosticismo.

Hoy se discute mucho sobre la presencia de un nuevo gnosticismo en el interior de la Iglesia Católica. Algo de lo que se ha escrito es útil, pero mucho de lo que se ha descrito como «revival» de esta herejía tiene poco que ver con su antiguo antecedente. 

Además, las atribuciones de esta antigua herejía a varias corrientes actualmente existentes en el catolicismo  son en general erradas. Para llevar un poco de claridad a esta discusión sobre el neo-gnosticismo, es necesario ante todo una comprensión clara de qué fue en esencia el antiguo.

El antiguo gnosticismo se presentó en diversas formas y expresiones, muchas veces más bien retorcidas, pero con algunos principios esenciales bien distinguibles:

–En primer lugar, el gnosticismo sostiene un dualismo radical: la «materia» es la fuente de todo mal, mientras que el «espíritu» es el origen divino de todo lo que es bueno.

–En segundo lugar, los seres humanos están compuestos tanto de materia (el cuerpo) como de espíritu (que proporciona el acceso a lo divino).

–En tercer lugar, la «salvación» consiste en obtener el conocimiento verdadero, la «gnosis», una iluminación que permite progresar desde el mundo material del mal al reino espiritual, y por último a la comunión con la suprema divinidad inmaterial.

–En cuarto lugar, se han presentado diferentes «redentores gnósticos», cada uno de los cuales sostuvo que poseía ese conocimiento y que proporcionaba acceso a esta iluminación «salvífica».

A la luz de lo dicho hasta aquí, los seres humanos se dividen en tres categorías:

1) los «carnales» o «sarkici», prisioneros del mal en el mundo material o corpóreo e incapaces de recibir el «conocimiento salvífico»;

2) los «espirituales» o «psichici», son en parte confinados en la realidad carnal y parcialmente iniciados en el dominio espiritual (en el interior del «gnosticismo cristiano» son los que viven de la «fe» simple, porque no poseen la plenitud del conocimiento divino, no están plenamente iluminados y, en consecuencia, deben confiarse en lo que «creen»);

3) por último, están las personas capaces de iluminación plena, los «gnósticos», porque poseen la plenitud del conocimiento divino. Gracias a su conocimiento salvífico, pueden separarse completamente del malvado mundo material y ascender a lo divino.

Ellos viven y son salvados no gracias a la «fe», sino al «conocimiento».

Comparado con el gnosticismo antiguo, lo que ahora se propone como neo-gnosticismo en el catolicismo contemporáneo parece confuso y ambiguo, además de errado. Algunos católicos son acusados de neo-gnosticismo, porque supuestamente creen que se salvan porque adhieren a «doctrinas» inflexibles y sin vida y observan rigurosamente un «código moral» rígido y despiadado. Proclaman «conocer» la verdad y, en consecuencia, exigen que ésta sea afirmada y, sobre todo, obedecida. Estos «católicos neo-gnósticos» –se sostiene– no están abiertos al nuevo movimiento del Espíritu en la Iglesia contemporánea. Un movimiento, éste, definido frecuentemente como «el nuevo paradigma».

Ciertamente, todos conocemos a católicos que se comportan como si fuesen superiores a los demás, que ostentan su comprensión plena de la teología dogmática o moral para acusar a los demás de laxismo. No hay nada nuevo en este moralismo autojustificativo. Pero este sentimiento pecaminoso de superioridad entra propiamente en la categoría del orgullo y de por sí no es una forma de gnosticismo.

Sería justo llamar a esto «neo-gnosticismo» sólo si los así acusados propusieran un «nuevo conocimiento salvífico», una nueva iluminación que se diferencia de la Sagrada Escritura como se la entiende tradicionalmente y de lo que es auténticamente enseñado por la tradición viviente del magisterio.

Pero esa acusación no puede ser formulada contra «doctrinas» que, lejos de ser verdades sin vida y abstractas, son las expresiones maravillosas de las realidades centrales de la fe católica: la Trinidad, la encarnación, el Espíritu Santo, la presencia real y sustancial de Cristo en la eucaristía, la ley de Jesús de amor a Dios y al prójimo reflejada en los diez mandamientos, etc. Estas doctrinas definen lo que era la Iglesia, lo que es y lo que será. Son las doctrinas que la hacen una, santa, católica y apostólica.

Además, estas doctrinas y estos mandamientos no son una forma de vida esotérica que someta a los individuos a leyes irracionales y despiadadas, impuestas desde el exterior por una autoridad tiránica. Más que nada, estos mismos «mandamientos» han sido dados por Dios, en su amor misericordioso, a la humanidad para asegurar una vida santa y a imagen de Dios.

Jesús, el Hijo encarnado del Padre, nos ha revelado además la forma de vida que debemos vivir mientras esperamos que venga su reino. Cuando Dios nos dice lo que no debemos hacer jamás, nos está protegiendo del mal, el mal que puede destruir nuestras vidas humanas, vidas que él ha creado a su imagen y semejanza.

Jesús nos ha salvado de la devastación del pecado a través de su pasión, muerte y resurrección, y ha infundido su Espíritu Santo precisamente para darnos el poder de vivir una vida auténticamente humana. Promover este modo de vivir no significa proponer un nuevo conocimiento salvífico. En el gnosticismo antiguo, las personas de fe –obispos, sacerdotes, teólogos y laicos– las habrían definido como «psíquicas». Los gnósticos las mirarían de arriba hacia abajo, precisamente porque no pueden reivindicar algún «conocimiento» único o esotérico. Están obligadas a vivir sólo de la fe en la revelación de Dios, tal como es entendida y fielmente transmitida por la Iglesia.

Los que hoy erróneamente acusan a los demás de neo-gnosticismo proponen –cuando se confrontan con el núcleo de las cuestiones doctrinales y morales de la vida real– la necesidad de buscar personalmente lo que Dios querría que hagan. Animan a las personas a discernir, por sí solas, en el dilema moral en que se encuentran para afrontar en su contexto existencial la mejor línea de acción, es decir, lo que son capaces de hacer en ese momento dado en el tiempo. De este modo, la conciencia propia del individuo, su comunión personal con lo divino, determina cuáles son las exigencias morales en las circunstancias personales del individuo. Lo que enseña la Escritura, lo que Jesús ha afirmado, lo que la Iglesia transmite a través de su tradición viviente del magisterio es suplantado por un «conocimiento» más elevado, por una «iluminación» más evolucionada.

Si hay un nuevo paradigma gnóstico en la Iglesia de hoy, parecería precisamente que se encuentra aquí. Proponer este nuevo paradigma significa afirmar estar verdaderamente «in-the-know», en «conocer» verdaderamente, tener un acceso especial a lo que Dios está diciéndonos como individuos aquí y ahora, aunque esto fuese más allá y pudiera incluso contradecir lo que Él ha revelado a todos los demás en la Escritura y en la tradición.

Es de esperar, al menos, que nadie que reivindique este conocimiento ridiculice como neo-gnósticos a los que viven simplemente de su «fe» en la revelación de Dios, como propuesta por la tradición de la Iglesia.

Espero que todo esto lleve un poco de claridad a la actual discusión eclesial sobre el gnosticismo «católico» contemporáneo, poniéndolo en el justo contexto histórico. El gnosticismo no puede ser utilizado como un epíteto contra esos fieles «no iluminados» que buscan simplemente actuar, con la ayuda de la gracia de Dios, como la enseñanza divinamente inspirada de la Iglesia los llama a obrar.

 

Este artículo apareció el 7 de junio en la página web americana «The Catholic Thing», Gnosticism today

y ha sido traducida por Sandro Magister, blog Settimo Cielo , el 13 de junio

11 comentarios

hornero (Argentina)
Artículo oportuno en tiempos de apostasía, se prefiere el conocimiento natural a la revelación sobrenatural. Las Sagradas Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia son “interpretados” conforme al pensamiento oficial del mundo, impuesto por los poderes internacionales a fin de someter la humanidad a su tiranía demoníaca; para lograr esta adecuación al mundo proponen el nuevo paradigma de la conciencia subjetiva personal, no regida por la verdad revelada sino por un adentrarse por caminos subjetivos
15/06/18 2:25 PM
Octavio
Magnífico artículo. Lo suscribo al 100%
15/06/18 5:09 PM
Francisco Javier
Esos ataques a los supuestos "neognosticos" me dejan estas preguntas: ¿Es la doctrina catolica algo inflexible y sin vida? ¿el codigo moral de la Iglesia es despiadado? ¿debe de ser este flexible? deberian de suprimirse la doctrina catolica y su codigo moral? En resumen, quienes afirman esto me dejan pensando que esta mal todo lo que la Iglesia ha enseñado en sus dos mil años de historia incluyendo lo que dice el Nuevo Testamento.
15/06/18 9:23 PM
Fulgencio
Ahora comprendo el empeño de algunos en hacernos creer falsamente que aquellos que defienden la sana doctrina son herejes. Como bien dice el hermano capuchino los herejes neognósticos son aquellos que creen haber alcanzado la verdad y la iluminación a través del discernimiento, la integración, el acompañamiento o la propia conciencia porque eso es lo que Dios pide en ese momento. Gracias padre por decir lo que otros queremos decir pero no tenemos la capacidad necesaria.
15/06/18 10:21 PM
Juan Andrés
Aquello de seguir "las novedades del Espíritu" que sólo algunos parecen percibir, y habrían sido elegidos cual modernos videntes para darlas a conocer, encaja perfectamente en esa descripción de "una nueva iluminación que se diferencia de la Sagrada Escritura como se la entiende tradicionalmente y de lo que es auténticamente enseñado por la tradición viviente del magisterio". Me resguardo siempre en la fórmula de San Vicente de Lerins y no me trago ese sapo.
15/06/18 11:11 PM
hornero (Argentina)
Continúo - no regida por la verdad revelada sino por un adentrarse por caminos subjetivos y tortuosos que conducen a la justificación de errores doctrinarios y morales. Precisamente contra este intento de perturbar la Fe con maniobras evasivas, viene María a enseñar la Verdad tal como Su Hijo le pide la difunda en el mundo entero, pues, la Babilonia ha esparcido sus tinieblas aún dentro de la Iglesia. Nadie más que la Madre y Reina de la Iglesia puede hoy restablecer el equilibrio de la barca anegada por las aguas arrojadas por la boca del dragón. Es menester acudir humildes y valientes a nuestra Madre para responder confiados a sus insistentes y diarios llamados: “los que no respondan, cargarán con sus culpas” (San Nicolás). ¿Quién sino María puede restablecer la Verdad traicionada, abandonada, pisoteada, cobardemente eludida, miserablemenmte negociada a cambio de las lentejas que el demonio ofrece? Convenzámosnos que ni el Papa, ni los obispos tienen por sí solos hoy el poder necesario para la tarea gigantesca de derrotar las fuerzas del infierno. María ha anunciado el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo, pese a quien pese. Entonces, dispongámosnos a combatir tomados de sus manos, Ella empuña la espada que cortará la cabeza de la serpiente.
16/06/18 12:52 AM
Residente en Fátima
Gracias. Gracias y mil gracias. O sea que el gran neo gnóstico de nuestro tiempo nos aparece disfrazado de blanco. Y el mantra es: discernimiento.
16/06/18 6:16 PM
Philosophia Naturalis
Artículo utilísimo y muy fundamentado, pero que demuestra exactamente lo contrario de lo que pretende su autor: Sí existe un neo-gnosticismo dentro de la Iglesia.

"Sería justo llamar a esto «neo-gnosticismo» sólo si los así acusados propusieran un «nuevo conocimiento salvífico», una nueva iluminación que se diferencia de la Sagrada Escritura como se la entiende tradicionalmente y de lo que es auténticamente enseñado por la tradición viviente del magisterio".

Hay grupos eclesiales que tienen documentos internos por los que se rigen y no están disponibles para el escrutinio público: Llámense el mamotreto de Petete, el catecismo de los iniciados, los escritos de nuestro patriarca fundador o lo que se tercie. Los consideran internamente, en la práctica, inspirados directamente por Dios e inamovibles, por mucho que quieran negar y matizar hacia afuera.

"Si hay un nuevo paradigma gnóstico en la Iglesia de hoy, parecería precisamente que se encuentra aquí. Proponer este nuevo paradigma significa afirmar estar verdaderamente «in-the-know», en «conocer» verdaderamente, tener un acceso especial a lo que Dios está diciéndonos como individuos aquí y ahora, aunque esto fuese más allá y pudiera incluso contradecir lo que Él ha revelado a todos los demás en la Escritura y en la tradición".

Eso es exactamente lo que hacen en determinados grupos. En gran medida, se rigen por normas no aprobadas por la Iglesia, extra-estatutarias, y en cont
19/06/18 3:51 PM
A mi comentario anterior, que se refiere a grupos aprobados canónicamente y que, en principio y en conjunto, son buenos, hay que añadir todos los seguidores de presuntas aparaciones y pseudo-revelaciones varias.

Esa gente tiende a darles una importancia que nunca puede tener una revelación privada, aún las aceptadas por la Iglesia: jamás pueden completar la Revelación y jamás pueden llevar a desobedecer a la jerarquía. Hay también una enorme bolsa de gnosticismo en estos partidarios de revelaciones privadas, que no suelen estar organizados y pueden ser miembros (o no) de cualquier grupo eclesial.
19/06/18 4:01 PM
Philosophia Naturalis
El comentario de 19/06/18 2:01 PM era mío, pero faltó relllenar la autentificación. Lo siemto.

El anterior, de 19/06/18 1:51 PM, ha quedado cortado, aparentemente por superar el límite de caracteres. Con lo que ha aparecido, y lo que añado ahora, se entiende:

El autor del artículo señala cierto peligro de gnosticismo por parte de gente que quiere decidir "en conciencia" lo que está bien o mal o en qué consisten los dogmas.

Eso está bien y es cierto, pero las palabras del papa Francisco en "Gaudete et Exultate" van destinadas a grupos que no quieren darse por aludidos y se les aplican perfectamente en razón de las doctrinas y prácticas peculiares que mantienen, pues le dan una autoridad excesiva a los escritos de los iniciadores.
19/06/18 6:48 PM
Eiztarigorri
El comentario es acertado, en cuanto se refiere a las acusaciones lanzadas por determinados individuos contra aquellos que pretenden mantener su fidelidad al "depósito de la fe". Pero si nos centramos en nuestros acusadores debemos volver a San Ireneo de Lyon que decía algo así:
“Cuando a los herejes se les arguye con las Escrituras, se ponen a atacar las mismas Escrituras afirmando que están corrompidas o que no son auténticas, o que no concuerdan, pretendiendo que no se puede sacar de ellas la verdad si no es que uno conozca la tradición que no fue transmitida por escrito sino de viva voz. Ésa sería la razón por la que San Pablo habría dicho: Hablamos de sabiduría entre perfectos: una sabiduría que no es de este mundo. Cuando ellos hablan así de sabiduría, cada uno ser refiere a la que él mismo por su cuenta se ha inventado, es decir el fruto de su imaginación…. Si por el contrario, apelamos a la tradición que viene de los apóstoles y que se conserva en las Iglesias por la sucesión de los presbíteros, entonces ellos se oponen a esta tradición, afirmando que ellos saben más no sólo que los presbíteros sino aún que los propios apóstoles, pues ellos han encontrado la verdad pura…En realidad lo que sucede es que ni están con la Escritura ni con la tradición…
Deformar textos e inventar otros nuevos; cercenar los pasajes de los Evangelios o de las Epístolas que no gustan; decir que es necesario captar el sentido profundo, ya que el sentido obvio es sólo simbólico; fabricar nu
19/06/18 7:08 PM

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