Querido Sr. Cardenal Arzobispo de Valencia, querido hermano Don Antonio: paz y bien.
He seguido por los medios de comunicación tus declaraciones sobre la ideología de género y otras cuestiones afines. Efectivamente es nociva con todas sus variantes y estrategias, con hondo calado demagógico, político y cultural. Hay razones que quienes la esgrimen y subvencionan no siempre declaran abiertamente, sino que de modo paulatino van introduciendo sus postulados ideológicos con verdadera imposición, excluyendo a todo aquel que no acepte sus principios, sus métodos y sus objetivos.
No eres el único que has hablado claro al respecto. También algunos obispos españoles lo hemos hecho. Recientemente el Cardenal Robert Sarah lo hizo de modo magistral en Ávila. El mismo Papa Francisco no pierde la ocasión para señalar la engañifa que supone este derrotero que termina con la destrucción del hombre en su concepción creacional de varón y mujer, en un ataque tremendo a la familia y en una dictadura de la educación según sus principios, que llega incluso al uso y abuso del género gramatical hasta el ridículo.
No estamos ante una libertad de expresión, siempre deseable cuando se conjunta con el respeto a los demás y a sus libertades. Es penosa la provocación impune que recientemente han escenificando, jugando con los sentimientos religiosos cristianos en la ridiculización de la imagen de María. Me sumo a la firme condena que ha ofrecido la Conferencia Episcopal y algunos obispos, por la profanación blasfema de las imágenes de Ntra. Sra. de los Desamparados y la Virgen de Montserrat contenida en propaganda difundida por Internet y que hiere los sentimientos religiosos arraigados en el pueblo cristiano de la Comunidad Valenciana, de Cataluña y del resto de España. Lo hemos visto igualmente en Madrid con el asalto de capillas en la Universidad. Y cómo retirando ayudas públicas a asociaciones católicas de claro compromiso social y cultural, se ofrecen e incrementan hacia otros entes afines a los inquilinos de algunas administraciones.
Pero veo con preocupación, aunque sin ningún temor ni amedrentamiento, que es una puesta en escena de estos grupos antisistema en contra de lo que sea y suene a cristiano. Grupos antisistema que han conseguido penetrar en el sistema de un ordenamiento político al que desprecian, pero que usarán con algún paño caliente para poderlo desmontar del todo a fin de imponernos el suyo que ni está ordenado debido a su vocación ácrata, ni es político como servicio a la ciudadanía y al bien común. Preocupa que pretendan trasladar cultural y políticamente a nuestra nación española, lo que con pasmo vemos que se ha ensayado y conseguido en otros lares de conocidos fracasos en el continente americano, donde la gente vive sin libertad, sin trabajo, sin comida, sin recursos para sobrevivir, sin paz, sin respeto a los derechos humanos.
Con mi abrazo solidario en el que te muestro mi cercanía fraterna en estos momentos, vaya también mi plegaria por ti y por el pueblo confiado a tu cuidado pastoral. Hemos de ser fuertes y lúcidos, muy pegados al Evangelio de la verdad que nos hace libres, muy en comunión con la Iglesia, con el Papa Francisco y con los demás obispos.
No tenemos miedo ni estamos asustados. Acompañemos a nuestro pueblo con la verdadera tolerancia que nace de la paz y del respeto al otro, esa tolerancia que en los cristianos se nutre con la prudencia y la caridad, pero que no se arredra para dar razón de nuestra esperanza frente a los que no tienen esperanza ni saben razonar.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
21 Junio de 2016