Los adversarios de la clase de Religión argumentan que el artículo 16.2 de la Constitución da derecho a no declarar sobre ideología, religión o creencias. De acuerdo, pero también pueden declararlas si quieren (art. 16,1), aunque no estamos obligados a ello (16.2). Ahora bien el que apuntar a un hijo a clase de Religión o su alternativa sea obligar a declarar sobre las convicciones personales es simplemente falso, como lo prueba el que los padres católicos que apuntan a sus hijos en la alternativa no creen que están renegando de su fe, ni cuando los no católicos los inscriben en Religión Católica tampoco piensan que se están haciendo católicos.
Nuestra Constitución además no es laica, sino aconfesional, es decir puede y debe proteger los valores religiosos. «Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones» (art. 16.3). Para que no haya dudas el articulo 27.3 de nuestra Constitución dice: «los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones», artículo que se apoya en el 26.3 de La declaración de Derechos Humanos de la ONU. El derecho a la formación religiosa y moral de sus hijos según las convicciones de los padres, es un derecho humano fundamental e inalienable. Por ello el Estado español tiene acuerdos no sólo con la Iglesia Católica para llevar a la práctica este derecho, sino también con protestantes, musulmanes y judíos y tiene igualmente previsto el caso de los padres que no desean una enseñanza confesional para sus hijos.
Pero hay una segunda razón: el valor cultural. ¿Aporta algo la Religión a la educación integral y humana de la persona? La Constitución afirma que «la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana» (27.2). Pero lo que defienden los que desean prohibir la clase de Religión es: «la educación tendrá por objeto, dentro del horario escolar, el pleno desarrollo del alumno, salvo en lo referente al hecho y dimensión religiosa», salvedad claramente anticonstitucional, tanto más cuanto que lo religioso es una dimensión constitutiva de la persona, como lo son también las dimensiones artística, social y ética, pues todos aspiramos a la Verdad, a la Belleza y al Bien, y hay una serie de interrogantes que toda persona con capacidad de pensar se plantea un día u otro. Las religiones intentan contestar a esos interrogantes, e incluso el ateísmo es una forma de responder. Para mí las respuestas mejores, más exactas y verdaderas las tiene la Iglesia Católica y por ello creo en ella y he sido profesor de Religión Católica, sin que ello sea inconveniente en reconocer los grandes valores que tienen otras religiones.
Además la cultura de España y de Europa están totalmente impregnadas por el Cristianismo. ¿Te imaginas una Historia de España en la que no se mencione el factor religioso? O en la visita turística a cualquier ciudad, de la que normalmente su catedral e iglesias son los monumentos más importantes, ¿se pueden enseñar sin mencionar para qué y por qué se construyeron? Y si vamos a cualquier pinacoteca, quien no sepa quién es Jesucristo, la Virgen, los apóstoles, unos cuantos santos, Moisés, Adán y Eva, Caín y Abel etc., ese visitante, ¿crees que se entera de mucho? ¿No es la Biblia el libro más importante de nuestra cultura, el primero impreso y del que más ediciones se han hecho y también con mucho el más estudiado?
La clase de Religión intenta enseñar a sus alumnos la dignidad de la persona humana y la fraternidad universal, pues somos hijos de Dios y por tanto hermanos entre nosotros, valores que favorecen nuestro desarrollo personal, el aprecio y respeto hacia nuestras raíces culturales y el amor y defensa de la vida humana desde la concepción hasta el momento final de nuestra existencia, con el consiguiente compromiso contra la violencia. Por supuesto no intenta evaluar la fe de los alumnos, ni es catequesis, pero es una enseñanza básica para entender la cultura que la propia religión en buena parte ha engendrado.
Por todo ello, porque la clase de Religión está al servicio de los derechos de la persona y del valor cultural, me parece claro que una buena formación religiosa y moral es importante para el desarrollo intelectual y madurez de los alumnos.
Pedro Trevijano, sacerdote