No a una misericordia injusta

La defensa del vínculo hasta la indisolubilidad es entonces el modo como Dios ofrece su misericordia sobre el matrimonio… queda claro que, para un cristiano que quiere vivir de su fe, mantener una nueva unión contraria al «vínculo sacro» del matrimonio es un atentado de grave injusticia contra el vínculo divino que permanece, por lo que no cabe allí aplicar una pretendida misericordia, que sería injusta y por eso mismo falsa.

En alguna ocasión negar la misericordia es el único modo de defenderla de su adulteración. El Cardenal Kasper lo afirma con claridad en su libro Misericordia: «Una posterior falta de comprensión grave de la misericordia es la que induce a desatender en nombre de la misericordia, el mandamiento divino de la justicia (...) No podemos aconsejar, por una falsa misericordia, que alguien aborte» (p. 221). Una misericordia injusta no es misericordia. No se puede atentar contra la dignidad humana en nombre de la misericordia.

Por eso mismo, para hablar de misericordia en relación con el matrimonio es muy importante entender bien qué realidad de dignidad humana está implicada en esta institución. No cabría misericordia alguna que atentase contra dicha dignidad. Este bien es lo que la tradición cristiana ha denominado vínculo y es precisamente lo que ha considerado el sujeto real de la indisolubilidad que se atribuye al matrimonio. Es el modo como el Concilio Vaticano II define el matrimonio como una realidad trascendente: «Este vínculo sagrado, en atención al bien tanto de los esposos y de la prole como de la sociedad, no depende de la decisión humana» (GS 48), por lo que lo califica de indisoluble (n. 50). Es un término intrínsecamente unido a la doctrina del matrimonio, pues el Concilio de Trento se sirve de él en sus cánones 5 y 7 sobre este sacramento. Pero no se debe entender como una expresión ajena al amor. El mismo amor en su verdad une las personas mediante vínculos estables. El teólogo Kasper en su libro Teología del matrimonio habla así: «En el vínculo de la fidelidad el hombre y la mujer encuentran su estado definitivo. Se convierten en «un solo cuerpo» (Gn 2,24; Mc 10,8; Ef 5,31), esto es, un nosotros-persona» (1978, 26).

Es decir, cuando se habla de justicia respecto de la relación hombre y mujer sacramental se refiere al respeto de esta dignidad intangible. Cualquier acercamiento a la pastoral matrimonial con el nombre de la misericordia debe saber determinar la realidad del vínculo, si existe o no. Sin esta aclaración previa cualquier posible actitud misericordiosa sería claramente contraria a la justicia. El mismo Cardenal Kasper parece hacerse eco de ello cuando afirma: «La indisolubilidad de un matrimonio sacramental y la imposibilidad de un nuevo matrimonio durante la vida del otro partner «forma parte de la tradición de fe vinculante de la Iglesia que no puede ser abandonada o disuelta apelando a una comprensión superficial de la misericordia a bajo precio».

Por eso mismo, parece extraño que en la larga relación del mismo Cardenal Kasper en el último consistorio no afronte en ningún momento este argumento. Es más, que hable de guardar la justicia sin referirse nunca al vínculo sacramental como el bien de justicia a defender en el matrimonio cristiano, rechazando cualquier ofensa al mismo. Esto es más notorio en cuanto que el lenguaje de la Familiaris consortio acerca del tema de los divorciados que buscan una nueva unión se refiere explícitamente a este vínculo sacramental (nn. 83-84), que es la base para el documento posterior de la Congregación para la Doctrina de la Fe que precisamente salía para considerar inaceptable la propuesta de los obispos de la alta Renania, entre los que se encontraba entre otros el mismo Kasper, sobre los divorciados vueltos a casar.

Extraña todavía más que, al referirse el cardenal a este vínculo indisoluble que atribuye a San Agustín, no haga la menor mención de remitir tal indisolubilidad a su fundación divina. Más bien sus palabras son de duda: «Hoy muchos tienen dificultad para comprenderla. No se puede entender esta doctrina como una especie de hipóstasis metafísica al lado o sobre el amor personal de los cónyuges; por otra parte no se agota en el amor recíproco y no muere con él (GS 48; EG 66)». Es extraño que ese modo negativo de hablar del vínculo y que destaca la dificultad de comprensión actual, no tome un paralelo muy sencillo de comprender que ayuda precisamente a iluminar su valor sacramental. Es decir, el bautismo, sacramento esencial de la fe, que permanece a pesar de la apostasía. Permanece precisamente como principio de misericordia de fidelidad de Dios a sus promesas, tal como dice San Pablo: «aunque yo sea infiel, Él permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo».

Este don indisoluble del bautismo es entonces precisamente la expresión de la misericordia de Dios en el don indisoluble de ser hijo, que el mismo Cristo expone como el principio dramático de la parábola del hijo pródigo.

La defensa del vínculo hasta la indisolubilidad es entonces el modo como Dios ofrece su misericordia sobre el matrimonio. «Su vínculo de amor se convierte en imagen y símbolo de la Alianza que une a Dios con su pueblo» (FC 12). Esto une de forma muy directa el vínculo indisoluble del matrimonio con el amor de los esposos dentro de una clara «primereidad» de la gracia (para usar el neologismo del Papa Francisco) y como un modo de guiar su libertad.

Pero queda claro que, para un cristiano que quiere vivir de su fe, mantener una nueva unión contraria al «vínculo sacro» del matrimonio es un atentado de grave injusticia contra el vínculo divino que permanece, por lo que no cabe allí aplicar una pretendida misericordia, que sería injusta y por eso mismo falsa.

Esto es muy importante, porque es el modo como Juan Pablo II habló en sus Catequesis sobre el amor humano de la «redención del corazón» para indicar la presencia de la gracia en el matrimonio que hace capaz de vivir sus exigencias y como luego Benedicto XVI señala que «A la imagen del Dios monoteísta corresponde el matrimonio monógamo. El matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano» (DCE 11).

La definitividad de la Alianza matrimonial por encima de la debilidad humana no es un «yugo» como un peso insoportable, sino ese «yugo suave» que nos une a Cristo porque lo lleva con nosotros. Es la expresión real de la Nueva Alianza y la que supera por la gracia la «dureza del corazón» que permitía el divorcio, como Jesucristo dice. El argumento real de la misericordia, que encontramos en cambio ausente en la relación del cardenal alemán, llega a conclusiones contrarias a las que él apunta.

El razonamiento precedente no es algo extraño, proviene de los dos últimos Pontífices, que han dado un espacio enorme a la consideración de la misericordia divina en la nueva evangelización; por eso no deja de sorprender la ausencia de cualquier rastro de alusión a estas interpretaciones. Es más, se pueden ver frases tomadas literalmente del libro que hizo Kasper sobre la familia hace más de treinta años (el año 1978) del que remite los argumentos e incluso del que toma la propuesta que presenta (cfr. p. 68). Se trata de una formulación muy antigua, anterior a Familiaris consortio, que ignora casi todo lo que se ha dicho después en el Magisterio y la teología. En este sentido, llama la atención que se sigue citando el libro de Cereti, que no tuvo ninguna recepción entre los patrólogos por lo absolutamente forzado de sus argumentos. El gran patrólogo jesuita Crouzel rechaza la tesis de Cereti y califica el libro «un gran bluff». Un bluff que en cambio ahora se resucita y puede ocasionar graves daños a la Iglesia. Las pocas referencias bibliográficas a las que aduce son de esa época. Incluso se da el caso de que uno de los autores citados se retractó tras la publicación de la Familiaris consortio de las afirmaciones que Kasper cita a su favor.

Es decir, al menos el Cardenal tenía que haber tenido en mente esta propuesta contraria a la suya, que se fundamenta de forma muy directa en la misericordia, pero que ve precisamente la indisolubilidad del vínculo como el gran don del amor divino a los esposos y su defensa un testimonio real en el mundo de la presencia del Amor entre los hombres.

La consecuencia es obvia, no se puede plantear la pretendida «solución pastoral» que ha propuesto en su relación el cardenal Kasper, sin aclarar antes la existencia del vínculo. Por el modo de razonar podría pensarse que el cardenal duda de la realidad de la permanencia del vínculo cuando no hay razones humanas que la sostienen. Pero si esto es así, es necesario tener la honestidad intelectual de proponer esto explícitamente como el problema real a afrontar, pues no es correcto querer presentar la «solución» como una cuestión de tolerancia pastoral, que no va más allá del debate casuístico entre el rigorismo y el laxismo, cuando lo que en verdad pone en juego un patrimonio doctrinal asentado, unánimemente atestiguado por la Tradición más que milenaria de la Iglesia.

Como conclusión a lo dicho, parece claro que lo que se pone en verdad en cuestión en la propuesta de Kasper es la existencia o no del vínculo indisoluble, pero eso no es solo un argumento pastoral, por lo que va en contra de la intención reiteradamente proclamada por el Papa Francisco de no querer cambiar nada en la doctrina. Hay que decir también que, desde luego, un Sínodo no es el lugar adecuado para discutir en realidad un tema doctrinal de tal alcance. Si esto es así, o se retira la propuesta en su formulación por impropia ya que olvida los más elementales argumentos contrarios, o se propone discutir la cuestión central atacada por algunos teólogos; pero fuera de un ámbito sinodal. En definitiva, teológicamente hablando, lo que ha propuesto el cardenal Kasper es un paso en falso porque ha ocultado precisamente la cuestión fundamental. Él ha puesto sobre la mesa una profunda cuestión doctrinal y es necesario que todo obispo que vaya al Sínodo entienda en su justo alcance doctrinal los elementos claves de la propuesta revolucionaria.

La simple base de una cierta constatación de que hubiera existido alguna tolerancia en los primeros siglos con los divorciados, es de una debilidad patente, por lo ambiguo de las afirmaciones, aunque únicamente señale las que testimonian esta tolerancia. Es un error confundir misericordia y tolerancia, y una vez que en la Iglesia occidental se asentó la doctrina del vínculo como modo de expresión real de la sacramentalidad del matrimonio se comprendió la imposibilidad de una tolerancia respecto de una grave injusticia.

Esta misericordia, entonces, orienta también el modo como la Iglesia es signo efectivo del perdón de Dios. El perdón es la forma cómo la misericordia cura la herida causada por la infidelidad. Curar esa herida, como bien ha indicado el Papa Francisco, debe ser el objetivo privilegiado de toda pastoral. La unión profunda entre misericordia y fidelidad que el cardenal reconoce como un signo de la revelación divina, expresa cómo Dios revela el sentido de la conversión movida por la misericordia como dirigida a la restauración de la Alianza original. Es la verdad que ha de ser vivida por los esposos en su alianza sacramental. Quien permanece fiel al matrimonio, aunque haya sido injustamente abandonado de modo irreversible, está ofreciendo con su fidelidad un altísimo testimonio de la posibilidad de perdón que hace posible la gracia. Se convierte así en testigo privilegiado de la misericordia.

Así como el Dios que hace Alianza con su pueblo, al que quiere perdonar del pecado de la idolatría, no tolera ningún ídolo, como indica la analogía estrechísima entre monoteísmo y monogamia enseñada por el Papa Benedicto XVI. La conversión del que ha sido infiel al vínculo contraído sólo es verdadera si rompe cualquier otro presunto vínculo que sea contrario al primero, al menos en lo que ataña a su significado esponsal.

Ese es el perdón que viene de la misericordia auténtica, que no es mera tolerancia y está muy lejos de la cuestión casuística de la alternativa entre rigorismo y laxismo. Es la verdadera medicina que cura la grave herida de la infidelidad. La única medicina eficaz que el «hospital de campaña» que debe ser la Iglesia puede ofrecer si no quiere traicionar a los heridos y engañar a los sanos. Sólo así el pecado de adulterio deja de ser el único pecado que podría perdonarse sin arrepentimiento ni conversión.

 

P. Juan Pérez-Soba, sacerdote y doctor en Teología en matrimonio y familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II 

42 comentarios

Luis Fernando
Ricardo, no publico tu comentario pero respondo a tu pregunta. La respuesta es "sí". Pero no vamos a dejar que los comentarios vayan por ahí. Al menos por el momento. Espero que lo entiendas.
11/03/14 11:15 AM
Gracias Juan
Gracias Juan. Una vez más pones palabras a lo que llevo en el corazón. Como en clase.
11/03/14 2:12 PM
J.C. garcía de Polavieja
Hacía falta este artículo, aun más preciso y contundente - por las citas del propio Kasper - que el de De Mattei sobre el mismo tema. Espero que en Roma, y en Añastro (¡!) entiendan de una vez lo que realmente está en juego. Y me quedo con la frase final de "si ( La Iglesia) no quiere traicionar a los heridos y engañar a los sanos" que es la confirmación teológica en condicional del "ni curará a la herida, ni se ocupará de la sana de Za 11, 16... Con todo lo que significa.
11/03/14 4:28 PM
Almudena
Gran artículo que guardo y archivo.
Me quedan dos cuestiones, planteadas por mucha gente.
-Siendo y estando doctrinalmente el asunto tan claro, ¿cómo es que se admite siquiera a discusión, debate y estudio en un Sínodo para La Familia?
-¿Qué ha querido decir, o por qué dijo Su Santidad el Papa que esto era hacer teología de rodillas....?
Yo sigo pensando que quizá es para zanjar el tema definitivamente y que salga la Doctrina fortalecida, ya que son innumerables los casos en que sacerdotes tibios o confusos están dando de comulgar a casados no anulados pero vueltos a casar civilmente.
No se, si no me extraña muchiiiisimo.
Gracias.
11/03/14 5:31 PM
Serloc
Qué buenas preguntas, Almudena.
Yo estoy estupefacto.
11/03/14 9:40 PM
Ricardo de Argentina
Entendido LF., gracias.
11/03/14 10:22 PM
Alf_3
En los 60's fue convocado Alvarez Icaza al Vaticano. Era muy favorable a los anticonceptivos y así debió expresarlo en las reuniones del CV II, sobre el asunto. Pero muy a su pesar, viendo como muchas parejas querían usarlos y seguir comulgando tranquilamente, no han sido aprobados como métodos castos.
Es mi idea que para Octubre, se plantearán muchas ideas, pero solo se aceptará lo que se exprese como doctrina universal, y esta no aceptará la Comunión de los vueltos a casar. Para dolor de muchos. La Misericordia que percibo, será solo la posibilidad de agilizar los trámites de anulación,en donde existan motivos para realizarla. No mas.
11/03/14 10:22 PM
Xaberri
Y como Kasper cuántos otros cardenales que dicen sí y no al mismo tiempo, por ejemplo dejando sin comentar y validando con los hechos muchos puntos, aún inadmisibles por no corregidos, de los escritos de Gustavo Pérez OP, "perlas" que ya se han publicado, por ejemplo, en "La Buhardilla de Jerónimo" y "re-rescatadas" -buscar en goolgle- en el documento Perlasdelcreadordelateologíadelaliberación

No tengo mucha esperanza que se publique esto, pero pertinente sí es porque la cultura del sí y el no a la vez, de la vela a Dios y al diablo, de la confusión -terreno adecuado al maligno- no es noticia Premium ya.
12/03/14 2:28 PM
Francisco García
La misericordia nunca es justa pues la misericordia excede a la justicia y va más lejos que la justicia. Lo mismo pasa con la caridad: supera a la justicia y va más lejos que ésta.
12/03/14 4:19 PM
Mariano
Francisco García: Lo justo es amar a Dios y al prójimo, guardar y cumplir los mandamientos. La misericordia con el prójimo es algo justo. Pero sería una mentira que en nombre de la misericordia con alguien, no la tuviéramos con otro porque seríamos injustos con éste.

Creo que te refieres a la justicia en las medidas (peso, precio, etc.) y entonces tener misericordia dando sería injusto. Pero mira la justicia en el prójimo (amor, ternura, etc.) y verás que entonces dar no es injusto sino plena justicia cuando se necesita.
12/03/14 6:21 PM
Mario
Aunque a mí lo que menos me importa es ser juzgado por vosotros o por un tribunal humano. ¡Ni siquiera me juzgo a mí mismo!
Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado. Mi juez es el Señor.
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor. El iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Entonces recibirá cada cual del Señor la alabanza que le corresponda. 1 Cor 3-5
12/03/14 7:41 PM
Javier de Miguel
Lo que se va a hablar en el Sínodo no es sólo sobre moral matrimonial. Parece que la pastoral matrimonial la reducimos sólo al aborto, el divorcio y la anticoncepción. Es mucho más que eso. Se trata de buscar métodos pastorales a través de los cuales mejor puedan santificarse las familias. Para eso se pide opinión a los obispos, y se les pide que expresen las dificultades que encuentran en sus diócesis. Si después el Papa emite algún documento apostólico post-sionodal, se podrá comprobar.
12/03/14 8:00 PM
Xaberri
Si se puede hablar de la justicia como una "percepción" de la conciencia (dicho así como para andar por casa), y Dios sí es justicia y muchas otras cosas en grado sumo, y "pecado" tiene que ver con una o con la percepción de la justicia (insisto, dicho como para andar por casa), me viene a la cabeza lo de "... si vuestra conciencia os condena... Dios es más grande que vuestra conciencia". ¿Qué quiero decir con esto? Que estoy totalmente de acuerdo con Francisco García, y su visión global de la misericordia, y no con lo manifestado por Mariano, por incompleto y no pertinente en lo que trasluce sobre el pecado, la justicia y la misericordia.
12/03/14 8:47 PM
Luis Fernando
Mario, hazte un favor a ti mismo y lee lo que escribe San Pablo dos capítulos más adelante en esa misma epístola. O sea, en 1ª Cor 5.
12/03/14 9:19 PM
Xaberri
Vuelvo a intervenir, porque aunque quería decirlo, con ese peculiar "orden" que tengo se me había olvidado, que también me venía a la cabeza además de lo de.."no pequéis, pero... si vuestra conciencia os condena....Dios es más grande que vuestra conciencia..." aquello de que alguien dice que Dios puede ser parcial, puede equivocarse... y se puede aplicar al tema también de la justicia y la misericordia y el pecado y el olvido de las ofensas y que Dios no es muy justo pues no nos paga según merecen nuestros pecados.... que es un poco.. no se como definir al que se le toma un poco el pelo y él lo sabe (aunque siempre sabe más que nosotros, pues de Dios nadie se ríe..)... pues la frase de "la necedad de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres". Ahora bien, Dios lee los corazones sin posibilidad de confusión: justo, misericordioso y lo que -todo- encierra Su Gloria que nadie , solo Dios Trino puede abarcar, tiene acceso. Dios es Dios y todo lo que hace está bien hecho. A ver quien dice que Dios lo puede mejorar. Que Dios puede mejorar lo que hace.
Perdón por el rollo para intentar salvar la infinita libertad de Dios en lo que se refiere a su misericordia, su justicia y todo. Comnprendo que alguien me quiera decir de qué viaje son estas alforjas: el de no encasillar a Dios y por nuestra parte, obedecer siempre los mandamientos, lo que sólo, por otra parte, se logrará, estando unidos y más aún, "vividos" por Dios.

Y ya, diré, ahora se me ocurre, que lo que dice M
12/03/14 9:37 PM
Inés
"Las pocas referencias bibliográficas a las que aduce son de esa época. Incluso se da el caso de que uno de los autores citados se retractó tras la publicación de la Familiaris Consortio de las afirmaciones que Kasper cita a su favor."

El otro autor citado es Ratzinger, 1972. Podrían decirme en que documento o publicación o declaración, el autor se retractó tras la publicación de la encíclica de Juan Pablo II. La necesito para un trabajo que estoy haciendo. Muchas gracias.
13/03/14 8:04 PM
Augusto del Río
No es teología de rodillas, la de Kasper (siempre lo ha sido) es teología arrodillada (ante el mundo). Basta solo leer Jesús, el Cristo o el Dios de Jesús para darse cuenta. La cantidad de afirmaciones semiheréticas o directamente heréticas son inacabables. Y ahora directamente Kasper dice que si no se da en el próximo sínodo una “solución” a este problema, mejor es no convocarlo. Que, palabras más, palabras menos, significa: “O se hace lo que yo digo, o nada de sínodo”.
Pero Cristo no dejará que la barca de Pedro se hunda.
14/03/14 2:16 AM
Ricardo de Argentina
Interesante la exégesis de Augusto del Río sobre la "teología de rodillas".
Tiene miga.
Kasper hace mucho que está en la Curia, y siempre en lo suyo. Dios no ha de permitir que prevalezcan sus desvaríos.
15/03/14 12:09 PM
Xaberri
Me sumo a la petición de Inés. Alguien podrá decirlo, igual el autor del artículo que anda en cuestiones de familia, o en su trabajo alguien..
15/03/14 1:22 PM
Jose2
Ya son varias cosas que chocan al lector del discurso del cardenal Kasper, como se pone de manifiesto en el blog de José Miguel (artículo sobre el matrimonio en la Iglesia primitiva).

Quizás, por intentar promover el debate, deja cosas en suspenso y se hace eco de otras interpretaciones de la praxis primitiva. Quizás es eso.
16/03/14 7:53 AM
J.Dominguezu
Excelente reflexión. Sin desperdicio. Una verdadera joya. Debieran invitarlo como perito al próximo Sínodo.
16/03/14 1:27 PM
Gregory
En honor a la verdad sobre la disertación de Kasper no es mucho lo que ha aparecido en los medios y en dicha dicertación se que hace una exposición sobre el sacramento del matrimonio muy precisa e incluso sobre los casos de nulidad deja en claro que no puede ser una especie de divorcio católico, para luego referirse al asunto de los divorciados vueltos a casar ¿Era necesario afrontar este asunto? en mi parecer si era necesario hacerlo, si se va a hablar sobre la familia debe ser mencionado. El asunto aqui se encuentra en la espectativas que se han creado y que no tienen fundamento la propuesta de Kasper es ambigua no da mayores datos históricos y deja en claro que solo accederian a la comunión aquellos divorciados vueltos a casar que este certificados por un sacerdote y den pruebas de conversión.
16/03/14 1:58 PM
Gregory
La propuesta de Kasper su argumento es debil y el tema muy denso a nivel doctrinal, por cierto cuando el papa dijo que el Cardenal Kasper habia elaborado un texto que era teologia de rodillas pienso que era un cumplido diplomatico.
16/03/14 2:02 PM
Maga
Augusto del Río, en Cristologia, Kasper, además de Bulmanniano, es un adopcionista, o sea, que podríamos decir que es mucho más hereje que Arrio.
16/03/14 3:59 PM
masja3
Una lectura rápida, con prejuicios, puede llegar a confundir, con la oscuridad con la que escribe esta persona, lo que es una situación pastoral de hecho con una disertación teológica, oscura y sin fundamento. Se oscurecen las condiciones que se han dado para la discusión de la cuestión y se exageran sus consecuencias como si fuera el dar la comunión a todos los divorciados. Lo que si agradezco a Kasper es poner las cosas en valor y que la discusión se abra por los cauces de la misericordia y no por la pastoral, como este sacerdote explica, basada en codificación y no en la Fe.
16/03/14 10:19 PM
masja3
Un ejemplo de una desviación pelagiana, oscura, es esta cita, por ejemplo:
"La defensa del vínculo hasta la indisolubilidad es entonces el modo como Dios ofrece su misericordia sobre el matrimonio. «Su vínculo de amor se convierte en imagen y símbolo de la Alianza que une a Dios con su pueblo» (FC 12). Esto une de forma muy directa el vínculo indisoluble del matrimonio con el amor de los esposos dentro de una clara «primereidad» de la gracia (para usar el neologismo del Papa Francisco) y como un modo de guiar su libertad"
16/03/14 10:21 PM
Marco
me gustaría ver cómo contesta el profesor la encuesta del Papa al pueblo de Dios para el sinodo que va a celebrar.

y mi pregunta es la siguiente: yo, que me he vuelto casar con una mujer divorciada, ya llevamos casados 7 años, y tenemos nuestros hijos.

Qué puede hacer con nosotros y por nosotros la santa Madre Iglesia?
16/03/14 11:01 PM
Maga
Masja 3, creo que no ha pillado bien el asunto. Esta cuestión no es meramente pastoral. Afecta a la Fe de la Iglesia y a su Doctrina, así que, por favor, le pediría más seriedad, porque no sólo afecta al Sacramento del Matrimonio. Es que se está hablando de dar la Comunión a personas divorciadas vueltas a casar, o sea, que están en pecado grave, así que esto afecta también al Sacramento de la Penitencia y al de la Eucaristía, porque vamos, según la Praxis, que se deduce de lo dicho por algún alto jerarca alemán, es que estos divorciados, sin arrepentimiento y viviendo en Concubinato, podrían acceder a la Santa Comunión, lo cual es sacrilegio. Le. Recuerdo que se lea 1 Corintios 11 para que entienda mejor lo que digo. Sólo le pido que no piense tan mundanamente y más, según Cristo. Por cierto, sería interesante que se expusiese sobre esta praxis lo que opinaban los Padrs
16/03/14 11:09 PM
Maga
...lo que pensaban sobre esta praxis tan peculiar los Padres del Concilio de Elvira o el Pastor de Hermas.
16/03/14 11:11 PM
Ricardo de Argentina
Marco, "Dios, que te creó sin tí, no te salvará sin ti".
Tu pregunta (y tu intención) está radicalmete desviada. Mejor pregúntate:
"¿Qué puedo hacer yo por mí?"
"¿Qué puedo hacer yo por los míos?"

Y entonces la Santa Madre Iglesia te ayudará a discernir lo mejor para tu alma y la de los tuyos. Para poder salvarlas por toda la eternidad, que es lo que en definitiva importa.
17/03/14 12:49 AM
Jon
Lo único que se está preparando con todo este "falso debate", es lo mismo que se hizo con la Encíclica sobre la Vida Humana de Pablo VI, para que cuando el Papa no diga lo que ellos quieren que diga, porque no puede enmendar la plana al Evangelio, esa Exhortación Post-Sinodal quede sepultada, abortada antes de su nacimiento, desconocida e ignorada para el Pueblo de Dios.

Que la Iglesia, que los responsables de la pastoral en Diocesis y parroquias, tienen que preocuparse de acompañar e integrar en la comunidad a los divorciados vueltos a la vida en pareja con otra persona QUE NO ES SU ESPOSO/A, es más que evidente. Que es una vergüenza que después de décadas de promoción del divorcio en nuestros países, aún se ignore pastoralmente la situación en que viven muchos bautizados, es también evidente. (Y sin dármelas de "lector de lo que debe pensar el Papa Francisco" creo que lo que hay en su corazón de Pastor de TODOS es esto). Pero que estos, los divorciados vueltos a vivir en pareja, tienen -cuando menos- una situación de irregularidad en cuanto a los sacramentos, que afecta a la común-unión con Cristo y con la Comunidad EN LOS SACRAMENTOS, y por tanto eso afecta a la común-unión eucarística, es también innegable, a no ser que se quiera ser ciego o apóstol de la negación de la Verdad.

Es un dolor tanta palabrería sobre el tema de la comunión eucarística, mientras muchos de ellos, adoctrinados por los medios anti-Iglesia, piensan que ésta los ha expulsado, los condena o lo
17/03/14 12:56 AM
Xaberri
Jon dice: "...Que la Iglesia, que los responsables de la pastoral en Diocesis y parroquias, tienen que preocuparse de acompañar e integrar en la comunidad a los divorciados vueltos a la vida en pareja con otra persona QUE NO ES SU ESPOSO/A, es más que evidente..."
Yo digo que me cuesta creer que esas personas quieran integrarse en ninguna vida católica. No es muy posible que lo estuvieran cuando se divorciaron. ¿Por qué he de dar por hecho que su mera voluntad en esa nueva situación no deba discernirse desde el catolicismo, en primer lugar si es verdadera conversión o una ilusión - no entro en mala voluntad-?. No se le pueden poner cortapisas a Dios, pero discernir la voluntad de Dios sobre la Palabra de Dios es cosa de los Apóstoles y del Sucesor de Pedro con quien estos deben comulgar. Tenemos una Palabra de Dios sobre esto.
Se refiere Jon a los bautizados que se divorcian. El bautismo es algo que se debe actualizar. La obediencia es la palabra clave. Todo y SIEMPRE pasa por la obediencia. Eso es lo que no se menciona. Sin obediencia no se puede ni empezar a construir NADA. Nada se puede presuponer en la vida de la Iglesia sin el previo presupuesto de la Obediencia. Bendito sea Dios, que uno, si obedece, nunca se equivoca.
17/03/14 1:19 AM
sylvia caldera
Que Dios lo bendiga y lo guarde Padre Juan.
Quisiera avisarle, a ver si por medio de usted nuestro Papa Francisco se entera, de que hay muchos sacerdotes que estan enredando al pueblo. Creo que todo este tema, si el queria discutirlo, debio hacerlo en privado. Hay muchos sacerdotes mal formados que estan confundiendo al pueblo. Necesitamos urgentemente que mas sacerdotes como usted se pronuncien con esta firmeza, amor y sabiduria. Si misericordia se entiende por no querer decirle la verdad al pueblo para que no se incomode y no se sacrifique, estamos muy mal. A mi entender, la misericordia exige amor, exige deseo de salvacion del alma del otro y por lo tanto, exige la verdad de la palabra de Dios que siempre llama al arrepentimiento y al amor...... gracias Padre Juan y que Dios lo bendiga y Maria lo cubra con Su Manto. Monsenor Muller de Alemania esta tan claro como usted, Dios lo bendiga y lo proteja a el tambien..........
17/03/14 2:54 PM
masja3
A mi me parece interesante que la Iglesia comience a debatir, y con todos los problemas encima de la mesa, lo que afecta a la pastoral familiar. Lo que digan los teólogos es lo que esperamos oír y esperamos que sean discusiones serias y profundas. Pero, al final, que hablen los pastores. Sobre eso es lo que quiero que hable la Iglesia. Las pretensiones de Kasper responden a un problema que, puede, resuelva de forma poco acertada pero el teólogo que escribe conoce bien esos problemas y no aporta nada, sólo el juicio de una crítica. Y eso es lo lamentable de este señor. El pelagianismo voluntarista de que con la gracia todo yugo es como una pluma o, de lo contrario, en algo has fallado tú o tus padres. Como ese prelado, tan cercano a este teólogo, que supone el tener hijos con defectos los pecados de los padres.
18/03/14 2:53 PM
Luis Fernando
masja3:
... El pelagianismo voluntarista de que con la gracia todo yugo es como una pluma o, de lo contrario, en algo has fallado tú o tus padres.


Luis Fernando:
¿cómo dice?

No conozco a NADIE que sepa de verdad lo que es la gracia, y que la viva, que piense que con ella todo yugo es como una pluma. La gracia no hace que las cosas se puedan hacer como por arte de magia. Sirve, sin duda, para permitirnos alejarnos del pecado. Pero nuestra voluntad sigue siendo necesaria.
18/03/14 4:40 PM
Luis Fernando
Masja, no pienso admitir una acusación contra el autor del artículo como la del comentario que no le publico.

Evidentemente usted no tiene ni idea ni de lo que es la gracia ni de lo que es el pelagianismo. Y encima tiene el valor de apelar a Trento para arremeter contra el P. Pérez-Soba. Que ya hay que ser ignorante para hacer eso.

The end.
19/03/14 9:00 AM
Xaberri
"..todo yugo es como una pluma.."
Como una pluma, no. Héroes superhéroes como el P. Pío o Marthe Robin, que vivieron atados, cosidos, a la cruz que Cristo les regaló unida a la Suya, podrían soportar --- gracias al amor, Amor, muy concreto y real , el más concreto y real de ver o creer –por la palabra de Xto- que su cruz es efectivamente redentora--- el inmenso dolor que produce el pecado al Cuerpo Místico. Ese soportar es amor a Cristo –se sufre por amor a Cristo y desde El , que administra el dolor los méritos y todo- pero es soportar, porque no somos la fuente del amor, y la misma Fuente del Amor es por su sobreabundancia –infinita- que endulza la gota de amargura en un mar de dulzura, siendo que la amargura no se transforma ontológicamente de manera automática al llegar al amor de Dios en el que padece por amor, sino que adquiere infinita dulzura sin que su naturaleza ser transforme hasta la conversión del alma por el que se sufre.
San Luis María G de Monfort hablaba de que la Virgen endulza los dolores de sus hijos, aunque no los elimina.
No sé quien dijo, pero creo que lo dijo bien –la verdad es que no se si alguien puede desdecirle, lo que aceptaría- que ante un cielo radiante azul uno no se fija en zonas donde hay una cierta concentración de polvos, elementos en suspensión que, de verdad, ensucian el cielo –habría que acercarse mucho para verlos ya que a simple vista no parecen más que matices de azul, pero no, son en realidad suciedades- sino se maravilla ante
19/03/14 1:03 PM
Xaberri
...sino se maravilla ante el precioso azul. También sería válida la imagen de la gota de suciedad en un océano de pureza o del grano de arena mala en una playa de arena purísima…. Imagen del pecado del hombre y del amor de Dios. Imagen de la gracia y la aceptación y la retribución…
Como una pluma no. Héroes superhéroes cargan con el fardo de la Corredención, COSIDOS al dolor, que, a veces, como cuando Marthe “vivía” la Pasión de Cristo, es por deseo de Dios menos endulzada. Vivir cosido a la cruz –en la medida en que nuestra generosidad ante la llamada de Dios responda- es la vocación del cristiano, pero la gracia, si se pudiese decir que algo la condiciona, se derramaría más sobre el que más se asocia a Cristo en su designio y obediencia al hacerse hombre: la redención y lo demás. Como una pluma…
19/03/14 3:28 PM
Inés
Citar al Padre Pío y a Marta Rodín como ejemplo de camino de santidad para las personas que han fracasado en su matrimonio y han formado otra familia no aporta a su situación concreta. Ambos eran célibes, uno por opción y la otra por su enfermedad. Lo que está en juego en la situación planteada por el cardenal Kasper es el sostenimiento espiritual de la nueva familia formada por el esposo inocente. Es contrario a la razón pensar que Dios vería con agrado que la nueva familia sufriera un daño para honrar el primer sagrado vínculo de uno o de ambos padres de la segunda familia. Tal vez Dios espere que la comunidad parroquial con sacrificio repare por la ofensa que efectivamente existe. Recuerdo una parroquia ortodoxa donde uno de los feligreses estaba en penitencia por varios años por adulterio sin poder comulgar. Pero una vez al año uno de los feligreses se ofrecía a ocupar su lugar y se le permitía comulgar en atención a las dos familias que tenía que sostener. La comunión es algo más que el acto de comulgar cada uno por separado y todos podemos cosernos a la cruz de Cristo, por nosotros y por los pecados de los demás.
19/03/14 10:06 PM
Luis Fernando
Inés:
Es contrario a la razón pensar que Dios vería con agrado que la nueva familia sufriera un daño para honrar el primer sagrado vínculo de uno o de ambos padres de la segunda familia.


Luis Fernando:
Por eso mismo la Iglesia admite que se siga conviviendo bajo el mismo techo con la nueva pareja en caso de que haya niños de por medio. Pero han de renunciar a mantener relaciones sexuales, porque dichas relaciones fuera del matrimonio son SIEMPRE pecado.

El pecado tiene consecuencias comunitarias pero es siempre personal. Y la confesión ha de ser personal, del pecador con el sacerdote. Por más que yo y el resto de la comunidad parroquial quiera ofrecer actos de reparación, si alguien que vive en adulterio comulga, está cometiendo pecado mortal. Y si la comunidad lo consintiera, pecaría toda ella entera. Eso es inaceptable.

Lo que hagan los ortodoxos es problema de ellos. Han traicionado las enseñanzas de Cristo sobre el matrimonio. La Iglesia Católica JAMÁS puede hacer tal cosa.

Por cierto, al final van a ser los obispos africanos quienes van a poner pie en pared para parar a Kasper y cía. Ya están diciendo que aceptar la comunión de los divorciados vueltos a casar sería una catástrofe para la Iglesia en África, dada la cultura polígama en la que se mueven. Y que no puede meterse a toda la Iglesia en un problema así porque los cristianos europeos estén apostatando, divorciándose y adulterando.
19/03/14 10:59 PM
Xaberri
"¿Nueva familia formada por el esposo inocente?"
¿Segunda familia formada por el esposo inocente?

Si es esposo -vd siempre menciona esa palabra que, efectivasmente hay queemplear mientras no haya anulación, hay matrimonio. Entretanto, habrá nuevo matriomonio con la muerte del cónyuge.
¿Sostenimiento espiritual de nueva"familia formada por un cónyuge de matrimonio válido con quien no es su cónyuge? ¿No comprende que eso es una contradicción?
¿Iglesia Ortodoxa?
20/03/14 4:19 PM
Mozárabe
Cuatro son las realidades que al menos debe tener claro un católico que son realidades SA GRA DAS, es decir, que tienen trascendencia por ser lugar de acción de Dios y encuentro con el Corazón y Doctrina de Cristo: Vida, Cuerpo, Matrimonio y Familia.
Hoy la secularización ha hecho que nos olvidemos de la sacralidad de estas realidades que al ser sólo humanizadas se corre el peligro de tratarlas en contra de la realidad de la naturaleza humana: Vida, Cuerpo, Matrimonio y Familia están en el plan de Dios, y a la contra, están en el plan del Demonio y el pecado: Aborto, Pansexualismo, Divorcio, Familias a la Carta. Es lo que es. ALUMNO DEL MASTER DE PASTORAL FAMILIAR DEL INSTITUTO JPII.
16/10/14 3:27 PM

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