Me dirijo a usted en mi calidad de Secretario General de Alternativa Española (AES), que, junto con el Centro Jurídico Tomas Moro y el Ministerio Público, ha promovido el recurso de casación que ha traído como consecuencia la sentencia del TS por la que de forma unánime la Sala considera nulo el juicio celebrado del que resultaron absueltos, condenando a repetirlo ante Sala con composición distinta; todo ello porque el anterior Tribunal desestimó injustificadamente la pruebas relevantes solicitadas. La sentencia abre una nueva oportunidad para que la acusación haga valer las pruebas que constan en el sumario, origen de la apertura de juico oral y su imputación. Asimismo, abre la puerta para poner de manifiesto los presuntos falsos testimonios que se pudieran haber cometido por parte de los testigos.
No obstante –nuestro objetivo es que se haga justicia– lo que realmente le interesa a AES no es su sufrimiento personal y/o el de sus colaboradores en una prisión; lo que nos mueve es terminar con el execrable crimen del aborto. Una forma de acabar con esta atrocidad es la persecución judicial de quienes se les supone incumplidores de la inicua Ley del Aborto, pero otra mucho más eficaz, y es a ésta a la que le invito, es la de que quienes lo practicaron y cometieron aquellos atroces actos reflexionen, reconozcan su tremendo error y se sumen al proyecto provida.
La incorporación de personas como usted al movimiento provida tendría un impacto social positivo, nada comparable a una condena judicial. El testimonio de los médicos ex abortistas, explicando sus prácticas y sus consecuencias, tiene un efecto demoledor contra la cultura de la muerte. Ejemplos: ahí está el del médico italiano Antonio Oriente, que entregó a Su Santidad los instrumentos que utilizaba para destrozar niños.
Es muy probable que su recuperación para la Cultura de la Vida no le traiga las mismas prebendas económicas de las que disfrutó, pero sí podrá ver y vivir en su conciencia con la sonrisa de los niños que salvó.
Reflexione sobre esto, considere la posibilidad de cambiar el rumbo de su vida, súmense a la Cultura de la Vida, abandone la radicalidad de la muerte y convenza a sus colegas. Si así fuera no tengo dudas que todo el movimiento provida les recibiría con los brazos abiertos. Sabemos reconocer, en el arrepentimiento y la conversión de un solo abortista, el éxito de nuestro quehacer. Ya lo dije en un programa de Intereconomía TV: lo importante ahora no son los 99 justos (los niños asesinados), éstos ya sabemos que hoy comparten la felicidad eterna, lo importante es aquel que se perdió, encontrado, se convierta en el mejor de los apóstoles de la vida que en su día tanto maltrató.
Animo, le esperamos, somos muchos los que rezamos por ello.
Rafael López-Diéguez, secretario geneal de Alternativa Española