Artículos de José-Fernando Rey Ballesteros en InfoCatólica
Sacerdote
El «hijo de tu esclava» y los niños de María
La esclavitud impuesta no rompe cadenas; las cierra en torno al cuello. La esclavitud amorosa, por la que el hijo de tu esclava se hizo obediente al Padre, y a la que su Madre se asoció de manera singular, rompió las cadenas de la muerte y abrió las puertas del Cielo para los hombres.
No es lo mismo brillar que dar luz
«Los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre» (Mt 13, 43).
Los sótanos del alma
San Pablo le llamaba «el hombre viejo»… Tan viejo, añadiría yo, que es un cadáver aún agonizante, aunque esté dotado de la pestilencia del muerto. Ruge como la bestia, y su zarpazo reclama la atención del escalofrío cada vez que despierta.
Un minuto de vértigo
No dudé, ni por un momento, de que a aquel hombre me lo enviaba Dios. Se trataba de un «rescate de última hora», de un salvavidas lanzado «in extremis», y ese salvavidas, el bote que debía recoger al náufrago para devolverlo al barco –como nos sucede muchas veces a los sacerdotes– era yo.
Mi cuarto trastero y tu Sagrado Corazón
El Sagrado Corazón de Jesús es, sin embargo, como una pequeña capilla. Es su puerta una hendidura abierta por la lanza de un centurión romano después de las tres de la tarde, y por eso no puede cerrarse jamás. Sin embargo, cuando la cruzas y te adentras en su seno, quedas sumergido en un profundo silencio y caes de rodillas sumido en el más cálido recogimiento. Descubres, con irreparable sorpresa, que no hay nadie allí más que tú y Él. Él te mira y tú le miras, como si ninguno de los dos tuvierais nada más que hacer en toda la eternidad. Te sientes amado como nunca, amado por ser quien eres y nada más que por ser quien eres.
¡Aire!
«Os infundiré mi Espíritu, y viviréis» (Ez 37, 6). Después de ascender a lo más alto del Cielo, Jesús había renovado esta promesa de Dios: «Seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días» (Hch 1, 5). Llega Pentecostés, y el Aliento del Creador, por fin, llenará el aire, para que el alma del hombre, redimido en la Cruz del Señor y renovado por su Resurrección, pueda volver a respirar Dios.
Sudán: capital Madrid
La cosa no me gusta porque en Sol no ha brotado, precisamente, un manantial de libertad. Las aguas que empapan el «kilómetro cero» de nuestro país son las aguas sucias de un guadiana que uno ha visto salir de lo hondo de la tierra en varias ocasiones a lo largo de los últimos años
Quema de brujas en Cataluña
Acabamos de dar un paso más… Mejor dicho, estamos acabando de darlo, que el pie lo levantamos hace años en el Senado para propinarle un puntapié al Dr. Polaino. Antes se consideró que hombre y mujer sentían una atracción «natural» que acababa desembocando en la prole. Hoy día, gracias a nuestros intocables pontífices, sabemos que lo patológico es el sexo que nuestros abuelos practicaron toda la vida.
¡Eso es amor!
En los dos mil años que Jesús lleva encerrado en los tabernáculos, preso del Amor más grande, los hombres han profanado su Cuerpo miles de veces, han comulgado indignamente miles de veces, lo han dejado solo en las iglesias millones de horas, y han recibido con toneladas de frialdad a Quien arde de Amor por nosotros. También, también muchos lo han cubierto de cariño y de calor, y ésos, precisamente ésos, han compartido sus soledades y han conocido el único Amor que puede hacer feliz al hombre: el de quien lo entrega todo, hasta su mismo Cuerpo, sin esperar nada, y no se vuelve atrás. ¡Eso es Amor!
El niño de la bola
Yo fui niño a finales de los sesenta y principios de los setenta del siglo pasado. ¡Eso eran siglos! Y, aunque empezaba el destape, todavía no se había impuesto el imperio de la trola con la fuerza con que ahora nos gobierna.
Nace «Espiritualidad Digital»
La intención y la idea de fondo son las mismas: ofrecer una revista de carácter mensual, que pueda leerse sin prisas, y cuyos artículos no se retiren de la Red al cabo de 24 horas; un lugar donde el cristiano que trabaja a través de Internet o que emplea su tiempo libre frente al ordenador pueda remansarse y orar a Dios.
¿«Marketing» sacerdotal?
Nuestro Señor Jesucristo era experto en destrozar todas las técnicas de marketing: cuando llamaba a las gentes, les mostraba, precisamente, la faceta más molesta del «producto»: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz, y me siga»… «¡Maestro, que los espantas!», le dirían. «Sí», podría responder, «pero nadie dirá que le engañé».
¡Por increíble que parezca!
El sepulcro sigue vacío, pero el grito que esa cavidad en la roca emite al mundo es recibido con un frío escepticismo. «¡Tampoco nosotros lo creíamos!», gritan los apóstoles. Los evangelios han sido escritos, no por fanáticos, sino por escépticos; alguno de ellos exigió introducir la mano en el Costado abierto de Jesús. Esto debería hacerles pensar.
Escenarios de Cuaresma: El Calvario
El propio Cristo sigue viviendo y muriendo allí hasta el fin de los tiempos. Abriendo sus brazos en la Cruz, tomó sobre Sí todos los pecados de la Humanidad, todos y cada uno de los crímenes y traiciones de la Historia.
Aprovechando la pederastia
Se lo he dicho siempre a mi confesor, pero ahora se lo digo también a usted y a quien lea estas líneas: me he enamorado locamente, pasionalmente, arrebatadoramente, de Jesucristo, de la Iglesia, del sacerdocio y también –mi peor pecado– del celibato sacerdotal.
Esperpentos y sacramentos
Esta Cuaresma
Esta cuaresma debe ser, finalmente, la Cuaresma de Jesús. Él, y no nosotros, debe ser el protagonista de nuestra conversión.
Haití, el paralítico y Monseñor Munilla
Si se nos retransmitiera en imágenes, a través de la televisión, la desolación en que quedan las almas tras ser arrasadas por el pecado, no resistiríamos el espanto. Pero, ya saben, lo que no puede verse en televisión, hoy día, apenas existe.