Artículos de Francisco José Contreras en InfoCatólica
Carmen Calvo contra el romanticismo
Lloverán las subvenciones millonarias -¡aún más!- sobre las mil y una agencias de igualdad y de derechos LGTB. Se crearán comisarios políticos que vigilen el uso de la neolengua de género en dependencias administrativas, escuelas y documentos oficiales. Y la derecha social mirará para otro lado
Hungría y la eficacia pedagógica de la ley
O sea, que los gobiernos importan. O sea, que las leyes y las políticas sí tienen un impacto «educativo» sobre las creencias y las costumbres.
¿Morirá España por falta de hijos?
Lo más inquietante es que la crisis demográfica y la económica se potencian recíprocamente, en una espiral mortal. Cuanto más envejezca la población, más difícil será que pueda remontar la economía, pues el gasto en pensiones y sanidad requerirá una elevadísima presión fiscal. Y viceversa, el oscuro horizonte económico disuade a las parejas de procrear y obliga a los jóvenes a emigrar. La tormenta perfecta.
Adiós al mal menor
Hay que romper con la lógica mezquina del mal menor. Mientras sigamos presos de ella no podrá surgir un bien mayor.
¡Viva Hungría!
La Constitución reconoce explícitamente la importancia del pasado cristiano en la forja de la identidad húngara. Es decir, adopta una postura diametralmente opuesta a la que caracterizó a la abortada Constitución europea.
Capital de la muerte
El aborto genera un círculo virtuoso de prosperidad que puede beneficiar a muchos sectores económicos: los restos de los fetos pueden ser muy útiles para la industria cosmética; el gremio de los psiquiatras puede encontrar un filón en la muchedumbre de mujeres que arrastran durante décadas el síndrome post-aborto (culpabilidad, autodesprecio, añoranza del hijo perdido); las funerarias recibirán un saludable estímulo, pues las estadísticas muestran que la probabilidad de que una chica que abortó se suicide es seis veces superior a la media.