Vivir la Navidad cristianamente
Parece mentira que pueda tener sentido la recomendación expresada en este título. Pero los hombres somos capaces de adulterar todo. Menos mal que también somos capaces de darnos cuenta y rectificar.
Es posible que este año, a cuenta de la crisis, las fiestas de Navidad sean un poco más razonables. Porque habíamos llegado a un frenesí de gastos y de consumo que resultaba casi ridículo. ¿Por qué tantos juguetes, tantos regalos, tantas comidas y cenas, tanto despilfarro? Y cada vez con menos contenido y menos justificación. Hagamos que este año nuestras fiestas de Navidad sean más razonables, más verdaderas, menos discriminatorias.
Los cristianos vivimos en el mundo como cualquiera y no podemos evitar que ocurran estas cosas. Pero sí podemos, y debemos, distanciarnos de lo que no nos gusta, de lo que no está de acuerdo con nuestra fe, nuestra manera de ver las cosas y de organizar nuestra vida. Este es uno de los casos. ¿Cómo deberíamos celebrar la Navidad los cristianos?
Ante todo, tenemos que dedicar un tiempo a pensar y meditar cuál es la “verdad de la Navidad” hasta que nos sintamos sobrecogidos por el asombro, el agradecimiento, el gozo. Es una pena que tantos cristianos no encuentren ni cinco minutos para leer el relato del nacimiento de Jesús, para acudir a la Misa de Navidad, para meditar lo que llevamos oyendo desde hace tantos años.