La Familia como lugar de la Vida
Conferencia inaugural de la XXXI Semana de la Familia, Diócesis de Cádiz y Ceuta, 15-XI-2009
Los organizadores de estas Jornadas Diocesanas sobre la Familia, me han pedido que inicie el trabajo de las Jornadas comentando el lema escogido para este XXXIª celebración: La vida, primer tesoro de la familia.
Mi primera preocupación al preparar esta intervención fue preguntarme de qué vida tenía que hablar. Porque vida es la vida de las hormigas, y vida es la vida de los ángeles. Una primera reflexión me hizo ver que si había que hablar de la vida tenía que de hacerlo en su totalidad. Cualquier otro planteamiento se me quedaba corto y terminaba yendo contra la misma naturaleza de las cosas. Porque la vida, aunque se realice y se manifieste en muchos grados y con formas infinitas, es una sola, vida es la misteriosa animación de cuanto existe, vida es la actividad, la alegría, la pujanza, el deseo de afirmarse y de crecer que mueve y sostiene a cuanto existe.

La fiesta de Todos los Santos es una buena oportunidad para recordar algunos puntos esenciales de nuestra fe cristiana. No siempre lo más importante es lo que más tenemos en cuenta; ni siempre lo que más nos ocupa o nos preocupa es lo más importante.
Esta tarde he seguido la gran manifestación por la vida que se ha celebrado en Madrid, gracias a los servicios de las televisiones libres que hay en España. Y a continuación no puedo menos de escribir este comentario. He visto levantarse un pueblo libre y soberano que dice NO a un gobierno que pretende abusar de la autoridad que el pueblo le confió para que hiciera otras cosas. Diciendo NO cuando el gobierno quiere actuar como si fuera el dueño de la sociedad, el dueño de nuestras vidas, comenzamos a ser democracia de verdad. No queremos dejarnos llevar por ese despeñadero de la degradación moral que fascina a nuestro gobierno. 
Con razón muchos escritores cristianos han ponderado las paradojas del cristianismo. Como la cosa más natural del mundo, estamos celebrando hoy con la mayor solemnidad “La exaltación de la Santa Cruz”. ¿Acaso no es la cruz un instrumento de tortura y de muerte? ¿Es que se puede celebrar la exaltación de la horca o de la guillotina? Esta paradoja, este contraste manifiesta la novedad, la originalidad y la grandeza de nuestra fe cristiana que es capaz de cambiar el significado y la comprensión de la vida y de la muerte.