La verdadera religión, necesaria para Europa. El Papa en Baviera
Antes de hablaros de nuestro siguiente tema en Hablemos de Religión, deseo proponeros la lectura de este resumen de aquellas excelentes catequesis del Papa para Europa, que hice unas semanas después de la visita de Benedicto XVI a su Baviera natal, en los primeros días de septiembre de 2006. Durante aquellos encuentros, en un ambiente profundamente humano y cordial, el Papa quiso ofrecernos unas reflexiones extraordinariamente oportunas para todos los cristianos europeos.
En su visita el Papa deja ver cómo la fe cristiana no nos aleja de los hombres ni nos desarraiga de nuestras tierra y nuestras costumbres. Al revés, nos ayuda a ser más sensibles ante los beneficios que recibimos de familiares, amigos y vecinos en cada momento de nuestra vida. La fe en Dios nos ayuda a profundizar en nuestra humanidad. El Papa muestra su alegría por poder volver a los lugares de su infancia, de sus estudios y de sus años de profesor. La fe nos hace miembros de una comunidad espiritual que dura en el tiempo y se extiende en el espacio. Quien cree nunca está solo. Su deseo profundo durante este viaje es ayudar a sus compatriotas a “recuperar la alegría del cristianismo", la alegría de ser cristianos, de vivir en una cultura cristiana. “Mi esperanza es que todos mis compatriotas de Baviera y de Alemania se hagan parte activa en la transmisión de los valores fundamentales de la fe cristiana a los ciudadanos de mañana". ¿No os parece oportuno este deseo del Papa también para nosotros?
Ser cristiano significa reconocer a Dios como centro de la realidad y de nuestra vida personal. Dios tiene que llegar a ser la fuerza determinante de nuestra vida y de nuestras acciones. Adorando sinceramente a Dios llegamos a ser realmente libres, enteramente personas. De esta adoración nace la verdadera igualdad entre los hombres y la auténtica fraternidad universal. El amor a Dios se manifiesta en el amor al prójimo.
Nuestro Dios no es un Dios lejano, está con nosotros, es parte de nuestro mundo humano en la humanidad de Jesús, nuestro hermano. Y Jesús está cerca de nosotros en los sacramentos de la Iglesia. Viviendo con El nos hacemos personas limpias, justas, felices, capaces de transparentar la bondad y la felicidad de Dios. La comunión espiritual y sacramental con Jesús hace de todos nosotros un pueblo universal que tiene que ser ejemplo de vida para la humanidad entera. Donde se engrandece el recuerdo y la presencia de Dios, también se engrandece el hombre, lo mejor de la humanidad. Hay tres lugares privilegiados para recibir, alimentar y expresar nuestra fe, la familia, la escuela y la parroquia.
La fe en Dios es sencilla, consiste en sentirse cerca de El, confiarse a su amor, dejarse transformar por su amor para vivirlo y practicarlo en nuestra vida de cada día. El Credo que recitamos es el Credo de nuestro bautismo, por el que recibimos el amor de Dios que viene a nosotros, nos situamos en Cristo como el molde viviente de nuestra vida, y en El nos hacemos todos hijos de Dios y verdaderos hermanos entre nosotros. ¿Puede haber un mensaje más hermoso y más fecundo? ¿Puede haber otro programa de humanidad mejor que este programa de nuestra fe?
En la magistral lección que el Papa expuso en la Universidad de Ratisbona, desfigurada por la polémica que provocó, el Papa hace un diagnóstico de la cultura actual y nos descubre los caminos del verdadero progreso y de la paz firme y estable entre los pueblos y las culturas. La verdadera religión no convive con la violencia sino con la razón y con la libertad. Una razón sin religión, una cultura que se cierra a la trascendencia, como ocurre en Occidente, pierde el rastro de la verdad y se deteriora en perjuicio del hombre. Una fe que no reconoce la verdad de la razón, como ocurre en los diferentes fanatismos, se pervierte también en sus esencias religiosas. Religión y razón se necesitan y se enriquecen mutuamente.
Sobre esta convicción tiene que apoyarse el diálogo sincero entre diferentes religiones y diferentes culturas. La polémica por las pretendidas ofensas hacia el Islam ha encubierto las verdaderas enseñanzas del Papa para el hombre europeo y las tendencias culturales de nuestras sociedades. Actuar según la recta razón conduce a Dios. Actuar contra la razón es también actuar contra Dios. Y negarse a reconocer a Dios es negar la fuerza más profunda de nuestra razón. El encuentro entre la fe bíblica y la razón de los griegos produjo el alma de Europa. Una razón, una ciencia, una cultura que se niega a crecer hasta el reconocimiento y la aceptación de Dios se hace incapaz de iluminar la vida del hombre y de entrar en diálogo con las demás culturas. Una lectura reposada de esta lección de Ratisbona nos puede hacer mucho bien a nosotros.
Mucha gente se esfuerza en presentar un mundo sin Dios. En nuestro tiempo se da como una sordera espiritual que nos impide escuchar la palabra de Dios. Hay demasiadas voces que nos aturden y perdemos la sintonía con Dios. Así quedamos un poco perdidos en la orientación y valoración de nuestra vida. El horizonte de nuestra vida y de nuestras aspiraciones se reduce de manera preocupante. Cuando nos olvidamos de Dios nos parece que todo sigue siendo normal. No nos percatamos de que hemos perdido de vista lo más bello y lo más profundo de nuestra vida, de la vida de los demás, del mundo en que vivimos.
Pero sin Dios no salen las cuentas. No hay modo de explicar razonablemente la maravilla del mundo y de la vida. Esta fe en Dios nos cura del miedo al mundo, del miedo a la vida y a la muerte, nos hace vivir felices en la casa de nuestro Padre que protege y garantiza nuestra vida para siempre. La fe suprime el miedo pero nos hace madurar en la responsabilidad de nuestra salvación y de la salvación de los demás. Es responsabilidad de los cristianos que los hombres de nuestro tiempo puedan conocer a Jesucristo como patrimonio de la humanidad y salvador de la humanidad.
A veces los cristianos perdemos también la cercanía y el gusto de Dios. Hacemos consistir nuestro cristianismo en una cierta sensibilidad social. Tenemos menos interés por las cosas de Dios. No nos damos cuenta de que es la cercanía de Dios lo que nos hace capaces de amar de verdad a nuestro prójimo. El Dios de Jesucristo tiene que ser conocido, adorado y amado para que las cuestiones sociales progresen y encuentren verdadera solución. El evangelio y la acción social son inseparables. El crecimiento en recursos económicos y técnicos es demasiado poco para el corazón del hombre. Para vivir la verdad de nuestra vida en plenitud necesitamos vivir en comunión espiritual con Dios.
El respeto a las personas de dentro y de fuera no crecerá en el mundo occidental si no crece de nuevo en nuestro mundo la fe en Dios, si Dios no está con nosotros y nosotros con Dios. El mundo necesita a Dios. Nosotros necesitamos a Dios. Necesitamos situarnos libremente con amor y confianza en la presencia de Dios. El es la fuente y la garantía de nuestra humanidad, personal y social. En Occidente hacen falta hombres que quieran asumir y continuar la misión salvadora de Jesús. Los sacerdotes, los cristianos que quieran ser apóstoles, tienen que cumplir dos condiciones “estar con El y hablar de El". Estar con El por la oración, por el amor, por la obediencia interior. Hablar de El, predicando fielmente el evangelio en comunión con la Iglesia. El mundo es “el campo de Dios". Dios cuida de nosotros con su palabra y con su amor. El sacerdote, como Jesús, tiene que alimentar su vida y su trabajo de esta confianza en el amor y en el poder de Dios. Para trabajar en el “campo de Dios” hay que vivir íntimamente unido a El, reconocerle a El la primacía, anunciar fielmente su palabra y los dones de su amor.
La Virgen María, con su corazón abierto hacia Dios y su vida estrechamente vinculada a Jesús, es el modelo y la madre de nuestra fe, el modelo y la madre de la Iglesia. Ella nos enseña a vivir siempre cerca de Jesús, a confiar en su amor, a compartir con El el dolor de la Cruz y el gozo definitivo de la resurrección. María es madre nuestra en la oración, en el amor, en la fiel obediencia y en la fuerte esperanza.
Todo lo que precede es sólo un ramillete de la catequesis llena de amor y clarividencia que el Papa quiso ofrecer en cuatro días de gran intensidad a todos sus hermanos de Baviera, de Alemania y de Europa. Estoy seguro de que una lectura tranquila de sus homilías y discursos podría hacernos a todos mucho bien.
Pamplona, 4 de Octubre del 2006
41 comentarios
Ese es un problema en el cristianismo actual Monseñor: "Los sacerdotes y cristianos que quieran ser apóstoles tienen que estar con Él y hablar de Él", ¿De qué hablan y con quién están?
"en un encuentro privado, un cristiano me leyó una cita del Rey Ashoka (un rey antiguo de la India, que vivió poco despues de Buda), que hablaba de como la intolerancia contra otras religiones, pueden destruir la propia religion; como la prosperidad de una religion está conectada con el respeto por las demas religiones"
¿No creen que algo de esto puede haberle sucedido a la IC? Quizas todavía tiene que aprender algo de respeto. Lo digo por el encabezamiento "la verdadera religion". Yo nunca he oido a nadie referirse al budismo como la verdadera religion, no me parecería muy normal, la verdad.
Con esto respondo también a Ana. Hay de todo, pero en general, sacerdotes, religiosos y fieles cristianos tenemos necesidad de creer más firmemente en Jesucristo y en Dios Trinidad, en su Amor y en sus promesas, y en su juicio. Creer más firmemente para amr más y actuar con más generosidad y más coherencia. Sin agresividad, sin agravios para nadie, pero sin miedos ni desconfianza de nosotros mismos. Dios nos ayude.
shugen, si no tienes pretensión de verdad en tus argumentos, ¿para qué discutir? Si no piensas y crees que tu religión es la verdadera, ¿para qué creer en una o en otra?
La defensa de la verdad no puede ser impedimento para la tolerancia; muy al contrario y, además, la tolerancia no puede ser más importante que la verdad.
Esa es una de las claves de la recuperación, la afirmacion del Dios Trinidad que parece que hay casi consenso en negarlo.
Años de ataque continuo a las bases del cristianismo han hecho que dudemos o incluso algunos cristianos nieguen lo que es esencial a nuestra fe.
Sí, pidamos a Dios que nos ayude y mostremos sin amilanarnos en quién está nuestra esperanza y sigamosle fielmente.
ana :totalmente de acuerdo con tu comentario de las dos y cincuenta y tres y en que tenemos que pedir ayuda a Dios y mostrar donde está nuestra esperanza.
Lamento que comentarios "demasiado largos" provocasen que usted dejase de entrar en este blog.
En parte soy culpable por algunas de mis intervenciones kilométricas (a veces retrocedía hasta "Adán y Eva" y avanzaba hasta el Apocalipsis).
¿De qué hablan y con quién están los sacerdotes y cristianos (seglares)?
Del encuentro de Andrés (hasta entonces discípulo de Juan bautista) con Jesús aprendemos a ir con él y ver dónde vive (más adelante dirá que en la casa del Padre hay muchas moradas... yendo con él, viviremos con él en el hogar del cielo).
Más todavía, como consecuencia de haber ido con Jesús y haberse quedado "aquel día", hablarán a otros... precisamente de lo visto y escuchado: "Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)".
Esta es la respuesta que deberiamos dar: estamos con Jesús y hablamos de él. Pero como somos hijos de Adán y Eva (no se asuste... no que voy a repasar la Biblia entera), también a veces escuchamos a la serpiente. Pero para solucionarlo, también escuchamos el domingo pasado en el Evangelio de la misa: "Este es el cordero de Dios", aquel que sacrificado perdona nuestros pecados.
Centrándome más en el tema del blog, revitalizar nuestra vivencia religiosa, leo que mons. Sebastián nos dice: "A veces los cristianos perdemos también la cercanía y el gusto de Dios". Recuerdo un bello documento de la Conferencia Episcopal: "TESTIGOS DEL DIOS VIVO". Ya el mismo título es sugerente. El Dios vivo que se manifiesta con todo su poder en la resurrección de Jesús es Dios Trinidad.
Trinidad y resurrección: las dos claves de la esencia de nuestra religión cristiana. Nuestro tesoro y principal seña de identidad, simbólicamente reunidas en "la señal de la cruz", la cruz gloriosa del Señor (el Hijo) resucitado por la gloria y el poder de su Padre y Padre nuestro, que nos ha entregado al Santo Espíritu.
Y... por ahora, nada más.
Nazaret.
Porque, en caso de que no sea este el problema que planteas, ya son ganas de buscarle tres pies al gato.
No hay tres pies ni gato encerrado. A mi ver, el mensaje ético de Jesús es patrimonio de la humanidad, porque su validez no depende de que su autor sea Dios o no; Jesucristo es teología y por tanto materia de fe, que no la tiene todo el mundo. Distinguir bien esto no es enredar, sino intentar aclarar.
Se ha itentado durante mucho tiempo desvincular una cosa de la otra, lo ético de lo trascendental en su mensaje, pero el resumen del mensaje de Jesús es siempre divino, es su ser Hijo de Dios, es su obediencia al Padre.
Su mandamiento del Amor no se despega de DIos, es imposible hacerlo.
No esperaba oírle decir a un cristiano que sin Jesucristo de Jesús no queda nada. No me dirá que el Sermón del Monte pasaría a ser una
tontería si lo dijera un mortal.
Lamento haber herido sus piadosos oídos con la afirmación de que Jesucristo es el resultado de una elaboración teórica de la fe en Jesús.
Pero no puedo dejar de corregirle su error:
el mensaje de Jesús es anterior a toda elaboración teológica, y muy válido en sí mismo como puro mensaje ético.
Conchi
Lo que usted dice es una enorme verdad. No le haga caso a los que lo niegan.
Acuérdese de Ojoaldato, pues de esos hay unos pocos que no son capaces de ver lo que usted ve ni de tener su fe.
Nadie nos apartará del amor de Cristo.
Verá, el problema es que se han inventado dos "jesuses" (algunos más, pero para el caso, resumimos); uno es el que llaman Jesús histórico, que era un maestro ético que paseaba por Palestina hablando de lo buenos que debían ser todos y poco más; y otro que es lo que llaman "Jesús de la fe", que se dedicó, básicamente a... perdón, no se dedicó a nada: es un invento de la Iglesia que intenta acumular poder para enriquecerse y cebarse a comilonas y coches oficiales.
Por esto, hay un error en el mismo planteamiento de su cuestión. Lo que yo lo digo no es que el sermón de la montaña no pueda ser un buen mensaje para un no creyente, lo que le digo, y espero que me entienda, es que no se pueden sesgar partes del discurso de Jesús según lo entendamos como una cosa o la otra. Por ejemplo, si usted afirma que Jesús era sólo un hombre, sin nada que ver con Dios, se queda con el sermón del monte y ... algo más por ahí habrá. Al contrario, si lo que quiere es una interpretación total de Jesús, se lo crea usted o no, habrá que afirmar que su discurso no puede desgajarse de Dios.
Es como si le dices al médico de familia: mire usted, dígame lo mismo pero quite usted la medicina de en medio, como si pensara que no cura o es mentira. Y el médico le diría: mire usted, no puedo.
Yo no dije que el Jesús de la fe sea un invento de la Iglesia primitiva, sino que es una elaboración teológica a partir de la fe en el Jesús histórico, cosa bastante diferente. Por lo demás, le recuerdo que la fe es un don gratuito de Dios y el que no la tiene no puede ser culpado de no ver a Jesucristo en Jesús de Nazaret.
A más de uno le he oido decir que "nuestra sociedad está enferma moralmente" y me pregunto: ¿Qué han estado haciendo nuestros curas? La evidente realidad nos muestra la respuesta: preparar el camino para un zp cualquiera y etc, etc. Ahora, algunos, el monstruo lo ven espantoso; pero deben saber, que antes fue pequeñito, y lo amantarón a sus pechos, cuando olvidado la doctrina TAL Y COMO LA ENSEÑAN LOS SANTOS DOCTORES DE LA IGLESIA, se dedicaron a sus ocurrecias y experimentos sociales, cambiando el orden de los Mandamientos de la Ley de Dios. El primer Mandamiento, es el primero y principal, sin él nada de lo que se haga tiene valor para nada. Lo primero: ejercitarse en el Amor a Dios.
Pero mire, quizá no me he explicado bien, lo que le digo es que, se tenga o no se tenga fe, no se puede hacer una lectura de Jesús recortando de Él a Dios. Lo que mantengo es que, hablar de Jesús sin fe, no puede ser hablar de Jesús recortando su mensaje. Es decir, el mensaje de Jesús es fundamentalmente religioso, crea usted o no crea, ¿me explico?
No hay un "Jesús histórico" y más tarde una elaboración, sino que el Jesús histórico=Jesús resucitado. Si usted no tiene fe, pues no se cree el mensaje; y si tiene fe, pues se lo cree. Pero no se puede decir: como no tengo fe, la resurrección de Cristo es un invento posterior al hecho de la existencia de un personaje histórico.
De todas formas, vamos a dejar ya el tema porque no es el del post y Mons. Sebastián nos va a regañar por hablar tanto de esto.
saludos,
No trato de hacerlo cambiar de opinión, pero deseo dejar clara la mía: para entender el alto sentido moral de verbigracia la Parábola del Buen Samaritano no hace falta tener fe en Jesucristo. No creo que mons. Sebastián me riña por esto.
Bueno,no desvíe por favor el tema del foro. Hablemos seriamente de lo que nos interesa. La Religión inspirada por Cristo y santificada por el Espíritu Santo, en su venida a los apóstoles,después de la Resurrección de Jesucristo. Esta es nuestra Fe y en ella nos alegramos y complacemos. Basta ya de tantos reproches hacia los cristianos.
Usted con sus diversos nombres está continuamente diciendo: lo tontos que somos, que sólo decimos palabras sin sustancia ( bueno que la tienen pero usted no la ve ), que somos exclusivistas, que lo que creemos es una patraña y un largo etc
Y algo que suele hacer también continuamente: sentirse muy ofendido cuando sólo se le aclaran sus dudas.
No me responda porque me diga lo que me diga no voy a entrar en un debate interminable que es lo que le gusta a usted.
Conchi
Relacionado con el tema de Monseñor; acabo de oír los discursos de la toma de posesión de Obama. Ya sé lo de su permisión del aborto, pero me ha llamado la atención:
Antes y después del discurso de Obama hablan dos pastores evángelicos, por supuesto refiriéndose a Dios en todo momento y pidiéndole por América y por el mandato de Obama; el primero ha pedido eso al Padre a través de Jesús que nos enseñó el Padrenuestro y a continuación lo ha rezado.
Me ha sorprendido la comparación con Europa; cualquiera se atreve en Estados Unidos a proponer lo de los autobuses...
No se puede coger partes del Evangelio, sacarlas de contexto y decir que vale simplemente como ética, alguna parte concreta que te gusta y ya está.
Jesús de Nazaret, es el Santo de Dios, el Hijo de Dios Vivo, el Mesías y así fue ya reconocido antes de ser crucificado y ser reconocido como Jesucristo, Nuestro Señor.
El Evangelio forma un todo coherente donde se narra como Jesucristo o Jesús de Nazaret como prefieras, es el mismo, dió testimonio de la VERDAD. Porque Él conocía al Padre, no daba testimonio de si mismo, sino que conocía la voluntad de Dios Padre, porque ya existía con Él.
Si tu quieres coger algún trocito del Evangelio que te guste, y aplicártelo a tu ética personal, o a una ética general... lo siento, pero no puedes reducir a eso la LUZ con la que vino a alumbrar al mundo Nuestro Señor Jesucristo.
En segundo lugar Vd. propone que nos volvamos todos relativistas, y eso sería hacer un mundo ihumano.
Cuando uno conoce una certeza, cuando encuentra una verdad, lo humano lógico y racional es hacerselo saber a sus hermanos y amigos para que compartan esa buena nueva.
¿Es tan dificil de entender eso?
Un medio de no caer en ello es pedirlo en la oración y no dejarnos llevar por la creencia de que dentro de nosotros podemos encontrar algo que no venga de Dios.
Uno, en sus opiniones particulares puede hacer lo que quiera, pero no todo es igualmente coherente. Comienza Sueiro haciendo una distinción entre Jesús y Jesucristo que ha levantado las protestas de todos los cristianos. Y con razón. Se puede creer o no creer, lo que no se puede es desfigurar los datos, recortar la historia según el propio gusto. Si damos crédito a Jesús, y damos crédito a las fuentes que tenemos (los evangelios), tenemos que aceptar que Jesús no se presenta sólo como un maestro de moral (ni siquiera solo como un profeta) sino como el Hijo de Dios ("aquí hay alguien que es más que el sábado"; "se os dijo, pero yo os digo" "antes que él existiera YO SOY", y otros muchos lugares que se pueden aducir fácilmente). Si se acepta el testimonio histórico de los evangelistas hay que aceptarlo hasta el final, también cuando dicen que fue resucitado por Dios y que ascendió a los cielos y que está sentado a la derecha de Dios Padre. Sigue siendo Jesús el de Nazaret, el nacido en Belén y crucificado en el Calvario y luego resucitado y constituido Señor. Es decir que Jesús de Nazaret es Jesucristo, o si quereis Jesucristo es el mismo Jesus de Nazaret una vez cumplida su misión y consumada su existencia humana.
Creer o no creer, es cosa de cada uno. Desde luego, la fe es gracia, pero es también fruto de la libre y humilde aceptación que Dios nos pide a todos de esta gracia que nos da. Nadie cree a la fuerza. Creer en Dios es el acto supremo de libertad. Dios da esa gracia a todos, luego con esa gracia de Dios cada uno responde libremente como le parece mejor. Añadiré que ni la fe ni la teología se inventan las cosas. El Cristo de la fe no es una invención, no es una creación literaria como Don Quijote, es el reconocimiento sobrenatural de todo lo que Jesús dice de Sí mismo, la aceptación integra de su mensaje y del testimonio de los Apóstoles. Pero lo que creemos es enteramente real, es lo más real, es la verdad de lo que era Jesús y la verdad de lo que decía, lo que El mismo enseñó a sus discípulos. Lo que no es real es ese Jesús de Nazaret que no era Hijo de Dios ni fue resucitado, eso sí que no es verdad.
La Teología es una ciencia para ayudarnos a comprender mejor lo que creemos, es decir la verdad profunda de ese Jesús a quien creemos y confiamos nuestra vida. Esta es la posición de los cristianos. Otros ven las cosas de otra manera y nosotros no nos metemos con ellos. Cada uno organiza su vida como mejor le parece, pero no todas las formas de entender las cosas son igualmente verdaderas. La verdad de las cosas y de los acontecimientos sólo es una y hay que tratar de acercarse a ella lo más posible.
Y Dios sea bendito y tenga misericordia de todos nosotros.
Le agradezco mucho su benévola calificación de incoherente por mentar la distinción entre Jesús de Nazaret y Jesucristo. Guarden cuidado su ilustrísima y sus lectores que mi
poquedad no volverá a interrumpir sus altos coloquios espirituales.
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