La educación cristiana: el papel de la familia (1)
Hablé ya de la tarea de los catequistas. Y salió el asunto de los padres, de la familia, y su papel en la transmisión de la fe a los hijos. Vamos con este tema. Podríamos plantear así esta cuestión ¿qué está ocurriendo en una Iglesia con una tradición milenaria y tan ampliamente implantada como la española, cuando vemos que tantas familias cristianas no son capaces de educar cristianamente a sus hijos?
Cuando hablamos de la dificultad actual en la transmisión pacífica de la fe, queremos decir que se han alterado los medios habituales de colaborar al surgimiento de la fe en las nuevas generaciones. Medios habituales que, hasta ahora, han sido básicamente la familia cristiana y la cultura cristianizada. En una sociedad suficientemente cristianizada, como era la sociedad española hasta hace poco más de treinta años, la Iglesia ejercía su misión de ayudar a creer en el Dios de Jesucristo, fundamentalmente, por medio de las familias cristianas y de la influencia mentalizadora del ambiente cultural y social en el que vivimos. Las dos cosas han cambiado profundamente entre nosotros. Pero ahora nos centramos en la familia.
Tenemos que reconocer que la familia, el medio de transmisión de la fe, más normal y más efectivo durante siglos se ha desmoronado en pocos años. Esta es una de las novedades más graves y más preocupantes de la situación de la Iglesia en la España actual. Donde este fenómeno comenzó antes, las familias actuales ya son mayoritariamente paganas, ya no se puede hablar de familias cristianas incapaces de educar cristianamente a sus hijos, sencillamente porque ya no son familias verdaderamente cristianas. En muchos países de larga tradición cristiana son minoría las familias que forman parte activa de la Iglesia. Esta puede ser la situación en España dentro de muy pocos años.
Es, en efecto, una situación relativamente nueva, que está trastornando gravemente nuestra vida eclesial y que reclama reflexión y unas medidas pastorales lúcidas y valientes. Los datos de las estadísticas nos obligan a plantearnos como problema pastoral número uno éste de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones. Hoy la mayoría de los padres cristianos quieren bautizar a sus hijos y de hecho los bautizan. Pero ya son bastantes menos los que saben que el gesto de bautizar a sus hijos supone el compromiso de ayudarles a descubrir y vivir personalmente la fe recibida, educándolos cristianamente, en toda la amplitud y riqueza del término. Y ¿cuántos de esos niños recibirán la comunión y la confirmación y se incorporarán a la vida de la Iglesia? ¿y cuántos pasarán de la adolescencia a la juventud continuando su educación cristiana en la familia, la Iglesia doméstica? ¿qué habrá pasado en el camino? ¿por qué no se ha transmitido la fe de padres a hijos?
La fe es, ciertamente, un don de Dios, el don de Dios por excelencia. Es El quien se revela y se nos hace asequible, quien nos invita a creer en El y mueve nuestras facultades interiores para que le aceptemos como apoyo y centro de nuestra vida. Pero a la vez, con esa inicial ayuda de Dios, la fe es respuesta del hombre, decisión personalísima por la cual cada uno define su propia vida. Podemos decir que la fe es el don de responder amorosamente a la revelación y al ofrecimiento de Dios.
A la vez que don, la fe es un acto personal y configurante. La fe implica una decisión personal absolutamente intransferible. Supone un cambio interior, y una movilización de las facultades del alma, un asentimiento libre en el que cada sujeto define profundamente los caracteres de su propia vida. Así aparece claramente en el n.5 de la Dei Verbum: “Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el `homenaje total de su entendimiento y voluntad´ asintiendo libremente a lo que Dios revela". Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede “a todos gusto en aceptar y creer la verdad”
Por lo cual, es preciso reconocer que no se puede hablar de una “transmisión de la fe” en sentido estricto, como se habla de transmisión de una enfermedad, de unas cualidades hereditarias, o de unos conocimientos. La fe es algo mucho más personal, mucho más libre. Cuando una persona elige el objeto de su fe personal, define y configura las características profundas y estables de su propia existencia. La fe nace en cada persona, de lo más profundo del ser personal, como una decisión profundamente
libre, preparada por la acción creadora de Dios, por la acción del Espíritu Santo que nos ilumina, nos atrae y nos seduce para que creamos filialmente en Dios.
Muchos tenemos la impresión de que, en la teoría y en la práctica de nuestras actividades pastorales, no hemos valorado suficientemente la intervención de la familia en el servicio a la fe de las nuevas generaciones. Durante siglos la fe ha ido pasando pacíficamente de padres a hijos sin que cayéramos en la cuenta de la importancia que tenía esta transmisión en la vida de la Iglesia. Ahora, que ese proceso se ha alterado, comenzamos a echarlo de menos y valorarlo en lo que le corresponde.
Preguntémonos, apelando a nuestra propia experiencia: ¿quién nos ha enseñado a rezar? ¿cuándo y dónde y cómo hemos aprendido a creer en Dios, a amar a Jesucristo, a invocar a la Virgen María? ¿quién nos ha enseñado a distinguir el bien del mal? ¿dónde hemos ido aprendiendo a vivir como cristianos? Una sencilla observación sobre nuestra propia vida, por lo menos para los que tenemos ya una cierta edad, nos hace caer en la cuenta de que la mayoría de nosotros hemos nacido a la fe y a la vida cristiana gracias a la influencia de nuestra familia. Ellos nos llevaron al bautismo y ellos se encargaron de que creciera en nosotros personalmente la fe recibida. Nuestros padres y abuelos, incluso nuestros hermanos, fueron quienes realmente nos iniciaron en el conocimiento y en el ejercicio de la vida cristiana.
En la mayoría de las familias cristianas, con la primera educación y las primeras ayudas para despertar en nosotros la vida consciente, se nos ofrecían las realidades de la fe, invitándonos a aceptarlas y tenerlas en cuenta con plena naturalidad. De este modo hemos recibido el anuncio y la presentación de las realidades divinas desde el inicio de nuestra vida consciente, junto con las demás aperturas hacia la realidad. Nunca recibimos una visión del mundo como algo cerrado, a la cual tuviéramos que añadirle más tarde la presencia de un Dios sobrevenido y casi postizo, sino que recibimos desde el primer momento una visión del mundo ya iluminada y transformada por la fe, en la que Dios estaba presente y actuante desde el principio, el mundo era criatura de Dios, todos éramos criaturas de Dios, Jesús estaba presente en nuestra vida, los hombres éramos hermanos, la Iglesia ocupaba un lugar importante en la vida, existía un código de comportamiento universalmente vigente y aceptado que era de hecho el que provenía de la fe en Dios y en Jesucristo.
En algunos momentos de nuestra historia, no excesivamente lejanos, hemos criticado duramente el cristianismo sociológico. Es posible que en aquellos momentos no tuviéramos suficientemente en cuenta el valor de aquella transmisión pacífica y generalizada de la fe de generación en generación. La honestidad con nosotros mismos nos tiene que llevar a reconocer que este fenómeno producía cosas muy importantes que entonces no valorábamos suficientemente y ahora echamos en falta:
- por un lado la universalidad de la evangelización: todos los niños recibían el bautismo y la mayoría de ellos recibían una suficiente educación cristiana, con una
extensión que las instituciones públicas de la Iglesia, sin la colaboración de las familias, no pueden conseguir.
- esta fe recibida en los primeros años de la vida alcanzaba una hondura y una connaturalidad en las personas así evangelizadas que sin esta influencia de la familia en los primeros años de la infancia es muy difícil de conseguir.
- la transmisión familiar de la fe era el núcleo de la educación, la más profunda justificación y motivación de las más profundas actitudes vitales y de las normas más
fundamentales del propio comportamiento. De esta manera los padres no se conformaban con dar la vida sino que lograban también dar a sus hijos el sentido de la vida
Pues bien, es posible que una fe personal así nacida y crecida, en tan estrecha familiaridad con el “universo cristiano", tenga sus limitaciones, comienza siendo una fe infantil, poco fundamentada intelectualmente, no expresamente afirmada en un acto reflejo de libertad. Una fe que necesitará ser reafirmada posteriormente, en la adolescencia, en la juventud, en la madurez y quizás de nuevo en la vejez. La fe es un acto y un estado de la persona que hay que ir renovando y readaptando en cada etapa de la vida.
Pero a la vez, la fe así adquirida tiene unas características muy positivas que difícilmente se pueden adquirir de otra manera. El niño, en su relación con los padres y los hermanos, adquiere la imagen de su universo dentro del cual está Dios, Jesús, la Virgen María, el cielo y el infierno, el bien y el mal, la Iglesia y los sacramentos. Todo eso forma parte del mundo original en el cual situamos nuestra existencia. Y todo ello
queda avalado por el testimonio de los padres, participando de los mismos sentimientos de confianza, cercanía, amabilidad que nuestros padres nos inspiran. Dios, Jesús, los santos forman parte del mundo familiar, constitutivo, de las capas más profundas de nuestra conciencia que configuran nuestra más radical identidad personal y nuestra manera de estar en la sociedad y en el mundo.
Así ha sido hasta ahora y así tendría que seguir siendo. Los padres cristianos saben que son colaboradores de Dios en la generación de sus hijos, colaboradores en la atención a sus necesidades y especialmente colaboradores en la apertura de sus hijos al mundo de la redención. Si ellos reciben a los hijos como don de Dios ¿cómo podrían no enseñarles a conocer a su Padre del cielo? Si ellos se aman con amor cristiano ¿cómo podrían no darles a conocer al Cristo que es el origen del amor que le ha dado la vida? Si ellos han recibido la consagración de la Iglesia ¿cómo podrían no incorporar a sus hijos a la comunidad de los santos donde ellos viven la fe y reciben el don del Espíritu de Dios, fuente del amor y de la vida?
67 comentarios
ante ello lo unico que podemos hacer es vivir la fe como un regalo que viene de dios y es radical
no podemos esperar que unos jovenes que se casan pensando que el matrimonio no es para siempre,no estan dispuestos abrirse ala vida o no practican transmitan despues la fe a sus hijos
no debemos dar los sacramentos baratos a gente que despues no va a hacer uso de ellos solo por darles una oportunidad
demosle esa oportunidad ofreciendoles itinerarios de formacion cristiana serios en los cuales esten incluidos los sacramentos a su debido tiempo
Y para eso la familia es insustituible, ni el cole, ni la catequesis ni nada la van a poder sustituir en esto. Hace poco unos familiares, profundamente cristianos, con hijos mayores que los míos, nos confesaban que ellos cometieron un error despreocupandose de la educación en la fe de sus hijos, confiando en que los llevaban a un colegio religioso... pero claro, acabado el colegio, acabado el itinerario de fe.
Es el tiempo que nos ha tocado vivir... hay que cambiar el esquema, vivimos en una sociedad que no ha sido evangelizada (mucho menos catequizada).
Si he recibido a mis hijos como un don de Dios y deseo, obviamente, lo mejor para ellos, lo primero es hablarles de Dios y comprometerme con Dios (al bautizar a mis hijos) a educarlos y ser ejemplo ante ellos de una vida orientada hacia Él.
De momento, la mayor sólo tiene 3 años, pero cuando me arrodillo en misa, ella me imita (aunque diga que no ve nada); cuando beso a la cruz que llevo colgada, ella me la pide para besarla, por las noches se despide de un niño Jesús que tiene en su habitación; cuando me persigno, ella se pasa la mano por delante de la cara ... Son anécdotas y primeros pasos que me asombran en ella, que quiero que los vea como normales en nuestra vida de familia, que sepa que en la familia no estamos sólo mamá, papá y el hermano, que los domingos hacemos algo diferente, etc. Y perdón por la batallita personal.
En cuanto a la parte sociológica, los padres debemos comprometernos y seriamente, porque es una labor que nadie puede hacer por nosotros. De los 44 niños en primero de infantil (curso que acaba de iniciar mi hija), sólo 14 están apuntados a Religión Católica. Y ya he oído a algunos padres que lo dejan para cuando el niño sea mayor, para no influenciarle desde pequeño. Me parece un craso error. Si lo más maravilloso que le puede pasar a cualquiera, que es el conocimiento y el amor a Dios, no se lo ofrecemos a nuestros hijos, ¿qué les estamos ofreciendo en su lugar?
Metamos en la mochila de nuestros hijos y cuanto antes, los fundamentos de nuestra fe. Luego la fe, por la gracia de Dios, brotará, no brotará, se irá y luego volverá. Quién sabe. Pero no podemos no catequizar a nuestros hijos.
yo era una niña a la que no se le podían contar cuentos con elementos fantásticos ,las soluciones tenían que ser reales,nada que no se pudiera ver, tocar etc, hoy dia no soporto la ciencia ficción, ni los ovnis ,extraterrestres etc y sin embargo creo firmente y me siento muy orgullosa de mi fe, creo que se lo debo a ellos porque lo vivían y tuvieron autoridad moral.Ahora se ocupan de los nietos y de los persona mayores de la familia. se les ve muy felices
Hay que fortalecer el ambiente religoso dentro de casa, imágenes, revistas, alguna oración en momentos determinados, un rinconcito dedicado al Señor, a la Virgen María, conversaciones, comentarios, lectura del santo del día. Que la casa esté conectada con el templo, y el templo llegue de alguna manera hasta vuestra casa. La asistencia familiar a la Misa dominical, la manera de celebrar,los domingos, de vivir las enfermedades y los acontecimientos de la familia. Las oraciones comunes del niño con la madre, de los hermanos juntos, etc.
Sobre esta base tiene que trabajar el Colegio y la parroquia.
Que los colegios religiosos se planteen seriamente como ayudar a los chicos a profundizar esa fe, con la inteligencia, con los sentimientos, con las actuaciones...En fin, en eso tenemos que trabajar mucho. No es aceptable que un buen número de nuestros ex-alumnos salgan del colegio sin relación ni vinculacion con la Iglesia. No puede ser. Cómo hemos cultivado su fe, quien ha hablado intimamente con ellos? Quien les ha ayudado a ver la verdad de la Iglesia, en la oración, en la casidad asistencial, en el apostolado...
Es fastidioso ver la hipocresía con la que algunas familias viven el bautizo o la comunión de sus hijos..., pero se acercan a la Iglesia cumplen sus requisitos y la gracia y la conversión llegan, en mi caso funcionó.
En este caso es evidente que fue antes la evangelización por predicadores que la evangelización por la familia, en todas las zonas del mundo.
La evangelización de la familia se fue a la porra a partir de los 70 cuando miles de sacerdotes se propusieron hacerlo. Hoy en día es todavía peor.
Suena raro que un Monseñor haga estas preguntas cuya respuesta es evidente. No hay predicación cristiana a los padres de familia. NADA CERO NINGUNA. No he oído nunca en una iglesia sermón sobre los anticonceptivos, es más, en mis cursillos prematrimoniales se hizo apología de ellos, y eso que en la iglesia había un cura del opus - si, si no habéis leído mal, del opus dei- que se hizo totalmente el loco.
Sacerdotes santos y unidos, Monseñor, ese es el remedo
En mi opinión se sigue criticando el cristianismo sociológico, no se acepta que muchos católicos tengan la "fe del carbonero". Sigo oyendo muchas veces que se critica el "ir a misa y creer que se cumple con ser cristiano", ojalá se fuera más a misa. Quizás me equivoque, pero veo en muchos colegios católicos una gran responsabilidad en la falta de fe, se ha despreciado la oración, la liturgia, el amor a Dios, y se ha considerado que ser católico es fundamentalmente el amor al prójimo, la caridad, la solidaridad. Al final muchas personas educadas en colegios católicos son muy críticas con la jerarquía, con la estructura y creen que vivir la fe es sobre todo participar en una ONG, o en un Sindicato. Me gustaría ver a los colegios organizar el día del "padre nuestro" o del "ave maría" y no sólo el día de "la paz" o del "bocata solidario".
Muchas familias han fiado la educación religiosa de sus hijos en el colegio católico y se han dado cuenta tarde de su error.
Entonces, fijense que las familias han hecho su papel hasta hace poco, y a pesar de ello, la fe se ha derrumbado, empezando por muchos sacerdotes, que son incapaces de creer en aquello que predican. El mundo ha cambiado, y la sociedad se encamina a tiempos de dificil prediccion. La poblacion crece desmesuradamente, y los recursos se acaban. ¿El fin del mundo? Tal y lo conocemos, posiblemente. Pero en el fondo son buenas noticias: veremos otro amanecer.
Saludos
N.de M. Los comentarios de Miguel que sean pregunta y respuesta a sí mismo o a su otro yo, con otro nick, serán eliminados.
Permítame que haga algunas puntualizaciones, sin ser exhaustivo, a su entrada en este blog. Sin duda, Mons. Sebastian podrá poner mejor los puntos sobre las íes a su entrada, si lo estima conveniente. Veamos:
- ".. vds los catolicos no tienen culpa de lo que sucede ..": Sí la tenemos. El derrumbe moral antes que el económico de nuestra sociedad es responsabilidad de todos los que formamos parte de ella. Católicos incluidos.
- ".. nada puede evitar que la IC se derrumbe ..": Al contrario, nada ni nadie podrá evitar que la IC se mantenga en toda circunstancia. Véase que es la única institución que permanece desde hace más de 2000 años. Creada por Jesús y guiada por el Espiritu Santo, ¿quién podrá con ella? Por favor, no vea a la IC como una organización creada por hombres, inspirada en su determinación sólo por hombres y dedicada a la asistencia y el bienestar material de todos.
- ".. la fe que ustedes exigen ..": La fe no se exige, se propone. Nadie exige a nadie que crea.
- ".. se basa en presupuestos cada vez mas irracionales ..": Para quien no tiene fe, las verdades de fe le desbordan, los dogmas no tienen sentido, etc. La fe es razonada y mucho más razonable tener fe que no tenerla.
- ".. un paraguas asi no sirve en estos tiempos ..": La IC tiene una mision irrenunciable y que no puede modificar, cual es transmitir y custodiar el mensaje de Jesús, plasmado en el Evangelio y en la Tradición de la IC. Ha servido, sirve y servirá.
Pienso que una lectura atenta, meditada y sin complejos ni apriorismos de las dos encíclicas del actual pontífice (Deus caritas est y Spe salvi) pueden ayudarle a comprender dos de las tres virtudes teologales (la caridad y la esperanza), su reflejo en la vida de todos los días junto con la orientación y transformación de la persona que se imbuye de ellas.
Un saludo.
Sí, yo creo que todos tenemos que revisarnos y corregir errores pasados. Los colegios tienen una responsabilidad muy grande en la educación de los nuevos cristianos. Educar cristianamente es ayudar a que cada uno construya su propia personalidad según el molde de Jesús. Nos quedamos mucho en tendencias, ideologías, cosas superficiales. Educar cristianamente es ayudar a un joven, a una persona, a descubrir y realizar su propia vocacion ysu propia personalidad a partir de su encuentro personal con Jesús, a partir de la pregunta básica "Señor, que tengo que hacer para conseguir la vida eterna". Una educacion verdaderamente católica tiene que situar a Jesucristo en el centro de la vida. Y esto lo hemos perdido mucho de vista, con culpa o sin culpa, da igual. Lo importante es reaccionar. Y no esperar que empiecen los demás, tenemos que hacer cada uno lo que podamos. Los padres teneis que movilizar a la gente en los colegios. Dejarnos de etiquetas e ir sinceramente al fondo de las cosas.
Miguel A. te quejas de muchas cosas, pero tienes que darte cuenta de que sin querer pretendes ser el centro de todo, nos das consejos, te pones por encima de nosotros, nos compadeces, y de vez en cuando dejas ver que tu informacion sobre la realidad de la vida católica no es muy completa. Con un poco mas de humildad nos entenderemos todos mejor. Todos tenemos experiencias negativas en nuestra vida, también con nuestros educadores cristianos. Hacían lo que podían, seguramente con la mejor intención del mundo. desde entonces han cambiado muchas cosas, también en la Iglesia, hay un Concilio Vaticano II, hay un nuevo estilo en muchas cosas, vivimos en la corriente de la historia como todos. Pero nuestras habilidades no son el fundamento de nuestra esperanza, sino la persona de Jesucristo y la voluntad misericordiosa de Dios. La Iglesia no se apoya en si misma, no tiene la fuerza en si misma sino en el Espíritu y la Bondad de Dios que está para siempre presente y operante en Jesucristo. Ese es nuestro centro. Bueno, eso es lo que creemos y estamos felices.
Es verdad eso de las estadisticas. Somos los que somos. Creo que la cifra de los practicantes habituales ahora mismo andará cerca de los diez millones. Un 25 % de la poblacion general. Aunque la distribucion por edades no nos es muy favorable. Pero occidente no es el mundo. En otras partes la fe cristiana está creciendo intensamente. Por eso se han declarado las persecuciones en India. Para nosotros lo principal no es la Iglesia, es la gracia y la misericordia y el amor de Dios a todos los hombres que se nos ha manifestado y nos llega por Jesucristo. El no es nuestro, es de todos y para todos.
Saludos. Paz y Bien.
No creo que tampoco sea pertinente discutir quién evangelizó el mundo -Roma, America, Asia...- porque comprendo su pena.
Me parece que Vd. ha perdido la esperanza - por lo menos a corto plazo - de que sean los sacerdotes los pilares de la fe en sus iglesias locales, que con su oración y sacrificio Dios les conceda conversiones.
Me da la sensación de que los sacerdotes son un inmenso problema para los obispos, son demasiados los que llevan una vida "a su modo" confiando la vida cristiana de su parroquia o colegios a sus animaciones o a sus sermones y no al trato con Dios. Luego llegan las frustraciones, las confusiones y son difíciles de aconsejar porque no aceptan consejos de oración ni de formación.
Por eso vuelve sus ojos a la familia. Esa familia que se sacrifica, que es comprometida, y que tienen idealizada. Los sacerdotes tienen una dedicación: las almas. Las familias tienen muchos más problemas: trabajo, hipotecas, enfermedades de los niños...están dentro de un mundo muy agresivo y se están refugiando es esos pequeños movimientos donde encuentran coherencia en sus miembros y en los sacerdotes. Creáme Monseñor estamos demasiado ocupados en nuestra propia evangelización, y las veces que hemos intentando llevar a Cristo a la parroquia
- que es el centro principal de evangelización - se nos echa.
La familia necesita apoyo. Los padres necesitan a parrocos y profesores que refuercen la educación religiosa de los hijos, no que la desacrediten.
¿Sabe el daño que hace un cura al decir en misa que el Rosario hay que superarlo?
Los niños no son tontos, y tienden a la pereza como todos. Por mucho que vean que se reza en casa siempre tienen la tentación de pensar que mola más la consola. Si su madre le anima a rezar el Rosario y a confesarse, y el domingo en misa oyen que eso es un estorbo - y lo dice el cura - y lo vuelven a escuchar en el cole y en la tele y en casa de su amigo...¿donde van a reforzar el mensaje de la familia?
No podemos cambiar el orden natural de las cosas, las familias necesitan a los sacerdotes, no al reves.
Y repito, un solo sacerdote tibio - ese que no es mal tipo, hasta puede ser simpático, pero que reza cuando le parece - se basta para cargarse una parroquia entera. Lo he visto siempre.
¿Crees tú que en la educación católica de nuestros hijos tiene más importancia que sus padres -cualitativa y/o cuantitativa- el sacerdote, el maestro, la tele y los amigos? Yo creo que no. Un sacerdote tibio puede cargarse una parroquia entera, un sacerdote santo puede "salvar" una parroquia entera, claro que tenemos ejemplos de ambas cosas.
Pero respecto a la educación de los hijos, los padres son los primeros y principales "gestores" de la misma, con la autoridad delegada directamente por Cristo en el sacramento del matrimonio y, antes, en el cuarto mandamiento que pertenece a la Ley divina y a a Ley natural por tanto.
El Concilio Vaticano II dice: «Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, ellos tienen la gravísima obligación de educarlos: ellos son los primeros y principales educadores de sus hijos. Tan importante es este deber de la educación familiar, que difícilmente puede ser suplido» (Vat. II, GE 3).
San Juan Crisostomo explica "Por tanto, cada uno de vosotros, padres y madres, así como vemos a los pintores trabajar sus pinturas y sus estatuas con gran minuciosidad, ocupémonos de estas admirables estatuas. Los pintores, en efecto, ponen delante la tabla y día a día van aplicando colores según convenga. Los que esculpen la piedra hacen también lo mismo, suprimiendo lo que sobra y añadiendo lo que falta.
Así también vosotros: como unos fabricantes de estatuas, emplead en eso todo vuestro tiempo fabricando maravillosas estatuas de Dios. Suprimid lo que sobre, añadid lo que falte y examinadlas cada día; qué cualidades naturales tienen, para hacerlas crecer, qué defectos naturales, para suprimirlos. Piensa que eres un rey que tiene una ciudad bajo su dominio: el alma de tu hijo. Porque una ciudad es, realmente, el alma. Y como en la ciudad unos roban, otros practican la justicia, otros trabajan, otros simplemente hacen todo de cualquier manera, así también la inteligencia y los pensamientos en el alma. Unos combaten contra quienes cometen injusticia, como los soldados en una ciudad; otros cuidan del conjunto, del cuerpo y de la casa, como los hombres de Estado en las ciudades; otros dan órdenes, como los magistrados. Porque es como en una ciudad, que si alguien establece leyes que conceden gran impunidad a los ladrones, el conjunto da un vuelco. Si los soldados no utilizan su valor para lo conveniente, causan daño a la totalidad. Si cada uno abandona el rango que le corresponde para pasarse a otro, echa a perder el buen orden con su ambición. Así ocurre precisamente en nuestro caso.
Una ciudad es, por tanto, el alma del niño. Una ciudad recién fundada y organizada. Una ciudad que tiene como ciudadanos a extranjeros todavía sin experiencia. A este tipo de gente es muy fácil educarla. Establece, pues, para esta ciudad y para sus ciudadanos, leyes y aplícalas escrupulosamente. Conviértete en juez de quienes las transgredan, porque de nada sirve establecer leyes si, además, no las sigue el castigo. Nuestra legislación se extiende a toda la tierra habitada y una ciudad es lo que fundamos hoy..." (Tratado sobre el matrimonio y la educación de los hijos)
Cada palo que aguante su vela.
No digo que la familia sea importante, es más coincido contigo, es la principal responsable de la educación de los hijos.
Simplemente digo cual es el principal - no el único - problema que tenemos en la Iglesia, porque sabemos cual es la patología pero no queremos reconocer cual es el origen.
Incluso los padres más santos lo tienen muy crudo sin el apoyo de la comunidad en la educación de los hijos. Ojo, digo apoyo, no delegación. Hay que ver las cosas como son. Un padre o una madre no pueden educar a su hijo en una burbuja. Y la gente, como tú y yo y todo el mundo, se enriquece o empobrece según que ambientes frecuente. Hay muchos padres muy entregados en la formación cristiana de los hijos que han encontrado en las parroquias y colegios su mayor enemigo. Porque el demonio está ahí y sabe como tentar, lo hace por desgaste. “Tus padres exageran, exageran, exageran. Ya ni los curas ni monjas hacen lo que te dicen tus padres. Mira tus amigos también son cristianos y son buenos y hacen esto y lo otro…”
Cuando se empieza a tener 14 años y las relaciones sexuales son una tentación fuerte – de hecho es la primera prueba real para casi todos – lo que se dice en casa suele pasar a un segundo plano. En las parroquias no se dice nada sobre esto no se advierte, es más se permiten bromitas y ji ji ja ja. De repente los chicos simpáticos un día cambian el carácter y ya no les gusta la iglesia, o, en los peores casos, ya no la aguantan más. Y si rascas un poquito todos sabemos la causa, un novio que jamás le debió gustar, unas revistas, videos, películas, que jamás debió ver y que le llevaron a la masturbación…y total en su cabeza solo oía la voz de su madre diciendo “no”, porque ninguna otra le dijo jamás nada – también siendo optimistas, que hay muchos que animan a lo contrario -.
No seré yo el que diga que la familia no sea la principal responsable de sus hijos. Pero los sacerdotes son los principales responsables de las familias de sus parroquias. Hemos llegado a una mediocridad tan fuerte que nos conformamos con un sacerdote que sea majete y…poco más. La misma mediocridad que hace que nos den penita porque vemos que las cosas no les salen, cuando deberían ser hombres de referencia y fuertes en la fe…
Ya sé que no digo nada nuevo, todo esto es de sobra conocido. Mi escándalo viene cuando compruebo día a día que nadie hace nada al respecto, y se desvía el discurso hacía la presión atea – que es muy grande -, las familias, encuentros con el Papa, nuevos movimientos…
Faltan sacerdotes unidos a Cristo.
Hace tiempo le escuché decir en una charla que todo el mundo había hablado de "la nueva evangelización" pero nadie había dicho en qué consistía. Muchos años se han gastado en el repnsar de lo nuevo,d e lo necesario para nuestra sociedad hoy, y no se daban espuestas. Pues bien, creo que el Espíritu lleva sus tiempos, y algo tan secncill, tan tradicional, tan "de siempre" como es la institución familiar, es el pilar básico para la transmisi´n de la fe. Por eso, estoy totalmente de acuerdo con usted, y quizá en años venideros se hablará de ómo en España la "Nueva Evangelización", tan comentada, llegó por la familia y en la familia.
Y esto no es menospreciar ni retirar a los sacerdotes e la evangelización; muy al contrario Pepiño, más bien es dejar a cada uno en su sitio, porque el mundo, las realidades, han de ser llenadas de Dios por los laicos, porque el sacerdote no ha de estar en cada reunión familiar, pero si Dios; porque el sacerdote no ha de estar en la fábrica, pero sí Dios; porque el sacerdote no ha de estar en la oficina, pero si Dios. Y Dios estará ahí públicamente con cristianos públicos.
No, no se puede echar la culpa de la situación de la Iglesia a los sacerdotes. Y sí hay que escudriñar los signos de los tiempos y ver en una institución tan importante, y a la vez tan perseguida, como la familia, el centro actual de la transmisión de la fe a los hombres.
Muchas gracias, Monseñor, porque quizá por ecsta línea sí vaya la Nueva Evangelización.
Totalmente de acuerdo contigo. Yo estoy en mi trabajo 10 horas todos los días, sentado en mi mesa. El sacerdote ha de estar en la parroquia echando horas con el Señor.
Una pena que no estén y una pena mayor que no lo entiendan.
Y esto lo digo con todo el dolor de mi alma. Hoy, por ejemplo, me he vuelto a encontrar a un cura que quiere montar un cine en la parroquia para los chavales, para que no se vayan. Me ha dado lástima. Rezad por este sacerdote por favor.
Y si hablo en general es porque he entrado en decenas de iglesias y no recuerdo la última vez que vi a un sacerdote rezar. Me gustaría que fuera de otra forma, pero no lo es. He conocido a muchos sacerdotes - de todo tipo y orden - y se lo que digo. En muchísimas ocasiones me he maravillado de que siguieran manteniendo su vocación sacerdotal.
Creo que el primer paso para solucionar un problema es reconocer el problema. Podemos seguir hablando de que tenemos unos sacerdotes muy bien formados, de solida fe y hábito de oración, y ver como se vacian las iglesias. Sigamos minusvalorando el severísimo problema y en una generación en España los católicos serán una minoría marginada y perseguida.
Creo que hay muchos católicos que esperan que el "bache" de fe de España se resolverá con una nueva evangelización que no se sabe muy bien como se va a llevar a cabo. Soy converso y desde entonces llevo oyendo esto - unos años ya -. Personalmente creo que vamos camino de perder la fe de forma masiva - como otros muchos países en tantas épocas de la Historia - salvo que surjan tres o cuatro santos a lo Santa Teresa.
Ojalá, ojalá me equivoque.
¿Por qué no una renovación profunda de la vida sacerdotal desde los cánones que ya existen? ¿Y una entrega pública de las familias? ¿Y un crecimiento de las vocaciones de todo tipo? ¿Por qué no? No perdamos una esperanza cierta, basada en la confianza de nuestro encuentro con Cristo.
SIn ánimo de meterme en su vida, usted habla de sí mismo como converso, y por tanto no tiene la experiencia de un crecimiento en la experiencia de la fe desde la familia, al lado de la madre, con las oraciones familiares antes de dormir. Yo tengo la experiencia de ver a mi padre rezar por mí cada noche, mientras piensa que estoy ya dormido, de pie, mirándome. Eso ha configurado mi vida y, aunque mi experiencia seguramente es "menos fuerte" que la de un converso, el universo de la fe lo pienso en familia. Yendo a misa juntos los domingos, hablando de Dios y rezando el Rosario por los difuntos.
Mientras que yo corro el peligro de la "flojera" religiosa, del dejarme llevar, un converso corre el peligro del voluntarismo. Por eso le digo: dejemos que el Espíritu actúe, que convierta a las gentes, también a los sacerdotes; y eso sin olvidar, por supuesto, la postura del trabajo por la fe, la fe viva y luchadora de un converso.
Sí, la familia y los sacerdotes, las religiosas, la vida contemplativa, toda esa belleza que forma la Iglesia de Jesús. Sumemos, no restemos. No echemos la culpa a las "aparentes" (no acusemos) malas acciones de los sacerdotes, que no conocemos el interior de las gentes.
Solo un detalle. El Espíritu sopla siempre. Estamos cayendo a plomo con el Espíritu soplando huracanes. Que España pierda totalmente la fe es una posibilidad real y cada día más probable.
Pienso que el panorama en 10 años es el de multitud de parroquias cerradas y problemas económicos graves. La Iglesia en España estará compuesta por grupitos pequeños sin unión entre ellos - y con mucha desconfianza mútua - y sin un lider espiritual fuerte. Los sacerdotes estarán asustados y acongojados por una penuria material que nunca hubieran imaginado y por un "que va a ser de ellos", y con una persecución social fortísima. Probablemente estarán prohibidos los colegios religiosos y cualquier manifestación religiosa - incluida la Navidad y Semana Santa -. Habrá pueblos grandes sin sacerdotes y quedarán tres o cuatro seminarios en toda España. Cualquier intento de mostrar la doctrina de la Iglesia será rechazado de forma aplastante por la sociedad, que se reirá del poder de Dios, y no temerá la existencia del infierno.
Todavía se puede cambiar. Ahora bien, si piensas que en breve vendrá una nueva evangelización y que habrá muchas conversiones y que habrá mucha más gente que abrace la Iglesia...pues ojalá tengas razón, pero reza hasta que se te caiga la lengua al suelo.
Realmente nosotros solos no podemos cambiar las cosas, no tenemos fuerza suficiente, ni voluntad, ni inteligencia, es demasiado difícil.
Dices que eres un converso, si es así, sabrás por experiencia que Dios sale al encuentro, es la respuesta que estás buscando.
Creo que Dios también sale al encuentro de la sociedad y de la generación actual. Esta es mi esperanza.
Creo que debe dejar de buscar "una apertura al dialogo" y comenzar a buscar sinceramente donde esta la Verdad.
Mucha suerte y le deseo que se encuentre algun dia con Quien es el Camino, la Verdad y la Vida.
Dijo Vd: "Pero nada puede evitar que la IC se derrumbe."
Eso lo dijeron siglos atras muchos como Vd.
Y aqui sigue la Iglesia.
Dentro de muchos años Vd. y yo habremos muerto y la Iglesia seguirá mientras haya un hombre sobre la tierra.
"vd. pasara, la Iglesia, no".
Siga buscando pero con humildad.
Y ya que habla de la Verdad, Andrea, la Verdad está en nuestros corazones. (Creo que ambos estaremos de acuerdo en esto). Seguramente no lo creerá, pero tambien el camino está donde estamos los que no somos catolicos No se preocupe, el Camino está cerca de todos, no hace falta ir a misa los domingos para encontrarlo, pero yo espero que usted lo encuentre allí, puesto que es catolica ferviente.
Pero la Iglesia se derrumba a ojos vistas, Andrea, aunque usted no quiera verlo. No hace ni cincuenta años España era un país catolico, pero ahora... ya ve. No es que la IC vaya a desaparecer del todo, claro, pero no serán ustedes mas que pequeños grupos con peso cada vez menor y con escasa influencia en la sociedad. Estoy hablando de España, por supuesto, no digo lo que pasará en otros paises. En EEUU, por ejemplo, la religion tiene mucho peso, yo lo se porque vivi alli dos años.
La sociedad se aleja cada vez mas de la Iglesia en España. Una muestra de humildad por su parte sería que comprendiesen que hay otros modos de encontrar el Camino, la Verdad y la Vida. Muchos de los que se alejan de la IC (como me sucedió a mi) lo hacen porque las creencias no les ayudan a vivir, sino todo lo contrario. Quieren ver, no creer. Y conste que no quiero entrar en detalles, porque son ustedes muy susceptibles.
Un saludo Andrea. Usted parece tener algo de paz interior, es un placer leerla.
Al menos los últimos 4 mensajes han sido borrados, incluido el de Monseñor.
El laicismo es un movimiento global que pretende acabar con la influencia de la religión en las personas, estamos ante una especie de guerra fría. La guerra no se ha declarado, pero la violencia y la agresividad están presentes en los medios de comunicación, el gobierno, etc... Una agresividad que parece querer acabar no sólo con la fe católica sino también con los católicos.
Saludos,
Luis Fernando Pérez
Yo ya no sé qué decía en el comentario que se perdió. Ya volverán a aparecer las mismas cuestiones en otra ocasión.
Recuerdo que a Pepiño le decía que yo no creo ser un idealista y me gusta ver la realidad sea la que sea, aun así no creo que el panorama previsible para dentro de 10 años sea ese panorama que él nos describe. En cualquier caso, nuestra tarea no es adivinar lo que va a pasar, sino trabajar lo mejor que podamos para que las cosas vayan a mejor. Eso es lo que nos pide el Señor, a todos. Y eso es lo que tiene que nacernos del corazón, por amor al Señor, por gratitud con lo que hemos recibido, por amor a nuestros hermanos. Anunciar el evangelio, ayudar a conocer a Jesucristo, aclarar cosas, presentar a todos de la mejor forma posible la hermosura y las promesas de Jesús, seguros de que El está y actúa y hay mucha buena gente que responde a su llamada. Muchas cosas se derrumban, es verdad, pero otras muchas están naciendo y crece una Iglesia con formas diferentes pero con la misma fe y el mismo espíritu. Ahí es donde tenemos que estar, sin amarguras, sin lamentos, creciendo en esperanza, en testimonio, en dedicación. Depende de nosotros lo que vaya a ser la Iglesia de mañana.
Y a Miguel A. le decía, en primer lugar, que nunca tuve la intención de decirle que se retirase del blog, me alegro de su presencia y le agradezco sus críticas y sus sugerencias. Simplemente le decía que a veces se presenta como demasiado seguro de sus opiniones y un poco paternalista con los cristianos. Pero bueno, cada uno es como es y viene de donde viene y aporta lo que puede. Y añadía algo parecido a lo que le decía a Pepiño. No es tan claro que todo en la Iglesia de hace cuarenta años fuera perfecto, y tampoco es exacto que ahora todo se esté derrumbando. La Iglesia es un manantial que nunca se agota, y aunque venga la sequía, el agua sigue manando, porque Cristo está presente y no deja de enviarnos su Espíritu, y los desiertos vuelven a reverdecer. Eso no es voluntarismo. Ha ocurrido mil veces en la Historia. Por otra parte, las dificultades, las persecuciones le van bien a la Iglesia, se reduce el número pero sube la calidad, aumenta el fervor. Esa es ahora nuestra
responsabilidad, renacer a un cristianismo de minoría significativa, activa, testimoniante, más en la línea de los mártires que de los inquisidores. La sociedad se aleja de la Iglesia, pero la Iglesia no se aleja de las personas. Y en las sociedades más laicas hay muchas personas que sienten la necesidad de Dios y de su salvación. Sí, el laicismo es un rodillo, o más bien es como un gas traicionero que nos asfeixia sin avisar. El cristianismo tiene que reaccionar, pero la reacción no puede ser acomodarse y pactar con lo que es incompatible con las afirmaciones de la fe. La reacción correcta es buscar dentro de la fe las verdaderas respuestas a las pretensiones del laicismo, conocer mejor a Dios, verlo y presentarlo como aliado del hombre, garantía de libertad y de vida, conocer mejor a Jesucristo, entrar más hondamente en la comprensión de las aspiraciones e invocaciones del corazón humano. En definitiva la respuesta es puriricación, crecimiento, autenticidad, testimonio. Bueno, suficiente.
Muchos saludos. La paz con todos.
Esto me recuerda el siguiente relato:
En una barbería estaba el barbero cortándole la barba a un cliente. En la conversación el barbero comentó que él pensaba que Dios no existía. Y, por tanto, no creía en Él. Al salir a la calle, el cliente se encontró a un mendigo con la barba larga y desaliñada. Dio media vuelta y entró en la barbería, diciendo: "Sabe, los barberos no existen". "¿Cómo?", replicó el barbero. "Yo soy barbero, míreme, existo. No entiendo lo que dice".
El cliente siguió. "Si los barberos existieran, no habría gente como aquél mendigo de allí con la barba desaliñada". "Acabáramos", dijo el barbero. "Lo que ocurre es que no todas las personas quieren entrar en la barbería. Yo siempre la tengo abierta para, quien quiera arreglarse la barba, entre. Algunos entran y otros no. Pero yo soy barbero, de eso ninguna duda".
Finalmente, el cliente contestó: "Pues eso digo yo de Dios".
Moraleja particular: Si veo multitud de personas con sus barbas bien cortadas y arregladas, puedo deducir, sin temor a equivocarme, que los barberos existen, ¿no?
Si echamos la mirada solo 10 años atras, ¡¡¡¡ojo solo diez años!!!, observamos que en aquella época toda España se reía de los chiste de mariquitas de Chiquito, que el número de divorcios y separaciones era menor a 50.000 parejas, el número de abortos nada que ver con el de ahora, el número de crímenes entre parejas no era significativo, etc...pero la tendencia ya estaba bien marcada. Mire ahora.
Hoy vemos lo que hay, y no hay nada que indique que todo vaya a cambiar. Todo lo contrario va a ir a peor. Vd y Conchi han vivido una de las mejores épocas en España para los católicos y como tal gracia de Dios deberían reconocerla y agradecerla muchísimo más de lo que lo hacen. Seguro que no lo hacen poco, pero haganlo mucho más.
Porque a Vd. Conchi, por ejemplo, ¿la acosaban sexualmente en el colegio?, ¿La tocaban?, hoy muchas chicas de 13 años para arriba tienen que aguantar demasiado, y no pueden decir nada porque, bueno, "son chiquilladas". ¿Su marido ya se había acostado con otras? ¿les animó en su hospital a abortar por una prueba que encima al final resultó errónea ?¿Sus hijos tenían fácil acceso a pornografía y drogas?, ¿En su colegio se les adoctrinaba con EpC?. ¿Tenían que trabajar Vd y su marido hasta las mil para pagar un zulo de piso el resto de su vida?. Este es el mundo de hoy, y va a más, mucho más.
Frente a esto no creo que se pueda decir que "ni ahora estamos tan mal ni antes tan bien" sin ser injustos. Tampoco creo que se deba confundir ver la realidad de frente con falta de esperanza, porque por mi mismo tengo mucha esperanza de ir al cielo - y esperanza fundada, me esfuerzo en cumplir los 10 mandamientos y estar en gracia -.
Otra cosa es tener esperanza por los que pasan de Dios, y le muestran rechazo sabiendo que nadie reza por ellos, esperanza de que la predicación del "hay que amar mucho al prójimo, hay que ser buenos y ser felices" vaya a dar algún tipo de fruto, esperanza de que ...
De las pocas cosas que me dan algún tipo de esperanza se encuentran las palabras de la Virgen a los niños de Fámita, de que "Portugal nunca perderá la fe", y como estamos al lado pues confío en eso. Por los conventos de clausura que oran día y noche y por la abuelas que rezan el rosario a diario. Porque eso tiene fundamento. Por otra parte, decir que España está en serio peligro de perder la fe no es exagerado, ni pesimista, ni triste, es lo que hay. Turquía fue un país cristiano mucho antes que España y mire dónde está Éfeso y Santa Sofía desde hace ya varios siglos.
Por último en mis mensajes no quiero echar la culpa a nadie en concreto, por supuesto, pero me parece urgentísimo que todos asimilemos cuanto antes hacia donde vamos
No, no es cuestión de ser injustos, sino de hacer lecturas sociales desde el evangelio, desde la esperanza de la resurreción, pero la del mundo, no la de uno mismo.
Pensando así, mejor me meto en una sacristía y no salgo en la vida.
Jaime, es verdad lo que dice. Una observación, la razón nos lleva a admitir al menos la existencia de un misterio en el origen y el desenvolvimiento de la creación. La razón un poco cultivada es capaz de descubrir la existencia de un Dios personal y creador. La razón nos sitúa también a todos ante el testimonio de Jesucristo, y otros testimonios. La negación de Dios violenta la razón humana, desfigura nuestra relación con el mundo y con la realidad en general, distorsiona nuestra manera de estar en el mundo. El ateísmo deteriora la humanidad del ateo, es como una especie de fotofobia que no deja ver la hermosura de lo que nos rodea.
Pepiño, bueno, bien, y dicho todo eso, por supuesto sin echar la culpa a nadie, ¿qué hacemos ahora? Esa es la cuestión. Qué hacemos Vd. y yo, y cada uno de nosotros? Y quede tranquilo que yo agradezco mucho a Dios lo que he vivido, lo bueno y lo malo, porque tambien me han tocado épocas y cosas bastante duras. Es mejor no juzgar a los demás, porque solo cada uno sabe lo que ha vivido. En fin, en eso nos quedamos. Gracias a todos y que el Señor nos ilumine y nos bendiga y nos empuje a dar testimonio de su gracia.
Casi lo dejo porque las respuestas son vagas y abstractas. Lo siento pero son un ejemplo de discurso hueco.
Alberto - por lo que dices debes ser sacerdote - en tu frase "Me parece muy bien que tu esperanza sea que vas a ir al cielo, la mía es que mis hermanos también lo hagan, que los jóvenes crean en Cristo cada vez más, que acabn las guerras, que muera el habre, que no haya injusticias; en definitiva, que el mundo se prepare al máximo para ser entregado a Cristo como regalo, como don que se evuelve en el reconocimiento del amor que nos profesamos, Cristo y la humanidad", cambia Cristo por lo que tú quieras y es válida hasta para un líder de una secta cualquiera. No me has dicho nada, lo siento, es un discurso estándar - y no es cinismo, lo siento de veras, no te ofendas -.
Querida Conchi, el rezar el Rosario no sirve para quedar bien con la conciencia. Puede servir dar una limosna más o menos extraordinaria, pero no rezar el Rosario, porque es algo que hay que hacer con frecuencia y eso es incompatible con los habituales "calma-conciencias". El Rosario me sacó a mí - entre millones de cristianos de todas las épocas - de la podedumbre en donde estaba, por eso se considera un medio muy potente. El resto de tu post se parece demasiado a lo que me cuentan los católicos no practicantes cuando me quieren decir por qué no van a misa, ni cumplen con la doctrina de la Iglesia.
Monseñor, que qué hacemos ahora, pues mire yo lo tengo muy claro, no me voy a inventar el cristianismo cuando otros mucho mejores que yo me han allanado el camino:
1 - Frecuentar sacramentos
2- Frecuentar sacramentos
3- Frecuentar sacramentos
y hacer un poco de oración diaria, leer un poquito los evangelios, y los escritos de los Padres de la Iglesia, Santo Tomás, Santa Teresa, leer vidas de Santos... vamos un poco lo que ha llevado al cielo a millones de almas los últimos 2000 años.
¿Que no gusta?, pues ya es otro problema que no te guste ni ir a misa, ni confesarte, ni leer vidas de santos, ni el Rosario, ni leer el evangelio de forma diaria.
¿Que cuesta?, ya dijo San Juan de la Cruz, que para ir donde quieres tendrás que ir por donde no quieres.
Para terminar diré que nadie tenga la tentación de decir que soy de esto o de aquello, porque soy un parroquiano sin apellidos.
Pero no crea que muchos tienen claro lo anterior y mucho menos que lo hagan. De los que hoy se confirman, la inmensa mayoría no sabe siquiera que es el Rosario, y no voy a entrar en las lecturas de los santos...
Por eso es tan importante transmitir esto tan elemental, porque buenas intenciones no faltan en la Iglesia, pero faltan las armas de la oración y formación de una forma alarmante.
Yo, que no nací en una cuna muy católica, crié a mis hijos con la convicción de que pasar de esta vida a la otra sin fe en el Dios de nuestros antepasados, era como ser un muerto en vida. Y deseé con toda mi alma que mis hijos tuviesen la fe del CREDO de la Iglesia Católica. Y Dios me lo concedió.
Acuérdense de que la indicación es: PEDÍD Y SE OS DARÁ, pues yo pedí, con toda el alma y toda mi intensidad, y Dios me dio una medida colmada que no pude imaginar. Ahora, no hay que olvidar que, a Dios rogando y con el mazo dando. He trabajado mucho, con muchos desvelos, sin pausa y con toda la coherencia posible, y es la hora que mis hijos, después de sus estudios universitarios fuera de casa, nunca se han separado de Nuestro Señor.
Saludos a todos y ¡ánimos! todo no está perdido; siempre nos quedará el AMOR de Dios nuestro Señor.
A todos nos juega malas pasadas el teclado y enviar es con v.Yo no hablo de que la labor social sea mala sino que para ella no es necesaria la fe.Pero para transmitir la fe ,si es totalmente necesaria la oración y a poder ser silenciosa ,lo que no quita que el resto del dia se pueda estar hablando con Dios continuamente,pero al menos un ratito al dia es bueno tratar de escuchar a Dios
Con esto no he pretendido dar lecciones a nadie puesto que yo hago lo que puedo y mis pecados son muchos
Rezad por mi
No puedo evitar ser Matamalas es mi apellido.
Es cierto que falla la familia cristiana por lo cual hace falta formar a los adultos no ya para recibir sacramentos que despues no van a hacer uso de ellos(el matrimonio indisoluble) sino una iniciación cristiana seria de la cual los sacramentos sean una parte primordial.
Pienso que la Iglesia no debe vender los sacramentos baratos.Jesucristo huía de las multitudes y formó seriamente a sus apóstoles que después cambiaron el mundo con su espiritu
¿ Por qué digo ésto ?.Pues porque creo que hoy nos invade el ateísmo y el relativismo por todos los lugares.Ha entrado en las familias y ya no se educa en valores.Se ha puesto a Dios fuera de nuestras vidas.
Perdona por lo de tu apellido.Creí que era un alias.Hace mucho que no escribe Monseñor.Estará muy ocupado pues como estamos en adviento...Bueno,un saludo
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