¿Qué pasa con los mayores?
Un periódico nacional ponía ayer en portada una pregunta inquietante, ¿qué pasa con los menores? Pienso que la pregunta que tenemos que ponernos es esta otra: ¿Qué pasa con los mayores? Porque los menores simplemente reproducen lo que reciben de los mayores.
Los niños, los adolescentes y jóvenes hoy son como siempre. Salvo excepciones, todos nacen como un lienzo en blanco. Luego son lo que aprenden y aprenden lo que ven. Por eso, ante las atrocidades que han ocurrido estos días pasados, asesinatos y violaciones de adolescentes cometidas por otros adolescentes, lo que tenemos que preguntarnos no es qué pasa con los menores, sino qué es lo que los niños reciben del mundo de los mayores. Ellos practican con normalidad lo que ven en el mundo de los adultos como novedad.
Hemos querido deshumanizar y despersonalizar el sexo exhibiéndolo como un puro instrumento de placer corporal, despojándolo de sus implicaciones afectivas, personales y morales. Pero resulta que, en su desnuda realidad física, el sexo se convierte fácilmente en un asunto de fuerza y de violencia. No podemos extrañarnos de que los jóvenes, algunos jóvenes, lo vivan así, pues así han podido aprenderlo de los mayores. Así lo han visto en las televisiones, en las arengas de muchos medios de comunicación, en la intención profunda de las actuaciones del gobierno sobre estas materias.
Tendríamos que preguntarnos si estos muchachos han visto en casa la realidad de un amor personal tierno, respetuoso, delicado, generoso. Tenemos que preguntarnos dónde han vivido estos chicos, quién ha cuidado de ellos, si han podido aprender a amar con atención y respeto a otra persona, quién les ha enseñado a amar con un amor generoso y fiel, tenemos que preguntarnos, en fin, si alguien les ha enseñado a vivir la sexualidad humanamente. Nuestros gobernantes, tan amigos de ampliar derechos sin mencionar los deberes correspondientes, no pueden extrañarse de que ahora estos jóvenes quieran gozar de sus derechos sin pensar en los sufrimientos de los demás.
Simplemente practican lo que les enseñan. Si se puede matar a un niño antes de que nazca para poder seguir disfrutando del sexo sin responsabilidades ni preocupaciones, ¿por qué no van a poder satisfacer sus deseos atropellando la dignidad y la voluntad de otra persona? Al fin y al cabo violentar es menos que matar. Quienes defienden el aborto no tienen autoridad moral para corregir a estos chicos primitivos y violentos.
Ahora muchos se preguntan si hay que rebajar la edad de la responsabilidad penal. No entro en ese debate. Me parece muy secundario. Lo que hay que cambiar y mejorar es nuestra educación. Lo primero que hay que revisar es la capacidad educativa de nuestras familias. ¿Cuánto tiempo han convivido estos chicos con sus padres? ¿Qué clase de relaciones han visto en casa? ¿Qué les han dicho en sus colegios sobre la sexualidad? ¿Qué criterios éticos les han sido propuestos? ¿Qué capacidad de dominio y de autocontrol han adquirido? ¿Qué ideales religiosos y morales han podido asimilar? Esa es la verdadera cuestión. Ni las leyes ni la policía pueden suplir la buena educación.
Hemos logrado que la sociedad española sea la más corrompida y la más viciosa de Europa. Otros dirán que es la más libre, la más progresista, la más avanzada. Avanzada, ¿en qué? ¿en el saber? ¿en laboriosidad? ¿en solidaridad y virtud? No, avanzada en la tolerancia con el vicio, en la indiferencia religiosa y moral, en la corrupción y la degradación. Somos los primeros en abortos, drogas y alcoholismos juveniles. Esos son los derechos que nuestro gobierno amplía, protege, favorece. El derecho a actuar sin moral, sin honestidad, sin responsabilidad. El derecho a ser ególatra, egoísta, posesivo, dominante y violento. ¿De qué nos extrañamos ahora?
Para agravar la situación, a la vez que presentamos a nuestros adolescentes un mundo corrompido como ideal, les sustraemos el conocimiento de lo que realmente humaniza nuestro mundo, el amor verdadero, la responsabilidad, la fidelidad, la generosidad, el gusto y la alegría de hacer el bien, la grandeza y la necesidad de sacrificarse por el bien de los demás. Y para rematar la operación, añadimos el desprestigio de la religión cristiana, el menosprecio de la enseñanza de Jesús y el silencio total acerca de Dios, nuestro Padre del cielo, como fuente de inspiración de nuestra libertad y modelo profundo de nuestra conducta. Alabar el vicio como derecho y desprestigiar la religión como cosa sin valor, es la mejor combinación para pervertir a una persona y destruir una sociedad. En eso estamos.
21 comentarios
Nos preocupamos por lo que ahora hacen algunos menores. Pero ellos son sólo la punta de un iceberg que mostrará todo su "esplendor" cuando los que ahora están debajo del agua se hagan mayores.
Hay demasiada gente que, no sólo se siente capacitada, sino que además está empeñada en arrancar cuanto antes lo que ellos piensan que es la mala hierba. Son los intolerantes, los que no soportan al que hace o dice lo que ellos creen que no se debe hacer ni decir. Por eso no respetan el pluralismo, ni la diversidad. Exigen que todo el mundo les respete a ellos, pero ellos se consideran con derecho a no respetar al disidente, al diferente o sencillamente al otro.
En la sociedad civil existen los tres poderes (legislativo, judicial y ejecutivo) que tienen el deber de velar por el respeto de los derechos de los ciudadanos. Esto pertenece al poder civil. Pero lo que Jesús no quiere es que los “obreros del Reino de Dios” se dediquen a decidir ellos y a castigar ellos a quienes no hacen las cosas como los hombres de la religión piensan que se tienen que hacer. La religión no tiene ni autoridad ni competencia para decidir lo que es cizaña en la sociedad. Y menos aún tiene competencias para arrancar esa presunta cizaña.
Carlo: los "obreros del Reino de Dios" no cortan la cizaña, pero sí enseñan qué está bien y qué está mal, pues esa misión recibieron con su consagración bautismal, con la confirmación y, algunos, con la consagración sacerdotal y episcopal.
Pero esos mayores fueron educados según las normas del nacionalcatolicismo, luego alguna responsabilidad tendrá la iglesia.
Carlo, estoy de acuerdo contigo en que no se puede impedir la inmoralidad antes de que surja, de hecho creo que la moralidad es el camino que se escoge dentro de una sociedad que no impone ese camino sino que da libertad de elección, también estoy de acuerdo en que la religión (¿"los hombres de la religión"?) no es quién tiene que decidir en una sociedad plural qué camino tiene que seguir la sociedad. Ahora bién, yo me considero un hombre religioso (no se si eso es igual a "hombre de religión") y por supuesto, me considero igual de capacitado que cualquiera para dar mi opinión sobre lo que considero justo o injuto, correcto o incorrecto.
Ojalá en España hubiera división de poderes, no comparto esa opinión tuya, creo que el legislativo no tiene capacidad de control sobre el ejecutivo y el judicial no tiene independencia sobre el ejecutivo, en definitivo vivimos una especie de tirania de partidos políticos (no elegimos a quién nos gobierna, lo eligen ellos y pueden elegir al partido menos votado, como por ejemplo Cantabria).
Yo hubiera deseado que nuestros políticos dieran a la sociedad Española el mismo derecho de tiene la sociedad Estadounidense, Inglesa, Francesa, Irlandesa, Italiana, etc... es decir poder votar si aceptamos el aborto, divorcio express, matrimonio homosexual, adopción homosexual.
Porque esas leyes han sido impuestas a una sociedad dividida y sin derecho a defender en referendum su opinión real.
Si de verdad crees en la democracia y en el derecho de dirigirnos por la opinión de la sociedad no puedes estar de acuerdo con la imposición de una moral concreta desde el partido del gobierno, sería tan grotesco como que llegara un partido católico y acabara con la escuela pública, sanidad pública, etc. por atea y dijera, el que quiera educación atea y sanidad atea que se la pague.
http://www.aceprensa.com/articulos/2009/jul/23/contra-las-patologias-sociales-familias-solidas/
Somos una generación que apenas ha hablado con sus padres a la hora de cenar... porque a esa hora se veía la TV.
Somos la primera generación que piensa que "lo normal" es lo que nos ponen en la pantalla, no lo que nuestros padres nos dicen.
Antes de que nuestros padres nos explicaran de qué va el sexo, ya habíamos tragado bastantes escenas de cama en películas generalistas.
Esa es nuestra generación nacida en los 70.
Ah, y una generación que a mitad de escolarización vimos como se abandonaba la idea de que memorizar era bueno y útil y nos vendían la moto de "opina de lo que quieras, que toda opinión, formada o desinformada, vale lo mismo".
Pues muy fácil: O tienes fe te y agarras a la tabla de salvación de tu fe. Y esperas que Dios se apadiate de ti y te llame pronto.
O te suicidas de esa forma "tan bonita" que llamas muerte digna.
Claro que si tienes una buena pensión a lo mejor te toleran siempre que no sea demasiado cascarrabias.
Es interesante que se inculpe a la generación de sus padres, pero para pasar inmediatamente la responsabilidad al Estado.
Siempre he pensado que desplazar nuestras responsibilidades y carencias, a Dios, a nuestros padres, al Estado, a nuestros educadores o a la Iglesia es una falta de criterio propio, personalidad, libre conciencia.
Probablemente sea la libertad de información lo que caracteriza a la nueva generación.
Otra es la aspiración de las mujeres a erradicar los prejuicios pseudoculturales que limitan sus posibilidades.
En particular su derecho a decidir si desea o no proseguir con un embarazo sin que le persigan por ello para obligarla a gestar quiera o no.
El derecho a contar con todos los adelantos médicos para gestionar su "salud reproductiva" teniendo en cuenta que la sexualidad es mucho más, en el hombre, que el método para reproducirse.
La Iglesia ha perdido su "autoritas" . Se opone a la igualdad, en su jerarquía, de hombres con mujeres.
Se opone a todos los métodos de regulación de la reproducción. Se opone a la opción de renuncia al celibato de sus sacerdotes del aparato organizativo administrativo. Y eso conociendo las estadística de incumplimiento.
El pueblo de Dios conoce las violaciones de monjas por sacerdotes, la inducción de que aborten ellas y a médicos católicos para que lo hagan y el que con lozana frescura den la misa por su fallecimiento a causwa del aborto.
Conocen de la pederastia con estupro. El asunto de "las Magdalenas" de Irlanda,
La radicalidad en la oposición lleva a grandes contradicciones y a situaciones grotescas.
Así que parece que el mal ejemplo que ha recibido la nueva generación ha sido, precisamente, de la Iglesia.
Que sigue dando mal ejemplo al desplazar su responsabilidad educativa al Estado. Este artículo es como "Violadores y Violables" y otros un pésimo ejemplo.
No puede afirmar seriamente que la solución de la pulsión sexual ("creced y multiplicaos...") sea la continencia(Saben muy bien que los sacerdotes, intensamente formados, no cumplen el celibato) hasta el matrimonio y luego no disponer mas que la continencia para cumplir la "paternidad responsable". Menos mal que la propia conciencia, dicen que informada, es la suprema norma moral individual.
Para mi esto no es desplazar nuestras carencias al Estado o a la Iglesia.
Quizás lo que distinga a las nuevas generaciones no es (en mi opinión) la profusión de información sino la gran oferta de información (muchas veces contradictoria) y el poco conocimiento.
El tema de la mujer es muy importante, lo que llamas su aspiración a erradicar prejuicios pseudoculturales que limitan sus posibilidades, a mi me parece una trampa que ha organizado la sociedad materialista- capitalista (en realidad una especie de hipnosis colectiva) para hacerlas creer que es mucho más importante en su vida dedicar sus esfuerzos a un trabajo (una empresa, producción) que a un proyecto personal familiar. Es mi opinión, puedo estar equivocado. Este nuevo proyecto femenino está generando conflictos internos en muchas mujeres, es muy frecuente encontrar mujeres solas de más de 40 años que después de conseguir progresos profesionales importantes, sienten que han perdido mucho más de lo que han ganado. Porque no es muy fácil conciliar vida familiar y vida laboral. No lo es para los hombres y no lo es para las mujeres.
La Iglesia no está en contra de todos los métodos de regulación de la reprodución, los métodos naturales, dentro de una sexulidad cristiana son aceptados. (Una vez más la mujer considera un avance la píldora, el diu, métodos que destrozan su cuerpo y su mente)
Estoy de acuerdo contigo que los escándalos que sufre la Iglesia son una ofensa primero a las personas que los han sufrido y a la que han destrozado la vida, y después a Dios y a la comunidad católica que se siente dolida y escandalizada ante estos hechos.
También comparto contigo que la situación de la mujer en la Iglesia ha de ser motivo de preocupación, para que (sin menoscabar la capacidad de transmisión del evangelio) se equipare su capacidad de actuación a la del hombre en todo lo posible.
Por último querría decirte que la pulsión sexual es natural y no se puede eliminar, pero se puede controlar, o por lo menos intentarlo. De hecho si no se pudiera la convivencia entre hombres y mujeres sería muy dificil.
De acuerdo nacemos "quam tabula rasa" y la educación de los padres y el ambiente social son determinantes. Pero sigo considerando, como decía, que estas opiniones intergeneracionales no suelen ser objetivas. Si leyéramos lo que los mayores del que escribió el artículo pensaban sobre él y sus compañeros adolescentes veríamos que no hay gran diferencia y que las violaciones ejecutadas por miembros de pandillas han sido frecuentes a lo largo del tiempo.
Me contaban que si un "personajillo" de entonces dejaba embarazada a una chica y el asunto llegaba a los tribunales sus "verdaderos amigos" se presentaban a declarar que ellos también habían copulado con la joven. Era la costumbre. Similar actitud en caso de violación. Los jueces podían culpabilizar a la víctima acusándola de hipertrofiar el natural encanto y atractivo que el sabio abuelo ha puesto en las mujeres.
Fueron las grandes guerras las que obligaron a que, masivamente, las mujeres tuvieran que trabajar fuera de casa. Pero no han vuelto. Ahora trabajan en los dos sitios, pero lo prefieren. Por algo será.
Puede que tu opinión, en esto, destile un poco de esa misoginia que irá costando que desaparezca. Hablas de "hipnopsis colectiva", "hacerlas creer", eres sincero y te expresas muy bien.
En contra de la opinión del purpurado entiendo que la ausencia de censura, educar sin tantas amenazas de castigo, prohibir golpear a soldados en cuarteles, estudiantes en la familia y en los lugares de enseñanza y trabajo es positivo al tiempo que un reto para los educadores. Han de ser más profesionales y esforzarse más.
El pueblo de Dios está en este mundo, tal como es ahora, y lo acepta. Es más independiente, tiene su propia conciencia y sabe que es la soberana. Le sorprende que el aparato, la jerarquía, escore hacia Trento. Llegar a la madurez, renunciar al placer de que nos digan en todo momento lo que debemos hacer es duro, pero somos adultos y seres libres.
La jerarquía, anda por ahí, cazando moscas. Aprovechando cualquier ocasión para repetir, a tontas y a locas, que cualquier tiempo pasado fué mejor y soñando con el Syllabus.
Hay una película "A propósito de Henry" protagonizada por Harrison Ford que trata del error en el que muchos hombres hemos caido: creer que el éxito profesional justifica una vida, aunque destroces tu vida familiar, espiritual. Me vienen a la cabeza otras películas similares (una protagonizada por Nicolas Cage). En otras palabras: dentro del discurso masculino se acepta la duda sobre la moralidad del sistema actual, pero ¿cuantas películas hay cuya protagonista (mujer) decida acabar con un futuro profesional brillante para cuidar a su familia? ¿Se entendería una crítica de ese tipo a la situación de la mujer? Este sistema nos hipnotiza a todos y nos hace creer a todos que pelear por una casa en la playa y un viaje a Punta Cana justifica abandonar el sacrificio que la vida familiar supone.
Permíteme que te cuente una historia que leí hace tiempo. Cuentan que en ciertos paises utilizan un sistema singular para cazar monos (que luego utilizarán para bajar cocos de las palmeras): Colocan una botella de cristal que está sujeta por el asa de la botella a un árbol, dentro de la botella hay frutos secos, la botella tiene el cuello del tamaño suficientemente grande para que entre la mano del mono sin nada, pero lo suficientemente pequeño para que el mono no pueda sacarla si no suelta el fruto seco que hay dentro de la botella. Se obsesiona y se queda bloqueado, entonces se le puede agarrar. Para mi la situación de hombres y mujeres es algo parecida, entramos en la sociedad consumista- capitalista- materialista con la idea de desarrollarnos como personas, empezamos a aspirar a un desarrollo material que creemos que está a nuestro alcance y en ese viaje perdemos muchas más cosas de las que ganamos.
La autoridad de la jerarquía de la Iglesia Católica no te impide tomar decisiones en tu vida basándote en tu conciencia, te ayuda a ver aspectos que podrías no haber notado de una problema en concreto. La autoridad de la Iglesia no se basa en su poder material, se basa en la moralidad de su conducta, se basa en la razón de sus proposiciones, se basa (para un católico) en la fidelidad al Evangelio y en Espíritu Santo.
"La autoridad de la Iglesia no se basa en su poder material"
La realidad ha sido que, gracias al poder de Constantino y de su oficialidad, como religión del imperio romano, le permitió crecer y acabar con paganismo y herejías.
"se basa en la moralidad de su conducta"
Lee la historia de la Iglesia. Las mejores páginas de caridad, ayuda al prójimo, humanidad deben imputarse a cristianos, miembros de la Iglesia, que se han comportado como hombres creados por Dios.
"en la razón de sus proposiciones"
No parece cierto, yo observo que cada vez hay que echarle más Fé, con el tiempo las razones se quedan obsoletas cuando no cómico-recreativas.
"se basa (para un católico) en la fidelidad al Evangelio y en Espíritu Santo."
Si prescribes para el Católico la obediencia ciega al "Romano Pontífice". Que sea "más papista que el papa". Le niegas la chispa de la divinidad que le concedió el Dios del Antiguo Testamento. Te equivocas.
Es seguro que me equivoco en muchas cosas, no lo digo con ironía, estoy lleno de dudas sobre lo que pienso.
No se si fué la Iglesia quién buscó al poder, o fué el Estado el que buscó a la Iglesia pero creo que cuando van juntos la fe pierde fuerza.
Yo no le pido a nadie, ni a mi mismo, la ciega obediencia a nadie, ni al Papa, ni a Jesucristo, porque no creo tanto en la obediencia como en el amor. Y creo en la crítica razonada y razonable.
En cualquier caso Hypatia creo, de verdad, que tienes razón al criticar a los católicos y a la Iglesia Católica, yo también lo hago, empezando por mi mismo. Pero esto no me impide ser católico e intentar vivir mi fe de la mejor manera que se.
Poder cuidar a la familia permaneciendo en el hogar es un privilegio. Hay que tener recursos económicos y un mundo interior o un corazón generoso para renunciar a los bienes materiales que puede aportar un salario más.
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