El riesgo de la "teología complaciente"
Ha llegado a mis manos un papel, escrito por un profesor de Teología catalán, que se titula muy rotundamente “No existe un derecho al aborto” y que es en realidad una sibilina justificación de las leyes permisivas y desmoralizadoras de nuestros Gobiernos socialistas sobre el aborto. Un modelo de “teología complaciente". Para respetar la objetividad pongo por delante el texto en cuestión. Es éste:
No existe un derecho al aborto
No existe un derecho al aborto. Ello no significa que legalmente no pueda haber una despenalización: en un Estado laico, ni un delito es un pecado, ni legal equivale a moral. La ley civil tiene como objetivo la convivencia, no la moral: no pretende entrar en las conciencias, sino regular conductas que afectan a la paz social. Por eso las leyes pueden penalizar cosas no inmorales (hablar por el móvil conduciendo) y no penalizar cosas inmorales (el adulterio). Pero una cosa es lo legalmente tolerado y otra lo moralmente permitido.
Nadie tiene derecho a eliminar una vida que está ya humanamente programada. Se busca moralizar el aborto arguyendo desde el “derecho al propio cuerpo” y los “derechos de la maternidad". Pero esos derechos (como casi todos) tienen un límite: nadie puede esgrimir un derecho contra el derecho de otro: de lo contrario, el violador tendría derecho a violar “porque se lo pide el cuerpo". Y la mujer, derecho a abortar hasta en el noveno mes (y echar luego los fetos a una trituradora como se hizo en Barcelona). La maternidad tampoco da derecho a la mutilación genital de una hija, ni a prostituirla para ganar dinero: pues el misterio de la maternidad consiste en esa maravilla de algo que, siendo en algún sentido propio, es a la vez extraño. Y lo es por su contextura vital, no por su tamaño o su edad.
Que “tengo derecho a hacer lo que quiera con mi cuerpo” lo he oído decir a más de un drogadicto. Y no: por nuestro que sea, el cuerpo merece también un respeto. Creerse con derecho a disponer de una vida indefensa solamente porque estorba no tiene nada que ver con una mentalidad de izquierdas, más bien es fascismo puro y duro. El afán de sustituir la expresión aborto por la más políticamente correcta de interrupción del embarazo quizá revele ya una mala conciencia no reconocida.
Repito que no hablo de leyes civiles sino de derechos morales. Para el legislador, será sin duda conveniente que lo legal quede amparado por valores morales. Pero todo el mundo sabe que cualquier valor moral tiene sus situaciones límite donde ni el veredicto es claro, ni los expertos coinciden ni el legislador tiene por qué tomar partido. Incluso quien considere inmoral el aborto deberá reconocer que cabe hablar de grados de inmoralidad, según se trate de un ser ya constituido como persona, o en marcha hacia esa constitución, o sólo programado para ser tal. Y debe saber que siempre hubo discusión sobre cuándo se dan esas fases: según Tomás de Aquino (y con su lenguaje), el alma humana no la infunde Dios hasta el tercer mes de la gestación: porque antes la materia “no está aún preparada para recibirla".
En este contexto, un cristiano deberá sentirse obligado al máximo respeto a la vida personal, y aplicarse ese principio a sí mismo, al margen de lo que la sociedad penalice o tolere. Así dará ejemplo de una fina sensibilidad humana, aunque pueda comprender que no todos acepten eso porque, ante las situaciones límite, también nuestra razón patina.
Pero eso no significa que la Iglesia tenga derecho a imponer su propia moral a través de leyes civiles: pues según san Pablo, una parte de la moral cristiana en lo que toca al cuerpo se funda en eso que llamamos la resurrección de la carne.
————————————————————————————————————————————————————————
Digo que es un texto sutil y sibilino, porque con apariencias muy objetivas y muy serias, en realidad es un texto concesionista que reduce la moral a un orden puramente privado y formal, sin ninguna incidencia en la vida real. Veamos.
En el párrafo primero establece una separación tan radical entre “lo moral” y “lo legal” que deja la vida moral reducida a algo subjetivo, de naturaleza individual, sin ninguna validez objetiva y generalizable. Por otra parte, “lo legal” queda reducido al orden de lo meramente pragmático y oportunista, sin ninguna relación con la vida moral. Esa manera de ver las cosas no es verdadera y conduce a la privatización total de la vida religiosa y moral, y al desarraigo moral de la vida social y política. Es puro nominalismo.
Además ¿quién ha dicho que utilizar el teléfono móvil mientras se conduce no es un acto moralmente evaluable? Las leyes no se ordenan a la convivencia como un mero reglamento intrascendente, sino que se ordenan a la convivencia y a favorecer todo lo que constituye el bien común y generalizable de los ciudadanos. Esa es la fuente de su moralidad. Las leyes tiene que apoyarse en un juicio moral, el juicio moral de los legisladores, que tienen que atenerse a favorecer lo que sea realmente bueno para el común de los ciudadanos.
La potestad de los legisladores nace de su reconocimiento social para proteger y procurar el bien común de los ciudadanos. Nadie puede legislar a su antojo, ni puede dejar de proteger el bien de los ciudadanos en el ejercicio de su función. Este servicio al bien de los ciudadanos justifica la existencia de su potestad y a la vez marca sus límites infranqueables. No tenerlo en cuenta abre el camino a los gobiernos absolutistas, dictatoriales y tiránicos.
El segundo párrafo me parece del todo correcto. La eliminación de una vida humana no solamente es fascismo puro y duro, es un asesinato, una transgresión grave de la ley divina que protege la vida de los hombres, de cada hombre, aun de los más débiles y abandonados. Lo malo del aborto no es el ser de derechas o de izquierdas, es que es un atentado contra la vida del hombre, un pecado contra la ley santa de Dios que protege la vida de los hombres.
El tercer párrafo es un ejemplo admirable de ambigüedad calculada. Primero, que cuando hablamos de aborto voluntario no hablamos de situaciones límite, hablamos simplemente de la posible eliminación de una vida humana durante su tiempo de gestación, antes de nacer. Y en esto no hay más ni menos. Una vida humana siempre es una vida humana y nunca puede ser eliminada por interés de nadie. Sorprende que un escritor tan libre para juzgar a los autores antiguos, en este punto nos traiga a colación las ideas biológicas del siglo XIII para demostrar la dificultad de decidir cuándo un embrión o un feto puede ser considerado sujeto humano. Hoy la biología nos da suficiente fundamento para pensar que un embrión humano es ya un verdadero ser humano desde el momento de la fecundación, con una programación genética individual e indeleble, dentro de un proceso vital estrictamente humano y personal, perfectamente distinto de cualquier otro aunque sea profundamente dependiente, como, por otra parte, lo seguimos siendo durante toda la vida.
No tienen sentido esas expresiones difusas de “en marcha para ser persona” o “programado para ser tal”. ¿Es que el ser persona, en su consistencia real, va a depender del peso o de las dimensiones o de un determinado grado de desarrollo? Si le negamos la condición de persona a un embrión por no tener suficientemente desarrollado su cerebro, ¿también podemos negársela a un anciano que no lo tiene ya enteramente operativo? Así se ve cómo aborto y eutanasia van de la mano.
Por supuesto que los cristianos tenemos que dar el ejemplo de una exquisita sensibilidad a favor de la vida humana, pero por muy comprensivos que queramos ser no podemos considerar justa ni legítima una legislación que no proteja efectivamente la vida de todos los seres humanos, incluidos los no nacidos, los hijos imprevistos y no queridos. Son seres humanos, tenemos que ayudarles a vivir, y una manera de ayudarles es evitar que haya leyes que legalicen su eliminación y procurar, al contrario, que las leyes apoyen su derecho a vivir ayudando a sus madres a traerlos a este mundo y sacarlos adelante.
Pensar así, actuar así, no es tratar de imponer la moral católica a los no católicos. Primero porque la Iglesia, los cristianos, no imponemos nada, hablamos, tratamos de hacer que se reconozca lo que creemos que es justo y verdadero, sin imponer nada a nadie. Hace muchos años que la Iglesia no tiene ningún poder impositivo ni coercitivo sobre la vida civil. Y está muy bien que así sea. Queremos razonar, convencer, defender por medios pacíficos el bien de los demás, el derecho a vivir de los seres humanos ya concebidos, que ya han comenzado su ciclo vital y tienen derecho a completarlo igual que los demás, igual que nosotros.
Y segundo, porque el hecho de que los cristianos, por revelación de Dios, tengamos muy claro el “No matarás”, eso no quiere decir que este mandamiento valga sólo para los cristianos. El precepto de no matar es un precepto general, perfectamente asequible para la razón humana, aceptado hoy por la generalidad de las culturas, consecuencia inmediata de ese otro precepto más general “hay que hacer el bien y evitar el mal” que está inscrito por Dios en la mente humana de manera indeleble y universal.
En este asunto hay dos cuestiones de fondo: la primera es la necesaria relación entre la autoridad y las leyes promulgadas por ella con la moralidad. Quienes legislan tienen que hacerlo de acuerdo con su conciencia moral rectamente informada. Y la moralidad de las leyes, que al fin y al cabo son actos humanos de unas determinadas personas, proviene de su sincera ordenación al bien general de los ciudadanos, también de los no nacidos. Por cierto, hoy los no nacidos deben ser ya considerados como miembros de la sociedad, son conocidos, podemos establecer relaciones con ellos.
La segunda cuestión de fondo es la relación entre la Iglesia y la sociedad en general, el orden de la salvación revelado por Dios y la vida humana en general. La salvación ofrecida por Dios a los hombres por medio de Jesucristo y de su Iglesia es sólo para unos pocos “exquisitos” o es para todos y está intrínsecamente relacionada con todo lo que es o tiene que llegar a ser plenamente y auténticamente humano? Si la revelación nos ayuda a conocer y realizar lo que es humanamente bueno, bueno para el común de los hombres, existe otra medida para medir la bondad de quienes no conocen o no han aceptado la revelación de Dios?
Dicho en román paladino, si el aborto es malo para una conciencia cristiana, ¿puede ser bueno para una persona no cristiana? El escrito que estamos examinando tendría que responder afirmativamente. Ahí se ve el peligro de analizar las cuestiones por consideraciones exteriores en vez de ir al meollo de las cosas.
43 comentarios
Atrapados por el pensamiento secular y progresí de nuestro tiempo, se muestran incapaces de mirar la realidad con los ojos de la fe y lo que hacen es hilvanar elegantes argumentos para conciliar lo que es inconciliable. Así el asunto del aborto, que pura matanza es, y sanguinolenta, y que estos delicados teólogos quieren matrimoniar a golpe de bonitas palabras, esto es, de mentiras bonitas.
Mi participación consiste en una propuesta y una critica.
La propuesta:
Leo hoy que el obispo de Ávila sugiere a los sacerdotes de su diócesis que donen el 10% de salario de Mayo a familias o personas necesitadas, para paliar los efectos de la crisis y dar así un testimonio de caridad. Esta propuesta es muy loable y a raiz de ella quiero compartir algo que he pensado los últimos días.
La propuesta consiste en que los obispos deben guiar a los católicos y a la sociedad de forma audaz.
Hay muchas organizaciones comprometidas en la lucha contra el aborto, probablemente inspiradas, dirigidas y participadas, en su mayoría, por católicos laicos. Eso esta muy bien, pero en su mayoría, si no en su totalidad, estas organizaciones están desligadas de la Iglesia (sus instituciones, jerarquía, parroquias, etc.) e incluso son aconfesionales. De este modo no se testimonia ante el mundo el compromiso de la Iglesia a favor de la vida y solo se testimonia la oposición (que me parece magnifica y encomiable) de la Iglesia al aborto y demás. Ademas, la eficacia de las organizaciones es bastante en casa, pues suelen ser velas escondidas bajo la mesa, difíciles de conocer vamos.
Propongo entonces que los obispos españoles, conminen a los sacerdotes a la formación de un grupo por arciprestazgo para la defensa de la vida. Creo que tienen la autoridad incluso para hacerlo de obligado cumplimiento. Un grupo de laicos que se encargue de lo siguiente:
1 - Dar a conocer localmente que todo aquel que se vea en dificultades para afrontar un embarazo y el nacimiento del niño, puede contar con ayuda en una iglesia cercana. Ayuda material y espiritual.
2 – Salir al encuentro de aquellos que están en mayor riesgo: adolescentes (visitas a colegios e institutos), prostitutas, inmigrantes, gentes de escasos recursos. Presentarse a ellos con amabilidad y ofreciendo ayuda espiritual y material
3 – Organizar una vigilia de oración por los niños abortados, aquellos en peligro y sus padres. Esta vigilia seguiría a una Misa celebrada con esa intención y cuya colecta tendría el fin especifico de apoyar la labor de la Iglesia en defensa de la vida. Esto podría ser el día 25 de cada mes, por ejemplo.
4 – Organizar charlas y coloquios en los que se exponga la doctrina de la Iglesia sobre el aborto, asi como su solicitud para ayudar y se den a conocer iniciativas en ese sentido. Estas charlas tendrían que dirigirse tanto a catolicos como no catolicos.
5 – Recoger firmas para presentar una iniciativa legislativa popular para abolir la ley de despenalización o legalización del aborto en vigor.
7 – Involucrar a conventos o monasterios en la acogida de aquellos que necesitan ayuda. Esto tendría que tener el respaldo del obispo de la diócesis mediante un documento.
8 – Cualquier otra cosa que se os ocurra.
Yo creo que esto no es clericalismo ni ejarlo todo a los curas. Esto es un rebano siguiendo a sus pastores, pero un rebano que se implica con sus pastores.
Caemos en la trampa de creer que por introducir las razones de la fe en un tema como el del aborto perdemos las razones morales y científicas que sustentan nuestra oposición al mismo. Pero eso no es cierto. Es mas, creo que faltamos a la caridad si no damos la razón fundamental por la que hay que oponerse: toda persona es creada por Dios a su imagen y semejanza en el momento de su concepción y es esto no otra cosa lo que hace a cada persona tener un valor y dignidad infinitos, sobrenaturales. Ya se que es muy razonable oponerse al aborto con todas las razones científicas que se quiera, pero estas no hacen a la persona mas valiosa, ni siquiera tiene porque suponer un dilema moral desde un punto de vista utilitarista y racional, como el que hoy abunda e impera. Por eso, empeñarse en solo dar razones naturales es jugarle el juego al Mal, que se aprovecha de la debilidad de la carne y de la voluntad, así como de la capacidad de la razón, mal usada, para confundir lo que esta claro. Además, hay que tener en cuenta, que no se promueve el aborto apoyándose en una base científica, sino en sentimentalismo, materialismo, falta de esperanza y en la absoluta autonomía de la persona.
Gracias por la atención.
En Cristo,
Pedro.
También le deseo un feliz Jueves Santo. Que en este día tan especial para sacerdotes y siempre el Señor continúe a bendecir cada momento de su vocación con Su Paz y Amor, iluminándole y llenándole para que su entrega al Señor sea una llama de santidad en el mundo que no se apague nunca.
para sostener la inmoralidad del aborto:
el conflicto moral sigue ahí sea el zigoto ser humano o simple 'spes animantis'.
El famoso tema de la "no penalizacion" escamotea el hecho de que es inaceptable que el Estado quite la tutela debida a un bien como la vida del nasciturus, como a cualquier otro colectivo. A ver qué les parece que mañana se hable de la "no penalizacion" del marido que mata a su mujer adultera, o al que mate homosexuales, o que ayer el nazismo permitiera "no penalizar" a los ciudadanos alemanes que vandalizaban las tiendas de los judíos o los agredían o mataban.
Una total hipocresía. El aborto no es solo un pecado, es una injusticia que afecta derechos de un tercero: la vida de un ser humano. Y el Estado tiene la obligacion de tutelar esa vida, con todos los medios a su alcance, exactamente como la vida de los inmigrantes, los gitanos, los pobres o cualquier otro colectivo desamparado. No hacerlo es abdicar de sus funciones y destruir el Estado de derecho.
Ya que estamos en Jueves Santo, recordemos al gran "despenalizador" de la muerte de un inocente. Pilato, que les dijo a los fariseos "Llevenselo y hagan con El lo que quieran".
Para un seguidor de Cristo no hay abortos buenos y abortos malos.
Y preparémonos, porque una vez aprobado y bien visto el aborto en todo el mundo, la eutanasia para los ancianos se impondrá sin ningún inconveniente y será presentada como un avance social. Que Dios nos ampare.
En ese último párrafo, verdaderamente críptico, parece querer decir que los cristianos hemos de respetar nuestro cuerpo porque esperamos la resurrección. De acuerdo, y porque sabemos que somos morada del Espíritu Santo. Pero eso no quita para que los no cristianos no tengan razones bien fundadas para ser castos, para respetar sus cuerpos y la vida de los demás, también de los nascituri.
Y ahora ya mi felicitación pascual para todos, cristianos y no cristianos, porque para todos ha abierto el Señor el camino hacia la vida eterna. Es cuestión de humildad y de buena voluntad.
Entiendo que el "conflicto moral" a que Vd. alude se da en la "situación extrema en que hai que elegir entre bienes protegibles ambos pero que se presentan incompatibles"; supongo que esos bienes serán las respectivas vidas de una mujer embarazada y su hijo.
Pero creo que no se habla de los casos extremos y tal vez por eso no entiendo la relación que establece Vd. entre sus dos afirmaciones: "...el conflicto moral sigue ahí sea el zigoto ser humano o simple..." y que (por tanto) "se equivoca...al invocar la ciencia para sostener la inmoralidad del aborto". ¿Podría Vd. aclararlo?.
Por mi parte lo veo así:
1) En tales casos extremos se sabe la solución del conflicto: salvando unha vida aunque para eso se ponga en peligro la otra. 2) No se habla ahora de los casos extremos en que OBLIGADOS por la necesidad hay que tomar tal decisión, que no es "el fondo del asunto" del que ahora se habla: el aborto VOLUNTARIO. 3) La inmoralidad de la destrucción VOLUNTARIA de la vida humana fue proclamada antes de que la ciencia, ahora, nos permite probar que somos humanos desde la primera célula.
Lo que trataba de decir es que me extraña que la moral católica recurra a la ciencia para afirmar su posición contraria al aborto en todos los casos. Entiendo que la ciencia no puede decir en esto la última palabra, que corresponde a la conciencia, y aun si pudiera probar que un zigoto no es un ser humano, no por ello la decisión de abortar estaría siempre justificada.
ella no ha hecho nada por concebir. Este parecer es tan recto y honrado como su contrario. La moral católica no tiene en todo
toda la razón.
a) "Las mujeres saben muy bien qué tienen que hacer para no concebir".
No, don Fernando, no todas, no, lamentablemente, no. Y cada vez menos. Desde que se establece en su educación obligatoria y en la sanidad pública que pueden darse a la promiscuidad y/o prostitución "sin riesgo de embarazo", mediante métodos físicos o químicos que están más al alcance de su bolsillo que unas gafas o unas zapatillas con plantilla ortopédica. Vaya Vd. -bueno, no vaya, no- a los centros de salud reproductiva o atención a la mujer a cargo de nuestros impuestos y verá lo terrible que es que ginecólogos-as y enfermeros-as estén al servicio de esta cultura de la muerte. Y en educación, no hace falta ir a los manuales de EpC, está más suave y fuertemente explicado en las clases de "orientación", sin manuales, y en los seminarios de ciencias en primaria, secundaria... e infantil.
b) Y digo yo que el hombre también sabe qué tiene que hacer para que la mujer con la que está no conciba un hijo. Cuidado, que los primeros beneficiados de los abortorios son hombres, no mujeres. Y los "mejores ideólogos y teólogos" de la justificación ética del aborto, la fecundación in vitro, la anticoncepción, los experimentos con embriones, son hombres. Las mujeres que están en esos negocios tienen una mezcla explosiva de hormonas alteradas y conciencia muerta que las hace peores que los hombres, claro está. Pero los beneficios económicos y la degradación moral, en mi opinión, va más a la destrucción de los hombres, potenciales cabezas de familia, sí, y líderes de los gobiernos, presidentes de las grandes empresas... y responsables de los centros de investigación y enseñanza teológica y filósófica de Occidente.
También encuentro un poco presuntuoso de tu parte que te erijas en oráculo de la "ética racional" (¿cómo lo consigues?; ¿cómo se accede a la "ética racional"?). QUizás podrías explicar qué respuesta tiene la "ética racional" para la objeción siguiente: el nasciturus que es fruto de una violación no tiene culpa de ello. Si permites el exterminio del feto que es producto de una violación, estás sacrificando el principio "toda vida es sagrada". Abres un resquicio a través del cual ir colando nuevas excepciones (¿por qué no permitir también los abortos cuando la madre es pobre o carece de empleo?; ¿por qué no permitirlos cuando la madre es demasiado joven?, etc., etc., etc.).
Es la táctica eterna de los pro-aborto: comenzar por el caso más extremo y dramático (niña violada por su padre y tal y cual) para obligarnos a sacrificar el principio, y a partir de ahí ir introduciendo más y más excepciones hasta llegar al aborto libre.
Por otra parte, seamos realistas: hay POQUÍSIMOS embarazos que sean fruto de violaciones (la angustia experimentada por la mujer durante el forzamiento inhibe la ovulación) y POQUÍSIMOS en los que la vida (o, siquiera, la salud) de la madre esté realmente en peligro.
¿De verdad os creeis que los que entran por estos blogs lloriqueando por la suerte de las violadas o las embarazadas que ven su salud en peligro se van a conformar con que la ley permita el aobrto en esos dos supuestos absolutamente excepcionales? Pues claro que no, hombre. Ellos buscan el aborto libre, e intentan "cogernos a traición" por los sentimientos, empezando por los casos más extremos y dramáticos.
Pensando en el aborto VOLUNTARIO, en aquel que es decidido y prácticado por decisión libre y consciente de quien lo ejecuta y ayuda, sin estar OBLIGADOS por alguna forma de necesidad.
Que toda vida humana debe ser protegida en todas sus etapas es algo implantado en nuestras conciencias y sociedades desde hace unos miles de años. Que la vida intrauterina es también, ya en acto, vida humana propia e individual -distinta a la de la madre- está probado. Luego, embrión y feto deben ser protegidos. ¿Donde, cómo?. En nuestras conciencias y en los codigos legales que regulan nuestras relaciones, en ambos a la vez y como reflejo el uno del otro. También en el Código Penal, porque nadie tiene el derecho de disponer de la vida de otro ser humano, y quien lo haga comete un crimen que como tal estará tipificado en ese código. Dicho esto sin alegría ni esperanza en las fórmulas represivas.
En cuanto al aborto OBLIGADO POR LA NECESIDAD no quiero entrar improvisadamente; solo diré ahora que en la necesidad y en la guerra rigen otras leyes.
Para mi, este aspecto del escrito es fundamental, ¿Qué entiende el autor que es la Iglesia? ¿Qué quiere decir imponer su propia moral a través de leyes civiles?. Desde hace tiempo se oye constantemente la cantinela de que aquellas opiniones que tienen su origen en la fe no pueden proponerse al resto de la sociedad (deben ser algo privado, algo de su conciencia). La Iglesia somos todos los católicos, ciudadanos con el derecho (como todos) de intentar que nuestras opiniones sean respetadas a través de leyes civiles. En el caso del aborto no se pueden despreciar los sentimientos de millones de ciudadanos españoles que ven en el, la muerte de un ser no nacido solamente, porque "eso son creencias personales". En definitiva, tratan de construir una democracia de pensamiento único, una democracia sin católicos, una tiranía con forma de democracia.
Y, ¿si la madre no quiere al hijo?. ¿Qué esperanza de vivir puede este tener cuando la persona de la que es absolutamente dependiente no lo quiere dentro de si?. Si la relación queda reducida a los dos, madre e hijo, poca esperanza de vivir tiene, pues aunque naciese mala vida tendrá. Esta infeliz situación no se enmienda con represión. Para enmendarla hace falta la intervención de una tercera parte.
El "no matarás" es un imperativo a desarrollar y aún no está desarrolado del todo. Para ponerlo en vigor usaron métodos como la ley del Talión, con lo que en lugar de un muerto conseguian dos.
Para seguir desarrollandolo en el asunto que nos ocupa se precisa unha especie de garantía social: un colectivo "nosotros lo quieremos" y, sin duda, la colaboración de familias.
¿No se inventó la seguridad social, el seguro de paro, la ley de dependencia...?.
CCCP, dice Vd. "¿por qué no permitir también los abortos cuando la madre es pobre o carece de empleo?......". ¿Hacia donde cree Vd. que nos dirigimos?.
La adivinación no es lo suyo: no tengo nada que ver con quien se firma Gallizo en otros blogs. Y no cqabe acusarme de haberme nombrado a mí mismo oráculo de la ética racional mientras, mientras no afirme que mi opinión es la única correcta y honrada. Que es justamente lo que dice monseñor Sebastián.
Le agradezco muchos sus delicados insultos,
típica expresión de la moral cristiana que manda perdonar al enemigo y no juzgar a nadie.
Es claro que en las relaciones con otros el no nacido no es capaz de ser titular de derechos que no podría exigir por si mismo. El no nacido con nadie tiene relación....excepto con su madre. En esa única relación ¿No nacen deberes de la madre?. ¿No hay acaso deberes sociales de protección del no nacido?; el Código Penal dice que si, que hay responsabiliad y castigo sociales en el aborto consentido o no por la mujer, tambien en el causado por imprudencia grave, incluso para la amenaza de causarlo. Y esos deberes de los otros con el no nacido ¿no son derechos suyos?. Claro que el no es persona y no puede exigirlos para hacer efectivos "el valor indiscutible de su vida humana en gestación" y "la protección jurídica de la que es digno". Pero otros pueden exigirlos por el y hacerlos valer: luego existen.
Yo no puedo imaginarme que esa orden tuviese éxito en el paleolítico, y situo su nacimiento y comienzo de su extensión después dese período, en el meso- o el neolítico; i.e: en los últimos milenios de los seis millones de años que dura ya nuestro proceso de humanización o civilización, como se le quiera llamar.
Creo que la posibilidad de su aceptación y extensión tendrá algo que ver con la existencia de excedentes nacida de la domesticación de plantas y animales; excedentes que permiten empezar a liberarse de la necesidad más inmediata y negra.
En la medida en que mi tiempo no alcanza para satisfacer las necesidades de mi vida habré de usar tiempo, es decir: vida, de otros para satisfacerlas (en este uso de otros se incluyó el canibalismo, práctica que abandonamos hace pocos años). Esos otros son competidores abolutos y presas sin derecho alguno: "o ellos o nosotros".
En la medida en que gracias a la producción de excedentes ganamos libertad, entendida ahora como tiempo liberado del trabajo necesario, los otros dejan de ser competidores absolutos y pasa a ser posible la relación "ellos y nosotros" (¡no más qué un cambio de conjunción!).
Y, naturalmente, al ir aceptando que los otros también son de los nuestros les reconocemos derechos, entre ellos el derecho a la vida.
Y ahora hay quien quiere licencia para negarle la vida a algunos de los nuestros; para retirar la protección a la vida de los nuestros aún no nacidos ¿No sería un retroceso en nuestra humanización?.
No es posible así construir una sociedad verdadermente humana. Lo que hacemos es derribarla.
Y preocupa ver que se entienda el aborto como "un derecho de la mujer" embarazada. Así:
1) En caso de que ya el embarazo estorbase (por razones de trabajo, p.ej.) tendría el derecho a deshacerse de lo que no quiere, del embarazo no deseado.
2) Anticipándose para no tener el hijo que (ella o terceros) no quiere o cree no poder tener o mantener, tendría el derecho a deshacer el embarazo.
El derecho al aborto se entendería como una extensión del que cada uno tiene a decidir sobre sus propios cuerpo y vida: una consecuencia lógica de la emancipación.
Pero no se decide sobre cuerpo y vida propios, sinó sobre el de otro individuo humano (el embrión lo es). Y ningún individuo particular tiene ni debe atribuirse el poder disponer de la vida de otro. Atentar contra la vida de otros, incluso en grado de tentativa, está y debe seguir penado para asegurar la paz social y la convivencia. Como el embrión no es capaz de defender su propia vida otros tienen que hacerlo por el.
Se argumenta el sedicente derecho al embarazo como una extensión de la emancipación. No lo es. Es lo contrario. Es una demostración de estar esa mujer necesitada. Necesitada de medios, de formación e información, de dinero, de tiempo, de confianza, de buena compañía, de normas laborales que permitan conciliar el trabajo y la maternidad, etc.
CCCP, dijo Vd. "¿porqué no permitir tambien los abortos cuando la madre es pobre o carece de empleo?". Desconfio yo que la despenalización sea uno de los pies para permitirlo, el otro pie ¿será abortar a cargo de la S.S.?. ¿Le suena el slogan "aborto libre y gratuito"?. Perversiones del capitalismo, incluidas sus desaparecidas versiones de capitalismo monopolista de estado.
Nuestra vida no es un valor absoluto, que Eros y Tanatos hacen juntos el camino. Antes de la abolición de la pena de muerte (bien abolida está, por lo inutil que era) la justicia podía disponer de ella siempre que en buena lei (¿dónde estará?) hubiese buenas y acreditadas razones.
¿Cuales serán las buenas razones por las que podemos condenar a muerte al individuo humano en fase embrionaria o fetal?. Ninguna. Absolutamente ninguna. No ha tomada parte en algo condenable. Aunque el acto de su concepción hubiese sido condenable (una violación p.ej.) no se le puede imputar a el. Si hubiese lugar a una condena a muerte, sea condenado el violador.
Si aceptamos que embrión y feto son individuos humanos (lo que parece estar probado) en esas fases de su vida, nada hai que nos de el derecho a matarlos: son inocentes de necesidad.
No veo excepciones. Ni en el caso de que esté en peligro la vida de la madre, cuando el feto puede morir como consecuencia inevitable de la necesaria intervención, pero no por que se le quiera matar.
Es cierto, la madre puede no querer el hijo. La violada puede no querer al hijo de la violación. ¿Y por eso hay que matarlo?, ¿no habrá otros que lo crien?. Y aunque no apareciesen otros que lo criasen, las inclusas están inventadas.
Puede haber razones para arriesgar su vida, pero no tendremos ninguna para decidir su muerte.
inocentes abortados. La acción es una necesidad, apoyo la iniciativa de Pedroles de
crear en cada Arciprestazgo una comisión de
defensa de la vida. Por ejemplo mediante la
Red Madre.
No entra en las excepciones: cuando el feto no es humano, cuando se limita a ser un deforme pedazo de carne cuyas células se reproducen y nada más. Si no es humano no hay razón para admitirlo en la sociedad humana.
no se me escapó el dedo, son faltas de ortografía. Esas palabras son así en gallego, en el que normalmente escribo y, por no corregir bien, se cuelan. Hay alguna más, alguna contracción, que tambien se cuela para mi alegría pues me salto lo que me suena a cacofonías en el castellano..
Quería decir esto: habrá casos, aunque sean pocos, en los que el resultado de la concepción será un montón de células que se limitan a reproducirse pero no acabarán formando algo que pueda llamarse ser humano. No conozco el nombre técnico. Será como tu dices que eso no se lamma feto. Quería decir que un caso así no lo entiendo como una excepción, pues no es vida humana que haya que proteger. Creo que puede ser destruido.
No lo veo banal, pues me parece que habría que responder a la pregunta ¿cómo se decide que estamos en ese caso y no en otro?. Si ese informe resultado se viese después del parto no habría dudas. Pero actualmente puede saberse, y decidirse, antes del parto, ¿no?.
¿NO ES CONTRARIO ACASO A LA PAZ SOCIAL, LA ELIMINACIÓN DE DETERMINADOS INDIVIDUOS POR RAZONES ALEATORIAS?
LA PAZ SOCIAL SE CIMENTA SOBRE CRITERIOS RACIONALES Y CREAR MONSTRUOS ASESINOS, POR EJEMPLO, NO CONTRIBUYE A ELLO
No entiendo a Wet.Debe de estar de guasa.N o se por qué ha de escribir en mayúsculas para decir sandeces.Si es teólogo,yo soy Bonaparte.¡ Me parece poco serio.Aquí se habla de asesinatos de individuos no nacidos.¿ Eso contribuye a la Paz Social ?
Dios le siga bendiciendo, Monseñor¡¡¡
nuevo post en el blog....
Es necesario salvar vidas inocentes¡¡¡¡¡¡
En los argumentos proabaortistas que he alcanzado a leer en los medios de comunicación veo que se defiende o se permite el aborto ya fuese apelando a otros derechos (el de decisión sobre el propio cuerpo, de la madre); o estableciendo un "conflicto de intereses" entre madre e hijo por nacer (para hacer juicio habría que saber cual conflicto, sin olvidar que la ley debe amparar al más débil); o remitiendose a la diferencia entre potencia y acto (dando por supuesto que el embrión solo en potencia es humano); o estableciendo que el aún no nacidio no tiene derechos, incluido el de nacer, pues aún no es persona; o que se establece como límite un momento del desarrollo del embrión o del feto (p. ej. cuando hay tal número de células , o que empiece a formarse el cerebro), sin justificar (que yo haya visto) porque es humano a partir de ese momento y no antes.
Nunca le entran bien a la pregunta: embrión y feto ¿son ya humanos?. Para justificar su defensa o permisividad del aborto tendrían que responder que no es humano (o que no lo es antes de cierto momento en que pasa a serlo) y, ¿cómo negar lo que ya está evidenciado por la ciencia actual?. No se puede negar, luego evitemos la pregunta. Este parece el punto flojo del razonamiento proabortista.
Los representantes políticos (para el caso, los legisladores) no pueden decidir cualquier cosa. Su libertad para decidir "por razones de conveniencia y oportunidad" está limitada por deberes superiores o por derechos de terceros. Los legisladores no deben legislar en contra del superior mandato moral "¡no matarás!". Los legisladores deben legislar reflejando ese mandato en las leyes, también en las penales. No pueden hacer otra cosa. No deben dar permiso para que nos matemos los unos a los otros. Despenalizar el aborto es equivalemte a darle licencia legal a la muerte.
En situaciones límite donde el veredicto no es claro el juez (no el legislador) debe saber que en caso de duda, a favor del reo.
Un ser (humano) está constituido como persona DESPUES del parto. Ahí ya no se hablaría de aborto.
No veo diferencia entre " un ser...en marcha hacia esa constitución (como persona) o...programado para ser tal".
No habrá duda de que cabe hablar de grados de inmoralidad (ilegalidad). Las circunstancias cuentan.
¿Hay actualmente discusión fundamental sobre cuando empezamos a ser humanos?. En tiempo la hubo, pero actualmente yo creo que no, que se acepta que el cigoto ya es humano. Pero lego soy y a más docta opinión me someteré.
"Un cristiano deberá sentirse obligado al máximo respeto a la vida personal...". Y un no cristiano también, compañero. "Así dará ejemplo de una fina sensibilidad..."...hombre, hombre, ...que ganas de ser especiales...
Pero las formas represivas (las leyes penales) solo pueden, si acaso, ayudar a contener y frenar, no solucionar. Me enteré aquí de la existencia de Redmadre y entre en su Web. Iniciativas así ayudan más a la solución, es decir, a humanizarnos, civilizarnos.
Encantado de haber participado. Me ha ayudado a aclararme. Hasta otra.
El remedio verdadero esta en una buena educación sexual de los adolescentes y de los jóvenes, en la recuperación de la estima de la castidad, en una visión humana y cristiana de la sexualidad como expresión del amor estable y definitivo entre varón y mujer. Ese es el punto de partida, esa es la verdadera medicina. Y luego una ley a favor de la vida, que ayude de verdad a las mujeres embarazadas, pero que les ayude a tener a su hijo no a matarlo. Es una vergüenza que a estas horas no haya en España una legislación que favorezca la natalidad y proteja la familia. El PSOE no la hará nunca. Pero es que el PP tampoco se entera. Eso es lo que España y los españoles necesitan y no esos alardes de frivolidad que hacen nuestros gobernantes.
Quiero deciros también una palabra sobre el asunto de la Iglesia y del SIDA.
Ante todo, hay que aclarar que la Iglesia no es la responsable de la salud pública. Los responsables de la salud publica son los gobiernos. Por eso están obligados a decir la verdad entera. Lo demás es engañar a la gente.
La Iglesia habla sobre el preservativo desde el punto de vista religioso y moral, no desde el punto de vista higiénico. Y no hacemos sino repetir y anunciar la doctrina de siempre, no es bueno lo que entorpece la verdad y la plenitud del amor conyugal entre los esposos. En principio, no es buena una vida sexual entre esposos que elimina la posibilidad de la fecundación y de la procreación. Porque va contra la tendencia natural del amor, de la sexualidad misma, y de la madurez de la persona y de la vida.
Además, resulta que la doctrina de la Iglesia, es decir la comprensión de la sexualidad humana como expresión de una relación estable de amor y de vida entre varón y mujer, anunciada y mantenida por razones de moralidad, es la mejor manera de prevenir el SIDA. Pero esto no lo quieren decir los gobiernos ni las organizaciones progresistas, porque quieren establecer la promiscuidad sexual como lo más normaly lo más humano. Sexualidad sin hijos, sexualidad incluso sin amor. Y mientras legitiman y difunden la promiscuidad sexual, quieren evitar los peligros del SIDA recomendando el preservativo. Así engañan a la gente. Primero porque no dicen cual es el modo más seguro de evitar el contagio, por no parecer carcas, y segundo porque atribuyen al preservativo una seguridad que no tiene. Pero sobre todo, porque entre líneas están recomendando la promiscuidad, aunque no lo digan claramente, y eso trae más SIDA, a pesar de todas las campañas y todos los discursos. Eso es así, digan lo que digan. Hay que oir a los misioneros de lo que significa el preservativo en la cultura africana. Y por eso tiene razón el Papa. Favoreciendo la promiscuidad y poniendo la esperanza en el preservativo, a la hora de la verdad, favorecen el contagio. Al final, es la Iglesia la única que habla de verdad con el corazón en la mano buscando el bien de la gente sin intereses de ninguna clase. Por eso nos critican y nos dicen retrógrados. El tiempo deja a cada uno en su sitio. Y el juicio de Dios con más seguridad.
Ahora resulta que el Papa va a tener que pedir permiso a nuestro Parlamento para predicar la doctrina de Jesucristo en Africa. Ya puede decir la Sra. Pastor lo que quiera. Es una petulancia ridícula. Nuestros políticos se han creído que son los dueños del mundo. Si no fueran cosas tan graves sería para morirse de risa.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.