El martirio en la vida de todos los cristianos (IV)
Pensando en nuestro presente
Los mártires son nuestros maestros de vida. Ellos nos descubren lo que todos llevamos dentro. En ellos queda patente la realidad profunda de nuestra vida, el valor absoluto de Dios, la primacía de la vida eterna, la seguridad de la fe, la firmeza del amor y la fuerza del Espíritu Santo para vencer todas las dificultades que podamos encontrar en este mundo.
La memoria de los mártires nos muestra que vivimos en un mundo difícil, en el que operan los poderes del Mal y al que no nos podemos entregar ni someter. No es posible un cristianismo concordista. El deseo de evitar los conflictos no puede ser un deseo primario ni una norma general. La primacía del amor, la fidelidad a la misión recibida pueden ponernos en situación de conflicto aunque nosotros no lo queramos. La naturaleza testimonial de la vida cristiana, la novedad y la radicalidad de la doctrina de Jesús y del mandamiento del amor universal nos expone a los conflictos contra los poderes de este mundo, cuando estos pretenden organizar la vida a favor del bien de algunos contra el bien, los derechos y hasta la vida de los más débiles.
No debemos buscar positivamente los conflictos, ni debemos centrar nuestra vida en la denuncia de los pecados de los demás. El centro de la vida cristiana es el amor, la alabanza, el servicio a los demás, el anuncio de la gracia y de las misericordias de Dios. Pero vivimos en un mundo donde reina el pecado, y por eso hay que tener en cuenta la posibilidad de que surja la incomprensión, la marginación, el rechazo y en último extremo la persecución violenta. El Señor nos lo tiene advertido. Seguirle a El puede traernos muchas dificultades, podemos acabar en los tribunales, pueden terminar con nosotros pensando que con nuestra muerte dan gloria a Dios. Por eso El nos promete su ayuda. El acompaña y asiste a sus discípulos en las dificultades. Los conforta con la fuerza del Espíritu que es la fuerza del amor, de la seguridad, de la cercanía.
El relato del martirio de Esteban es un verdadero paradigma de la vida y de la situación de la Iglesia en este mundo. Esteban cuando hablaba de Jesús “tenía el rostro de un ángel”. En el martirio estaba lleno del Espíritu Santo, veía la gloria de Dios y a Jesús que estaba de pie a la derecha de Dios. “Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre que está en pie a la diestra de Dios” (Hch 6 y 7). Moisés, figura de Cristo y modelo de los que creen en Dios, prefirió el oprobio de Cristo a las riquezas y marchó hacia la tierra prometida “como si viera lo invisible”. (Hbr 11, 27).
La vida cristiana consiste en el amor, estamos llamados a vivir como hijos de Dios, en Cristo y como Cristo, reunidos en la familia de Dios que es la Iglesia. Este amor nos pide que anunciemos a nuestros hermanos con obras y palabras la verdad de Dios. La vida de los cristianos no es para esconderla debajo del celemín, no se puede vivir solamente en la tranquilidad de la vida privada, es luz y fermento, tiene que brillar en el mundo y tiene que influir en la vida de los demás, en la marcha de la sociedad. Anunciamos públicamente un Dios que es amor, que es misericordia con los afligidos, con los que sufren, con los que se equivocan, que perdona y manda perdonar a los que nos ofenden, que defiende en todo momento los derechos de los pobres. Tenemos la misión de anunciar y reconstruir la sociedad y la humanidad de los hombres anunciando y haciendo valer el despliegue magnífico del amor de Dios en todas las realidades de nuestra vida.
Esta manera de vivir es hermosa y proporciona la verdadera paz y la verdadera alegría que todos deseamos y necesitamos para ser felices. Pero requiere la conversión del corazón, el cambio de vida, la renuncia a la codicia y a las mil idolatrías de este mundo. Por eso puede suscitar rechazo y violencia de quien no quiere renunciar al dominio del mundo. Por eso la vida cristiana, por muy apacible que sea, la misión evangelizadora de la Iglesia, por muy considerada que sea, puede encontrarse con una reacción de rechazo y de violencia que le obliguen a aceptar el martirio como precio de su fidelidad y esplendor de su verdad.
Los que viven en las tinieblas de la incredulidad, que en realidad es una oculta egolatría, sienten la necesidad de declararse inocentes y no soportan el contraste de una concepción de la vida que denuncia sus errores y su injusticia. Buscan la complicidad de los creyentes tratando de obligarles a reconocer la justicia y la rectitud del mundo sin Dios. Así la vida cristiana queda reducida o bien a una práctica privada sin valor ni reconocimiento social y cultural, o bien una posibilidad de entender la vida frente a otras igualmente posibles y justas, que en el fondo se tienen por más razonables y perfectas.
Para los cristianos es una verdadera tentación el reconocer la “justicia del mundo”. Si el mundo es inocente y bueno, si todo lo que nace del hombre es digno de respeto, los cristianos podemos pactar con el mundo un estatuto de convivencia y de connivencia que nos libre del peligro de los conflictos y de las posibles persecuciones. El cristianismo pactista se resiste a reconocer la injusticia y los pecados del mundo sin Dios. Pero un mundo sin pecado no es mundo real, una Iglesia sin vocación martirial no sería tampoco la Iglesia de Jesús, la Iglesia del seguimiento, la Iglesia de los santos. Si Tertuliano pudo decir que “El martirio es la mejor medicina contra el peligro de la idolatría de este mundo”, nosotros podemos decir que la condición martirial de la vida cristiana es la mejor medicina contra la tibieza y la secularización de los cristianos.
La condición martirial de nuestra vida cristiana nos tiene que llevar a renunciar con alegría a todos aquellos planteamientos de vida y a los bienes de este mundo que suponen infidelidad, ambigüedad en las opciones de fe, tibieza en el amor, falta de identificación espiritual y práctica con Jesucristo muerto y resucitado. Todo cristiano tiene que poder decir con verdad “estoy crucificado con Cristo, he dejado atrás la vida dominada por el pecado, lo que ahora vivo es una vida nueva, en comunión con Cristo, en la presencia de Dios, de modo que es Cristo quien vive y actúa en mí” (Cf Gal 2, 19 y 20).
Querer vivir en paz con el mundo, tratar de evitar a toda costa los posibles conflictos con el mundo, pensar que podemos conseguir un estatuto que garantice definitivamente nuestra tranquilidad en este mundo, además de ser una ilusión, es una verdadera tentación que pone en peligro la integridad de nuestra fe, la autenticidad de nuestra esperanza y la verdad de nuestro amor a las realidades eternas.
Los católicos españoles somos hijos de nuestros mártires, de los lejanos y de los más cercanos. De ellos, de su fidelidad invencible hemos recibido y estamos recibiendo la herencia de nuestra fe, su fortaleza es el apoyo de la nuestra, la claridad de su iluminada esperanza tiene que iluminar también nuestra vida para no ceder ante las falsas promesas o las irritadas presiones de nuestro mundo. ¿Qué hubiera sido de la fe de los españoles y de la Iglesia de España sin el muro insalvable de la fortaleza de los mártires? ¿Qué hubiera sido de nuestra propia fe, de nuestra vocación, sin el esplendor de su testimonio? Muchos de nosotros hemos vivido sensiblemente esta continuidad entre su muerte y nuestra vida. Pensando en ellos comprendemos el sentido de las palabras de Pablo, “llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús para que vosotros podáis alcanzar su vida”. Seríamos ingratos y necios si dejáramos que se debilitara su memoria.
En estos momentos ellos son nuestros mejores abogados y protectores. Muchos de ellos murieron diciendo que ofrecían sus vidas por la fe de España y de los españoles, por la paz y la reconciliación de los españoles, por la conversión de sus verdugos. Ellos son los mejores intercesores y los mejores maestros de vida para recuperar la claridad y el vigor de un cristianismo sincero, personal, anclado en el amor de Dios y en la posesión de la vida eterna, vivido como un ejercicio del amor y de la fraternidad, con coherencia, con valentía, sin miedos ni concesiones, también sin odios ni condenaciones, con humildad, con paciencia, con misericordia, devolviendo bien por mal y renunciando a los falsos reconocimientos que siempre exigen por adelantado el mismo sometimiento que el demonio pedía a Jesús en las tentaciones del desierto.
Concluyo recordando las palabras del Papa Benedicto XVI en su reciente visita a la Basílica de San Bartolomé, en la isla Tiberina, dedicada al recuerdo de los mártires del siglo XX. El amor santo de Dios impulsó a Cristo a derramar su sangre por nosotros. En virtud de esa sangre hemos sido purificados. Sostenidos por esa llama de amor los mártires derramaron su sangre y se purificaron en el amor de Cristo que a la vez les hizo capaces de sacrificarse también ellos por amor. “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Los testigos de la fe tenemos que vivir este amor “mayor”, dispuestos a sacrificar nuestra vida por el Reino de Dios. De este modo llegamos a ser amigos de Cristo, configurados con El, aceptando el sacrificio hasta el extremo, sin poner límites al don del amor y al servicio de la fe. El testimonio de Cristo hasta el derramamiento de la sangre es la mayor fuerza de la Iglesia. Aparentemente la violencia de los totalitarismos y la brutalidad de las persecuciones pueden parecer victoriosas cuando llegan a apagar la voz de los testigos, pero Jesús resucitado ilumina y fecunda su testimonio para que sea semilla de cristianos y levadura del mundo. En la debilidad del mártir actúa una fuerza que el mundo no conoce, la fuerza de la cruz, la fuerza del amor, victorioso con la fuerza del Espíritu cuando parece estar derrotado y vencido. “Derribados pero nunca vencidos” (IIC 4, 9). “Cuando soy débil entonces es cuando soy más fuerte” (IIC 12, 10). En la debilidad del mártir se manifiesta la fuerza creadora del amor de Dios.
De esta experiencia interior nace la fortaleza, la esperanza y la alegría del cristiano. Este es el secreto de la fortaleza y de la perennidad de la Iglesia. Fuerte en la invencible debilidad y en la fortaleza de sus mártires. Fuerte en la vocación martirial de sus hijos.
22 comentarios
Pido al Señor le conceda su ayuda para seguir iluminándonos con sus escritos.
Es usted un obispo valiente y... ¡ su lenguaje se entiende tan bien! Vivo en Barcelona desde 1971. Ésto, es otra cosa. Pero nos queda pensar que el Señor es el dueño de la Historia.
Le saluda y besa su mano. Aftmo en Cristo, Ricardo
No nos estará haciendo reflexionar sobre el martirio porque es la única vía que nos queda para sobrevivir al menos en la otra vida. Ali Al-Faqir. Uno más de los Tarik actuales, ya sueña, mecido en los pliegues de los pantalones de De la Vega con invadirnos. Como ahora hasta el ejército lleva faldas. Lloramos o actuamos. Ah! Conste que valoro el gesto de proximidad que tiene. Me ha pasado como a esos curas que sermonean a quienes van a Misa lamentándose de quienes no van. Por esto le pido perdón, por lo demás no.
Espero que no estés insinuando que alguno de nosotros hacemos el rendibú. De este blog sólo obtengo las enseñanzas de los artículos de Monseñor y de los comentarios de los amigos que escriben, que es mucho. Pero no pienso aconsejar a ningún Obispo que coja un tractor y se ponga a arar ni que se vaya de botellón. Porque su lugar está al frente de su diócesis guiando a sus feligreses, predicando, escribiendo en este medio y en otros, y resolviendo los problemas de la comunidad que le ha sido confiada por el Papa. Y a los laicos nos queda denunciar todos los abusos e injusticias que se produzcan, vengan de quien vengan y vayan contra quien vayan. Vengan de la vicepresidenta, de Zapatero o de un fundamentalista musulmán. Debemos defender a las familias, la vida, la libertad de conciencia y religiosa, los valores cristianos y la nación española. Y votar a políticos que los defiendan.Nos queda realizar un examen de amor, de nuestro compromiso con los demás, sobre todo con aquellos a quienes nadie defiende. Como escribió ayer Monseñor, gracias a Dios, tenemos miles de personas, de todas clases, que viven el evangelio y dan la vida por hacer el bien al prójimo más necesitado. Sin poses y sin propaganda de ninguna clase. Pero eso no lo dicen los periódiccos ni las teles. Nos queda unirnos a ellas y aprender de su ejemplo diario, de su esfuerzo y entrega, de su sacrificio en España y en otros países de Misión. Muchos saludos.
Repito: su mensaje ha sido todo un bálsamo para el corazón y fuente de ánimo para seguir luchando, aunque el "fuego amigo" sea el más doloroso.
SUYO EN CRISTO. MIGUEL ÁNGEL ORTEGA-MADRID
Hoy en el Libano hay ya una pura guerra civil, que no presagia nada bueno.Hay tropas internacionales en el medio en alerta roja( entre ellas las nuestras), que son carne de cañón. .
Se va a encender la llama del polvorín que es Oriente Medio.E Israel ( 60 años de existencia recién celebrados) no aguanta más que su vecino irani (que ha jurado exterminarle de la faz de la tierra)llegue a poseer la Bomba.
God y Magod están reunidos para la guerra y sus ejercitos son como la arenas del mar. (En Moscu Putin ha enseñado el día 10 sus potentes y nuevas armas intercontinentales)En China disimulan con la Olimpiada, pero son una superpotencia miltar.Los USA, (apaches anglosajones al fin y al cabo) están deseando el lio para ganar dinero.India y Pakistan tienen la Bomba.Los hijos de la Gran Bretaña y Francia también.Siria y Egipto, armas bacteriológicas.Irak ya se ve como está el asunto.Afganistán y el vientre de Asia, llenos rebosantes de energía que todos quieren poseer.Esto es un polvorín.
La ciudad amada (supongo que es Jerusalen-Hoy mismo dice en REL que un fanático islamico quiere tomar Roma y Al andalus)) mire como está rodeada de enemigos por todas partes.
Pregunté a la Comisión para la doctrina de la Fé Española(jricopaves),via correo electrónico que me aclararan las palabras del Cardenal Rouco Varela "si a la Iglesia le faltan los sacerdotes, la Iglesia se muere.Y si al mundo le falta la Iglesia, el mundo se muere"(Homilia XVI Jornada Mundial de la Oración por las vocaciones) y " ahora, que esta tentación es tan fuerte y arrastra a tantas personas y grupos para seguir supuestas alternativas".Les pido una ACLARACIÓN ¿que alternativas son esas?
¿que personas o grupos son esos?.¿Que está pasando?.
CONTESTACIÓN: ( via e-mail)
Lea usted el texto del Catecismo de la Iglesia Católica Art. 675. 676. 677.
(artículos francamente apocalipticos como se puede comprobar).Y además se me dicen: "Al igual que en el Catecismo, el Sr.Cardenal "no da nombres",porque se trata, ante todo, de una tentación de la que nadie queda excluido.Que el hombre se glorifique a si mismo colocándose en el lugar de Dios y de Cristo,es, desgraciadamente, algo que no falta en nuestros días".Claramente nombran el Anticristo en potencia y presencia.
Como ve un panorama francamente desolador.No nos va a dar tiempo a ser mártires, porque esto que se avecina va a ser gordo y termonuclear.De todos modos, a lo mejor tenemos la suerte
de ser la última generación de hombres que no pasan por la muerte ("lloverá fuego por parte de Dios") y somos súbitamente transformados que diria San Pablo.El gran problema es estar en gracia de Dios.Como no sea por su infinita misericordia nos vamos a las pura y horrosa soledad.Rece por el mundo y por nosotros pecadores.
Un cordial saludo y que Dios reparta suerte.( Y la Santisima Virgen del Perpetuo Socorro, que llevo en mi cuello desde que nací).
Me olvidaba preguntarle, que: ¿Ud, que opina de este asunto?.O es que yo veo visiones.
He leido su texto y la nota de mi hermano.Sus palabras Monseñor son preciosas; hay efectivamente que ser radical y abominar del mal.Hay que salir de las tinieblas y cambiar las mil idolatrias que nos rodean por una coherencia de vida,verdaderamente digna de ser vivida.
Somos hijos de nuestros mártires (en estos dias 11, 12 y siguientes de 1936 especialmente recordados)y la Iglesia triunfante lleva en volandas a la actual militante portegiéndola de todo mal.Y vivir en Cristo es la única solución. Ya lo dice su hijo obortivo San Pablo:" seguir siempre a Cristo, viviendo en religión, apartados de los deseos mundanos, con sobriedad y con honradez".Estos son tiempos de fortaleza,de alegría y de esperanza,porque "ya viene hacia nosotros su Reino", como le pedimos todos los días.Que felicidad¡¡¡.
Por otro lado a Ferdustre nunca le he visto equivocarse en toda mi vida.No es nada milenarista,ni mucho menos,es sólido como una roca.Y siempre está antropológicamente contento y alegre (una monja a la que adoraba, le dijo de pequeño en el colegio, que ir al cielo era una cosa muy fácil y como es muy infantil se lo ha creido totalmente y es imposible hacerle cambiar de opinión)porque dice que aunque muera en este mundo (lo que tiene muy asumido y le importa un verdadero pepino) "el va a vivir eternamente".Y poder vivir (no he visto a nadie tan vitalista), siempre me dice, que es lo que más le gusta y que en los cielos eternos debe haber muchos universos con mucho ARTE que ver y estudiar.Ferdustre nunca se equivoca.Lo que presiente ("cuando se ven los brotes en los árboles es que viene la primavera") y tenemos encima es el final o esto es solo un anticipo?.
Anticristos ya hay un montón y que el mundo está desquiciado y Dios está siendo erradicado poco a poco del mundo y de la cultura es cierto y verdadero.
Hasta el Rey de España defiende y alaba descaradamente al masónico (Ricardo de la Cierva) y satánico ZP.( sanático, por su amor a la cultura de la muerte mas de 100.000 abortos en el 07 bajo su tutela.Eutanasia,ataques a la familia,adoctrinamiento politíco y sexual y ministerio Orweeliano de la Igualdad y mil barbaridades más).
Pero centrandonos en el tema del martirio,nos va a dar aún tiempo de poder ser mártires (no me importaría nada)?.Que le da a usted en el olfato?.
Esto se acaba?.Tendremos la suerte de ser la última generación del mundo mundial?.Suerte porque la muerte será una pura trnasformación.Que sucede o va a suceder?.Confirmenos en la Fé.
Sus palabras siempre son oro de Ley.
Las espero con gran devoción (Yo tengo ya mi alma muy hecha y muy bién preparada al aparente infortunio, porque luego viene la VICTORIA que es segura).Cordiales saludos.
Gracias por su magisterio.
Hace unos meses, tras leerme el Documento de la CEE sobre la situación actual de España, pense sobre esto y sobre la posibilidad de que la persecución aumentase y llegase hasta el martirio.
Llegue a la conclusión que en una situación de persecución extrema habría martires pero muchos mas apostatas y que yo no se si tendría fuerzas para estar entre los primeros.
Yo personalmente admiro los martires , pero no tengo, en principio, vocación de martir, me da panico, en una palabra. Crei concluir por ello , que tenia que hacer lo que estuviese en mi mano para evitar llegar a esta situación, utilizando mecanismos del Estado de Derecho, en tanto subsistan.
Desde entonces me he implicado mas en iniciativas contra EpC , aunque mi vida religiosa no se puede decir que mejore mucho con tanto activismo.
Sr. Sebastian muchas gracias por sus escritos, los meditare.
Hace unos meses, tras leerme el Documento de la CEE sobre la situación actual de España, pense sobre esto y sobre la posibilidad de que la persecución aumentase y llegase hasta el martirio.
Llegue a la conclusión que en una situación de persecución extrema habría martires pero muchos mas apostatas y que yo no se si tendría fuerzas para estar entre los primeros.
Yo personalmente admiro los martires , pero no tengo, en principio, vocación de martir, me da panico, en una palabra.
Crei concluir por ello , que tenia que hacer lo que estuviese en mi mano para evitar llegar a esta situación, utilizando mecanismos del Estado de Derecho, en tanto subsistan.
Desde entonces me he implicado mas en iniciativas contra EpC , aunque mi vida religiosa no se puede decir que mejore mucho con tanto activismo.
Sr. Sebastian muchas gracias por sus escritos, los meditare.
También es mártir el que vive "des-viviéndose" por los demás independientemente de cómo muera. En este sentido hay muchos mártires anónimos en nuestra Iglesia.
No siempre la coherencia entre fe y vida desemboca en la muerte cruenta. También y con mucha más frecuencia lleva a la incomprensión, el rechazo, la indiferencia y el menosprecio por una forma de vida entregada que resulta absurda y hasta ridícula para la mentalidad actual.
Hay más deserciones en la práxis vital que verdaderos apóstatas. La apostasía explícita es mera anécdota.
En la película "Roma Ciudad Abierta" (Rossellini-Fellini), cuando van a ejecutar a un sacerdote por colaborar con la resistencia y ayudar a escapar a numerosos judíos, le previenen: Padre, prepárese a bien morir.
Este le responde: morir bien es fácil, lo difícil es vivir bien.
Lo que quiero decir queda patente en esta frase.
Saludos a todos, en especial a mi tocaya pilar.
Ferdustre, Bienvenido de Alemania. Es verdad que vivimos sobre un polvorín. Y tengo la sensación de que las cosas se van complicando poco a poco cada vez más. Yo no soy amigo de pronosticar. El panorama puede cambiar en pocas semanas (acordémonos de la guerra fría y del telón de acero). También es verdad que los cambios políticos no resuelven el problema porque no cambian el corazón del hombre, que es donde se da la verdadera batalla entre el bien y el mal, la fe y la idolatría, la obediencia y la rebeldía. Qué pasará? No lo sé. Prefiero no jugar a adivino.
Lo que sí sé, porque nos lo ha revelado el Señor, es que los critianos tenemos que vivir alertados "porque a la hora que menos pensamos" nos pueden llamar. El día y la hora "solo Dios lo sabe". Podemos saber también que los poderes orgullosos y ambiciosos de este mundo no pactarán nunca con la Iglesia de Dios ni con los cristianos testimoniantes "no quieren venir a la luz porque sus obras no son buenas".
Todo esto vale también para responder a Tormiz. Cierto, hay que estar preparados, hay que vivir en este mundo "como si no viviésemos" porque "pasa rápidamente la figura de este mundo" "el tiempo es corto" y hay que concentrarse en lo esencial. (Primera carta de Pablo a los Corintios, cap. 7). Esta disposición da paz, fortaleza, serenidad, alegría. Tenemos mucha vida por delante, porque nadie nos podrá separar del amor de Dios. Vale.
Manostijeras, es verdad que el cristiano tiene que vivir siempre en esa especie de "disposición martirial" que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, por encima de todo, incluso de la propia vida, y hasta desear llegar a su presencia, con el Señor, con la Virgen María, con los santos. Sabiendo que podemos padecer pesecución por su causa. También es verdad que tenemos que procurar que la persecución no llegue, tratando de que los que no creen se conviertan a Dios. Jesús lo intentó con los judíos.
Pilar 1ª, a todos nos da miedo el fantasma de la muerte, pero tenemos que pedir al Señor la capacidad de verla con fe, con esperanza. Ver el día siguiente de la muerte... la vida eterna y gloriosa con el Señor. Esa fe, que es una gracia, da mucha libertad y mucha fortaleza y mucha generosidad para la vida ordinaria. No hay que tener miedo, la historia muestra que Dios se hace presente y cercano cuando llega la prueba. Todos eran débiles como nosotros. Y fueron fuertes y victoriosos. Haces bien en trabajar para que el mundo sea más justo y esas situaciones críticas no lleguen.
Pilar 2ª. y VK. Es verdad que lo "esencial" del martirio se da en la vida cristiana cuando es realmente efectiva, es decir, cuando el amor sobrenatural se sobrepone a las leyes de la naturaleza, en la generosidad, en la abnegación, la gratuidad, la universalidad. etc.etc. Así es como nuestra vida llega a ser testimoniante, sorprendente, testimoniante. De eso tenemos muchos testimonios, y de una u otra manera, todos estamos llamados y capacitados por el Espíritu Santo para vivir así.
Mi punto de vista personal. 1º, Creo que no hay que preocuparse demassiado de lo que pueda pasar. Ese no es nuestro tema. Estamos en las manos de Dios. No podemos abarcar ni controlar las mil causas que se interfieren en provocar los acontecimientos. El futuro lo hacemos entre todos, bastante ciegamente, y sólo Dios, en su providencia, lo puede conocer y ordenar misteriosamente al bien de sus hijos. Lo nuestro es vivir el presente lo más radicalmente y lo más limpiamente que podamos, en la adoración y alabanza de Dios, en el seguimiento de Cristo, en la esperanza y el deseo de la vida eterna, en el ejercicio de la caridad. De esta manera santificamos el presente y preparamos un futuro mejor, en lo que de nosotros depende. Y así estamos siempre preparados para vivir con la libertad y el amor de los hijos de Dios lo que pueda venir. 2º, Yo no creo que por ahora vaya a haber un cataclismo en el mundo, o se vaya a desencadenar en españa una persecución a muerte como ocurrio en el 36. La persecución actual es más sutil, y consiste en la colonización y el adormecimiento espiritual, en el dominio y sometimiento de nuestras almas, por las buenas o por las malas, por el desprestigio, la marginación, el castigo económico. Y nuestro martirio tiene que ser la claridad, la integridad de nuestra fe, el testimonio claro y efectivo de nuestra vida como vida ante Dios, como discípulos de Jesús y ciudadanos del cielo que viven en este mundo. Aumentarán los constrastes, aumentarán quizás los sacrificios, o aumentarán también las conversiones. Solo Dios lo sabe. Tenemos la promesa de Jesús "estaré con vosotros" "he rogado por vosotros" "os enviaré un Consolador". Muchos saludos. Paz y Bien.
No ha sido mi intención suplantarla, lastima que he hechos bastantes comentarios en blogs de HO, con esta identidad.
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