10.03.15

Del templo idolatrico al Sagrario

Esta vez no van a leer sobre Tanzania, sino el hermoso testimonio de uno de nuestros misioneros en Extremo Oriente. Esta crónica la recibí hace apenas dos semanas. Al leerla, quedan comprometidos a rezar por los misioneros en aquellas lejanas tierras.

P. Diego Cano IVE.

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Hace un año llegué a Taiwán. Recuerdo que, entonces, recién bajado del avión, salí a conocer el terreno misional con el Padre Pablo. Era la primera vez que caminaba por la zona de la Parroquia de Dayuan. No sabíamos ni un palabra de chino, salvo saludar, pero nos metimos en un templo pagano y ahí conocimos a un chino –llamado Li-, quien nos mostró uno por uno a los ídolos. Nos mostró hasta el tercer piso de ese lugar. Buena parte de nuestra comunicación era por medio de señas pues su inglés era mínimo y nuestro chino era nulo. Una parte del diálogo fue por gestos y lo demás era un lenguaje de sordos, pero a Dios, como nos enseñó San Pablo, le gusta valerse de nuestra debilidad.

La cuestión es que después de la “visita guiada” por este templo local lo invitamos a Li que venga a la Parroquia. Él aceptó venir, hizo las genuflexiones que le dijimos, reverenció a la Virgen –imitándonos- y luego lo invitamos a rezar ante el Sagrario, de rodillas. Él estuvo rezando unos instantes.

Solo Dios sabe lo que pasó en su alma, mientras él estaba rezando ante el Santísimo, pero nosotros somos testigos de hechos externos muy claros. Me explico. Ni bien terminó de rezar, muy contento nos dijo: “I’m happy”. Luego, nos preguntó donde dejar la limosna y nos dejó su tarjeta. Varias veces lo llamamos pero siempre había algún contestador.

Durante un año no tuvimos noticias de Li. Pero, ¿qué pasó? Pasó que, luego de un año sin tener noticias de él,  hoy vino a la Misa del Año Nuevo Chino y con gran alegría, pidió entrar al Catecumenado. Nos recordó que dos Sacerdotes extranjeros lo habían invitado hace un año. ¡Eramos nosotros! Al principio, no lo reconocí y luego me acordé quien era.

Este caso es muy interesante porque lo único que habíamos hecho fue invitarlo a rezar ante el Sagrario, pero algo pasó en su alma… Algo grande obró Jesús Sacramentado en esos 40 segundos en los que Li rezó de rodillas. Algo tan grande que lo llevó a decir que estaba feliz y que lo llevó a venir a la Iglesia un año después –y a venir precisamente en el día de Año Nuevo Chino, que acá es el día más importante de todos-. Algo tan grande que lo llevó oír toda la Misa –¡a pesar de que me olvidé siete caracteres!- y pedir entrar al Catecumenado. ¡Algo grande obró Jesús Sacramentado en él! Por algo, el Beato Manuel Gonzalez escribió que “el Corazón de Jesús no está en el Sagrario ni callado ni ocioso”. Es más, decía el Beato, “no hay en toda la tierra un lugar en donde se hable más y mejor y se trabaje más activa y fecundamente” que el Sagrario. Hoy comprobamos empíricamente lo que sabemos desde siempre: el máximo Misionero es Jesús Sacramentado.

Termino con una breve reflexión: ¡es muy importante ir a invitar a los paganos a la Iglesia! A veces no vemos frutos, pero a veces los vemos (aunque sea un año después, como en este caso). De nosotros depende trabajar y rezar por la conversión de los pobres infieles. De lo demás se encarga Dios. ¡Y qué bien que lo hace!

¡Cristo vence!

Padre Federico

Misionero en Extremo Oriente

19-02-15

 

7.03.15

Ceferino, así es con el swahili

Querido Ceferino:

Espero que estés muy bien. Muchas gracias por escribir, y lamento que haya pasado tanto tiempo, pero al fin en medio de tantos trabajo me he podido sentar tranquilo a responderte.

Me preguntabas cómo hago para estudiar el idioma de aquí… la verdad que es una pregunta que lleva mucho tiempo en responder. Voy a tratar de explicarte un poco. Acá en Tanzania se habla el swahili, como lengua oficial. Pero después cada tribu tiene su lengua, y hay más de 120 tribus distintas. Sin embargo, si se habla el swahili, ya te puedes comunicar con cualquier persona. En nuestra parroquia la mayoría de las personas son de dos tribus: Sukuma y Nyemwezi. Los niños hablan el sukuma o nyemwezi en la casa, y cuando empiezan a ir a la escuela aprenden el swahili. Eso quiere decir que si hay gente que no va a la escuela, acá en el campo, no hablan el swahili, o hablan muy poco. Por eso cuando voy a dar misa a las aldeas más lejanas hay mucha gente que no habla el swahili y el catequista debe traducirles.

El swahili tiene mucho del árabe, pero se escribe con las letras como nosotros, no con los caracteres árabes… o garabatos. Y las letras se pronuncian igual que nosotros en castellano. No hay muchos sonidos raros, sino que la “j”, por ejemplo, se pronuncia como la “y” griega nuestra… y otras diferencias pequeñas.

Luego lo mas complicado son los verbos, o al menos en mi caso es así, ya que te puedes encontrar con verbos como: unavyojidhihirisha, anayewashughulikia, anapojikabidhi, o alijinyenyekeza. ¿Ves que es complicado hasta pronunciarlos? Y ellos los usan con mucha naturalidad. Tampoco es que se usen con frecuencia en el lenguaje coloquial, pero a veces sí los escuchas… o algo que suena parecido.

¿Qué cómo hago para estudiar el idioma? Primero, cuando llegué comencé a estudiar con unos libros que usaron los otros sacerdotes cuando hicieron un curso en una escuela de idiomas. Otro compañero de misión me explicaba por la mañana usando los libros, y por la tarde estudiaba yo solo. Así estudié los primeros meses, cerca de tres meses. Luego seguí estudiando sólo, y con algo de práctica, porque algún sermón podía dar, celebrar la misa, leer… y hablar con los chicos sobre todo. Finalmente pude ir a hacer la mitad del curso de swahili en una ciudad que se llama Musoma, pero justo a la mitad de los dos meses, un poco antes, fue el accidente del P. Johntin, y tuve que dejar el curso y salir corriendo para atenderlo. Cuando el P. viajó a Egipto, el curso ya había terminado. Resumiendo, hice la mitad de la mitad del curso, es decir un cuarto, equivalente a tres semanas y unos días.

Realmente tenía muchas ganas y necesidad de hacer el curso, pero uno sabe que todo lo que ha pasado es voluntad de Dios y por eso estoy contento, sabiendo que Él me ayuda para aprender, aunque sea de a poco, y aunque hable mal. De todos modos se puede dar mucho fruto y Dios hace milagros en las almas, a pesar de que nosotros no sepamos hablar bien o no comprendamos todo. Un santo decía que el lenguaje del misionero es la “caridad” en primer lugar.

Por eso, antes de terminar de escribirte ésta carta, te recomiendo dos cosas en el seminario menor, para prepararte a ser un buen misionero, y poder aprender lenguas más difíciles que el swahili. Primero: rezar mucho, y pedir a Dios que te haga crecer en caridad, amor a Dios, y amor al prójimo. El prójimo son tus compañeros del menor. Y si no tienes caridad y amor a tus compañeros, nunca vas a poder llegar a ser un buen misionero. Por eso, hay que esforzarse, y morir a uno mismo, y tratar bien a todos, especialmente a los que más nos cuestan, los que nos molestan, los difíciles. Segundo: esforzáte en estudiar bien las materias del colegio. Y con respecto al idioma, son importantísimos los idiomas, y bien estudiados. Todos sin excepción, pero con jerarquía: latín, griego, en primer lugar, y luego todos los otros.

No significa que hayan otras cosas importantísimas en el seminario menor, en orden a la formación completa como misioneros. Así podemos nombrar la Santa Misa, el amor a la Virgen, la vida comunitaria, el trabajo, las virtudes de la humildad, paciencia, sacrificio, etc. Yo en esta ocasión sólo te recomiendo dos cosas, para que te acuerdes, y que van en relación directa con el idioma… en sentido amplio, es decir, poder hablar una lengua extraña, y poder hablar el lenguaje de todo misionero: la caridad.

Querido Ceferino, ves que te he respondido bien largo. Ahora yo espero que me escribas, y te esfuerces en contarme un poco de cómo vives la vida del seminario menor, qué cosas son las que más te gustan, y qué cosas las que más te cuestan. O me cuentas un poco del colegio, y de cómo haces apostolado allá en el colegio entre tus compañeros. Algo me debes contar, ya que me interesa, y siempre me acuerdo de los menores.

Rezo por tu perseverancia y para que llegues a ser un gran sacerdote y misionero.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego.

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Quiero terminar explicando de qué se trata esta carta y quién es Ceferino. Ceferino es un seminarista menor, pero es un nombre ficticio. Y lo hago plagiando la idea del P. Llorente, de quien conocemos una carta dirigida a un tal Ceferino, respondiendo sus preguntas acerca de la misión en Alaska. Todos creyeron que se trataba de un sujeto en particular, y así comenzaron en los distintos seminarios a tratar de identificar a “Ceferino”. Hace un par de meses pude leer larevelación de la identidad de este personaje que hace el mismo P. Segundo, y me hizo gozar mucho, como con tantos otros pasajes memorables.

Aprovecho yo entonces a hacer lo mismo, ya que recibí varias preguntas de los seminaristas menores, y de otros por ahí. Que vaya esta carta al tan conocido “Ceferino”, respondiendo a su curiosidad sobre el swahili. Y que no se impacienten los Ceferinos, que trataré de que todas sus dudas queden resueltas, así se disponen a ser misioneros, en estas tierras, o donde Dios los quiera enviar.

Pero qué les parece si los dejo con el relato del mismo P. Llorente, en el libro“En las desembocaduras del Yukon”:

¿Quién es el verdadero Ceferino? Y ya que estamos revelando secretos, vayan más revelaciones. ¿Quién es el verdadero Ceferino de carne y hueso que me escribió aquella carta de envergadura?

Me han llegado cartas angustiosas rogándome que no les tenga más en suspenso y que se lo diga sin ambages; pues es lo cierto que algunos jovencitos muy entusiastas de las Misiones y que me han escrito repetidas veces son acusados de ser ellos el Ceferino famoso. Se me cae la cara de vergüenza al tener que confesar en público mi pecado y pecado gravísimo. Pero como las cartas no tienen vergüenza, allá va.

Es lo cierto que muchos jóvenes, seminaristas, bachilleres, apostólicos y hasta comerciantes me han venido repitiendo por activa y por pasiva que sueñan con venir y que no descansarán hasta que lo consigan. Se me ocurrió que podía yo matar todos esos pájaros de un tiro si con las ideas principales de sus cartas tejía yo una y luego la asesinaba con una respuesta larga y al grano.

Como se ve, la carta en realidad no era mía. Las ideas no eran mías. Lo único mío fue la composición, que procuré se acercase lo más posible al estilo de las cartas en cuestión. ¿Estamos?

Ahora que confesé mi delito podéis levantar orgullosos vuestras cabezas, ¡oh Ceferinos invictos!; y mirar cara a cara a vuestros adversarios, que de hoy para siempre se verán constreñidos a morder el polvo de la derrota y retirarse a la desbandada. Al pan, pan; y al vino, vino; y a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga. (P. Segundo Llorente, En las desembocaduras del Yukon, página 135).

 

P. Diego Cano, IVE.

28.02.15

Gratitud por lo cotidiano

Ushetu, Tanzania, 26 de febrero de 2015.

Queridos todos:

Les envío algunos relatos de lo cotidiano, de lo que hemos vivido en este mes. Hace tiempo que no escribía de estas cosas de cada día. Será que me estoy acostumbrando mucho a todo esto, pero debo saber que es una gracia poder estar misionando en estas tierras, y que debo compartirlo.

Fiesta patronal

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El miércoles 11 de febrero tuvimos la fiesta de la Virgen de Lourdes, la patrona de la parroquia: “Bikira Maria wa Lurdi”, en swahili. Vinieron muchos fieles, para nuestra sorpresa. Digo así porque normalmente no se acostumbran a celebrar fiestas patronales como en nuestras culturas americanas. Pero nosotros queremos que de todas maneras sea una fiesta, y tratar de celebrarla el mismo día, ya que fácilmente trasladan la fiesta a otros meses más adelante. Hicimos una novena muy simple, que consistía en rezar una oración al final de la adoración. Luego para la fiesta hicimos la invitación formal a los dos colegios secundarios más cercanos, al grupo de alumnos católicos (dicho grupo se llama TYCS… Tanzanian Youth Catholic Secondary). También llevamos notas a la escuela primaria de aquí al lado para que dejen venir a los monaguillos y a las niñas de los Watoto wa Yesu. A la gente de la Legión de María le encargamos todos los preparativos de la iglesia y del té que serviríamos luego de la misa, por ser una fiesta de la Virgen les correspondía mas a ellos, y estarían muy contentos de poder hacerlo. Y por todo esto digo que los asistentes a la fiesta fueron mas de los pensados, porque de un secundario, que queda como a diez kilómetros, vinieron muchos… les dieron permiso a todos los católicos que quisieran venir. ¡Y vinieron y volvieron caminando! ¡Veinte kilómetros! Buena peregrinación. Me alegró de manera especial, porque a muchos de estos jóvenes ni siquiera los conozco… y venían y saludaban con mucho respeto y alegría también. Los pueden ver en las fotos, las chicas usan una pollera verde con dos tiras blancas verticales. Luego de la misa se sirvió a todos los presentes un té con mandasi (que es una especie de buñuelo de harina de trigo con levadura y aceite). Es una costumbre que cuando se celebrean fiestas, se coma algo… al menos en este caso un te, ya que todos deben regresar a sus actividades, y la mayoría viene en ayunas completamente.

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20.02.15

De mi amigo el monje

Musoma, Tanzania, 28 de enero de 2015.

Día de Santo Tomás de Aquino.

Un monje amigo, que reza por nuestra misión, me envió estas hermosas reflexiones.  Él reza por nosotros, como muchos otros monjes de nuestra familia religiosa también, y como tantas almas, contemplativas, religiosos, laicos, adultos, jóvenes y niños… Los monjes rezan por todos nosotros, y de ellos provienen las fuerzas de los misioneros, y de los laicos que deben luchar en medio del mundo. Ellos son los encargados de la logística, de preparar las municiones y alimentos espirituales para los que están en el frente misionero y apostólico. Somos miembros de un cuerpo bien trabado y unido por la caridad.

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Deseo que lo lean, porque muchas veces nos escriben felicitándonos por la misión, pero quiero que vean que son los misioneros los que se llevan todos los aplausos, mientras que muchos desde el silencio del monasterio, desde la soledad de una celda, y la intimidad del contacto con Cristo Eucaristía, se ofrecen cada día por el éxito de las misiones.

Podrán leer este testimonio, y pienso que obtendrán muchísimos frutos de unas palabras que contienen tanta “miga”…

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11.02.15

Cómo llegar a Musoma

Bueno, he llegado a “Epheta”, que es la casa de retiro de los capuchinos en Musoma, mas precisamente en Makoko. He venido a descansar una semana, luego de haber estado estos nueve meses solo en la misión, le pedí a mis superiores esta posibilidad, a la que el P. Johntin también accedió gustoso. Esta ya es la tercera vez que estoy aquí, y ya soy como de la casa. Estamos junto al lago Victoria, que es para disfrutar, y más que la vez pasada, que no tengo que ir a la escuela para estudiar swahili.

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El viaje fue como siempre, es decir, mortal. Pero ya hay que hacerse la idea antes de viajar, o incluso ya en el momento que uno planifica salir de viaje… Si es un viaje para ir a descansar uno se pregunta, ¿voy a descansar? Porque el viaje de ida y regreso te hace pensar bien si tienes ganas de salir.

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