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26.03.14

“Aquí, nos trajo Dios”

Estimados:

Espero que estén muy bien. Acá les mando un saludo desde Musoma. Estoy hace una semana en esta ciudad porque he venido para hacer un curso intensivo de swahili. Dios mediante estaré aquí hasta el 9 de mayo, pero espero poder hacer un corte en mi estadía aquí, para los días de la Semana Santa, de esa manera podré ir a la misión, estar con el P. Johntin, ver a los feligreses nuestros, y poder pasar una semana bien religiosa.

Después les contaré de esta ciudad, pero me gustaría sobre todo hacerles un breve relato sobre el curso, los compañeros, la escuela, y de mis experiencias en el estudio de esta lengua.

Ahora sólo quiero escribirles sobre la visita del superior general de nuestra Congregación, el P. Carlos Walker, que tuvimos hace un par de semanas atrás en nuestra misión. Tuvimos una “visita canónica”, que es una visita oficial. Pero, entre nosotros, no significa que sea “formal” en el sentido de algo rígido… todo lo contrario, fue realmente la visita de un padre y amigo, y la hemos pasado muy bien. Bueno, pero no me adelanto, les dejo el relato nomás…

Llegada de los padres a Tanzania

Paso a contarles un poco de lo que fueron estos días de visita del P. Carlos Walker, el Superior General. En verdad que ha sido una gracia inmensa. Sobre todo porque el P. General no puede ir a visitar todas las misiones, y menos ésta que es tan alejada. Pero la verdad que hizo un gran esfuerzo, superando las distancias, las dificultades para viajar, que comienzan varios meses antes del viaje, con todas las vacunas que hay que ponerse, etc. Además, otro regalo nos hizo Dios, porque no vino solo, sino acompañado del superior provincial de la provincia de Medio Oriente, el P. Emanuel Martelli.

Llegaron el 26 de febrero, a la ciudad de Mwanza, y allí los fuimos a esperar con el P. Johntin. Podemos decir que los padres han pasado de admiración en admiración en esta visita… y eso que el P. Carlos ha visitado muchas misiones. Una de las primeras cosas para admirarse, es lo largo del viaje para llegar, ya que desde Italia, hasta llegar a la misión de Ushetu, entre esperas en aeropuertos, y el viaje por tierra, con su noche de descanso, en total tardaron tres días para arribar a la misión.

Luego de los saludos, regalos, noticias y todo eso, compartimos la primera misa juntos en tierras tanzanas. El P. Carlos recordó al patrono de nuestra comunidad, San Carlos Lwanga, martirizado en Uganda junto a otros compañeros, y cómo el papa Pablo VI pronunció una inolvidable homilía en la canonización de ellos. Hemos rezado por los frutos de la misión del IVE en África subsahariana. Al otro día nos dirigimos a la misión, previo paso para saludar a nuestro Obispo de Kahama, Mons. Ludovik Minde, quien nos esperaba para el almuerzo. La verdad que estuvo muy atento, y preparó un almuerzo con todas las de la ley, como se dice.

Luego de esto… ya partimos ¡hacia la misión de Ushetu! Ahora comenzaba la aventura, en nuestro viaje tan conocido de dos horas por camino de tierra. Era admirable para ambos padres ver cómo saluda la gente al costado del camino… todos saludan, y con una gran sonrisa. Y cuando ya ingresamos al territorio de nuestra parroquia, los saludos eran más efusivos… los niños gritaban el ya acostumbrado “¡Padriiii!”… y los que pedían caramelos. Paramos un par de veces, y los padres visitantes se sorprendían de cómo de una sola casa comenzaban a salir corriendo niños al escuchar que era el padre que repartía caramelos… cuatro, ocho… diez!!! Y de la otra casa otros tantos. En un momento el auto se vio rodeado por una veintena de niños. “¡Es increíble!, decía el padre entre risas, ¡la cantidad de niños!” Yo recordaba que la noche anterior en la ciudad de Mwanza cuando nos preguntaba por los niños, le habíamos dicho: “es impresionante, levantas una piedra y salen cuatro niños”. Ahora veía que no exagerábamos… estaba muy contento. En fin, la admiración siguió hasta que llegamos a la entrada de la misión y nos esperaban ¡niños!! En gran cantidad… y muchos jóvenes. Además del catequista, y gente grande que es muy allegada a la misión. Estaban esperando allí desde hacía rato… y salieron al encuentro con ramas de árboles, cantando, bailando… una gran alegría. Podemos decir que los padres no salían del asombro inicial… o que iba en aumento. Luego de unos cantos y bailes en la puerta de la iglesia, ingresamos para rezar, cantarle a la Virgen y recibir la bendición.

Viernes – Visita a la misión

El día viernes lo destinamos a descanso y para poder conocer las distintas dependencias de la misión. La casa de los padres, el terreno de la parroquia, la iglesia vieja convertida en salón, la casa antigua de los padres, etc. Por la mañana aprovechamos a hacer la visita al Jardín de Infantes de las hermanas, y el Dispensario. Ellas les explicaron a los padres todo lo concerniente al apostolado que hacen. Como ellas tienen estos apostolados, tienen un contacto muy importante con la gente y con las familias. Muy valioso el trabajo que hacen, y lo que se espera en el desarrollo normal de la misión, si luego el Jardín se convierte en escuela primaria, y luego en secundaria, etc. Lo mismo que si el dispensario pasara a dar muchos más servicios, cuando se pueda aumentar personal, y elementos. Otro momento de admiración para el P. Carlos, por el trabajo que hacen, y por todas las construcciones que han llevado adelante las hermanas.

Sábado - Visita a Izengwa

Éste día tuvo una importancia muy grande, ya que como la visita de los padres era breve, sólo podríamos llevarlos a conocer una sola aldea, de las 47 que integran nuestra parroquia. Se escogió una que no estuviera tan lejos, y que se pudiera llegar bien en auto. Además, se buscaba que fuera alguna de las que se esmeran en hacer una muy buena recepción, y la verdad, que “se pasaron”, como se dice. Salimos hacia Izengwa el sábado por la mañana, los padres junto con el catequista de nuestra parroquia, Filipo.

Luego de media hora de vaje, llegamos a la aldea, pero otra vez los niños sorprenden a los PP. Carlos y Emanuel… todos esperando al lado del camino… cientos de niños!! Comienzan a correr junto al vehículo y van cantando y aplaudiendo. Nos bajamos y fuimos caminando los 200 mts que faltaban para llegar a la capilla, rodeado por los niños y gente grande, todo el tiempo cantando.

Al llegar a la capilla nos esperaba otro nutrido grupo de gente, que cantaban cantos de bienvenida y en un momento se mezclaban los cantos de los niños con los de la gente grande, todos cantaban y bailaban… el P. Carlos se reía y decía todo el tiempo: “¡Es increíble! ¡Es increíble!” Luego de los primeros saludos, en medio de los cantos y la gente que rodeaba, el P. Johntin pide silencio y les dice a todos que mientras ellos seguían cantando, él iba a escuchar confesiones antes de la misa… aplausos y vigelegeles (gritos)… nuevamente el P. Carlos dice: “Es increíble… les dice que va a confesar y se ponen eufóricos”. Y es así, que el P. Johntin estuvo confesando una hora, en la cual pasaban señoras embarazadas, y se arrodillaban en la tierra… lo mismo que una señora cieguita… y antes de llegar a donde estaba el confesor, se sacan las sandalias, como signo de respeto, como ingresando en un lugar santo.

Como esto se pone largo, simplemente les cuento que después de la misa, la gente les llevó regalos a los padres, de todo, artesanías, maíz, dinero… y los hombres ¡hasta les regalaron un chivo! Por supuesto, vivo… que dejo que disfruten de las fotos del padre Walker cargándolo en los brazos como el buen pastor. Esto fue otro motivo de admiración, ya que la gente les regaló muchas cosas, y hasta dinero… los chicos también. No se puede creer la generosidad y bondad de esta gente, que es tan pobre, y viene alguien de visita (que puede venir de Europa) y ellos les hacen regalos. Luego de la misa los padres quisieron hacer un regalo también. Habían traído 200 medallitas, pero finalmente no alcanzaron, y a los niños tuvimos que repartirles caramelos, que ciertamente, tampoco alcanzaron… sobre todo porque algunos pasan dos y tres veces, como en todas partes.

Quiero destacar que al regresar de la visita a esta aldea, luego de almorzar con la gente en una de sus casas, los padres no cesaban en su admiración. Por muchas cosas: por la cantidad de gente, la cantidad de niños y jóvenes, ver matrimonio muy jóvenes, la alegría y cómo cantaban en misa (estuvieron casi tres horas cantando en total), la fe (sobre todo cuando se avisó de las confesiones y la cantidad de gente comulgando), la laboriosidad (al ver todos los campos trabajados), la generosidad… y tantas virtudes humanas tan buenas que hacen que sea tierra muy fértil para la predicación del evangelio.

“Esta misión está entusiasmante”, decía el padre, “se puede hacer de todo”. Durante el viaje de regreso a la casa, me decía: “Claro, me puedes escribir veinte crónicas, pero hasta que uno no lo ve, no se da cuenta de lo que es esto en realidad”.

Y la admiración no terminó ése día, porque como era la tarde del sábado, estaban los integrantes de algunos coros de las ladeas, que habían venido para solemnizar la misa del domingo. Y estuvieron practicando desde las 5:00 de la tarde hasta las 10 de la noche… casi sin parar.

Domingo 2 de marzo

La sorpresa se extendió por todo el día domingo, con la misa por la mañana, con los cantos y los coros. Luego de la misa, todos pasan a saludar a cada uno de los padres visitantes. Ponen alguna moneda, y pasan a dar la mano.

Ambos padres, cuando les dirigieron la palabra a la gente, destacaron que éste es un pueblo con mucha fe, con mucha alegría, y muy laboriosos. Dijeron que les daba una gran alegría ver las familias, los niños, los jóvenes. Que debían seguir adelante, y poner todo eso al servicio de Dios.

Por la tarde los padres nos vieron en plena acción con el oratorio… los pequeños, los medianos, los varones jugando al futbol, los jóvenes jugando al volley… todo en un hermoso clima de mucha alegría. Los religiosos jugando en medio de ellos, y yendo por grupos también a rezar en la iglesia y recibir alguna “buenas tardes”.

Finalmente, para concluir tan fructuoso día, el P. Carlos nos dio unas buenas noches a todos los religiosos, destacando en primer lugar las estadísticas del crecimiento de la Iglesia en África, que ha llevado a llamar a éste continente, el Continente de la Esperanza. Además habló de lo que debe ser la vida de un religioso de nuestra familia religiosa en estas tierras de misión, cómo se seguirán muchos frutos, pero si buscamos vivir bien nuestra vida religiosa.

Último días

En los últimos días pudimos disfrutar un poco más los religiosos de la presencia de los padres, entre las conversaciones, caminatas, mates. Los padres les celebraron sendas misas a las hermanas en su convento, y además el P. Carlos nos dio una charla a todos los religiosos, sobre el voto de obediencia.

También queríamos aprovechar la visita del P. Emanuel, y le pedimos que nos diera una conferencia sobre la relación con otras religiones. Fue muy interesante y fructuosa, con toda la experiencia de quien está misionando en medio de ésa realidad. Y al terminar la charla, nos esperaban afuera gran cantidad de niños, jóvenes y catequistas, que vinieron para ver las fotos de la misión en Egipto.

Fue muy hermoso ver las caras de admiración cuando el P. Emanuel les contaba de cómo son perseguidos los cristianos en Egipto, y que son cristianos muy valientes, con una fe martirial. Les pidió oraciones por los ellos, y los misioneros. Se alegraban mucho de ver las fotos, los padres y hermanas trabajando, las obras de misericordia, y creo que les hace mucho bien pensar en otras misiones, y saber que ellos pueden hacer mucho por los misioneros en tierras difíciles… que pueden rezar por ellos.

Despedida

Tan rápido pasó la visita, que ya el miércoles de cenizas partimos rumbo a Mwanza, a desandar camino en el regreso a sus respectivos destinos. Creo que se fueron muy contentos… y como les digo, “admirados”… de admiración en admiración. El mismo padre Carlos nos decía en el viaje que se iba pensando en comunicar esto a toda la Congregación, en que se difunda más entre nosotros.

Pensamos que se pueden seguir muchos frutos de esta misión, y hay grandes planes, que siempre someteremos a la Voluntad de Dios… pero ciertamente que Dios tiene grandes proyectos para estas tierras.

Parafraseando a San Alberto Hurtado, quien hablaba de América, podríamos decir: “Amarillean los campos de África”… Y “la mies es mucha”… y aquí podemos decir, más que mucha, muchísima. Nuestra parroquia tiene cerca de 100.000 habitantes, de los cuales un 60% es católico… tenemos 47 aldeas… y un territorio de 123.000 hectáreas de parroquia.

Nosotros debemos rezar, y buscar santificarnos. Y esperar a que sigan viniendo misioneros y misioneras, a estas tierras, donde se encuentran tantas almas sedientas de escuchar quien les predique.

Los dejo con la última frase, tan repetida en esos días por nuestro superior general: “Aquí, nos trajo Dios”.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego.