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18.03.14

¿Qué puede hacer un misionero si no reza? ¿Qué puede trasmitir a los demás?

Fiestas patronales

Les cuento que tuvimos la fiesta patronal de la Virgen de Lourdes en nuestra parroquia. No hay que pensar en fiestas patronales como las que estamos acostumbrados en nuestros pueblos con tanta tradición. Aquí algunos años no se había celebrado nada… pero gracias a la presencia de los padres y las hermanas, ya se va renovando el espíritu que en algún tiempo se vivía… cuando misioneros les habían inculcado éste sentido de la fiesta para las solemnidades religiosas. Así fue que varios de los líderes se movilizaron, hablaron con el párroco, se ofrecieron a ayudar y a organizar.

Recuerden que aquí decir fiesta, siempre significa dar de comer a todos. Y allí se consumen muchas fuerzas y esfuerzos. Pero junto con la procesión, la misa y el almuerzo constituyen la verdadera fiesta… y la verdad que todos se pudieron ir satisfechos, en el alma, y en el cuerpo también.

Para destacar de manera particular está la procesión, ya que siendo un día de semana, y en pleno tiempo de lluvias (lo cual significa que hay mucho trabajo en el campo) asistió mucha gente. Y fue muy lindo pasar por enfrente de la escuela primaria, y así los chicos salían para ver qué pasaba… y se quedaban mirando. Un apostolado muy bueno, y me imagino que los irá acercando también. Se sumó a la fiesta que vinieron los integrantes de un coro de la aldea de Ngokolo, y así se vivió una liturgia muy participada por todos en los cantos. Finalmente en los festejos después del almuerzo se hizo un pequeño fogón, que es muy costumbre nuestra pero que ya van adquiriendo. Se proyectó una parte de la película de la Virgen de Lourdes, luego pasaron a cantar los distintos grupos (niños, coros), y una breve obra de teatro sobre Santo Domingo y el rezo del rosario.

Pero no terminó todo allí… porque los niños se quedaban para hacer un campeonato de fútbol, en honor a la Virgen. Se reunieron más de 30 chicos. Hicimos cuatro equipos con sus respectivos patronos… y a rodar la pelota. Se vivió muy buen clima, y era muy lindo ver las sotanas de ambos padres en medio de los chicos en el juego. Luego de partidos, goleadas, vencedores y vencidos… fuimos a la iglesia donde rezamos una parte del rosario, y luego la entrega de premios. Estaban sorprendidísimos… no se lo esperaban. Gaseosas, galletas, caramelos, mas estampas y rosarios para los ganadores. Para todos, una medalla de la Virgen, para que volvieran a sus casas contado que así habían festejado éste día de nuestra Madre. Ya de a poco van aprendiendo a entrar a la iglesia a saludar a la Virgen y a Jesús en el Sagrario cada vez que vienen a jugar, o pasan para el colegio. Es algo muy gratificante.

Más adelante les contaré de algunos de los chicos que se tienen que bautizar y recibir sacramentos, así de paso encargo oraciones por ellos. Muchos de estos chicos ya están aprendiendo a hacer de monaguillos, y les gusta mucho realmente.

Ejercicios Espirituales en Musoma

Luego de esta gran fiesta, me pude ir a hacer mis Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Hacía tiempo que no los hacía, sobre todo por motivo de tantas idas y venidas, cambios de misión, y esas cosas de Dios. La cuestión es que estaba con muchas ganas de hacer estos Ejercicios. Estuve viendo dónde me iba a poder “retirar”, y finalmente opté por buscar una casa de retiros, propia para el caso, para asegurarme el recogimiento y el silencio, tan fundamental para lograr el fin de los mismos.

Así fue que me decidí ir a una casa de retiro que está en Musoma. Esta ciudad está más al norte de Mwanza, y como dice la guía que tengo aquí “se asienta serenamente en una península del Lago Victoria con vista de amaneceres y atardeceres sobre el agua. Es uno de aquellos pueblos de África que no tienen nada especial para ofrecer mas que su inexplicable atracción”.

Podemos decir que para llegar son casi 12 hs de viaje desde nuestra misión, no porque sea tan lejos, sino porque entre los colectivos, y cambios y paradas, se termina haciendo siempre un viaje largo. En fin para ir tomé un clásico colectivo de estos lados… que tienen 5 filas de asientos angostos y que no se reclinan… se asemeja mucho a un avión… pero sólo en eso (algo es algo, ¿no? ¡Hay que ver el lado positivo!). A los 15 minutos de salir desde Mwanza, nos detenemos porque pinchamos una rueda… ¡Sonamos! Pensé. Vamos a estar un buen rato… pero para mi sorpresa comencé a ver la agilidad con que se hacía todo… tanto que empecé a controlar con el reloj, y resultó que para cambiar una de las ruedas traseras interiores sólo tardaron 6 minutos… sí ¡6 minutos! No lo podía creer… estos muchachos los van a contratar de los pits (boxes) de Ferrari. ¡Con lo que me costaba a mí cambiar las ruedas del colectivo del seminario menor, nunca tardamos menos de una hora! Bueno, al fin que luego de pasar por varios pueblos (Magu, Bunda, Nyakanga) llegamos a Musoma, capital de la Región Mara. En el viaje se pasa por una de las entradas del Parque Seregueti (por mas que estiré el pescuezo no pude divisar ningún animal raro), y se tiene mucho tiempo la vista del Lago Victoria a la izquerda.

Musoma es una pequeña ciudad, pero que conserva mucho de la tradición pesquera… es interesante. Pero creo que podré contarles mas de esta ciudad cuando vaya a estudiar idioma dentro de un mes. Estaré allí por dos meses completos, y trataré de conocer mejor el lugar. Al llegar a la terminal, como siempre, se abalanzan los que quieren “ayudar” a llevar el equipaje, y llevarte en taxi. Como yo veía que todos se bajaban, me imaginaba que era el final del viaje. Le pregunto a uno de los pasajeros, y me dice “venga conmigo”. Entendió que no conocía nada, y me quiso ayudar. No dejó que nadie me manotee la mochila, y me pregunta si quería un taxi. Yo le dije que mejor “pikipiki” (motocicleta). Entendió ahora que yo no quería gastar mucha plata. Entonces me llevó a las “daladala” (minibús o combi), y allí nos apiñamos entre los 20 pasajeros… casi sin posibilidad de mirar por dónde íbamos viajando. Luego, llegamos a otra estación de buses en medio de la ciudad, y allí el traslado a otra “daladala” que esperaba al rayo del sol… hasta que se llena y salimos. Le agradecí a mi guía, que resultó ser evangelista, y como me vió con camisa clerical se movió a ayudarme. Vamos a la pequeña villa de Makoko, donde está la casa de retiro de los capuchinos, “Efeta Center”, esta vez sí me dí el gusto de viajar en pikipiki… aunque muy breve tramo. La casa, no podía ser mas a propósito para rezar, muy tranquila, y junto al lago. Así que pude gozar de muchos ratos, lecturas y mates en la orilla. También busqué de sacar algunas fotos a los botes pesqueros y las velas que usan… no los llamo veleros, porque simplemente a los mismos botes de madera les ponen unas grandes velas muy caseras, y así se mueven. La verdad que muy pintorescos, y el paisaje con la vista de algunas islas era realmente hermoso.

De los Ejercicios Espirituales simplemente les cuento que gocé de los ocho días, aunque me sentí un poco “fuera de estado” para estos “ejercicios”. Ya habían pasado varios años. Sin embargo, por gracia de Dios, con esfuerzo, pude aprovecharlos mucho. No es fácil seguir solo esos ocho días el horario y tratar de no “relajarse” en el cumplimiento de las indicaciones que da San Ignacio. Gracias a Dios, y a los avances de la técnica, con tantas grabaciones y charlas de Ejercicios que tengo, pude realizarlos perfectamente, y tuve “predicadores de lujo” para cada meditación.

Finalizados los mismos, aproveché la tarde para ir a conocer algo de la ciudad. La verdad, que no era mucho. Le pedí a una pikipiki que me lleve hasta un lugar que señalaba la guía como un punto interesante: “Matvilla Beach”. Literalmente: “La cosa mas importante para hacer en Musoma es visitar las colinas de rocas en Matvilla Beach”. Y hacia allí partí entonces. Fue muy lindo poder gozar de los paisajes de este lugar, tan bien cuidado, aunque muy para turistas. Lo bueno fue poder estar en las rocas que daban junto al lago con una muy buena vista, y mucha tranquilidad.

Al otro día a desandar el camino hacia la misión, pero con el espíritu renovado. Creo que a veces no es tan destacado éste aspecto de la misión, el de la oración del misionero. Pero realmente queda mutilado en gran parte si no se lo considera, porque ¿qué puede hacer un misionero si no reza? ¿Qué puede trasmitir a los demás? Nadie da lo que no tiene, dice un principio de lógica.

Como enseña el beato Pablo Manna, fundador de una asociación de sacerdotes para las misiones a los paganos: “La meditación y la plegaria constituyen la fuerza del Misionero; las únicas verdaderas fuentes y causas de su celo, de su perseverancia y de su buen suceso. Un Misionero, al que se le hace aburrida media hora de meditación, que reza distraídamente el Oficio Divino, que no valora la Santa Misa, que no tiene familiaridad con el Santísimo Sacramento y con la Santísima Virgen… que con el pretexto de las obras y del trabajo que le ocupan todo el tiempo tiene poco en cuenta la meditación y demás ejercicios de piedad, tal Misionero es un pobre iluso: su trabajo es inútil y sin la verdadera firmeza, sus proyectos, de los cuales tanto alardea no son más que puras y simples charlas, expresión muchas veces, de un alma vacía y superficial”.

No quiero alargarme mucho mas, creo que con esto ya tienen para rato. Lo que si, siempre me quedo con la sensación de que los canso, pero en fin, pienso, el que puede lo lee, y el que no, recibirá el comentario de otros, más fácil.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE

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