Estar donde Dios quiere
Kilimajaro, Tanzania, 12 de marzo de 2015.
Domingo en la misión. Las actividades comienzan como es normal, lo cual no significa que tiene que ser rutinario. Temprano nos vamos disponiendo junto con el P. Johntin, con quien nos levantamos temprano, para dar los últimos retoques al sermón, que por ser en swahili, los retoques son mas bien de corregir y practicar, y finalmente imprimirlo. Normalmente nos levantamos antes de lo establecido en el horario, porque suele ser un momento muy tranquilo el de la mañana del domingo. Nos saludamos y luego cada uno trabaja en su cuarto, antes de que empiece el movimiento de gente. Yo suelo disfrutar este momento con unos buenos mates… todavía me queda yerba. Comienza a amanecer y el aire está fresco.
Al rato se comienzan a escuchar unas voces en la puerta de la casa. No molestan ni llaman, sino que conversan esperando que algún padre asome la nariz. Son los monaguillos que según el turno de equipos les toca ayudar en la misa dominical, y se adelantan los encargados de encender el fuego para el incienso. Son muy responsables, tanto que vienen durante la semana a lavar las albas, si quieren acolitar el domingo.