Musoma, Tanzania, 6 de abril de 2014.
“Lo que aísla y reduce la personalidad del misionero es, sobre todo, la lengua. Un misionero muy misionero me repetía en China: La lengua es la primera y la última cruz del misionero. La primera porque es la que primero le sale al paso, y la última porque nunca le abandona del todo.”
Estas palabras no son mías, sino del P. Carrascal, el cual, como misionero en China por 15 años, preso por más de un año bajo el régimen comunista, tiene toda la autoridad para decirlas. El aprendizaje de la legua es un hito muy importante en la vida de un misionero.
“El problema de la lengua es capital y diríamos que es el problema misional número uno. Dominada ésta, el misionero se siente en su elemento y como entre los suyos y dispone del instrumento más apto y normal para su apostolado.”
Y por eso puedo decir que actualmente estoy enfrentado al “problema número uno” del misionero en Tanzania: el estudio del swahili. Por eso mis superiores me han concedido la gracia de poder venir a estudiar en la escuela de lenguas de Makoko, una pequeña villa perteneciente a Musoma. Y de esto quería contarles…
“Makoko language school”
Musoma está lejos de nuestra misión, casi 12 horas de viaje en bus. He llegado aquí hace tres semanas. Este lugar es hermoso, junto al lago Victoria. En total estaré dos meses en este lugar. Vivo en una casa de retiros que tienen los Capuchinos.
Aquí viven un sacerdote y tres hermanos, muy buenos. También están hospedados un padre norteamericano, P. George, de 70 años, que es “compañerito” mío en la escuela de swahili. Y también hay una hermana peruana, que asiste a las clases. Con el P. George, estamos haciendo lo que se llama el “refresh course”, es decir, para refrescar los conocimientos. Él estuvo hace un tiempo en la escuela (como 30 años atrás), he hizo el curso completo (de cuatro meses), y luego trabajó apostólicamente en Kenya, lo que hace que tenga un buen manejo del swahili. Yo nunca hice el curso, sino que he estudiado por mi cuenta. Pero vamos rápido (eso es bueno), y en un par de semanas nos agregarán a algunas de las otras dos aulas donde están los otros estudiantes.
En la escuela de swahili viven los otros estudiantes, cinco en total. De ellos les puedo contar que son de diversas congregaciones, religiosos y laicos. Son el P. Adam, de Polonia; un matrimonio (Michael y Ashley), y una laica, Kristle, todos ellos de Maryknoll, y son de EEUU. Una laica consagrada, que se llama Mara, de Holanda.
La escuela queda a siete minutos caminando desde la casa de retiros. Tenemos cinco horas de clases por la mañana, de lunes a viernes. A la tarde tenemos conversación con uno de los profesores (uno a uno, es muy bueno eso), y luego a escuchar ejercicios grabados en la biblioteca. Luego los sacerdotes, tenemos una hora de clase por la tarde, para ayudarnos con el swahili de los sacramentos. Los miércoles por la tarde hay curso de “inculturación”, es decir, los profesores hablan de las costumbres de algunas tribus de esta zona. Ya hemos tenido dos cursos, uno sobre el matrimonio y lo que hacen para esas oportunidades las tribus Waluo y Wakwaya; otro curso sobre los entierros de los Sukuma y Wakuria. Los profesores son los laicos, que hablan claro y no mezclan las cosas. Son católicos practicantes todos ellos. Es realmente interesante y beneficioso conocer estas cosas, y poder comprender un poco mas sus costumbres.
Por la tarde, luego de las clases, me queda tiempo para regresar, y descansar un poco. La casa de retiros está junto al lago… y hay unos quinchos con mesas de cemento en la orilla… así que es muy lindo poder despejarse y tomarse unos mates a la vuelta de la escuela. La temperatura es hermosa para bañarse en el lago, porque a la tarde siempre está entre los 32º a 35º. Pero no se puede bañar en éste lago porque hay una bacteria que produce una enfermedad llamada bilharzia… que no sé bien de qué se trata, sino que afecta a los intestinos, y me basta con saber que no me puedo meter, y el agua “se mira y no se toca”. Un modo de hacer un poquito de penitencia, porque estar junto al lago es muy lindo… y refresca el alma también, aunque no se pueda bañar. Por la mañana temprano, y por la tarde al caer el sol, además de los hermosos amaneceres y atardeceres, la brisa que viene del lago es muy fresca y agradable. Aprovecho a hacer meditación de 18:00 a 19:00 hs en la capilla, y luego el rosario caminando. La cena a las 20:00, y después he puesto en mi horario algo de estudio, mails y lectura… y a dormir. Porque la levantada es a las 5:15 hs, para estudiar un poco antes de la misa.
Fiesta del Verbo Encarnado
La comunidad del IVE de Tanzania ha celebrado la solemnidad del Verbo Encarnado de una manera muy especial este año. El P. Johntin en Ushetu, junto a las hermanas y algunos feligreses; y yo en la casa de retiros donde estoy parando, junto a tres hermanos capuchinos, y los estudiantes que viven aquí, el P. George y una religiosa.
En la misa, que me tocó presidir, les pedí que rezaran por nuestro joven Instituto, por nuestros misioneros, especialmente los de mi provincia “Nuestra Señora del Destierro”. Y les pedí que especialmente se unieran a mis oraciones por los misioneros en los lugares difíciles, que nos había pedido nuestro superior general que tuviéramos muy presentes, por los de Egipto, Irak, Gaza y Siria. Luego de la misa el padre americano elogió los lugares en que estamos… estaba admirado. Lo mismo que uno de los hermanos, un anciano de unos 80 años, suizo, y que tiene más de 50 años en Tanzania, me dijo en el desayuno… “es admirable que en tan poco años estén en tantos lugares y lugares tan importantes”. Me llenó de orgullo de ser parte de esta familia religiosa, y ser compañero de misión de tantos misioneros en lugares tan difíciles.
Los tuve a todos los misioneros especialmente presentes en la celebración de la Santa Misa, pero, al estar solo por estos lados en una fiesta como ésta, puedo decir que me he acordado en cada momento del día. Me acordaba de lo que había escrito el año pasado, cuando contaba de mis experiencias cuando estando en San Rafael, no podía estar presente en la profesión de votos de muchos que habían sido seminaristas menores… y que me había querido dar un poco de tristeza. Pero ahora me causaba gracia, ya que aquello no se comparaba en absoluto con esto que vivo ahora… y veo claramente como Dios hace las cosas con tanta pedagogía, preparándonos para cada prueba que debamos pasar.
Leí en ése día aquellas palabras del P. Carrascal, y no he podido dejar de llenarme de alegría, al leerlas justamente aquí, en Tanzania, celebrando sólo, en medio de desconocidos, y casi sin poder comunicarme con ellos: “El misterio de la Encarnación es el gran misterio misionero. Descendit de coelis. Salir de sí, abajarse hasta aquello que queremos elevar, no despreciarlo, no dedignarnos de vivir entre ellos y como ellos. Esta es la gran lección de la Encarnación. Esto es más hermoso, más glorioso, más divino. ¿Qué misionero se atreve a comparar su distancia al pueblo gentil con la distancia de Dios a este mundo vil? ¡Qué ejemplo tan sublime el del Verbo humanado!”
Apostolado cotidiano y simple
Es verdad que se puede hacer el bien en todo momento, y en cada lugar. Siempre somos religiosos y misioneros. Me está pasando ahora, que voy de sotana (nuestro hábito religioso) a la escuela de swahili, y le ha llamado un poco la atención a varios. Al principio fue motivo de admiración, pero vieron que el trato era lo mas normal, los saludos, las conversaciones en el recreo, en la mesa en el recreo del café… pasamos ya a ser parte de lo cotidiano. Lo bueno es que me dicen “padre”, muchos de ellos, cosa que me pone muy contento. Me han comenzado a preguntar por la Congregación y esas cosas. Y los profesores, uno más contento que otro por verme de sotana. Los más practicantes, más felices. En las horas de clase, para tratar de practicar el swahili, hablamos de cosas de la iglesia, de la misión, de los santos, de las vocaciones, el trabajo con los niños y jóvenes… los otros días le explicaba a un profesor qué es el “oratorio”. El tipo estaba feliz. Y me decía: “capaz que si los chicos de otras parroquias ven lo que hacen ustedes, le piden a sus párrocos que hagan lo mismo”.
Por todo esto, creo que siempre se hace apostolado. Y con muy pocas cosas… y hablando muy pocas palabras. En fin, que la obra va por dentro, y no somos nosotros los que trabajamos por dentro de las almas, sino Dios.
Visita a la misión de los mexicanos
Aprovechando un fin de semana me fui a visitar la parroquia que está a cargo de unos padres y hermanas mexicanos, tres padres y cinco religiosas. Es la parroquia de Mwananagi, a dos horas de Musoma, y pertenece a la diócesis de Shinyanga.
La verdad que la pasé muy bien, pude conocer, estar en otro lado, distraerme un poco del estudio… y conversar. He conversado muchísimo, capaz que de más. Tal vez por la “abstinencia” que llevaba de tres semanas sin hablar en español con nadie. Ellos son de una congregación fundada en Méjico, fundados un día después que nosotros. Se llaman “Misioneros Servidores de la Palabra”, y el fundador es el P. Luis Butera. Cumplieron 30 años de vida el miércoles 26 de marzo. Son muy alegres y entusiastas. La verdad que la he pasado muy bien, como les decía, y coincidíamos en muchas cosas con ellos, por eso ha sido un ambiente muy familiar. La sobremesa del almuerzo del sábado, se extendió por más de dos horas… y quedaban muchos temas para seguir conversando. No nos parecía estar en África… en medio de una larga charla en español y comiendo las tradicionales tortillas mejicanas.
El lugar donde están es hermoso… una parroquia linda, con mucho campo, en una colina, desde donde se ve el Lago Victoria y unos atardeceres espectaculares en el lago. Hay una vista preciosa para todos lados donde se mire, por estar sobre la colina que domina el lago, los sembrados, etc. Hablé con el superior para ver la posibilidad de llevar a nuestros monaguillos a hacer salidas y campamentitos allí, y me dijo que ningún problema… hay cancha de fútbol, de básquet… el lago cerca, el Parque Nacional Serengueti a veinte minutos en auto… en fin algo muy providencial. Eso sí, de nuestra misión no es cerca, pero alguna vez en el año se podrá, porque son casi 9 hs. de viaje.
Despidiéndonos
En fin, cosas de estos lados… no es que sean tan interesantes, pero bueno, puede servirles el saber que a pesar de todo, vamos avanzando con el idioma… “polepole” (porque estamos en África)… y Dios bendice nuestros esfuerzos.
El idioma será siempre un “clavo del misionero”, clavo dulce que lo une a la cruz de Cristo. Y todos los religiosos con que uno se encuentra, que tienen que aprender la lengua, o han tenido que hacerlo, reconocen lo mismo, que es un gran sacrificio, pero que finalmente Dios hace la obra en las almas usándonos como medios… a pesar de ser tan limitados.
Les regalo éstas reflexiones del P. Juan Carrascal, haciendo referencia al “lenguaje del misionero”: “El lenguaje de las almas es el amor. Lenguaje universal, católico y misionero por excelencia. Se entiende en todas las latitudes; lo hablan todas las razas. Es vehículo y puente obligado para pasar de unas a otras. En el amor dialogan los corazones, y se entienden a maravilla. El diálogo lo ha de entablar el misionero, amándolos; a ellos, los misionandos. Y todo el arte de misionar está en provocar en ellos la misma respuesta de amor; que le amen, a él, al misionero. Puestos en este terreno común, el más venturoso y feliz, las demás distancias se acortan, y terminan por desaparecer. No importa ni el vestido, ni el color, ni la lengua, ni la mentalidad.
De ahí a la caridad, que es lo más sublime del cristianismo no hay más que un paso. Si responden, hemos entrado en contacto. De amor entiende todo el mundo. Y en el arte de misionar, el secreto para provocar ese amor es el sacrificio. Ahí está el fuerte del misionero, en el sacrificio por amor a las almas. Como ahí está también el fuerte de Cristo, que desde lo alto de la Cruz atrae a sí todas las cosas”.
¡Firmes en la brecha!
P. Diego.
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