Hoy es la Jornada Mundial de oración por las Misiones

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Ushetu, Tanznaia.

Sábado 17 de octubre

Vísperas de la Jornada Mundial de las Misiones.

En vísperas del día de las misiones, Dios me ha concedido la gracia de poder palpar la grandeza de nuestra vocación misionera.

Muchos de ustedes recordarán la crónica que escribí sobre los bautismos, luego de haber hecho noventa aquí en el centro de la misión. Pero luego de esa crónica los bautismos han seguido y ya puedo contar una gran cantidad, de casi mil en estos seis meses. Hoy me trajeron la triste noticia de que una niña, que fue bautizada en aquella ocasión, falleció esta mañana. Ella tenía apenas cuatro años, y se llama Joyce, es decir Felicidad o Felicitas. Falleció por causa del tifus, una muerte poco común en nuestras tierras americanas y en este tiempo. Sin embargo el agua que aquí toman es muy mala, y en el caso de los niños, el tifus es mucho más peligroso que en los adultos, y causa de muerte.

Ella había sido bautizada en día de los “bautismos de misericordia", como se los llama, porque los papás no están bien casados. Entonces se permite que aquellas personas que son católicas, pero tienen algún impedimento, puedan traer sus niños a bautizar. Cada dos años, más o menos, se hacen estos bautismos. Por gracia de Dios sus padres la trajeron este año, a pesar de que el papá vive en poligamia, con dos mujeres. Al haber sido bautizada ha fallecido cristianamente, y por eso mismo hoy vinieron a pedir que vaya a celebrarles la misa y presidir los ritos del entierro.

Allí me encontré con muchas caras conocidas, la mayoría de los que allí estaban vienen a rezar, o los vemos frecuentemente, porque es muy cerca de nuestra casa. Cuando hay un entierro, todos deben ir, todos los vecinos y amigos, y es obligatorio. Por eso siempre van muchos paganos, y algunos de otras religiones, y denominaciones cristianas. En algunas ocasiones es tanta la gente, y sobre todo que no saben rezar, que hay que pedir silencio, o pedir a los que son paganos que bajen en tono de voz, y que respeten la ceremonia. Pero hoy fue muy impactante, porque había un gran silencio, y todos o casi todos, rezaban. Creo que debe ser que todos nos imaginamos, aunque no lo comprendamos cabalmente, lo difícil que debe ser para los padres despedir a su hija de apenas cuatro años.

Pude celebrar la misa, debajo de un árbol de mangos, y con una brisa fresca de lluvia cercana. La gente sentada en el piso de tierra del patio de la casa. Casas muy simples de adobe y techo de paja. Las mujeres todas de un lado, cubiertas con sus telas, a forma de velo, en señal de luto. Del otro lado todos los hombres. Tuvimos que esperar la llegada del cajón, que era de lo más simple que he visto… pero digno, con maderas cepilladas, sin barnizar ni encolar, unidas por tablas atravesadas. Les repito otra vez, reinaba un silencio admirable, en un ambiente tan simple. Se veía a los padres de la niña destrozados, pero presentes rezando, y plenamente conscientes… tanto que cuando los saludé, ambos soltaron un “Asante padre", “gracias padre"… que sonó muy breve y sincero.

Cuando quise decir unas palabras al final de todo, como se acostumbra, me emocioné y me corté. Creo que a todos nos conmueve una cosa así. Y cuando regresaba a la casa, recordaba el episodio del evangelio, cuando Cristo se topó con el cortejo fúnebre en Naín, del hijo único de una madre viuda. Y dice el evangelio que “Al Señor le dio mucha pena verla así” (Lc 7,13)… y “Se compadeció de ella”. De alguna manera nos concede participar de esos sentimientos de Cristo.

Pero esta crónica no quiero que sea algo triste, y que simplemente nos dé pena. Todo lo contrario, creo que nos puede dar mucha esperanza, sobre todo porque somos cristianos. Eso me pasó en el momento del sermón, en el que les dije que justamente Cristo quiso llamarla, porque Él ama a los niños. “Porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos”. Y porque quería abrazarlos y bendecirlos. Nos podemos imaginar el “apretón” que Cristo le daría a Joyce al recibirla en el cielo, y que ahora descansaría en sus brazos amables… y en los de la Virgen.

Pienso que Dios me ha concedido vivir esto hoy, para mostrarme lo grandioso de la vida misionera, en vísperas a la Jornada Mundial de las Misiones. Si hemos hecho el sacrificio de renunciar a nuestra familia y nuestra patria, si hemos atravesado mares para vivir en una cultura tan diferente, y hemos dejado todo… nos podemos sentir pagados abundantemente al vivir una cosa así. ¡Para esto hemos venido! ¡Esto es la vida misionera! Como San Francisco Javier que luego de bautizar un niño que estaba muriendo de frío en la nieve, expresó que por ese sólo niño valían la pena todos los sacrificios sufridos para llegar al Japón, aunque sólo pudieran hacer ese único bautismo. Porque por cada alma murió Cristo. Y para eso el Verbo recorrió una distancia mucho más grande, más que de América a África, ¡del cielo a la tierra!, y se Hizo Carne.

Los misioneros podemos pensar en todas esas almas que interceden por nosotros. Y que a pesar de nuestros defectos y pecados, hemos sido los instrumentos que Dios eligió para realizar su obra. También nuestro Instituto ha sido elegido, porque no seríamos religiosos misioneros, sin ser parte de un Instituto misionero. Y esta obra no se haría… y tantas almas, entre ellas Joyce, ¿habrían recibido el bautismo?

Doy gracias a Dios, por medio de mis superiores, que me quiso traer aquí, y no a otro lugar, sino a Ushetu. Y quiso que bautice a Joyce, para que hoy ella sea la Felicidad de Cristo.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE.

4 comentarios

  
María
¡Muchas gracias por este testimonio!

Me sorprende, no obstante, el concepto del bautismo de misericordia. No lo había oído nunca. En España es frecuente que padres -o al menos uno de ellos- de situación irregular pidan el bautismo para sus hijos. Los padrinos garantizarían su formación.

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Muchas gracias, Maria. La verdad que es un concepto desconocido para nosotros, pero aquí rigen otras leyes pastorales. El tema es que si bien es como dice usted, los padrinos garantizarían la formación cristiana del niño, sin embargo aquí lleva tiempo la formación de los mismos adultos, para que puedan llegar a saber bien en qué consiste el papel del padrino, y lo asuman. Y por otro lado se vive en ambientes muy paganos, y se ve que el niño corre riesgo de no recibir ningún tipo de formación, ni ejemplo cristiano. De todos modos, estos bautismos se hacen confiando justamente en eso, en los padrinos. Pero se quiere hacer ver que no debe ser la circunstancia normal. Perdón por lo largo de la respuesta, y si algo no queda claro. Dios la bendiga. P. Diego.
18/10/15 2:19 PM
  
Rafa
Gracias padre por compartir sus vivencias, alegrías y tristezas como esta vez con nosotros

Gracias Dios mío por haberme dado la gracia de nacer en una familia católica, y de heredar la Fe.

Un abrazo, me han conmovido sus palabras, adelante con la misión
18/10/15 4:23 PM
  
Lucía Martínez
Gracias damos al Señor, por su vida y su misión.
Gracias padre Diego por estar allí.
Un abrazo desde el corazón.
18/10/15 9:53 PM
  
Fernanda Puig
Gracias padre Diego por otra conmovedora cronica!!las disfruto muchisimo y cada vez me dan mas ganas de ir a visitarlos,ya llegara!!
Q Dios lo bendiga!!
19/10/15 2:51 AM

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