Kambi za Katekismu
Ushetu, Tanzania, 17 de junio de 2014.
Queridos familiares y amigos:
La semana pasada tuvimos unos días muy agitados, y esa es la razón de mi ausencia en la comunicación. Pero la verdad que por mas que en algunos momentos tuve la intención de ponerme a escribir, el cansancio de la noche, y la actividad que me esperaba al otro día, me hacían ver prudente ir a descansar, y aprovechar cada momento. Ahora que tengo éste día de reposo en la misión, quiero contarles un poco de lo que hemos vivido.
En mi anterior correo les conté al pasar, que con los catequistas habíamos tenido una reunión de formación, pero que además aprovechamos para organizar los días de la catequesis en la parroquia. Como la parroquia es muy grande, casi toda poblada por agricultores, a muchos chicos les resulta muy difícil poder tener la catequesis con frecuencia, por las grandes distancias que deben caminar. Es por eso que cuando los chicos tienen vacaciones en la escuela, se los junta durante una semana para hacer un curso intensivo de catequesis, para diversos sacramentos: bautismo, comunión y confirmación.
Les cuento cómo se organiza esto. Nuestra parroquia tiene siete aldeas mas importantes, que llamamos “centros”. El resto de las 40 aldeas dependen de alguno de esos centros. Así es que cada centro congrega a los niños de las aldeas circunvecinas, para hacer una semana de catecismo. ¿Quiénes dan las clases? Los catequistas de cada aldea asisten esos días en el centro, y de esta manera, en cada centro habían dos, tres y hasta cuatro catequistas.
Esa semana es prácticamente como un campamento de niños (kambi = campamento). Ellos viven esos días en la aldea que organiza el encuentro. Dos centros cercanos, se reunieron porque una de esas aldeas era muy pequeña, así que quedaron constituidos seis lugares con ésta cantidad de niños: Ibelanzuha, 110 niños; Kangeme, 105; Nyanmilangano, 83; Mazirayo, 73; Uyogo, 34; y Nyaza, 30. Es verdad que en relación a la cantidad de católicos y de niños, no es un gran número, y esperamos año a año lograr que asistan mas.
Como les decía, la vida es de campamento, y por lo tanto el clima y la alegría de todos es como la que suele reinar en esas actividades. Lo que pasa, es que nos admira la sencillez de estos chicos. Muchas veces su equipaje cabe en una bolsita de plástico, para toda la semana. Duermen en el piso… ponen una tela (kitambaa) en el duro suelo, o una lona plástica (turubai), y listo, a dormir. Se bañan yendo a buscar un balde de agua a la noche, y un jarrito. Todos los días comen lo mismo, al desayuno un té o uji (potaje a base de harina), y al almuerzo y la cena el tradicional ugali (polenta blanca) con porotos (maharage)… y cuando se puede, se agrega algo de verdura… unas papas o camotes, o alguna hierba hervida. Y eso es todos los días. Y listo… pero con una alegría grande, cuando llegan, cuando van a las clases, cuando rezan… y sobre todo, cuando aprueban el exámen.
Por gracia de Dios, en nuestro centro de Ibelanzuha (Ushetu), contamos con tres catequistas, y muchos niños. Cuando comenzamos, faltaba un poco de organización, sobre todo de los momentos libres, cosa a la que no están acostumbrados nuestros catequistas. Gracias a que la Madre Aylesford se ofreció generosamente, a partir del segundo día, la vida del encuentro de catecismo en éste centro cambió totalmente y se convirtió en un verdadero campamento. Allí mismo, como estamos acostumbrados… tres equipos, y las hinchadas, competencias, juegos, y puntos. Los catequistas no lo podían creer, que al sólo sonido del silbato, 110 niños, del campo, y muchos de ellos sin educación… se formaban en fracción de segundos en tres perfectas filas. Los juegos siempre fueron matizados con preguntas de catecismo, o sobre la Biblia, o representaciones de parábolas, etc.
Fue de admirar el día que se les dijo que tenían que componer un himno para cada grupo. Ustedes saben que la capacidad musical es uno de los grandes talentos de esta gente, y no faltaba el tambor y el baile, con las letras que cantaban a Jacinta Marto, Sta. Imelda, o San Tarsicio. Tendría que poder mostrarles algún video de esto para que se den una idea mas acabada. Al menos les envío unas fotos.
La misa diaria era un espectáculo para todos los fieles… imaginen que alguna viejita venía a la iglesia a las siete de la mañana, y encontraba este grupo de niños participando y cantando con todas las ganas. El último día hicimos la misa explicada que todos los chicos seguían con muchísima atención.
Todo terminó con la gran emoción de los exámenes, y la entrega de premios. Fue una verdadera fiesta, que a los misioneros que estábamos nos trajo gratos recuerdos de los campamentos de jóvenes en Argentina, porque en el salón cada grupo cantaba sus himnos y canciones, y bailaban en ronda al ritmo de los tambores… imposible hablar con el que estaba al lado.
Yo a cada rato pensaba en una alegría tan real… porque sin casi nada material, la fiesta era tan grande. Un grupo enorme de niños, viviendo en gracia y participando de la misa todos los días. Haciendo la procesión por la tarde, con la Virgen de Luján, y rezando ante el Santísimo expuesto. Los chicos de las aldeas estaban más que felices… muchos de ellos nunca habían vivido algo así. Uno de ellos me dijo antes de irse a dormir la última noche, “voy a pedirle a Dios poder volver a Ushetu”. Pensemos que muchos viven en humildes casas de paredes de barro y techos de paja, a varios kilómetros caminando campo adentro, donde no hay ni rastros de civilización.
Muchas veces al mirar estas caras morenas tan alegras y contagiantes de alegría, me pregunto porqué en nuestras sociedades se encuentran tantos chicos que tienen tantas cosas, y no son felices. Porqué deben existir niños con depresión… o problemas similares. Tal vez porque no pensamos que la alegría debe brotar desde adentro, de un corazón lleno de Dios… lleno de paz, que hace ver las dificultades y sacrificios de una manera totalmente distinta.
Les pido que recen por todos estos chicos, para que se preparen debidamente a recibir estos sacramentos, y para que perseveren en la vida de la gracia. Les pido que recen por los catequistas, que dedican una semana a esto, sin cobrar ni un centavo, dejando sus familias, y el trabajo del campo para darles a los niños lo más importante que se les puede dar en la vida: la fe.
¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano, IVE
Misionero del Instituto del Verbo Encarnado en Tanzania
3 comentarios
desde luego mi pequeña Comunidad OCDS y yo seguiremos orando por ellos, por los catequistas y por usted.
En comunión de oraciones
MariCris de Jesús
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