¡Dios nos conceda la fe sencilla de esta gente!
Queridos Amigos,
Aquí les dejo un intercambio de saludos que he tenido la semana pasada con uno de mis primos.
¡Recen por la misión! ¡Recen por las vocaciones misioneras!
Un gran abrazo,
P. Diego, IVE
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Ecco el saludo de mi primo…
Miércoles, 19 de junio de 2013.
Querido Primo,
Increíbles las fotos, en especial me impacto la primera donde se te ve rezando al lado de alguien, asumo que una mujer u hombre enferma/o.
Una vez mas, gracias por compartir esta increíble experiencia con nos.
¡Un abrazo enorme!
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… y mi respuesta….
Ushetu, Tanzania, 19 de junio de 2013.
Querido primo:
Muchas gracias por escribir. Y lo que vos me comentás de esa foto, me obliga a contarte de qué se trata… y a hacer una reflexión que se me vino a la mente cuando leí tu mail.
Te cuento que esa señora enferma que ves en la foto, no es una señora muy mayor, sino que tiene sida, que es algo muy común por estos lados. La habitación, es como la ves… sin cama, sin colchón… sino con una “especie” de colchón que usan por estos lados, parecido a una colchoneta, que está rellena de estopa. La habitación sin muebles… sin ventanas ni puertas. Sin revoque, sin cuadros… sin adornos. La casa de los pobres.
La señora está postrada, con la mitad de su cuerpo paralizado… Margarita es su nombre. Era pagana, y en su familia casi todos evangelistas. Se quería bautizar, pero quería que viniera el sacerdote católico. La familia respeta mucho la decisión de los mayores. Como esa semana habíamos tenido que salir los dos sacerdotes de la misión, fue una hermana y la bautizó, luego de una catequesis breve.
El domingo fui yo, y completé el bautismo, que se dice, es decir que hice la unción con el Santo Crisma. Luego la confesé, le dí la Unción y el Viático… completo el asunto. Es decir, la dejé lista para el Cielo.
Y eso es lo que reflexionaba hoy… ¿no te parece increíble la obra del sacerdote? Yo casi que no hablo nada de swahili… y encima esta señora entendía poco swahili, porque hablaba el dialecto sukuma. Yo hablaba en español, la hermana traducía al swahili, y el catequista le decía en sukuma… a lo que Margarita asentía perfectamente consciente. Antes de darle la Comunión, se le preguntó: ¿Quién está en la hostia? Dijo una sola palabra, con voz tenue, con las pocas fuerzas que le quedaban… “Yesu”. Así nomás… ¿y nosotros dudamos? ¡Dios nos conceda la fe sencilla de esta gente!
Y el sacerdote católico que ella quería… Pensar que a mi no me conoce… yo soy un extranjero… (un “mgeni”), nunca habló conmigo… Y no quería ni siquiera al pastor evangélico… ¿Quién habrá rezado por esta alma? ¿Alguna contemplativa, algún otro enfermo, alguno de ustedes a quienes les pido que recen por la misión?
Margarita, que hace sólo unas semanas atrás era pagana, sabe distinguir que los sacramentos de la iglesia son tan distintos a las oraciones sin gestos de otros… que la fe católica es seria.
Y pienso también en las palabras que el domingo leíamos en el evangelio de la misa, cuando algunos se escandalizaban de Cristo que le perdonaba los pecados a la mujer… “¿Quién es éste que perdona los pecados?”… ¿Quién es el sacerdote, que perdona los pecados?…
Y esto otro me pasó el lunes, en otra circunstancia, después de un entierro, que dos personas me pidieron que las confesara… les dije que no sabía hablar bien swahili… y me respondieron de una manera hermosísima, que pude entender perfectamente: “A nosotros nos han enseñado que el sacerdote es Cristo”.
Escucháme Darío… yo estoy sorprendido mas que ningún otro de todo esto que estoy viviendo… increíble lo que Dios hace, a pesar de nosotros. Increíble. No deja de admirarme cada día. El sacerdote está en los momentos mas importantes de la vida de una persona.
Esto que digo… lo digo no pensando en un mérito propio… nada que ver. Es todo inmerecido… y si lo digo, es justamente para “Cantar las misericordias del Señor”, como dice el Salmo.
Te mando un abrazo grande.
¡Firmes en la brecha!
Tu primo, Diego.
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