¡Felices Pascuas de Resurrección!
Kristo amefufuka kweli! (¡Verdaderamente ha resucitado Cristo!)
Le agradezco mucho las oraciones y sacrificios que ha hecho, seguramente, por los misioneros en esta Cuaresma y Semana Santa. Muchas gracias por su ayuda antes para mi viaje.
Aprovecho a escribirle largo y tendido, usando de lo que he escrito para contar a mi familia sobre estas últimas semanas en la misión. De paso recuerden que cuando “nos comen el cuero” (mejor dicho, se acuerdan de nosotros), deben rezar por nosotros, como dice Santa Teresita que hacía cuando se acordaba de alguien.
No les vuelvo a escribir lo que ya he contado en algunas crónicas… porque me imagino que las han recibido.
Idioma
Por ahora me dedico al estudio del swahili, y apenas si dedico tiempo a otras cosas… de hecho, tengo una listota de e-mails para responder que se me han amontonado…. Y atrasado, como este que yo les respondo a ustedes. Y aún así le voy “robando” tiempo a mi estudio, porque entre las ceremonias, las fiestas, los viajes, las idas a las reuniones a la diócesis (que a nosotros nos llevan el día entero), y actividades “ad-intra” en la comunidad y con las hermanas… al final… también estos últimos 15 días he estado flojísimo con las lenguas.
Les cuento un poco a ver si logro pintarles en qué lugar del camino estoy en la asimilación de una nueva lengua, totalmente extraña a la nuestra, que procede el bantú, y también tiene alguna herencia del árabe. Se imaginan que yo hasta que llegué y pisé suelo tanzanés, no había escuchado nunca a nadie hablar el swahili. Por lo tanto, el primer impacto fue auditivo, de sonidos jamás escuchados, y totalmente desconocidos.
Ahora que llevo unos dos meses de estudio (interrumpido, no intensivo, como les contaba), y a la vez “inmerso” en el swahili (en parte, porque dentro de la casa hablamos castellano, y con las hermanas… pero el medio ambiente, la gente, los niños, las misas, etc. es todo en esa lengua), de a poco se van notando los progresos.
Primero, que a pesar de que no entendía casi nada… me largué a aprender a “pronunciar” la misa, para poder al menos celebrarles misa a la gente de aquí cuando el P. Johntin debe salir a algunas aldeas. Eso fue a los 20 días de llegado, lo cual fue una gran audacia… y agradezco a Dios su ayuda y el que así haya querido que sea. Ahora ya entiendo mas algunas palabras y frases de la misa, y la puedo celebrar con un poco mas de atención a lo que sucede, sin mirar tanto a las palabras… pero sigo haciendo gran esfuerzo en cada frase. Me lleva menos tiempo prepararme para celebrar una misa, practicar las oraciones, prefacio y sobre todo el evangelio. Respecto a este último, gracias a Dios ya puedo identificar de qué pasaje del evangelio se trata, sin recurrir a fijarme en la biblia en español. Es decir, “engancho” por qué parte del evangelio vamos… aunque no entiendo todas las palabras.
Respecto a las conversaciones… en algunas, voy viendo por dónde va el asunto. De las homilías, puedo captar un 10 o 20%. Por supuesto los saludos… y esas cosas, que aquí son tan importantes, ya los manejamos bien. Y puedo llegar a hilvanar frases indias como: “¿la llave dónde?” (¿Dónde está la llave?), “el libro listo” (Ya no necesito el libro), o cosas así. Nos entendemos algo con la gente.
Lo bueno, es que se ponen felices de que uno trate de hablar… y de que se equivoque… son muy indulgentes, porque valoran el esfuerzo. Los otros días dije una palabras (tres frases) al final de la misa de pascua, y la gente aplaudía… y te felicitan (aunque como cumplido y para animarte a seguir… son realmente buenos con el misionero).
En resumen…vamos ablandando el oído y la lengua… y formando los esquemas mentales de este idioma.
Llegada de la nueva misionera
Respecto a la hermana Inmaculada, peruana, que ha llegado para sumarse a la comunidad de hermanas, y al grupo misionero de estos lados… la fuimos a buscar a Mwanza con otra hermana y una voluntaria de Italia. Llegó muy bien, luego de un viaje largo y agotador de 24 horas, entre los tres vuelos y las esperas en los aeropuertos. Pero al fin llegó, y se la veía feliz, además de cansada. Es una gracia muy grande recibir refuerzos, sobre todo en estas misiones. Es oxígeno y aire puro. Es posibilidad de hacer muchas mas cosas… es reforzar la comunidad. ¿Cuánto vale un misionero en la Iglesia y en nuestra Congregación? ¿Cuánto le puede dar a la Iglesia y a la gente que espera ansiosa quien le predique a Cristo? ¿Cuánta ayuda a tanta gente necesitada? Y si consideramos… ¿cuántos están dispuestos a venir a estas misiones? Además, ¿cuántos seremos capaces de dar la vida en estos lados… y perseverar en el trabajo hasta que Dios diga basta?
Por eso pienso en lo grandioso que es ir a buscar a una nueva misionera que se suma a nuestras filas.
Visita al Parque Nacional Serengeti
Aprovechamos el viaje a Mwanza, que es largo, para hacer un paseo hermoso. Porque la voluntaria italiana quería aprovechar a conocer el Parque Nacional Serengeti, famosísimo, y el mas grande de todo África (mas de 14.000 km cuadrados). Ella nos pagó el paseo a los tres religiosos, así que fue un gran regalo de la Providencia.
Partimos al otro día, luego de la misa a la madrugada, a las 4:30 am, porque también el viaje para llegar al parque es de unas dos horas, y luego hay que andar por dentro del parque unos 300 km por caminos de tierra… para poder ver la mayor cantidad de animales posibles. Casi que ni se para a comer durante el Safari, sino que se come en el vehículo. Y sobre todo lleva mucho tiempo el tratar de encontrar los leones y leopardos. Son los animales mas difíciles de encontrar.
Lamentablemente, durante el viaje de ida nos encontramos en el camino con un accidente en la ruta, que había acontecido hacía apenas 15 minutos. Una “dala-dala”, es decir una combi que traslada gente, había impactado con violencia la parte trasera de un camión. Se imaginan que siendo que en nuestro vehículo viajábamos un sacerdote, una doctora y dos enfermeras, nos detuvimos a ver qué podíamos hacer. Por gracia de Dios, las personas que estaban bien, estaban fuera de peligro, aunque shockeadas; y por otro lado, por desgracia para dos de ellos, sólo quedaba oficio para el sacerdote, ante una señora que había fallecido, y que decían ser católica, y un joven agonizando, que no podíamos saber nada sobre él. Las hermanas rezaron con ellos y seguimos el viaje. Pensábamos en lo impresionante que es la Providencia Divina, que ante semejante desgracia, cometida por imprudencia humana… Dios proveía de un sacerdote y dos religiosas a esas personas que estaban sufriendo.
Nos fue difícil poder volver al “clima” de un paseo… pero luego de rezar otro rosario por ellos, tratamos de reponernos… porque así debe ser. Llegamos al parque un poco más tarde de lo pensado, y comenzamos el fabuloso safari… que en verdad nos ocupó la atención y nos ayudó mucho. Es increíble el poder contemplar la belleza y el orden de la creación en ese lugar… Manadas de cebras… hermosas… nunca había visto tantas, y en libertad. Preguntamos si se sabía aproximadamente cuántas hay en el Parque… el guía nos dice que 300.000… ¡Bárbaro! Búfalos, medio millón de ellos. Y así fueron las respuestas sobre la mayoría de los animales. Pudimos ver manadas de ciervos, gacelas de tres clases distintas, jirafas, elefantes, hipopótamos, monos, jabalíes, cocodrilos, etc., etc. De algunos animales ya ni me acuerdo el nombre. Uno de los elefantes estuvo a cinco metros del vehículo, y lo mismo decir de las jirafas, que casi ni se inmutaban con el paso de la camioneta. Finalmente buscamos ver algún “zimba” (el león) o leopardo… pero esta época no es la mejor, porque como es época de lluvia el pasto está alto, y si se tumban en el piso, no hay como verlos. Vimos varias huellas de ellos en el camino. Los leopardos suelen estar subidos a los árboles, pero por mas que buscamos, no tuvimos esa suerte.
Así terminamos nuestro primer safari… largo, pero muy satisfactorio. Al día siguiente regresamos desde Mwanza para que la hermana Inmaculada arribara, ¡¡por fin!, a la misión… y descansara.
Mi primer Triduo Pascual en África
De la semana santa podría contar mucho, pero simplemente que el martes santo tuvimos la Misa Crismal en la catedral de Kahama con el obispo, Ludovic Minde, y con todos los sacerdotes de la diócesis. Allí se hizo también la renovación de la promesas sacerdotales, y luego el obispo nos invitó a su saca para ofrecernos un muy buen almuerzo, muy alegre, y con mucha fraternidad de los sacerdotes. A mí me sorprendió el obispo con un alegre y afectuoso saludo: ¡Felicitaciones por el Papa Francisco de Argentina! Me abrazó, y me pidió que lo acompañara hasta la casa, que queda a una cuadra mas o menos. Fuimos charlando… y me contó de lo bien que le cayó que el papa dijera: ¡Han elegido a un Papa que viene del fin del mundo!.
El Jueves santo tuvimos la misa de la cena del señor, con lavatorio de los pies. Las familias vinieron a rezar hasta las 12 de la noche. Es admirable la fe de la gente y cómo viven esta Semana Santa. El viernes se rezó el vía crucis al mediodía, y por la tarde la celebración de la Pasión. Con el P. Johntin teníamos pensado ir al mediodía a una aldea, y de allí venir a la parroquia. Pero esa noche y a la mañana estuvo lloviendo muchísimo, así que fue imposible salir. Una pena por la gente de las aldeas que esperan con tanta ansiedad la visita del sacerdote. Trataremos de ir en esta semana.
El sábado santo el P. Johntin fue temprano a celebrar a otra comunidad la Vigilia Pascual, y luego vino para celebrar aquí. Es de admirar la cantidad de trabajo que hace este padre. Comenzamos la vigilia a las 10:30pm, así que terminamos cerca de las 1:30am, porque habían muchos bautismos, y porque les gusta mucho cantar, y hacen los cantos largos.
El domingo de Pascua nos esperaba otra sorpresa. Notros habíamos pensado una misa aquí en la iglesia, y luego ir a otra comunidad. Pero otro vez la lluvia cambió los planes. A la hora de comenzar la ceremonia, no habían mas de dos o tres personas. Había que esperar. Pero si esperábamos mucho, en la otra comunidad todo se atrasaría demasiado. Así que el padre me preguntó si me animaba a celebrar la misa aquí, así él podía salir a tiempo para el otro lugar. Por supuesto… así que a practicar las oraciones y el evangelio mientras llegaba la gente. Al rato la iglesia estaba llena. Y salimos a la cancha. Lamentablemente, sin poder predicarles, por razones de fuerza mayor… pero la gente estaba muy contenta. Sobre todo por la gran fiesta de la pascua. Todo eran bailes y gritos y aplausos… ya que en la cuaresma no pueden hacerlo, están como un león enjaulado… Todo era alegría. Después de la misa se puso música afuera y se quedaron todos… haciendo bailes, y cantando. Una gran fiesta en verdad.
Una costumbre muy linda es que ellos en este tiempo dicen: “Kristo amefufú…” y todos responden bien fuerte: ¡kaaa!”… Que viene a ser para nosotros: “Cristo resuci… ¡toooo!” Y luego aplausos y gritos.
Luego al mediodía almorcé con las hermanas, porque el padre estaba en las aldeas y regresaba a hora avanzada. A la tarde vinieron algunos jóvenes y niños de los mas allegados… y querían jugar a algo. Como llovía, fueron juegos de mesa. Aprendieron en un ratito a jugar a los dados, al 10 mil. Y nos divertimos toda la tarde con ellos. La verdad que muy bueno, y me hacía acordar a aquellos días de lluvia en el menor, o en el Nihuil, pasando la tarde en el comedor.
La verdad que hemos vivido en hermoso clima pascual con la gente, con los niños, con nuestra familia religiosa. Como siempre, algún recuerdo de los que están lejos se nos viene, pero en nada empaña tan gran regocijo. Muchos recuerdos de las ceremonias, actividades y Ejercicios Espirituales de San Rafael. Y un esperar que pronto escriban desde todas las misiones del IVE y SSVM para saber cómo se han vivido estos días tan intensos, la semana mayor de los cristianos, en otras partes del mundo.
Esta fue mi primer pascua en África, y estoy tan agradecido a Dios por todo lo que he podido vivir, que me llena el alma también de gozo pascual.
Dios los bendiga a todos por aquellos pagos. Les pido que recen siempre por esta misión. Porque las oraciones valen oro. Ofrezcan sacrificios, y acuérdense de nosotros cuando estén ante el Santísimo en sus ratos de adoración eucarística, o en sus visitas a algún sagrario. Pueden estar sosteniendo a un misionero. De verdad se lo digo. Se imaginan que hay momentos difíciles en para el misionero y es así. Pero la mayoría de las veces las dificultades no son de afuera, como el no tener luz, o agua, o comida… o vivir lejos de todo. Eso, en verdad ni se siente. La dificultad viene muchas veces por uno mismo, porque somos flojos, y porque el diablo quiere hacernos ir para atrás…. Muchas veces uno se pregunta… ¿qué hago acá?… esos momentos difíciles… pero ahí nomás viene la respuesta de la fe (gracias a las oraciones y sacrificios de ustedes)… estoy acá por amor a Cristo y para predicar el Evangelio… para salvar almas, la mía en primer lugar, y la de tantos hermanos necesitados del sacerdote.
¡Firmes en la brecha!
P. Diego.
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