17.04.25

"Más le valiera a ese hombre no haber nacido"

Queridos lectores, la primera vez que, hace muchos años, leí las palabras del Evangelio de San Mateo que encabezan este post, recuerdo que me causaron una impresión profundísima. No es para menos… Por lo que significan y por Quién las dijo. Reproduzcamos íntegro el versículo que las contiene:

“El Hijo del Hombre se va, como está escrito de Él; pero ¡Ay de aquél por quien el Hijo del Hombre será entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido” (Mt 26, 24)

Si no estoy equivocada, estas palabras de Nuestro Señor Jesucristo son las más duras por Él pronunciadas respecto a una persona concreta. Palabras que se leyeron en el Evangelio de la Misa de ayer, Miércoles Santo. El Señor se refería, ya lo saben ustedes, al Apóstol traidor, Judas Iscariote, que entregó a Cristo a sus enemigos a cambio de treinta monedas de plata. Asimismo, la Iglesia considera el Miércoles Santo como el día en que Judas Iscariote se presentó ante el Sanedrín judío para pactar dicha entrega, infame a más no poder. Así es que hoy voy a centrar mi atención en la figura de este hombre.

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7.04.25

¿Legalizar, en España, el delito contra los sentimientos religiosos?

Queridos lectores, espero me disculpen por abordar, en este artículo, un tema seriamente desagradable, al igual que ha sucedido en los dos posts anteriores. Sin embargo, estos son nuestros tiempos… Tras mi post dedicado al Santo Nombre de Dios, quería haber publicado este que están leyendo ahora, pero la actualidad me llevó a tratar otros temas. Permítanme, pues, que lo haga ahora.

Así pues, en mi post sobre el Santo Nombre de Dios, expuse, entre otras cuestiones, la extrema gravedad del pecado de blasfemia. Ya lo había hecho antes, en un estupendo artículo cuya lectura recomiendo, Javier Navascués. Desde luego, siempre me parecerá poco todo lo que se diga para poner de manifiesto la gravedad de este tipo de conducta. Así pues, en relación a esta cuestión, como ustedes saben, el PSOE, en el pasado mes de enero, registró en el Congreso de los Diputados una proposición de ley para, entre otras medidas deleznables, derogar el llamado “delito contra los sentimientos religiosos”. Ello significa que, aunque esta cuestión, ahora mismo, ya no tiene presencia en los medios de comunicación, sigue su tramitación en el Congreso de los Diputados. Se trata, pues, de una cuestión viva y, por ello, deseo abordarla.

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29.03.25

Las negociaciones sobre el Valle de los Caídos

Queridos lectores, nuevamente, la actualidad se impone, a la hora de escribir mi siguiente post. Todos ustedes, sin duda, conocen ya la noticia sobre la filtración de las nuevas negociaciones sobre el futuro del Valle de los Caídos, ya saben: Esa maravilla arquitectónica y religiosa levantada por el Generalísimo Franco y sobre cuya construcción se han dicho multitud de mentiras horrendas (recomiendo, a todo el que quiera conocer la verdad al respecto, la lectura de la obra del profesor D. Alberto Bárcena, titulada “Los presos del Valle de los Caídos”, de la editorial San Román; el profesor Bárcena es el mayor experto que existe sobre este tema).

Tal como expone la noticia, la Archidiócesis (Arquidiócesis, en Hispanoamérica) de Madrid ha confirmado que esas negociaciones están teniendo lugar y ha lamentado su filtración; olvidando, seguramente, la advertencia de Nuestro Señor: “No hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a saberse” (Mt 10, 26); sobre todo, en relación a este asunto; pues, en el momento que el Gobierno interviniera en el Valle de los Caídos sin que la Iglesia hiciera, ni dijera nada, sería fácil suponer que han existido negociaciones al respecto y hubiera comenzado a investigarse sobre ello. Por tanto, la verdad no hubiera tardado en salir a la luz, en cualquier caso.

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22.03.25

El aborto o el genocidio incesante

Queridos lectores, en este artículo de hoy vamos a abordar un tema extraordinariamente duro. Sabía que tendría que hacerlo tarde o temprano, pero no imaginaba que fuera a tener que ser tan pronto. Sucede, sin embargo, que una noticia publicada en InfoCatólica esta semana me ha empujado a ello; la noticia o más exactamente, una cifra contenida en la noticia: dos millones y medio de abortos en España, desde la legalización de este horrendo genocidio en 1985. Sé que al final de mi anterior artículo indiqué que, en el siguiente post iba a abordar otro asunto diferente, pero, a veces, la actualidad manda. No obstante, prometo retomar ese otro tema, sigo deseando hacerlo.

Voy a referirme, pues, a esta dolorosa cuestión en relación a España, aunque los lectores de otras naciones pueden tomar nota, igualmente; pues, tristemente, este horror satánico está presente en más países. Debo advertir, también, que el artículo va a ser duro. Simplemente, porque la realidad de este asunto lo es, extremadamente y mi idea es escribir para decir la verdad, no para andarme con tonterías. Vamos allá, pues, y que sea lo que Dios quiera.

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18.03.25

El Santo Nombre de Dios

Queridos lectores, en este artículo deseo referirme al Santo Nombre de Dios, por cuanto tiene todo que ver con el amor, la adoración y el respeto que debemos tributar a Dios. Hace unos días, escribía yo, en dos artículos, acerca del inmenso amor que Dios nos tiene. Pues bien, es nuestro deber corresponder, con todo nuestro ser y todas nuestras fuerzas, al amor de Dios y es un gran gozo hacerlo, además. Y podemos hacerlo, por medio del Espíritu Santo que habita en toda alma que se encuentra en Gracia de Dios. Así pues, una de las formas más importantes de amar a Dios consiste en emplear Su Santo Nombre, siempre, con sentimientos de adoración, de amor y de profundo respeto. Porque el Nombre de Dios no es, ni mucho menos cualquier cosa, ni se debe emplear como si lo fuera.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “el don del Nombre pertenece al orden de la confidencia y la intimidad” (nº 2143). Añadiendo, además, lo siguiente:

El nombre expresa la esencia, la identidad de la persona y el sentido de su vida. Dios tiene un nombre. No es una fuerza anónima. Comunicar su nombre es darse a conocer a los otros. Es, en cierta manera, comunicarse a sí mismo haciéndose accesible, capaz de ser más íntimamente conocido y de ser invocado personalmente (nº 203)

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