Desde que hace ya muchos años conocí las apariciones de Garabandal creí en ellas. Este es un hecho requetesabido entre mis amigos e incluso más allá del circulo de mis amistades, porque he hablado públicamente y he escrito en más de una ocasión de estas apariciones. Y lo seguiré haciendo mientras la autoridad de la Iglesia me lo permita. Naturalmente, que si algún día se manifestara en contra y dictaminara el negativo consta de non supernaturalite cambiaré de actitud y obedeceré, pues soy de los que prefieren —si esto fuera posible— equivocarse dentro de la Iglesia, que acertar fuera de Ella.
Es más, mi participación como actor en la película de Garabandal no ha tenido más intención que la de ayudar a que se aclaren las cosas y difundir sus mensajes por el bien de las almas, que por otra parte son los que siempre ha recomendado la Iglesia: que hay que darle la importancia que se merece a la Eucaristía, que hay que hacer penitencia por nuestros pecados y los del mundo entero, que hay que meditar con frecuencia la Pasión del Señor, y como primera condición de todo esto que hay que ser buenos.
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