El martirio de la coherencia
Jesús lo dijo bien claro para que no hubiera dudas. Y tampoco sus palabras se pueden prestar a esas interpretaciones acomodaticias, que sostienen que hay que ser graciosetes con el mundo para que hablen bien de uno en los telediarios. Su mensaje es inequívoco: «Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí antes que a vosotros (…) Acordaos de la palabra que ya os dije: «no es el siervo mayor que su señor. Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán».
Pero seguimos sin enterarnos, porque la enfermedad que padecemos los católicos, y muy especialmente los católicos españoles es la esquizofrenia, cuya consecuencia inmediata es la infecundidad. La esquizofrenia y la tibieza –cara y cruz de la falsa moneda religiosa-, no solo no atraen, sino que repelen, e incluso a Dios que es la Misericordia infinita la tibieza le provoca el vómito. Así las cosas, la vida privada y la vida pública de los esquizofrénicos espirituales se convierten en dos líneas paralelas que -como aprendimos en el colegio- por mucho que se prolonguen nunca llegan a encontrarse. La falta de conexión entre estas dos líneas, la esquizofrenia, en definitiva, está muy extendida sobre todo entre los católicos que trabajan en la actividad política y en los medios de comunicación, en realidad dos actividades que hoy en España son una sola cosa, dando la razón a Juan Rico y Amat cuando escribió, a mediados del siglo XIX, que «los periodistas son los campaneros de las iglesias políticas».
Ese gran obispo que tengo en Alcalá de Henares, lo ha dicho por escrito mejor que yo en su carta pastoral de 24 de septiembre de 2014, que llevaba el elocuente título de «Llamar a las cosas por su nombre» y con toda claridad y gran valentía denunciaba responsabilidades dentro las instituciones eclesiásticas. Decía lo siguiente:
«Con afecto hacia las personas y con dolor, también debo decir que, en ocasiones, algunas instancias de la Iglesia Católica que camina en España no han propiciado, más bien han obstaculizado, la posibilidad de que aparezcan nuevos partidos o plataformas que defiendan sin fisuras el derecho a la vida, el matrimonio indisoluble entre un solo hombre y una sola mujer, la libertad religiosa y de educación, la justicia social y la atención a los empobrecidos y a los que más sufren: en definitiva la Doctrina Social de la Iglesia. Gracias a Dios el Papa Francisco ha sido muy claro respecto del aborto en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (nn. 213 y 214)».
Y en mi opinión, son estos católicos esquizofrénicos los máximos responsables de que en España exista un sistema político y de información anticristiano, lo que no es incompatible con que a la vez sea clerical. No, no es necesario atribuir a los masones ni a los rojos un mayor protagonismo histórico del que en realidad les corresponde, para explicar el proceso de descristianización de nuestra patria. Baste un ejemplo para entender lo que digo: todos los partidos políticos con representación parlamentaria en España son abortistas y aprueban el ilícito moral de la unión de dos homosexuales, a pesar de algunos de estos partidos cuentan entre sus filas y en sus puestos de dirección a católicos, de los que sacan pecho y se hacen fotos en ceremonias religiosas importantes. Y siendo todo esto gravísimo, hay algo todavía peor. Insisto, no son ni los rojos ni los masones los únicos ni los mayores responsables de la desmoralización de nuestra sociedad española; son estos, los católicos esquizofrénicos, los que mayor empeño e inquina han demostrado en cercenar las iniciativas que tratan de hacer presente la doctrina social de la Iglesia en la política y en los medios de comunicación, a la vez que se erigen en representantes exclusivos de la voz de todos los católicos.
No puede haber nada más perverso: primero, secuestran a un tiempo a la doctrina social de la Iglesia y a los católicos, para crear, a continuación, el partido único de los católicos, que es naturalmente el que les mantiene a ellos en el cargo y en el disfrute de las prebendas. Han creado de este modo en España un sistema que ha sometido la religión católica a la política y muy concretamente a un determinado partido político, mediante la manipulación de la doctrina del mal menor, convertida en la llave maestra que abre las puertas del mal y del maligno. Se da así el caso de que hay autoridades políticas que pasan por ser modelo de dirigentes católicos en las gestión pública, a pesar de que manchan nuestro impuestos con sangre inocente subvencionando miles de abortos, realizados en clínicas privadas.
¿Qué hacer entonces con aquellos –ilusos les llaman ellos- que frente a la doctrina del mal menor, se empeñan en hacerse presentes en la política y los medios de comunicación para defender el bien posible? Pues muy sencillo, perseguirles hasta exterminarles, para que su conducta no ponga a los esquizofrénicos en evidencia. Y de momento el exterminio solo es social, pero todo se andará. Dicha persecución, es a la que me vengo refiriendo desde hace años como el martirio de la coherencia, y tiene su explicación histórica como a continuación referiré.
El martirio de la coherencia es una expresión que se la escuche por primera vez a san Juan Pablo II, mejor dicho se la leí en la red. Sucedió que asesinaron a una monja de un país del Próximo Oriente y cuando fueron a visitarle las autoridades religiosas de aquella nación, tras las palabras de consuelo, el Santo Padre les dijo: «Y a partir de ahora tienen que aprender a vivir el martirio de la coherencia que será el martirio del siglo XXI». Y cuando le volví a escuchar esta misma expresión, repetidas veces, me salió el historiador que uno lleva dentro y llegué a la conclusión de que en los últimos veinte siglos los católicos han sufrido toda una serie de persecuciones, que pueden ser agrupadas en una triple tipología martirial. Como dije al principio, tan característico de los cristianos es la caridad como la persecución, porque –repito- como ya dijo el Señor no va a ser el discípulo distinto que el maestro. Por eso sería incomprensible la actitud de un cristiano que en medio de un ambiente descristianizado prefiriera hacerse el simpático y se mimetizase en un paisaje de pecado, en lugar de jugársela y trabajar para cristianizar todas las estructuras temporales como nos pide el Concilio Vaticano II.
El primer tipo de martirio se caracteriza porque el perseguidor no conoce la verdadera naturaleza espiritual de la religión católica. Este es el caso de los emperadores romanos que arrojaron a los cristianos a las fieras, el de los liberales del siglo XIX que organizaron las matanzas de frailes en los años 1834 y 1835 o el de los rojos que masacraron a miles de católicos en la Segunda República y la última guerra civil española por haber cometido el delito de «oler a cera«. En este caso, ya que los perseguidores se habían propuesto exterminar a la Iglesia Católica, bien puede decirse que les salió el tiro por la culata, porque la sangre de los mártires fue semilla de más cristianos. Sin duda, que al lado de miles de mártires hubo también casos de cristianos que no quisieron responder y cedieron ante el martirio. En su juicio particular Dios les habrá pedido cuentas y habrá sopesado su comportamiento.
El segundo tipo de martirio apareció durante la Revolución Francesa. En esta ocasión los perseguidores, algunos de ellos sacerdotes y obispos como Talleyrand –y aunque renegados, sacerdotes in aeternum- conocen perfectamente que el catolicismo es una religión sacramental y que es a través de los sacramentos por donde circula la gracia que produce la santidad. El historiador francés Jean de Viguerie, en un excelente libro que se titula Cristianismo y Revolución publicado por la editorial Rialp, ha puesto de manifiesto cómo las medidas revolucionarias tenían como objetivo apartar a los fieles de los sacramentos. Y afirma en sus conclusiones que esta persecución sí que fue efectiva. De hecho, él ha medido la práctica sacramental en Francia antes de la Revolución y después de pacificarse religiosamente el país vecino tras el concordato firmado por Napoleón, y el descenso es considerable. Si se mantuvo la Iglesia en Francia fue porque la revolución también utilizó el primer tipo de martirio, que consiguió que la sangre de miles de católicos franceses se convirtiera en semilla de cristianos, y porque otros muchos vivieron la religión católica en la clandestinidad, antes que asistir a las ceremonias oficiadas por un cura juramentado. La santidad de un mártir salta con facilidad el trámite del juicio, al resto de los franceses se les preguntaría en el juicio particular si asistieron a las misas clandestinas de los curas refractarios o prefirieron las ceremonias blasfemas de la Diosa Razón.
El tercer tipo es el martirio de la coherencia, que se pone en marcha tras descubrirse que en realidad hay un undécimo mandamiento: «Santificarás este mundo». Ahora a los perseguidores ya no les importa si vas o dejas de ir a misa. Es más, si la parroquia en la que se celebra tiene pedruscos de hace unos cuantos siglos, el sistema político puede que hasta financie el mantenimiento o la limpieza del templo o su iluminación. Por lo tanto, en nuestro juicio particular, a los cristianos del siglo XXI no se nos preguntará solo si hemos ido o dejado de ir a misa, sino que además se nos pedirá cuentas de qué hicimos con esta sociedad. Y la cosa no es sencilla porque esos mismos políticos que están dispuestos a financiar y hasta construir templos y colegios católicos con dinero público, no van a tolerar que los cristianos salgamos de las sacristías para impedir así que cristianicemos los parlamentos, los periódicos, las universidades, las fábricas, las diversiones, la enfermedad…
Pero no nos queramos engañar, lo dramático de esta persecución es que los verdugos no se encuentran fuera de la Iglesia, porque la coherencia de los católicos que han puesto en la santidad el objetivo de sus vidas a los que pone en evidencia no es a los ateos, ni a los hombres sin fe, ni a los rojos, ni a los masones, sino a todos aquellos católicos tibios y esquizofrénicos -laicos y clérigos- que prefieren el juicio de los hombres al de Dios. Y esta persecución que ya ha comenzado es tan grave y tan importante en la historia de la Humanidad, porque el día que se generalice será la última y la clara señal de que hemos entrado en últimos tiempos relatados en el Apocalipsis, que preceden al fin del mundo, sin que sepamos el tiempo que ha de transcurrir entre los últimos tiempos y el fin del mundo.
En efecto, los truenos y los relámpagos quedan reservados para el fin del mundo, que –como he dicho- estará precedido de los últimos tiempos en los que tendrá lugar esta tercera persecución, ya iniciada, en un ambiente tan de calma y normalidad, que desde este momento habrá que estar muy pegados a la Santa Misa, al Sagrario, a la Santísima Virgen y a la Caridad con los hermanos, porque de lo contrario nos deslizaremos sin darnos cuenta y pasaremos a engrosar las filas de los verdugos que de momento manchan su alma persiguiendo a los católicos coherentes.
Javier Paredes
29 comentarios
Estoy muy de acuerdo en lo que dices. Que Dios, que te ha dado la gracia de pensarlo y escribirlo, te lo pague. Y perdona que haga un poco de propaganda de mis escritos. En la serie aludida señalo como una de las causas principales de la acelerada descristianización de las naciones cristianas, como España, a la auto-prohibición generalizada de que los católicos actúen en política como católicos.
El Vaticano II, por el contrario, enseña que los laicos están llamados "a evangelizar y saturar de espíritu evangélico el orden temporal" (AA 2); que "hay que instaurar el orden temporal de tal forma que... se ajuste a los principios superiores de la vida cristiana" (AA 7); que "a la conciencia bien formada del seglar toca lograr que la ley divina quede grabada en la ciudad terrena" (GS 43).
Y que como todo esto es imposible cuando son anticristianos casi todos o todos los partidos políticos con posibilidades de gobierno, es necesario "que los laicos coordinen sus esfuerzos para sanear las estructuras y los ambientes del mundo que incitan al pecado" (LG 36).
Pues bien, en el postconcilio se ha ido en la dirección exactamente contraria a la señalada por el Concilio en estas cuestiones. Se ha logrado así la desmovilización política total de los católicos, con lo que se ha conseguido que el influjo de los laicos católicos en las realidades temporales sea menor que nunca, mínima, menor incluso que la que puedan tener hoy grupos minoritarios, como ecologistas, paleo-comunistas, etc.
La verdad de las exhortaciones del Concilio -fieles a la doctrina política tradicional en la Iglesia- queda confirmada por la acelerada descristianización y la enorme degradación de la vida cultural, política y social que se ha producido en aquellas naciones en las que los Obispos y líderes laicos han procurado impedir por todos los medios la formación de grupos políticos católicos.
Aquellos católicos que tienen vocación política se han visto y se ven obligados a quedarse en sus casas, o a formar grupos mínimos, sin apoyo alguno de la Iglesia y sin ninguna posibilidad de actuar en la política, o a suicidarse integrándose en partidos netamente anticristianos, donde son cuidadosamente neutralizados..
Esta separación de nuestra alma de la voluntad de Dios, divide al ser humano, piensa de una manera y actua de otra, quiere ir para delante y para atras a la vez, dice querer el bien y opta por el mal,.... Al final sobreviene la paralisis del alma (la depresion).
O se abstienen en su gran mayoría, o sus votos van a parar a partidos anticatólicos, como el PP; pues si votasen en coherencia se notaría en una notable subida de votos de partidos católicos como SAIN, CTC, AES, FALANGE ESPAÑOLA DE LAS JONS, etc., y a éstos les votamos cuatro gatos.
Pienso que, en general, hay gran tibieza en la Jerarquía a la hora de formar la conciencia del católico votante. No basta con declaraciones doctrinales episcopales genéricas, sino que habría, a mi juicio, que señalar concretamente, con nombres y apellidos, aquellos partidos a los que no se puede votar por ir claramente contra los más elementales mandatos de Cristo.
Igual que en su día hubo un Indice de libros prohibidos, debería haber actualmente un Indice de partidos politicos a los que estuviese prohibido votar. Y un índice de partidos políticos a los que sí se puede votar.
Afortunadamente, algo empieza a cambiar, y ya hay valientes Obispos como Monseñor Munilla y Monseñor Reig Pla, que llaman al lobo por su nombre aunque se disfrace con piel de oveja. Pero sería deseable que todos los Obispos en pleno y unánimes hiciesen lo mismo.
Mientras la Jerarquía no haga una potente y valiente pastoral política, creo que no saldremos de este marasmo de incoherencia católico/ política.
debemos preguntarnos porqué existen estos tipos de creyentes, y a la ficha salta que que desde adentro y desde arriba viene la perdida de fe y estos no son más que la consecuencia de los otros!
Ese partido ya existe: se llama SAIn.
Y es bien católico. Ya quisiera VOX tener las cosas tan claras.
Es una pena que existiendo tal partido sinceramente católico, le desperdiciemos los católicos y nos dediquemos a fornicar (politicamente hablando) con partidos que se dan de bruces con los mandamientos de Cristo.
También me da pena, que en 13TV se promocione tanto al PP y jamás se traiga al partido SAIn, para que explique y defienda su programa y lo conozca la gente. "Mi pueblo perece por falta de conocimiento", dice el Señor.
Creo que los Obispos deberían ser más solícitos en defender lo bueno que en política ya tenemos dentro, en vez de promocionar y servir de plataforma electoral a un partido como el PP, que según afirman doctos y santos Obispos "es una grande estructura de pecado, al que ningún católico debe votar en conciencia."
Yo no he "atacado" al Santo Padre, si acaso he criticado algunos modos de actuar y proceder del actual arzobispo de Roma. Por mucho menos, aquí se insulta, descalifica y difama contra los obispos de la Santa Iglesia Católica, por el hecho de serlo, y con argumentos parecidos a los que el mundo quiere escuchar para confirmarse en sus prejuicios.
Pero lo que no ha hecho 13TV es poner imágenes de los mítines de cierre de campaña de ninguno de los partidos sinceramente católicos como SAIN que también se han presentado a estas elecciones y de los cuales no ha dado ni siquiera un leve información acerca de ellos
Cuando digo que 13TV da un trato preferencial al PP, me refiero sobre todo comparado con el trato que da a los partidos católicos, a los cuales ignora y silencia sistematicamente. Sólo en contadas ocasiones 13TV ha invitado a algún político de estos partidos católicos, como al Sr. Lopez Dieguez de AES. Pero basta ver el programa político del Cascabel para comprobar que todo el protagonismo se lo reparten los partidos anticatólicos como el PP y el Psoe y que los partidos católicos brillan por su ausencia, salvo rarísimas y contadas excepciones.
Por tanto es evidente que 13TV ignora y ningunea a los partidos sinceramente católicos y da atención preferente a los partidos anticatólicos sobre todo al PP y Psoe,
Opino que si 13TV fuese coherente como cadena de la Iglesia Católica, tendría que hacer todo lo contrario, es decir, promover, apoyar y visibilizar a los partidos católicos como SAIn, CTC. AES, etc. y dejar en segundo plano a los partidos anticatólicos como PP y PSOE, a los cuales se les debería someter a un rigurosa crítica por ir en contra de los mandamientos divinos.
Muchos pensamos que la CEE debería tomar cartas en el asunto y reformar los programas políticos de 13TV, de tal manera que, por elementales razones de coherencia católica, se deberían promover, apoyar y visibilizar en dichos programas a los partidos sinceramente católicos y los demás partidos anticatólicos ir como mucho de comparsas, en segundo plano y siempre dejando claro que son partidos anticatólicos ya que vulneran los mandamientos de Cristo al aprobar leyes como el divorcio, aborto y gaymonio, entre otras.
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Don Javier, esta frase suya cae como anillo al dedo en la realidad argentina que padecemos.
Comprobar lo cual es muy fácil: basta darse una vuelta por el blog de Virginia Gristelli, que está a 11 ventanitas abajo del suyo, y leer el último artículo que habla de la (última gran) profanación al mayor templo de mi país.
El cual fue fue posible por tantos...
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...católicos tibios y esquizofrénicos -laicos y clérigos- que prefieren el juicio de los hombres al de Dios.
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... que tenemos por aquí. ¡Y en todos los niveles.!
Muchos de los cuales han intervenido escribiendo parte del centenar de comentarios que tiene ese artículo.
Qué quiere que le diga, un muestrario patético.
Y eso tiene su correlato en la vida política y en las opciones electorales.
Es que la otrora Madre Patria, con tan mal ejemplo, ha dejado de ser una buena madre y se ha convertido en una cruel y pésima madrastra.
Igual que a España, con más razón.
Hará cosa de dos meses atrás una comentarista de IC me decía que yo demostraba más amor a España que muchos españoles. Era una expresión muy ambigüa que me dejó un poco desconcertado y no se la contesté. Porque con la misma fuerza conque puedo amar a la España del Cid, de Isabel,Teresa e Ignacio, España ésta a la que tanto debemos en Hispanoamérica, rechazo a la España que conocí en un breve viaje que hice hace 5 años, renegada de Dios y harta de tecnología, comodidades y egoísmo.
Una monja española que estuvo más de medio siglo destinada a casas que su congregación tiene en América, ahora de vuelta en España me escribía días pasados:
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"Mi vida era América, me sentía muy bien en tierras americanas, me está costando muchísimo acostumbrarme a mi País, es todo tan diferente...España necesita una nueva evangelización. Ahora estamos en vísperas de elección y realmente no se sabe a quien votar. Ninguno da garantías de nada. El aborto, la familia, no tiene ningún valor para ellos ¿que se puede esperar de políticos, con estas ideas,? el mundo cada día está más lejos de Dios, creo se debe a que los cristianos cada día rezamos menos y nuestro testimonio de vida no convence a nadie. "
--- Fin de la cita
Si la flor y nata del catolicismo español es incoherente, incluído en el aspecto político, no seremos levadura que fermente la masa y cada vez avanzará más la descristianización de España, a la cual desgraciadamente tienden a imitar los países sudamericanos.
Aunque como muy bien dice el profesor Paredes la practica de esa coherencia signifique el martirio. Un cordial saludo.
Santiago Lanús.
Prólogo de Javier Paredes
Me da más pánico la jerarquía "ortodoxa" arrimada al Opus Dei, CyL, los Quicos... que cien mil heterodoxos soltando tonterías cada día.
¿Y por qué espera Dios tanto para castigarnos, si llevamos décadas de abortos, estupros, pederastias, apostasías, homosexualidad, etc? Alguno dijo que si Dios no nos castiga debería haber perdonado a Sodoma, Gomorra, Adná y Seboyim, siendo claro que ahora los pecados son mucho mayores que entonces. Pues la Biblia, en su Libro de los Macabeos, da una respuesta: II Macabeos 6: 12. "Ruego a los lectores de este libro que no se desconcierten por estas desgracias; piensen antes bien que estos castigos buscan no la destrucción, sino la educación de nuestra raza;
13 pues el no tolerar por mucho tiempo a los impíos, de modo que
pronto caigan en castigos, es señal de gran benevolencia.
14 Pues con las demás naciones el Soberano, para castigarlas,
aguarda pacientemente a que lleguen a colmar la medida de sus pecados; pero con nosotros (los judíos) ha decidido no proceder así,
15 para que no tenga luego que castigarnos, al llegar nuestros pecados
a la medida colmada.
16 Por eso mismo nunca retira de nosotros su misericordia: cuando
corrige con la desgracia, no está abandonando a su propio pueblo.
17 Quede esto dicho a modo de recuerdo."
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