Las tres estaciones de la humildad
Carta de Dom Columba Marmion a una hermana religiosa
11 de diciembre de 1895.
Tu carta me ha proporcionado una gran alegría al comprobar que, a pesar de tu indignidad, es Dios quien te guía y se muestra extremadamente misericordioso contigo. Tu mayor empeño debiera ser el de alcanzar una gran humildad, porque es el mejor camino para llegar al amor de Dios. Porque es tan grande el poder de Dios, que puede convertir nuestra misma corrupción en oro puro de su amor, a condición de que no haya obstáculo que lo impida; y el mayor obstáculo es precisamente el orgullo. Puedes creerme cuando te digo que, si eres sinceramente humilde, Dios hará lo demás.
Quizás te pueda ser provechosa una sencilla práctica de que yo me sirvo, para alcanzar la humildad. Y consiste en hacer cada día tres estaciones.