Acerca de la facilidad con que se solicitan las dispensas de los votos religiosos perpetuos
A continuación reproducimos los fragmentos de una carta que el gran monje e historiador benedictino maurista, dom Jean Mabillón, dirigió a una religiosa que, después de 20 años de vida consagrada (¡!), quería dejar la vida monástica alegando la nulidad de sus votos. Vale la pena meditarla luego de las miles de dispensas pedidas en los últimos 40 años y sacar las propias conclusiones.
«Permítame hablarle directamente, hermana, aunque no tengo el honor ni de conocerla ni de saber su nombre. (…) Toda su dificultad consiste en saber si sus votos y su compromiso con la vida monástica son válidos. Y las razones que Ud. da son:
1.- Que Ud. ha realizado sus votos apoyándose en un principio falso, a saber, que no hay salvación para Ud. fuera de la vida religiosa.
2.- Que sus enfermedades y su complexión delicada le impiden ejecutar los compromisos que Ud. ha asumido.
3.- Finalmente, que al pronunciar sus votos después de 4 años de noviciado, Ud. lo ha hecho sin prometer su ejecución, que Ud. ha, al contrario, formalmente rechazado.
«Antes de responder a sus dificultades y argumentos, permítame que le diga que no hay nada tan delicado como pronunciarse sobre la invalidez de los votos.