50 años de Magníficat-Una Voce-Chile
Con Esperanza desde la Tradición.
50 años de Magnificat-Una Voce Chile
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25.07.16
Con Esperanza desde la Tradición.
50 años de Magnificat-Una Voce Chile
30.06.16
En este post, compartimos con nuestros lectores una hermosa carta del gran maestro de la vida espiritual, Beato Columba Marmión (1858-1923), a una dirigida espiritual carmelita. La carta ha sido traducida por nosotros del original en francés, la cual fue tomada del libro “Columba Marmion, Correspondances”, Paris, F.-X. de Guibert, 2008.
Enero de 1902
Mi querida hija en Jesucristo,
Al rezar por usted he comprendido que la única cosa que nuestro Señor pide de usted es la sumisión completa y confiada a la santa Voluntad de Dios . Fuera de esta santa Voluntad todo es ilusión y peligro, por más que usted crea encontrar paz o consuelo. La Santa Escritura nos dice “Sunt viae quae videntur hominibus rectae, quarum finis usque ad profundum inferni demeregit” ("Hay caminos que parecen rectos a los hombres, pero que culminan en lo más profundo del infierno”, Proverbios 16, 25). Nuestro Señor la llama a usted a su amor perfecto, pero encuentra en usted mucha resistencia que impide su operación y aflige su Sagrado Corazón. Esta resistencia viene de 3 causas:
29.02.16
Algunos cristianos en Cuaresma procuran convertirse, salir de sus pecados y mediocridades, y adelantar por el camino evangélico de la santidad. Unos lo consiguen más, otros menos. Pero la gran mayoría ni se entera de que está en Cuaresma, y no intentan convertirse. Éstos ciertamente no se convierten.
Para superar esta falta de fe y de esperanza la Liturgia de las Horas nos trae hoy, III lunes de Cuaresma, una preciosa lectura de
San Basilio el Grande (330-379), nacido en Cesarea de Capadocia, en el Asia Menor (actual Turquía), Obispo de su ciudad natal, fundador principal de los monjes orientales y Doctor de la Iglesia. En ella canta la gloria de Dios, la debilidad del hombre herido por el pecado, y la fuerza poderosísima de la gracia de Cristo para sanarlo.
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20.04.15
Reproducimos ahora la preciosa Audiencia General del Papa Emérito Benedicto XVI sobre Santa Matilde de Hackenborn.
Queridos hermanos y hermanas,
Hoy quisiera hablaros de santa Matilde de Hackeborn, una de las grandes figuras del monasterio de Helfta, que vivió en el siglo XIII. Su hermana religiosa santa Gertrudis la Grande, en el VI libro de la obra Liber specialis gratiae (El libro de la gracia especial), en el que se narran las gracias especiales que Dios otorgó a santa Matilde, afirma así: “Lo que hemos escrito es bien poco en comparación con lo que hemos omitido. Únicamente para gloria de Dios y utilidad del prójimo publicamos estas cosas, porque nos parecería injusto mantener el silencio sobre tantas gracias que Matilde recibió de Dios no tanto para ella misma, en nuestro parecer, sino para nosotros y para los que vendrán después de nosotros” (Mechthild von Hackeborn, Liber specialis gratiae, VI, 1).
14.03.15
Del Tratado de Tertuliano, presbítero, Sobre la oración
(Cap. 28-29: CCL 1, 273-274)
La oración es una ofrenda espiritual que ha eliminado los antiguos sacrificios. ¿Qué me importa -dice- el número de vuestros sacrificios? Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de becerros; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada. ¿Quién pide algo de vuestras manos?
El Evangelio nos enseña qué es lo que pide el Señor: Llega la hora -dice- en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque Dios es espíritu y, por esto, tales son los adoradores que busca. Nosotros somos los verdaderos adoradores y verdaderos sacerdotes, ya que, orando en espíritu, ofrecemos el sacrificio espiritual de la oración, la ofrenda adecuada y agradable a Dios, la que él pedía, la que él preveía.
Esta ofrenda, ofrecida de corazón, alimentada con la fe, cuidada con la verdad, íntegra por la inocencia, limpia por la castidad, coronada con el amor, es la que debemos llevar al altar de Dios, con el acompañamiento solemne de las buenas obras, en medio de salmos e himnos, seguros de que con ella alcanzaremos de Dios cualquier cosa que le pidamos.
¿Qué podrá negar Dios, en efecto, a una oración que procede del espíritu y de la verdad, si es él quien la exige? Hemos leído, oído y creído los argumentos que demuestran su gran eficacia.
En tiempos pasados, la oración liberaba del fuego, de las bestias, de la falta de alimento, y sin embargo no había recibido aún de Cristo su forma propia.
¡Cuánta más eficacia no tendrá, pues, la oración cristiana! Ciertamente, no hace venir el rocío angélico en medio del fuego, ni cierra la boca de los leones, ni transporta a los hambrientos la comida de los segadores (como en aquellos casos del antiguo Testamento); no impide milagrosamente el sufrimiento, sino que, sin evitarles el dolor a los que sufren, los fortalece con la resignación, con su fuerza les aumenta la gracia para que vean, con los ojos de la fe, el premio reservado a los que sufren por el nombre de Dios.
En el pasado, la oración hacía venir calamidades, aniquilaba los ejércitos enemigos, impedía la lluvia necesaria. Ahora, por el contrario, la oración del justo aparta la ira de Dios, vela en favor de los enemigos, suplica por los perseguidores. ¿Qué tiene de extraño que haga caer el agua del cielo, si pudo impetrar que de allí bajara fuego? La oración es lo único que tiene poder sobre Dios; pero Cristo no quiso que sirviera para operar mal alguno, sino que toda la eficacia que él le ha dado ha de servir para el bien.
Por esto, su finalidad es servir de sufragio a las almas de los difuntos, robustecer a los débiles, curar a los enfermos, liberar a los posesos, abrir las puertas de las cárceles, deshacer las ataduras de los inocentes. La oración sirve también para perdonar los pecados, para apartar las tentaciones, para hacer que cesen las persecuciones, para consolar a los abatidos, para deleitar a los magnánimos, para guiar a los peregrinos, para mitigar las tempestades, para impedir su actuación a los ladrones, para alimentar a los pobres, para llevar por buen camino a los ricos, para levantar a los caídos, para sostener a los que van a caer, para hacer que resistan los que están en pie.
Oran los mismos ángeles, ora toda la creación, oran los animales domésticos y los salvajes, y doblan las rodillas y, cuando salen de sus establos o guaridas, levantan la vista hacia el cielo y con la boca, a su manera, hacen vibrar el aire. También las aves, cuando despiertan, alzan el vuelo hacia el cielo y extienden las alas, en lugar de las manos, en forma de cruz y dicen algo que asemeja una oración.
¿Qué más podemos añadir acerca de la oración? El mismo Señor en persona oró; a él sea el honor y el poder por los siglos de los siglos.
Schola Veritatis es una Comunidad monástica contemplativa, fundada en el año 2008 por la benevolente solicitud de Monseñor Demetrio Fernández González, en la diócesis de Tarazona, España.
Después de una fecunda estadía de 4 años en Europa, reside actualmente en la Patagonia chilena, en el Vicariato Apostólico de Aysén. A orillas del maravilloso Lago General Carrera, el segundo más grande de América, existen actualmente dos monasterios, uno de monjas (Monasterio Mater Veritatis) y otro de monjes (Monasterio Nuestra Señora de Aysén). La espiritualidad propia de Schola Veritatis es inspirada en el gran legado de sus patronos San Benito, San Bruno y Santo Tomás de Aquino, así como de Santa Teresa del Niño Jesús (patrona del noviciado).
El primado de la gloria y de la alabanza del Dios Uno y Trino en Schola Veritatis,encuentra su expresión plena en la celebración cuidada, digna y solemne de la Sagrada Liturgia. Esta es vivida en una vida de soledad y silencio en el desierto, en el marco de una dimensión contemplativa y cósmica.
Pueden comunicarse con nosotros a través del mail [email protected] , o visitando nuestra pag web www.monasterioaysen.org