Visita de la Virgen de Fátima al Monasterio Nuestra Señora de Aysén, 12-14 enero 2022
Con gran emoción y sentido de agradecimiento, la Comunidad Schola Veritatis ha recibido la visita de la Virgen peregrina de Fátima, la cual se encontraba desde antes de la pandemia en nuestro país, Chile.
Durante su estadía hemos celebrado con gran solemnidad la Santa Misa en su honor, y realizado turnos de oración ante su sagrada imagen durante todo el tiempo que pasó en nuestro Monasterio.
La visita de nuestra amadísima Madre ha sido portadora de una gracia grande para la vida de nuestra familia religiosa y las personas asociadas a nosotros.
A continuación dejamos el texto de la renovación de nuestra Consagración al Corazón de Jesús por el Corazón Inmaculado de María. Allí está plasmada el alma de nuestra comunidad.
Y finalmente ponemos en un vídeo la homilía que pronunció el P. Pedro Pablo Silva el día 13 de enero, durante la celebración de la Misa del Bautismo del Señor.
La Virgen ha partido pero se ha quedado en nuestros corazones. Su visita ha sido un punto de inflexión en la vida de la Comunidad. Escondidos con Cristo en Dios, nos acogemos al Corazón Inmaculado de Ella para pedir por la Iglesia y la salvación del mundo en esta hora trágica de la historia.
«Laus Deo Virginique Matri»
En el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Nosotros, miembros de la Comunidad de Schola Veritatis,junto con las personas asociadas a nuestra Comunidad, en la fiesta del Bautismo del Señor del año 2022, reunidos en el Monasterio Nuestra Señora de Aysén, en presencia de Dios Uno y Trino y de la Santísima Virgen María -de esta imagen de Nª Sª de Fátima-, verdadera Madre de Dios y Reina de todo el Universo:
RENOVAMOS solemnemente nuestra Consagración al Corazón Inmaculado de María, según el deseo manifestado por Ella en Fátima.
Por el presente acto, entregamos a este Corazón Inmaculado, de manera total, consciente e irrevocable nuestros cuerpos y nuestras almas, nuestro Valle y Monasterios, todos nuestros bienes materiales y espirituales, el pasado, presente y futuro de la vida de nuestra comunidad, nuestros pecados y debilidades para ser redimidos por la gracia divina, nuestros méritos y gracias, la vida de nuestras familias, amigos y bienhechores, nuestros deseos y proyectos, nuestro camino espiritual de santidad, y todo lo que bajo cualquier título es para nosotros objeto de solicitud, de manera que en adelante nos sintamos y vivamos verdaderamente en el Corazón Inmaculado de María Santísima, con la paz perfecta de los hijos que se saben custodiados y protegidos del mundo, el demonio y la carne.
Pedimos que el Corazón Inaculado de María sea nuestro refugio en esta hora sombría y misteriosa de la historia del mundo y de la Iglesia.
Suplicamos a Dios que como fruto de este acto, seamos guardados perpetuamente en la fidelidad a la fe y a la verdad hasta la muerte, y que toda nuestra vida, personal y comunitaria, se consuma en el único deseo de la glorificación de la Trinidad Santa y en la reparación por las ofensas que los Corazones de Jesús y María reciben a diario, muy especialmente por el trato irreverente hacia la Sagrada Eucaristía, la desacralización de la Sagrada Liturgia y la profanación del matrimonio y la familia.
Pedimos humildemente postrados por el término del genocidio del aborto que ofende gravemente a Dios, constituye una violación horrible de la dignidad humana, hiere en lo más profundo a las madres implicadas y sitúa a nuestros países en una cultura de la muerte.
Imploramos la pronta instauración del Reinado de Jesucristo sobre el mundo, anunciado y predicho por los profetas y apóstoles, el cual será precedido por el triunfo del Corazón Inmaculado de María, tal como fue dicho por nuestra amadísima Madre en Fátima. Creemos y profesamos que únicamente en el reconocimiento de esta doble realeza el mundo encontrará la paz y la felicidad que anhela.
Depositamos la presente Consagración bajo el corporal donde será renovado el Santo Sacrificio de Cristo, pidiendo la intercesión especial de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y de nuestros Patronos San José, San Benito, San Bruno, Santo Tomás de Aquino y Santa Teresa del Niño Jesús. Amén.
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