Método audiovisual transmite fe y convierte (Jn. 1, 37)
Dos discípulos de S. Juan Bautista oyeron de éste que Jesús era el Cordero de Dios “y siguieron a Jesús” (Jn 1, 37), como se leyó en el Evangelio del 2o. domingo de Tiempo Ordinario. Se convirtieron en apóstoles y siguieron a Jesús hasta su muerte, lo cual hizo también el santo de hoy, S. Sebastián ( - c.304), que es considerado dos veces mártir. No se conservan relatos contemporáneos de su martírio, pero su culto es de tiempos antiguos y se conservan sus restos y su sepulcro.
Según relatos de un par de siglos tras su muerte, el emperador romano destituyó a este capitán de su ejército por ser cristiano y por ayudar a los cristianos en las cárceles. Como no renegaba de su fe, fue asaetado y dejado por muerto. Pero, cuando los cristianos fueron a enterrarle, le encontraron vivo y pudieron curar sus heridas. En vez de esconderse, el santo volvió a dar testimonio de su fe y fue azotado hasta morir.
La devoción a S. Sebastián en Melilli, Sicilia (Italia) por medio de una estatua milagrosa y la conversión de toda una parroquia ortodoxa rumana por medio de una estatua de S. Pío de Pietralcina (Padre Pío), nos muestran que todavía funciona el método audiovisual que usó S. Juan Bautista (señalando y hablando de Jesús como “cordero de Dios”) para conseguir que otros sigan a Jesucristo.