En el evangelio del V domingo de Cuaresma, unos griegos expresaron: “queremos ver a Jesús” (Jn. 12, 21) y Dios Padre declaró sobre Su Hijo: “Lo he glorificado y volveré a glorificarlo” (Jn. 12, 28), lo cual hizo con la Muerte y Resurrección de Jesús. Dice Sta. Clara:
“…contempla la inefable caridad, por la que quiso padecer en el árbol de la cruz y morir en el mismo del género de muerte más ignominioso de todos. Por eso, el mismo espejo, [Cristo] puesto en el árbol de la cruz, advertía a los transeúntes lo que se tenía que considerar aquí, diciendo: ¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor! (Lam 1,12)"(Carta IV a Sta. Inés de Praga)
Según la Tradición, de camino al Calvario una mujer enjugó el rostro del Señor, lo cual fue premiado al imprimirse el Santo Rostro en el velo usado. Hay diferentes copias del Santo Rostro [Ver ejemplos en esta página] que podrían ser el Velo de la Verónica (“verdadero icono”), entre los cuales está el famoso Santo Rostro de Manoppello. El Papa Benedicto XVI declaró al visitarlo:
“Todos nosotros, como dicen los Salmos, “buscamos el rostro del Señor". También este es el sentido de mi visita. Juntos tratemos de conocer cada vez mejor el rostro del Señor y de encontrar en el rostro del Señor la fuerza de amor y de paz que nos muestra también el camino de nuestra vida.” (1.9.2006)
¿Muestra ese Velo “Aquel cuya hermosura admiran sin cesar todos los bienaventurados ejércitos celestiales, cuyo afecto conmueve, cuya contemplación reconforta, cuya benignidad sacia, cuya suavidad colma, cuya memoria ilumina suavemente…” (Carta IV de Sta. Clara a Sta. Inés de Praga)? ¿Es la Verónica Romana expuesta a peregrinos en Roma hasta 1506 o es el Velo que se conserva en el Vaticano el verdadero?
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