Dos estatuas de la Divina Pastora, una venerada por hindúes
El Señor dice sobre su rebaño en el Evangelio del IV Domingo de Pascua : “el lobo hace estrago y las dispersa” (Jn. 10, 12). Como Buen Pastor se preocupa de que se mantengan fieles en la Iglesia que fundó, ayudados también por la Divina Pastora, Su Madre. Se cuenta que en 1703 ella se apareció en Sevilla a un monje capuchino español, Isidoro, pidiendo que se buscara su intercesión bajo esa advocación.
Es admirable la devoción que muestran los fieles a esta patrona de Lara, Venezuela, llamada “Divina” por pertenecer por completo a Dios y no porque sea una “divina diosa” (como se titula una rondalla larense de 1976). Los católicos le debemos veneración, pero no le adoramos. Ella nos invita y nos lleva hacia el Señor, hacia la Iglesia y los Sacramentos.
Unos datos sobre su veneración en Santa Rosa, Lara, Venezuela:
1736 - El párroco encarga una estatua de la Inmaculada Concepción, pero recibe por error “la Divina Pastora", que no se pudo mover cuando iban a devolverla.
1812 - Un terremoto destruye la iglesia pero deja la estatua intacta .
1855 - Una procesión de la estatua pone fin el mismo día a una epidemia de cólera.