Cómo obtener de la Eucaristía el máximo poder santificante
Jesús reveló en el Evangelio del XIX Domingo de Tiempo Ordinario: “Yo soy el pan vivo” (Jn. 6, 48). Sta. Clara de Asís (1193-1253) dejó todas sus posesiones para pasar su vida contemplando en clausura ese Pan de Vida. Por eso no dudó en enfrentarse a los sarracenos que se acercaban a atacar su convento con una custodia en mano, defendidas así por el mismo Señor ella y sus hermanas religiosas.
Esta “plantita del bienaventurado S. Francisco”, como se refería a sí misma en sus escritos, reunía todas las disposiciones necesarias para sacar la mayor gracia santificante de la Eucaristía, que por ser la Presencia Real de Cristo produce grandes efectos en las almas que le reciben con las propias disposiciones.
El P. Antonio Royo Marín, O.P., dice en “La teología de la perfección cristiana” que: “la preparación y la acción de gracias […] son de capital importancia para obtener de la Eucaristía su máximo poder santificante”. El siguiente fragmento de ese libro [traducido de una versión en inglés] explica cómo mejorar nuestra preparación para la Comunión.