¿De verdad queremos vivir eternamente?
Al comienzo del Evangelio del III Domingo de Pascua, los apóstoles se encuentran junto al Lago de Tiberiades y “Simón Pedro les dice [a los demás]: - «Me voy a pescar.» (Jn. 21, 3). Ya habían visto a Cristo Resucitado dos veces en Jerusalén y fueron a Galilea para encontrarse con Él allí de nuevo.
No sabían qué hacer mientras esperaban, y S. Pedro decidió volver a practicar su antiguo oficio de pescador, a lo que se dedicaba antes de haber conocido al Señor. Es natural lo que hicieron los apóstoles, pescando cuando no sabían todavía qué esperar de la Vida.
El Papa Benedicto XVI ocupa la Sede de S. Pedro desde hace 5 años hoy, y en su segunda encíclica “Spe Salvi” medita sobre la reacción del hombre moderno a la gran noticia de que Cristo Resucitado nos ha abierto las puertas a la Vida Eterna.