Una vida radical y una canción de amor (Mc. 1. 11)
El Evangelio del domingo del Bautismo del Señor nos dice que tras el Bautismo de Jesús: “Se oyó una voz del cielo”(Mc. 1, 11), la voz de Dios Padre, que también se oye en la transfiguración del Señor diciéndoles a los apóstoles que escuchen a Su Hijo. El soplo del Espíritu Santo cambia vidas de maneras inesperadas, cuando se escucha a la Palabra hecha carne en el silencio, sea en un retiro del mundo o en medio de una multitud.
S. Antonio Abad (c. 250-356) permanecía años en la soledad del desierto para evitar la voz del mundo, pero en ocasiones salía de su retiro para combatir la herejía arriana, para visitar a alguna comunidad de discípulos o para encontrarse con S. Pablo Ermitaño (por inspiración divina). También vivió cierto tiempo cerca de un cementerio (donde se pensaba vivían los demonios) para derrotar la superstición con la fe en Cristo.
¿Qué inspiró una vida tan radical? S. Atanasio nos dice que un día oyó en el Evangelio: “vende lo que tienes, da el dinero a los pobres – así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo”.
“Entonces Antonio, como si Dios le hubiese infundido el recuerdo de lo que habían hecho los santos y como si aquellas palabras hubiesen sido leídas especialmente para él, salió en seguida de la iglesia e hizo donación a los aldeanos de las posesiones heredadas de sus padres.
[…]Habiendo vuelto a entrar en la iglesia, oyó aquellas palabras del Señor en el Evangelio: ‘No os agobiéis por el mañana’. Saliendo otra vez, dio a los necesitados incluso lo poco que se había reservado, ya que no soportaba que quedase en su poder ni la más mínima cantidad. Encomendó su hermana a unas vírgenes que él sabía eran de confianza y cuidó de que recibiese una conveniente educación; en cuanto a él, a partir de entonces, libre ya de cuidados ajenos, emprendió en frente de su misma casa una vida de ascetismo y de intensa mortificación.”(Vida de S. Antonio)
El Señor sigue hablándonos hoy en día. Esto le pasó al compositor y cantante Martín Valverde:
“Yo estaba en un concierto [en Chihuahua, Méjico, febrero de 1990] y hago lo que siempre pido: “Por favor guarden silencio y hablen con Dios.” Es lo que siempre pido. En medio de ese mar me agarra el Señor muy amablemente del cuello y me dice: “Diles que los amo, diles que los amo, que les digas que los amo.” Yo se lo dije a lo S. Agustín: “Díselos Tú. Yo aquí estoy para lo que se ofrezca, pero no sé ni cómo arrancar.” Cerré los ojos y como dice S. Agustín […]: “el jubileo es un balbuceo”. Cuando me di cuenta había nacido posiblemente la canción más conocida del siglo pasado al final y al principio de este siglo. No hablo de que yo la haya compuesto. A mí me la dieron y ya no es mía, es nuestra. Dios se encargó de decírmelo al oído para decírtelo al tuyo: “Nadie te ama como Yo”. (Transcripción de lo que dijo en un concierto).
Se oye en este vídeo la canción de Martín Valverde “Nadie te ama como Yo”:
Letra de la canción como se oye en el vídeo
¡Cuánto he esperado este momento, cuánto he esperado que estuvieras así!
¡Cuánto he esperado que me hablaras, cuánto he esperado que vinieras a mí!
Yo sé bien lo que has vivido. Sé también por qué has llorado.
Yo sé bien lo que has sufrido, pues de tu lado no me he ido.CORO (2X):
Pues nadie te ama como Yo, nadie te ama como Yo.
Mira la cruz, esa es mi más grande prueba. Nadie te ama como Yo.
Yo sé bien lo que me dices, aunque a veces no me hables.
Yo sé bien lo que en ti sientes, aunque nunca lo compartes.
A tu lado he caminado, junto a ti Yo siempre he ido.
Aun a veces te he cargado. Yo he sido tu mejor amigo.CORO (1X)
Pues nadie te ama como Yo, nadie te ama como Yo.
Mira la cruz: fue por ti, fue porque te amo.
Nadie te ama ni te amará, nadie te ama como Yo.
¿Y nuestra respuesta al Señor? “Si oís hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones” (Heb. 3, 15) “En sentido místico, huyendo nosotros de la veleidad del mundo y atraídos por la fragancia y pureza de las virtudes, corremos con los santos detrás del esposo […] Y la voz del Señor desde los cielos se dirige a nosotros, amados por Dios (Mt 5,9): ‘Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios’, y entonces se complace en nosotros el Padre con el Hijo y el Espíritu Santo, esto es, cuando formamos un espíritu con Dios.” (S. Jerónimo)
“Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.”
Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué pasajes de la Biblia, la Palabra de Dios, le han inspirado más en su vida?
Mañana: El encuentro con Jesús - “serían las cuatro de la tarde”(Mc. 1, 39)
12 comentarios
Lo que me ha acompañado siempre son los Evangelios. Me da vergüenza decirlo pero es ahora cuando estoy prestando atención al resto del NT y poco al AT.
María Lourdes, me alegra que hayas escrito sobre S. Antonio Abad, tenía una idea equivocada de él. Hoy leyendo a von Balthasar no comprendía la referencia a S. Atanasio y S. Antonio Abad.
Gracias por aclarármelo.
Debí de haber mencionado en mi artículo que S. Atanasio era un discípulo de S. Antonio Abad.
Me alegro de que mencionó a von Balthasar porque de él no había leído nada hasta que le mencionó usted, y, mira por dónde, que parte de lo poco que leí lo voy a incluir en mi siguiente artículo. O sea que, muchas gracias a usted.
http://www.youtube.com/watch?v=2JW7_fp16OQ
Tienes mucha razón en que hay que leer y releer la Biblia, pues Dios es compasivo y nos da su gracia preparándonos para ella, lo cual es igualmente gracia. Voy a ser acaparadora con mis "palabras de Dios":
El valle de los huesos secos que reviven Ezequiel 37
La mujer y el dragón, Apocalipsis 17
El sermón de la montaña, Mateo 5 y 6
La oración sacerdotal, Juan 17
Y partiendo de allí (Jesús), se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. El le decía: "Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros." Pero ella le respondió: "Sí, Señor; que también los perros comen bajo la mesa las migajas de los niños." El, entonces, le dijo: "Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija." Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.
Gracias por compartir esos pasajes. Algo del Sermón de la Montaña que me ha ayudado en momentos difíciles es lo que dijo Jesús sobre cómo nuestro Padre en los cielos cuida de los pájaros y viste las flores: "a cada día le basta su propio afán" (Mt. 6, 34).
Esos pasajes me echaron a la cara que muchas veces veía en mi vida cosas negativas, que no pasaban como yo quería, sin pensar en lo mucho que tenía que agradecer la gran Bondad del Señor conmigo. ¿Iba a seguir tan desagradecida como siempre o iba a usar mi vida para dar gracias al que nunca dejó de amarme sin límites? Si había algo que podía hacer por Él a través de mi prójimo, ¿por qué no hacerlo? Reconozco que no he llegado al punto de dejar de ser orgullosa y egoista con los que me rodean, de por fin abandonarme por completo a los pies de Jesús, pero esos pasajes me dijeron que no podía continuar como siempre, que algo tenía que cambiar en mi vida.
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