Una forma eficaz de limpiar y organizar bien la casa
Hay una gran variedad de programas de televisión en los EE.UU. que intentan ayudar a la gente a controlar el desorden como “Clean Sweep”, (“borrón y cuenta nueva”), “How Clean is Your House?” (“¿cómo de limpio está su casa?”), “Mission: Organization”.
Puede haber motivos diferentes y muy emotivos por las cuales las personas caen en desorden, desde gente adicta a comprar cosas, a los que sienten necesidad de conservar cosas del pasado por razones sentimentales, a los que han sufrido una fuerte pérdida (como la muerte de un ser querido) y no saben cómo recuperarse para limpiar el desorden que se acumula a su alrededor.
Una táctica muy común y visualmente muy buena para atraer a grandes audiencias televisivas, es la de vaciar un cuarto por completo y volver a empezar a organizar todo con ayuda profesional. Se destina cada objeto a la basura, a algún centro que acepta donaciones, o de nuevo a la casa, con la condición de que sólo un tercio (por ejemplo) puede volver a la casa.
Cada persona tiene que racionalizar lo que va a hacer con cada cosa y decidir si es realmente necesario. A muchos en esos programas les ayuda tener un tiempo fijo dentro del cual se les fuerza a seleccionar lo más necesario primero. Lo más espectacular es el cambio que produce, la diferencia entre la foto de “antes” y la de “después” de ese proceso, como se ve en las 2 fotos incluídas. ¿Cómo aprovechamos lo que nos queda de la Semana Santa? ¿Habrá un “antes” y “después” en nuestra vida espiritual? ¿Qué nos queda por limpiar?
En el evangelio del Domingo de Ramos oímos que Jesús lo dió todo hasta tal punto que dejó que los soldados: “se repartieron sus ropas” (Mc. 15, 24). No estimó ni siquiera su propia vida para quedarse con ella al llegar al Calvario. La siguiente reflexión de S. Josemaría Escrivá nos ayuda a penetrar este misterio de Amor.
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Estación X del Vía Crucis – Jesús es despojado de sus vestiduras
[Del Vía Crucis por S. Josemaría Escrivá]
Al llegar el Señor al Calvario, le dan a beber un poco de vino mezclado con hiel, como un narcótico, que disminuya en algo el dolor de la crucifixión. Pero Jesús, habiéndolo gustado para agradecer ese piadoso servicio, no ha querido beberlo (cfr. Mt XXVII,34). Se entrega a la muerte con la plena libertad del Amor.
Luego, los soldados despojan a Cristo de sus vestidos. Desde la planta de los pies hasta la cabeza, no hay en él nada sano. Heridas, hinchazones, llagas podridas, ni curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite (Is I,6).
Los verdugos toman sus vestidos y los dividen en cuatro partes. Pero la túnica es sin costura, por lo que dicen: —No la dividamos; mas echemos suertes para ver de quién será (Ioh XIX,24). De este modo se ha vuelto a cumplir la Escritura: partieron entre sí mis vestidos y sortearon mi túnica (Ps XXI,19).
Es el expolio, el despojo, la pobreza más absoluta. Nada ha quedado al Señor, sino un madero. Para llegar a Dios, Cristo es el camino; pero Cristo está en la Cruz, y para subir a la Cruz hay que tener el corazón libre, desasido de las cosas de la tierra.
1. Del pretorio al Calvario han llovido sobre Jesús los insultos de la plebe enloquecida, el rigor de los soldados, las burlas del sanedrín… Escarnios y blasfemias… Ni una queja, ni una palabra de protesta. Tampoco cuando, sin contemplaciones, arrancan de su piel los vestidos. Aquí veo la insensatez mía de excusarme, y de tantas palabras vanas. Propósito firme: trabajar y sufrir por mi Señor, en silencio.
2. El cuerpo llagado de Jesús es verdaderamente un retablo de dolores… Por contraste, vienen a la memoria tanta comodidad, tanto capricho, tanta dejadez, tanta cicatería… Y esa falsa compasión con que trato mi carne. ¡Señor!, por tu Pasión y por tu Cruz, dame fuerza para vivir la mortificación de los sentidos y arrancar todo lo que me aparte de Ti.
3. A ti que te desmoralizas, te repetiré una cosa muy consoladora: al que hace lo que puede, Dios no le niega su gracia. Nuestro Señor es Padre, y si un hijo le dice en la quietud de su corazón: Padre mío del Cielo, aquí estoy yo, ayúdame… Si acude a la Madre de Dios, que es Madre nuestra, sale adelante. Pero Dios es exigente. Pide amor de verdad; no quiere traidores. Hay que ser fieles a esa pelea sobrenatural, que es ser feliz en la tierra a fuerza de sacrificio.
4. Los verdaderos obstáculos que te separan de Cristo —la soberbia, la sensualidad…—, se superan con oración y penitencia. Y rezar y mortificarse es también ocuparse de los demás y olvidarse de sí mismo. Si vives así, verás cómo la mayor parte de los contratiempos que tienes, desaparecen.
5. Cuando luchamos por ser verdaderamente ipse Christus, el mismo Cristo, entonces en la propia vida se entrelaza lo humano con lo divino. Todos nuestros esfuerzos —aun los más insignificantes— adquieren un alcance eterno, porque van unidos al sacrificio de Jesús en la Cruz.
Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué recomienda para hacer una buena limpieza de vida?
Mañana – Vía Crucis, Estación XI – La crucifixión - “Era media mañana cuando lo crucificaron” (Mc. 15, 25)
4 comentarios
El verdadero "jabón" que limpia nuestras vidas es Dios Padre. ¿Quíen sino Él para limpiar de tanta suciedad a sus hijos?
Estamos inmersos en la Semana Santa, recordando que Dios ofreció en holocausto a su propio hijo para "limpiar" los pecados del hombre. Es Jesucristo a quien hemos de acudir para hacer limpieza del alma y el corazón. Nuestra sociedad está aquejada por un sindrome de diógenes moral, acumulando "basura" ética que nos es transmitida por nuestros gobernantes y diversos lobbies. Sólo si vemos en Cristo la alternativa a tanta basura, podremos hacer una limpieza eficaz.
Para esta tarea es necesaria una buena dirección espiritual, con un buen sacerdote que nos guíe por las diversas "habitaciones" de nuestro interior para que queden totalmente limpias. A parte, y como ya he comentado alguna vez, que mejor forma de recibir a Cristo limpios que acudir al sacramento del perdón, especialmente en estos días de Semana Santa.
+ Bendito Triduo Sacro.
Lo que me curó de perder tiempo ante la televisión fue que nacieron mis hijos. En los EE.UU. la Asociación de Pediatras recomienda que los niños no vean televisión (o estén ante la pantalla de un ordenador) hasta que cumplan 3 años. Unos pocos minutos aquí y allí no perjudican, pero sí estar viendo la televisión todos los días o estar oyendo el ruido de la televión y la radio en el fondo mientras están intentando aprender a hablar. Es una distracción innecesaria. No es bueno para el desarrollo de los niños menores de 3 años y limita su capacidad futura de atención escolar, por ejemplo. Por eso apenas he visto televisión en los últimos años.
Durante cierto tiempo también pasaba más tiempo de lo que debía descargando archivos. ¿Qué me curo? Se rompió mi disco duro externo y perdí todo lo que tenía archivado y comprendí que todo eso fue una pérdida de tiempo para mí. Fue una verdadera bendición, que me hizo ver lo mucho que quitaba de mi familia.
Ahora este blog me fuerza a concentrarme en usar mejor mi tiempo libre en línea, aunque también tengo que esforzarme para que no invada mi vida. Por cierto, pienso cerrar los comentarios a los posts que corresponden al Santo Triduo. Mientras tanto, muchas gracias por su comentario y un saludo.
Además, S. Franciso de Sales señaló en "Introducción a la vida devota" que los que estamos en el mundo necesitamos asociarnos con otras personas que nos ayuden en nuestro combate. En muchas ocasiones sus reflexiones y la de otros en este portal me han ayudado mucho. Bendito sea el Señor, que nunca nos deja solos.
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