Un enfermo mental y una vidente con mucho en común
El evangelio del Domingo de Resurrección nos dice que los apóstoles encontraron en la tumba de Jesús Resucitado: “las vendas en el suelo” (Jn. 20, 6), a lo cual comenta S. Juan Crisóstomo:
“Y tú, cuando oyes que Cristo resucitó desnudo, deja ya ese lujo […] si por andar ahora atendiendo al cuerpo desatendemos al alma, padeceremos entonces muy graves consecuencias y suscitaremos grandes burlas. Porque no es pequeña ignominia salir de este mundo desnudo de virtudes. No aparece tan deshonrado un cadáver insepulto y abandonado, como una alma desnuda de las virtudes.” (Homilía 85)
Los dos santos franceses honrados hoy por la Iglesia Católica tuvieron muchísimo en común en sus vidas, aunque uno era un enfermo mental desconocido y la otra una vidente famosa cuando dejaron lo poco que tenían por amor de Dios.
S. Benito José Labré (1748-1783) era el primero de 15 hijos y Sta. Bernadete Soubirous (1844-1879) la primera de 4 hijos. Los dos vivieron en pobreza y tuvieron una salud muy pobre a lo largo de sus vidas y se desprendieron de sí mismos por el Señor de manera heróica.
Esa pobre salud, tanto física como mental en el caso de S. Benito José Labré, resultó en que el santo fue rechazado de varias comunidades al no poder ajustarse a la vida religiosa. Por fin, escribió una carta despidiéndose de sus padres diciéndoles que iría a Italia para entrar en un monasterio. De camino, llevando sólo un abrigo viejo, dos rosarios (uno al cuello), un crucifijo, el Nuevo Testamento, un breviario y la “Imitación de Cristo” del Bto. Tomás de Kempis, recibió la inspiración de ir de peregrinaje viviendo como un mendigo. Se burlaban de él llamándole “el santo que duerme sobre los suelos” y le despreciaban por su pobreza. Hoy en día se el conoce como el “Santo Mendigo de Roma”, donde dormía en el Coliseo y terminó su peregrinaje por el mundo.
“…Era un hombre sin hogar y mentalmente enfermo. Sin embargo, lo que le quedaba en su pobre alma, él lo entregó todo a Dios.[…] la gracia puede edificar sobre la naturaleza pero no son la misma cosa. Las personas se hacen espiritualmente maduras rindiéndose a Dios con todo lo que tienen y con toda la sinceridad que pueden. “ (P. Benedict Groeschel)
También se le conoce como “el santo de las 40 horas” por su devoción a esa práctica de adorar al Santísimo en reparación. Recibió la gracia de levitarse a veces así perdiéndose en oración, a pesar de las burlas de los demás. Sta. Bernadette compartía esa devoción al rosario y a la Eucaristía, además del don de haber recibido visiones celestiales.
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A los catorce años, Sta. Bernadette era la única de su edad sin haber recibido la Primera Comunión por su falta de educación y vivía con su nodriza, cuidando de ovejas, por haber caído su familia en dificultades económicas. Cuando su nodriza no cumplió su promesa de llevarle a catequesis para recibir la Primera Comunión, pidió a sus padres volver a Lourdes. Dos semanas después de volver a Lourdes, se le aparecería la Virgen María (la primera de 18 apariciones), que pidió oración y penitencia y se llamó la Inmaculada Concepción.
Sta. Bernadette no fue santa por haber recibido tales visiones, sino por su constante práctica de la humildad y su paciencia heróica en el sufrimiento. Cuando le decían que no tendría que preocuparse por su alma porque la Virgen le prometió llevarla al cielo, respondió que sólo iría al cielo si se portaba correctamente. Buscó la pobreza para sí misma y para sus conocidos, nunca aceptando donaciones tras su fama como vidente.
En 1866 escribió: “Estoy más presionada que nunca a dejar el mundo. Ahora he decidido definitivamente y espero dejarlo pronto”. Como S. Benito José, se despediría de sus padres para no volver a verles al entrar en un convento, aunque les echó de menos y lloró unos días después.
Pero, dirían sus hermanas religiosas que “Bernadette estaba totalmente perdida en Dios”, a pesar de las humillaciones que pasaba por sus superioras, que le consideraban muy ordinaria y le dijeron al Obispo al profesar sus votos que ella no servía para nada, pero que podrían tratar de usarla ayudando en la enfermería. De 1873 a 1877 por ser tan pobre de salud, sería asistente de sacristán, algo que le encantaba por su gran devoción a la Eucaristía. Eso hizo hasta que sus enfermedades le obligaron a quedarse en la enfermería. A los que rezaban por su consolación decía: “No consolación, sólo fortaleza y paciencia”. También encontraba fuerza recordando las palabras de Jesús tras Su Resurrección: “Soy Yo, no temáis".
Los dos santos de hoy vivieron su última agonía durante la Semana Santa y murieron a los 35 años un 16 de abril. S. Benito José fue llevado a casa de un carnicero tras desvanecerse un Miércoles Santo al salir de la iglesia donde se conservan ahora sus restos, mientras que Sta. Bernadete murió diciendo: “Sta. María, Madre de Dios, ruega por mí pobre pecadora… pecadora…”. Hasta hoy en día su cuerpo permanece incorrupto.
Quiera Cristo Resucitado que lleguemos también a Su encuentro desposeídos de todo menos el Amor de Dios.
[Fuente: www.corazones.org]
Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Por qué no suele apreciar el mundo a los santos en vida?
Mañana –La primacía de Pedro - “pero no entró” (Jn. 20, 5)
25 comentarios
Pero también hay algo de bueno en ello. Quizás es mejor que el recuerdo de la santidad se purifique de todo lo accesorio, circunstancial, falso que el mundo ha creado y emerja glorioso y puro.No digo el Santo, el Santo está ya en presencia de Dios y no necesita más, digo que su recuerdo se purifique. De ahí la postura de la Iglesia que prefiere retrasar la canonización de un santo, antes que repartir canonizaciones a diestro y siniestro.
De hecho, el mundo exige a las personas que se justifiquen siempre, que publiciten sus buenas acciones o sufrimientos y muchos alardean de ello siendo un síntoma de presunción, a mi entender. Pero éstos no son santos, son buscadores de fama. Y son los que mejor quedan y los que más aclamaciones reciben.
Sin embargo, la sencillez y la discreción, no son cualidades que vendan. Parece que todo sea un carrera para demostrar quién es el que más sabe, el que más ayuda, el que más aporta….aunque, en realidad, sean la soberbia y la ignorancia sus compañeras de viaje.
Tengo un hijo esquizofrénico,lo encomendaré a S.Benito José Labré;gracias por dármelo a conocer.
Por otra parte, es que éstas personas, con sólo su presencia estan apelando a nuestra consciencia que nos acusa de nuestras faltas y que no queremos escucharla de ninguna de las maneras, pero la presencia de éstas personas excepcionales hace que inevitablemente que con su ejemplo se nos remueva algo por dentro, por muy ciegos que estemos; y esto, nos produce incomodidad y desasosiego. Por lo menos. Gracias a Dios.
Y S. Juan Crisóstomo una autentica delicia.
Los santos son aquellos que en vida "escriben" en los demás la "novela" de Dios, es decir, sus actos sólo los ven aquellos a quienes van dirigidos, pero su ejemplo sirve al resto como "renglones" de vida.
Me encantó la referencia a santa Bernardita. Todos los años voy a Lourdes y no deja de impresionar todo el bien que hizo Santa María Inmaculada a través de esta joven enferma y analfabeta.
Los santos no son aquellos que en vida más sobresalen por sus obras materiales, sino por sus obras espirituales, sólamente reconocidas como buenas por aquellos que buscan algo más que simplemente el bienestar físico.
+ Que Dios te bendiga
Claro que los santos canonizados tienen "fama de santidad", pero a veces sin verse los motivos más profundos de santidad. Se reía la gente de S. Benito José en vida, aunque a su muerte decían: "el santo ha muerto".
No eran las levitaciones de S. Benito José ni las visiones de Sta. Bernadette las que les hacían santos, sino, por ejemplo, cómo S. Benito José daba a otros hasta las raciones que le daban en las cafeterías para los pobres o cómo Sta. Bernadette cumplía sus votos y la regla de su comunidad, observándolos con paciencia y sin aparentar malestar a pesar de lo que sufría, humilde a pesar de su fama.
Sólo el confesor de S. Benito José conocía su vida porque éste era muy reservado, pensando en lo que los otros mendigos que se encontraba necesitaban y no en sí mismo. A veces mendigaba para poder dar algo a alguien que consideraba más necesitado, sin darlo a conocer.
En cuanto a Sta. Bernadette, era muy bajita y la gente al verla entre las monjas no pensaban que era la vidente a no ser que ya la conocían. Una señora fue al convento para verla y habló con ella preguntando por Bernadette. Ella, tras atenderla con amabilidad, le dijo que iría a buscarla. Cuando se fue, otros la dijeron que ella acababa de hablar con la vidente. Es encantador que cuando ella cuidaba de los niños, ellos la consideraban una más que jugaba con ellos.
También me acuerdo de Sta. Catalina de Labouré, considerada la "santa del silencio" porque nadie sabía excepto su confesor hasta poco antes de su muerte que ella era la vidente de la Virgen de la Medalla Milagrosa. La creían inútil y tenía las peores ocupaciones en el convento.
Si la vida de los santos pasa desapercibida, creo que también mucho del mal que hace la gente también pasa desapercibida, que parece a veces que da igual si hacemos ciertas cosas mal, que no se entera o no le importa a nadie, cuando sí afecta a otros. Sta. Bernadette hacía como si no le importaba lo que decían otros de ella, pero hubo quienes atestiguaron a su muerte el dolor que le causaban ciertos comentarios o actitudes hacia ella.
¡Qué bendición para usted poder ir de peregrinaje a Lourdes cada año! Por favor, acuérdese de todos los que pasamos por aquí en sus oraciones.
Recuerdo muchas veces y con mucho gust a nuestro admirado Fray Luis de León, su "Como decíamos ayer..." y "la ignorancia y la envidia me llevaron a la cárcel". ¡Cuántas cosas me dicen sus palabras y su ejemplo en todo! ¡Qué bien imitaron a Cristo en todo! Si bien Cristo es nuestro modelo y nuestro fin en todo; éstos imitadores de Cristo, tan cercanos a nosotros en cierta manera, por haber nacido en nuestra tierra, nos estimulan y animan especialmente, para que con toda esperanza nos mantengamos firmes en la Fe y en el amor a Dios.
Noby: sigo rezando por su chico a quien Dios debe amar mucho
Un ejemplo de ello lo podemos extraer de las vidas de Sta. Bernadette y S. Benito José Labré. Ambos tenían unos problemas físicos que les impedían, a los ojos de los demás, ser apropiados para esa entrega a Dios. Y, sin embargo, demostraron su virtud y honestidad, por ello fueron elegidos por Quién más sabe.
Ayer leí en Aciprensa sobre Susan Boyle: "Católica escocesa rompe esquemas en concurso y sorprende a todos en Youtube". Cuando salió al escenario en un concurso de talento musical todos se reían de ella por su aspecto y porque venía de un pueblo pequeño y desconocido. Pero, cuando terminó de cantar, recibió una ovación y la admiración de los jueces. Aquí se puede ver el vídeo, que aunque está en inglés muestra claramente su talento y la reacción del público: http://www.youtube.com/watch?v=9lp0IWv8QZY
Hace poco, cuando le dije a mi hijo que no dejara caer su comida al suelo para que no vinieran los ratones a la casa, me preguntó el pequeñín: "¿Al Señor Dios no le gustan los ratones?" No me había fijado en que a él en su inocencia le extrañaba que si Dios creó todo y ama a todo y a todos, que nos tratemos de forma diferente unos a otros. Aunque en ese caso me preguntó sobre ratones, también me lo ha preguntado sobre personas en concreto.
Pero, la "locura" de enamorarse por completo del Señor, de buscar la santidad sobre todo para agradar al Santo de los Santos por completo, eso no parece ser la vía "normal", pero es lo que nos pide el Señor al andar la vía estrecha por este mundo. Claro que no nos pide lo imposible y nos da Su Mano para que no andemos solos.
Este verano fui de peregrinación, andando y sin dinero y me acordé mucho de S. Benito Labre.
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