Sintiéndose sola, triste y despreciada; pero, con ánimo y santa ante el Señor
En el Evangelio del Domingo del Corpus Christi, los apóstoles: “encontraron lo que les había dicho” (Mc. 14, 16) el Señor al buscar en Jerusalén un lugar para lo que sería la Última Cena. En cambio, muchos contemporáneos de Sta. María Micaela del Ssmo. Sacramento (1809-1865) no creían que la Casa que fundó la santa para ayudar a mujeres de mala vida era un lugar idóneo para la obra del Señor. A pesar de todo, con la ayuda del Señor Sacramentado a quien tanta devoción tenía la santa, salió adelante.
Esta santa madrileña era de alta clase social, aunque en 1822 falleció su padre y en 1841 falleció su madre. Tras tres años de noviazgo, su novio le dejó por las presiones de su familia y otros comenzaron a hablar mal de ella. Sería sólo el comienzo de las muchas calumnias que enfrentaría Sta. Micaela.
En París, donde vivió con su hermano, embajador en esa ciudad, madrugaba para asistir a Misa y dedicarse a obras de caridad por la mañana, pero por la tarde asistía a funciones diplomáticos propios de su situación social, mostrándose contenta aunque padecía una enfermedad de estómago.
En 1844, siguiendo la recomendación de su confesor, visita el Hospital de S. Juan de Dios en Madrid, con una amiga, María Ignacia Rico. Al ver el sufrimiento de las mujeres de mala vida enfermas allí, decidió abrir una casa para mostrarles el amor del Señor por ellas.
El día de Pentecostés de 1847, tras unos ejercicios espirituales, resolvió:
“[…]no servir más que a un Señor que todo lo reúne para llenar mi corazón. Yo no puedo querer más que lo que quieras de mí, Dios mío, para tu mayor gloria. No deseo nada, ni me siento apegada más que a Jesús Sacramentado. […] Seamos locos de amor divino, y no hay qué temer.
“Yo no sé que haya en el mundo mayor dicha que servir a Dios y ser su esclava, pero servirle amando las cruces como Él hizo, y lo demás es nada, llevado por su amor. […] ¿Y se nos hará penoso y cuesta arriba dar la vida, crédito, fortuna y cuanto poseemos sobre la tierra, por salvar una que tanto le costó al Señor, toda su sangre sacratísima y divina?
“[…] todo, me parece nada si se salva una, sí, una. Por un pecado que lleguemos a evitar, somos felices y le amaremos en pago.”(www.corazones.org)
La casa quedó a cargo de unas religiosas francesas, pero al ver la santa que no cumplían, y con el apoyo de la autoridad eclesiástica, pidió en 1850 que salieran de la Casa mientras ella dejaba todo para irse a vivir con las jóvenes, vendiendo todos sus bienes para sacar adelante esa casa.
“En 1850 me vine al colegio, a dirigirlo yo misma, pero me parecía que no había de poder hacer el gran sacrificio que me proponía. ¡Me sentía tan sola…, tan triste…, tan despreciada de todos!”
Le abandonan las maestras seglares, recibe amenazas de muerte sobre las cuales escribe: “Ni a eso temo”. Hay atentados contra su vida e intentos de quemar el Colegio. Escribe ella: “Las gentes me viven inventando mil cosas malas que nunca he hecho y ni siquiera he pensado… pero ¡bendito sea Dios que de lo malo que sí he hecho no saben nada!”
Se decía: “¡Si estas hijas llegasen a comprender lo bien que Dios las ama y mira por ellas!…¡Cómo se lo pagarían, amándole a su vez sin límites ni restriccións, dándole en pago todo su corazón!” Por eso entró una vez en una casa pública para llevarse con una sonrisa (a pesar de insultos y amenazas) a una joven retenida allí contra su voluntad.
Escribiría sobre una colegiala: “…me ha hecho muchos robos y me ha inventado cuentos horrendos. Pero yo la sigo tratando con gran cariño, como si fuera mi mejor amiga". Por su trato con los que le despreciaban, algunos dirían: “Quisiera que Madre Sacramento me contara en el número de sus enemigos”.
Y muchos enemigos tenía. Ella tenía una relación con la reina Isabel II impuesta por obediencia en la que ella tomó voto de nunca pedirle nada, pero la gente le acusaba de querer influir en la política. Hubo momentos en que se veía opuesta por prácticamente todos los sacerdotes de Madrid por las calumnias dichas contra ella. Hasta fue insultada y humillada por un arzobispo y rechazada por su propio confesor.
Debido a calumnias, un Arzobispo decidió sacar de la Casa de Micaela el Santísimo Sacramento, pero el sacerdote que lo iba a hacer, tras orar por él la santa, no se llevó al Santísimo, fuente de la fuerza de la santa. “Si el Señor sale, ¡yo voy tras de Él! Pues nada me hará dejarlo por mucho que me hagan sufrir, pero sin Él, no estaré ni una hora.” “Me mueve el deseo que tengo impreso en mi corazón de amar a Dios por haberse quedado con nosotros toda la vida en el Sacramento. ¡Esto me saca a mí de quicio o de juicio!”
Al final de su vida, tuvo a S. Antonio María Claret como director espiritual. Ella pedía al Señor que le librara de su temperamento, pero el santo insistía: “No, Micaela, no, te conviene ese genio para humillarte”.
A pesar de oposición, la santa abre casas en otras ciudades españolas. En 1859 se instaura en la Congregación la Adoración Perpetua. El 15 de junio de 1860 hace la santa su profesión perpetua. Las Constituciones de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad son aprobadas por la Santa Sede en 1861.
En 1865 se desata una epidemia de cólera en Valencia y la santa acude a ayudar a las jóvenes en su colegio. Al llegar a Valencia, se entera de un sacrilegio que acababa de cometer una colegiala y exclama al Señor: “¿Cómo, Señor, has podido consentir tamaña ofensa en tu casa? De haber previsto tanta infamia, ¿hubiera abierto yo jamás el colegio?”
Dos días después de llegar contrae la enfermedad. Reza constantemente a lo largo de su enfermedad y poco antes de morir dice: “Pedro, abre la otra media, que he de entrar acompañada, no he de entrar sola”. Al mismo tiempo morían otra Hermana y dos colegialas. 1118 colegialas habían pasado por la casa de Madrid en vida de la santa.
Hoy en día las Adoratrices continúan ayudando a mujeres a través de la Fundación de Solidaridad Amaranta y con iniciativas como “Proyecto Esperanza” “para mujeres víctimas de la trata de seres humanos con fines de explotación”.
Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Por qué cree que era tan despreciada la santa cuando la obra que llevaba a cabo era buena? ¿Todavía existen prejuicios semejantes?
Mañana – Las vestimentas - “prepararon” (Mc. 14, 16)
10 comentarios
A mí todo esto me enseña algo muy importante también: no debemos albergar en el corazón ni un solo sentimiento de antipatía o envidia consentidos, porque de eso puede servirse el Maligno para " azuzarnos " contra algo bueno.
Doy gracias a Dios por el aguante de esta santa y su esperanza en Él.
En cuanto a la pregunta, una tatarabuela nuestra era amiga suya y para ella también era raro que la vizcondesa de Jorbalán anduviera con esas gentes tan poco recomendables.El que la eucaristía fuera el centro de su vida le llevó a realizar lo imposible. Al final mi tatarabuela comprendió y una de sus hijas se metió adoratriz
Encontré un artículo de Zenit: "Cardenal Cottier: 'La Iglesia debe hablar del demonio'", en el que el Cardenal habla sobre un libro del exorcista que menciona, el P. Amorth:
"San Juan de la Cruz sostiene que el tentador más peligroso somos nosotros mismos porque nos engañamos solos.Ese es el mejor remedio para librarnos de "antipatía o envidia consentidos".
"Frente al engaño, es deseable en los fieles católicos un conocimiento cada vez más profundo de la doctrina cristiana. [...] El demonio tal vez es instigador de esta ignorancia: distrae al hombre de Dios...
"Un pecador que permanece asentado en su pecado es más desdichado que un poseído. La conversión del corazón es la más bella victoria sobre la influencia de Satanás, contra la cual el Sacramento de la Reconciliación tiene una importancia absolutamente central..."
Es curioso cómo la sociedad decide quiénes son más deseables que otros cuando fue el Señor el que dió diferentes cualidades a todos para que nos ayudáramos mutuamente, amándonos a todos como hijos suyos. Me parece poco caritativo distinguir entre caridad "socialmente aceptada" y "socialmente inaceptada", dependiendo de a quién se ayuda. Me recuerda a Jonás, que no quería ir a Nínive porque no quería que esos pecadores se convirtieran y se escaparan del castigo.
Me pregunto muchas veces que ¿por qué parece ser bueno ayudar a ciertas almas y no a otras? Que se ayude a un borracho, por ejemplo, no significa que uno lo sea, pero parece que ciertos "indeseables" son como carbón, que contaminan al acercarse uno a ellos, cuando el Señor indicó que los más pobres y marginados eran especialmente queridos por Él, que vino por los enfermos y no lo sanos.
No tengo apenas tiempo,pero si decir que la foto que incluyes en el post la tengo en mi mesa de trabajo con una mensaje que dice."Adoratrices con una misión,adorar y liberar"; se imprimió con motivo del 150 aniversario de fundación.El menor de mis hijos estudió en su colegio,yo fuí bautizado e hice la 1ª comunión en la parroquia de Sta. Mª Micaela de Madrid.La santa como era muy soberbia se humillaba limpiando los baños con la lengua.
La vida de la santa muestra lo mucho que duele cuando los que deberíamos de estar en el mismo bando nos hacemos la vida más difícil por prejuicios que nos ciegan a la caridad evangélica. Muchos de los que luchaban contra la obra de Sta. Micaela eran precisamente sacerdotes, y hasta su propio confesor. Ella hacía el bien sin hacer excepciones, viendo sólo almas con esperanza de Cielo y no pecadores a evitar. Muchas gracias por su reflexión.
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