Si la Pietà pudiera hablar

En 1500, a los 25 años, Miguel Ángel Buonarotti terminó su famosa “Pietà” para el monumento funerario del cardenal francés que la encargó. Cinco siglos después, y a pesar de sus desproporciones y reparaciones, sigue conservando su atractivo la joven Virgen que encontró Miguel Ángel en un bloque de mármol. Sería la primera de cuatro estatuas del mismo tema y la única que completó. Al oir a un peregrino atribuirla a otro escultor, firmó su nombre sobre la cinta de la Virgen la misma noche, con un orgullo impulsivo que lloró después, dejando sin firmar sus demás obras.

El cincel divino de la Cruz y el martillo de nuestros pecados dejaron al descubierto sobre el Cuerpo lívido del Señor las llagas de Amor que firmaron nuestra Salvación. No es de extrañar que el centurión al pie de la Cruz reconoció a Jesús como Hijo de Dios: “al ver cómo había expirado” (Mc. 15, 39), según el evangelio del Domingo de Ramos. Pero, ¿no sorprende que Dios quisiera que el dolor de Su Madre recogiera en persona esas palabras junto la Cruz?

“¡Qué humildad, la de mi Madre Santa María! – No la veréis entre las palmas de Jerusalén, ni- fuera de las primicias de Caná – a la hora de los grandes milagros. –Pero no huye del desprecio del Gólgota: allí está, “iuxta crucem Jesu” – junto a la cruz de Jesús, su Madre.” (S. Josemaría Escrivá, Camino, 507)

Esa Madre Dolorosa sigue revelando los pensamientos de muchos, como profetizó Simeón. Michelangelo vislumbró la belleza perenne de la Inmaculada bajo la Cruz. La reacción del hombre que la atacó con un martillo en 1972 era que él mismo, en su locura, era el Hijo de Dios. En cambio, contemplando el mismo momento de dolor en el Calvario, medita esto el Siervo de Dios Juan Pablo II, cuyo lema en su Papado fue “Totus Tuus”:

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Estación XIII del Vía Crucis - Jesús es bajado de la Cruz
[Vía Crucis en el Coliseo (2003) por el Siervo de Dios Juan Pablo II]
V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Del Evangelio según San Marcos. 15, 42-43. 46
Y ya al atardecer… vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios,… quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz.

Meditación
En el momento en que el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en brazos de la Madre, vuelve a nuestra mente el momento en que María acogió el saludo del ángel Gabriel: “Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús… Y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre… y su reino no tendrá fin” (Lc 1,31-33). María sólo dijo: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38), como si desde el principio hubiera querido expresar cuanto estaba viviendo en este momento.

En el misterio de la Redención se entrelazan la gracia, esto es, el don de Dios mismo, y “el pago” del corazón humano. En este misterio somos enriquecidos con un Don de lo alto (St 1,17) y al mismo tiempo somos comprados con el rescate del Hijo de Dios (cf. 1 Co 6,20; 7,23; Hch 20,28). Y María, que fue más enriquecida que nadie con estos dones, es también la que paga más. Con su corazón.

A este misterio está unida la maravillosa promesa formulada por Simeón cuando la presentación de Jesús en el templo: “Una espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones” (Lc 2,35). También esto se cumple. ¡Cuántos corazones humanos se abren ante el corazón de esta Madre que tanto ha pagado! Y Jesús está de nuevo todo él en sus brazos, como lo estaba en el portal de Belén (cf. Lc 2,16), durante la huida a Egipto (cf. Mt 2,14), en Nazaret (cf. Lc 2,39-40). La Piedad.

Aclamaciones

Santa María, Madre de la inmensa piedad, contigo abrimos los brazos a la Vida y suplicantes imploramos R/. Kyrie, eleison

Santa María, Madre y asociada al del Redentor, en comunión contigo acogemos a Cristo y llenos de esperanza invocamos R/. Kyrie, eleison

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¿Y nosotros? “La Virgen Dolorosa. Cuando la contemples, ve su Corazón: es una Madre con dos hijos, frente a frente: Él… y tú.” (S. Josemaría Escrivá, Camino 506) ¿Qué nos dice el dolor de la Ssma. Virgen María sobre Su Hijo cuando nos acercamos a la Cruz para venerarla este Viernes Santo?

Mañana – Vía Crucis, Estación XIV – Jesús es depositado en la tumba - “Realmente este hombre era Hijo de Dios” (Mc. 15, 39)

Nota: Los comentarios de este artículo estarán cerrados durante el Santo Triduo (con la excepción del comentario de Noby que se coló por razones técnicas). Que el Señor nos bendiga abundantemente y acompañe con su gracia estos días de especial recogimiento en la Iglesia Católica.

3 comentarios

  
Noby
ML
Solo se me ocurre decir a la Madre:
"Yo seré Juan para ti, déjame acompañarte en tu dolor y,enséñame a llevar la cruz de la vida como tu la llevaste Madre mía"
10/04/09 4:11 PM
  
María Lourdes
Noby, creí que cerré los comentarios para este artículo, ¡o sea que imagínese mi sorpresa cuando vi el suyo! De todas formas, me alegro de verle pasar por aquí recordándonos el importante papel de S. Juan, que luchó su cobardía para acompañar a Nuestra Madre.

A ver si ahora consigo cerrar los comentarios hasta la Vigilia Pascual. Un saludo a todos.


10/04/09 7:18 PM
  
María Lourdes
Comentarios abiertos. ¡Felices Pascuas a todos!
12/04/09 1:45 AM

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