Cómo luchar contra las tentaciones
Jesús se dejó tentar en el desierto para darnos ejemplo de cómo superar los ataques de la carne, el mundo y el demonio. “La tentación puede consistir en estas dos cosas: o en la esperanza de alcanzar alguna comodidad temporal, o en el temor a perderla” (S. Agustín).
S. Josemaría Escrivá advierte: “El enemigo casi siempre procede así con las almas que le van a resistir: hipócritamente, suavemente: motivos… ¡espirituales!: no llamar la atención… —Y luego, cuando parece no haber remedio (lo hay), descaradamente…, por si logra una desesperación a lo Judas, sin arrepentimiento.” (Camino 725)
El evangelio del Primer domingo de Cuaresma nos dice: “El Espíritu empujó a Jesús al desierto” (Mc. 1, 12). El Espíritu de Dios le acompañó a Jesús y nos acompaña también. No estamos solos en la lucha. Dice S. Pablo: “Fiel es Dios que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas. Antes bien, con la tentación os dará modo de poderla resistir con éxito.” (1 Co. 10, 13) El Señor recomienda: “Velad y orad para que no caigáis en la tentación” (Mt. 26, 41), lo cual se puede hacer pidiéndole: “No nos dejes caer en la tentación” (Mt. 6, 13).
Éstas son unas recomendaciones prácticas de S. Juan Vianney, el Santo Cura de Ars, (en negrita) y de S. Josemaría Escrivá (de Camino, excepto la primera cita) para los momentos de tentación:
1) “Al veros tentados, rechazad al momento la tentación,
“ No os preocupe si en algún momento sentís la tentación que os acecha. Una cosa es sentir, y otra consentir. La tentación se puede rechazar fácilmente, con la ayuda de Dios. Lo que no conviene de ningún modo es dialogar.” (Amigos de Dios, 184) “No te preocupes, pase lo que pase, mientras no consientas. —Porque sólo la voluntad puede abrir la puerta del corazón e introducir en él esas execraciones.” (140)
2) “y, si tenéis oportunidad, haced devotamente la señal de la cruz,
“Ahora, que te cuesta obedecer, acuérdate de tu Señor, “factus obediens usque ad mortem, mortem autem crucis” —¡obediente hasta la muerte, y muerte de cruz!” (628)
3) “pensad en los tormentos que deben experimentar los réprobos por no haber sabido resistir la tentación;
“En tu alma parece que materialmente oyes: “¡ese prejuicio religioso!"… —Y después la defensa elocuente de todas las miserias de nuestra pobre carne caída: “¡sus derechos!".
Cuando esto te suceda di al enemigo que hay ley natural y ley de Dios, ¡y Dios! —Y también infierno. (141)
4) “elevad al cielo vuestra mirada, y veréis así cuál es la recompensa del que lucha;
“El cielo: ‘ni ojo alguno vio, ni oreja oyó, ni pasaron a hombre por pensamiento las cosas que tiene Dios preparadas para aquellos que le aman’. ¿No te empujan a luchar esas revelaciones del apóstol?” (751)
5) “llamad en vuestro socorro al ángel de la guarda;
“Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el demonio y te traerá santas inspiraciones.” (567)
6) “echaos prontamente en brazos de la Virgen Santísima, implorando su protección:
“Ama a la Señora. Y Ella te obtendrá gracia abundante para vencer en esta lucha cotidiana. —Y no servirán de nada al maldito esas cosas perversas, que suben y suben, hirviendo dentro de ti, hasta querer anegar con su podredumbre bienoliente los grandes ideales, los mandatos sublimes que Cristo mismo ha puesto en tu corazón. —‘Serviam!’” (493)
“con eso tenéis la seguridad de salir victoriosos de vuestros enemigos, a los cuales veréis al punto llenos de confusión”
“Confía siempre en tu Dios. —El no pierde batallas.” (733)
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Podemos decir con confianza al Señor, especialmente en momentos de tentación: “Sé que no me dejarás” (Salmo 137), como canta la Hermana Glenda en este vídeo:
Letra de “Sé que no me dejarás” por la Hermana Glenda
Sé que no me dejarás, no me dejarás jamás
Porque yo soy la obra de tus manos, porque yo soy la obra de tus manos
Sé que no me dejarás, sé que no me abandonarás jamás.
Porque yo soy obra de tus manos, yo soy obra de tus manos.
Tengo tanto que agradecerte, Señor…
Yo siempre camino entre peligros, y Tú me conservas la vida.
Yo busco los peligros y Tú siempre me salvas.No me dejarás jamás. Tú no me abandonarás jamás
porque hay algo de ti en mi mirada, algo de ti en mi palabra,
algo de ti en mi voz. Por eso sé que no me dejarás.
Tú eres fiel conmigo, cumples tus promesas,
renuevas el vigor de mi aliento.
Tu misericordia para conmigo es eterna.Por eso sé que no me dejarás, no me dejarás jamás,
porque yo soy imagen de Tu Hijo, porque yo soy imagen de Tu Hijo.
Por eso sé que no me dejarás, no me abandonarás jamás, jamás.
¿Y si caemos? No desesperemos. Los católicos podemos y debemos recurrir al Sacramento de la Reconciliación.
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Le ha resultado particularmente eficaz en su vida alguna de las recomendaciones del Santo Cura de Ars?
Mañana: La abstinencia – “Vivía entre alimañas” (Mc. 1, 12)
38 comentarios
El punto 6º es el que más practico, y la Madre nunca me deja.También, en línea con el Santo Cura de Ars, las mortificaciones voluntarias, sencillas, no cilicios o disciplinas, pero fortalecen el espíritu, y, hacen que el seguimiento de Jesús, con la Cruz bien sujeta no se caiga, o yo la deje caer.
La verdad es que es muy alentador el alegato que realizas en favor de una mayor confianza en Dios nuestro Señor. La confianza es indispensable en cualquier relación humana, ¿cómo no lo va a ser en nuestra relación con el Creador?
Y el Padre nos ha demostrado en infinitud de ocasiones que podemos confiar en Él. Lo hizo con Abraham, con Moises, con los profetas, etc. Pero el mayor signo de confianza nos lo dio su Hijo Unigénito. Aquel que ha entregado a su propio hijo para salvarnos debe ser digno de toda nuestra confianza. Y cada vez que veamos un crucifico, debemos preguntarnos ¿por qué si Dios me ama tanto, no confio plenamente en Él?
La sociedad actual prefiere confiar en otros dioses como el dinero, el éxito ,el placer, etc. El problema es que es una confianza no recíproca. en cambio con dios, podemos estar seguros de que confiando en Él ciegamente alcanceremos una gran recompensa: la salvación.
+ CREDO IN UNUM DEUM
Existen las tentaciones:
1) Porque hay tentador y tentado
2) Porque hay un Código Moral, revelado por Dios y desarrollado por la Iglesia
3) Porque hay pecado y pecador.
4) Porque la libertad no existiría sin la capacidad de decidir aunque a veces se decida mal.
5) Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y Él es LIBRE.
6) La anécdota del escritor es la de todo hombre la tensión entre virtud-pecado.
1.- Las tentaciones existen porque existe el Diablo. El principe del mal nos pone trabas en nuestro camino de Santidad para alejarnos del Padre.
2.- Las tentaciones no tienen nada que ver con la mente o los pensamientos. Tienen que ver con el mundo real. El diablo no puede tentar con lo que está en el mundo de las ideas (Aristóteles) porque eso sólo es de Dios. Por ello, sólo puede tentar con lo que hay en el mundo terrenal (la carne, el dinero, el poder, etc.)
3.- Las tentaciones no forman parte de la naturaleza humana, pero si la debilidad humana ante ellas. El diablo sabe muy bien donde tiene cada uno su debilidad, y ahí es donde ataca.
4.- El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Pero por sucumbir a la tentación de la serpiente (el diablo) fue despojazo de la fortaleza divina y por eso es débil ante las trabas del demonio.
5.- La anecdota del escritor que relata (no se de quien se trata) no revela más que una cosa: cómo ser un mal cristiano. De nada sirve la fe si no te ayuda a ser fuerte frente a las tentaciones. El hacer un uso de la fe para "guardarte las espaldas" no sirve de nada frente a Dios, que sólo quiere a verdaderos creyentes que luchen contra el diablo por su fe.
+ CREDO IN UNUM DEUM
Creo que esta usted confundiendo conceptos. Robar (dinero) es pecado. sin más. La tentación reviste como algo bueno, algo que no lo es. Por ejemplo, tu puedes verte tentado a saltar por encima de tus compañeros para alcanzar un puesto más elevado. Eso no es ningún pecado, pero seguramente, para conseguirlo, te valdrás de prácticas poco honrosas.
El hecho de que el diablo se valga de cosas terrenas para incitar a cer en la tentación no quiere decir que esas cosas sean malas de por si, sino que lo que es malo es el uso indebido que se haga de ellas.
Otra buena ayuda para combatir las tentaciones es la recepción frecuente y fervorosa de los Sacramentos. Por ejemplo, si mal no recuerdo, según nuestra contrición por los pecados al recibir el Sacramento de la Reconciliación, recibimos la gracia necesaria para luchar contra ellos en el futuro.
“Cuando camino en medio de la angustia, me vivificas, extiendes tu mano contra la ira de mis enemigos, y tu diestra me salva. Perfeccione Yavé en mi favor (su obra). Eterna es, ¡oh Señor! Tu piedad. ¡No abandones la obra de tus manos!” (Salmo 138, 7-8)Es sorprendente ver cómo elegimos una y otra vez lo pasajero, pero no tanto cuando consideramos nuestra propia debilidad.
Estoy de acuerdo con usted en que “sentir no es lo mismo que consentir”. El diablo nos puede tentar por medio de los pensamientos y lo hace porque sabe que no hay pecado sin que conscientemente y por nuestra libre voluntad lo elijamos. Recordemos que se le atributa al alma memoria, entendimiento y voluntad, que en nuestro vocablo corriente se asocian mucho con “la mente” humana.
El Señor nos concede la libertad para escoger. Jesús era humano como nosotros en todo menos en el pecado. De hecho, fue tentado por el demonio y no cayó. Su victoria debería acrecentar nuestra confianza en su ayuda. También estoy de acuerdo con Ugl1820 en que: “no forman parte de la naturaleza humana, pero sí la debilidad humana”. Dios nos creó sin pecado, pero hasta en el Paraíso había tentación. En la tierra, los males son también tentaciones para nosotros.
¿Por qué existen las tentaciones? Aquí tiene algunas citas sobre el tema sacadas de “Tentación”, de la Antología por Francisco Fernández Carvajal” (puede encontrar más sobre el tema en ese enlace):
“Tentar no es otra cosa que tantear, poner a prueba; tentar al hombre es poner a prueba su virtud” (Sto. Tomás de Aquino, Sobre el Padrenuestro,1. c. , p. 160).
“Bienaventurado el varón que oporta la tentación porque, probado, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que le aman.” (Santiago 1,12)
Nuestra vida, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo y de tentaciones (S. Agustín, sobre el Salmo 60).
“Ten recto corazón y muéstrate firme, y no te dejes arrastrar al tiempo de la adversidad. Adhiérete a El y no te separes, para que tengas buen éxito en tus postrimerías. Recibe todo lo que te sobrevenga y ten buen ánimo en las vicisitudes de tu humillación. Pues el oro se prueba en el fuego, y los hombres gratos a Dios, en el crisol de la humillación. Confíate a El y te acogerá, endereza tus caminos y espera en El.” (Si 2,2-6)
“La tentación nos es absolutamente necesaria para sostenernos en la humildad y en la desconfianza de nosotros mismos, así como para obligarnos a recurrir al Señor” (Sto. Cura de Ars, Sermón sobre las tentaciones).
Respecto a la cita que menciona, tampoco recuerdo exáctamente quién lo dijo, pero me parece que podría haber sido Sto. Tomás Moro u otro santo de Inglaterra. Recuerdo haberlo leído en el contexto de alguien preguntando al santo que si una Misa basta para hacer santo a las personas e iba a Misa todos los días, que por qué él (y los demás católicos) no eran ya perfectos, que qué sentido tenía acudir a la Eucaristía.
La tentación forma parte de la inclinación natural al pecado que los hombres tenemos, y de cuyos efectos sólo hemos sido redimidos por la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Para entender el papel del demonio y del libre albedrío del hombre ante el pecado, o la tentación de pecado, dentro del plan de Dios, le recomiendo que lea (en edición comentada) el libro de Job.
A mi entender, el “Paraíso” en el que estaban Adán y Eva no era el mismo Paraíso que se nos promete. En ese “Paraíso” no disfrutaban de ver cara a cara a Dios en todo momento, como muchos santos han descrito el Cielo que nos abrió el Señor al redimirnos, o sea que en cierto sentido, se les reservaba un Paraíso aún más pleno por sus méritos en ese “Paraíso”. El diablo también era un ángel que tenía libre voluntad para servir al Señor, como los demás ángeles, pero eligió pecar por su soberbia. Como los hombres, sí es responsible de su elección por la libertad que tenemos.
Lo veo de esta forma: Sé que mi hijo es capaz de compartir con su hermanita, lo cual es algo muy bueno. También quiero darles a los dos algo que les gusta (digamos unas galletas, por ejemplo). Podría darles toda la caja enseguida (lo cual les gustaría pero les haría doler la tripa porque todavía son demasiados pequeños para comérselas todas), o también les podría darles algunos sin más. O, mejor aún, le podría darle una galleta a mi hijo para que la pudiera compartir con su hermanita. Si lo hace, les doy más galletas a los dos y si no, le doy una a su hermanita de todas formas, aunque en ese caso la consecuencia para él sería no recibir más galletas. Si hiciera la prueba, no es porque le quito la voluntad a mi hijo, ni porque quiero amargarle la vida, sino porque quiero que crezca en virtud, algo más valioso que unas pocas galletas.
No he estudiado teología por eso siento no poder darle grandes razones teológicas ni citarle grandes filósofos y teólogos modernos, por ejemplo, que hayan escrito sobre el tema, pero espero haber explicado un poco mejor mi punto de vista del tema. Un saludo.
Si supiera lo que fuera a hacer mi hijo y fuera eso algo que no aprobara, no dejaría por eso de amarle y de cuidar de él. Yo también tendría la opción de amarle o no, y eso no depende de él. Pero, además está su hermanita. Si su hermano no quiere hacer el bien, ella sí lo puede hacer. Si no hubiera santos (y sí los hay), todavía estaría el Hijo de Dios hecho hombre cumpliendo la perfecta voluntad de Dios.
Es que la conclusión que se puede extraer de las Sagradas Escrituras es que el hombre por si sólo no puede vencer a la tentación, necesitamos la ayuda de Dios, los Santos no son Santos por su propia voluntad, si no por la voluntad de Dios.
En otro orden de cosas Dios permite el pecado para que TODOS tengamos que pedir su misericordia, para que NADIE se crea mejor que su hermano (lea Romanos).
El cristiano no es una persona que no peque, si no que es una persona en constante lucha interna por mantenerse fiel al Señor. La salvación se obtiene por misericordia de Dios, nunca por merecimiento de quien es salvado, por tanto parte de una premisa equivocada, el que quiera salvarse, que se ponga delante de Dios y que pida su misericordia... si lo que intentas es cumplir la ley sin amor, harás actos morales, pero no te salvarás, lo único que salva es el amor (amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas, y si lo haces, amarás a tu prójimo como a ti mismo).
En cuanto a la pregunta, ¿es la tentación pecado?, la tentación por si sola no es pecado, es más, en el Padre Nuestro decimos "no nos dejes caer en la tentación", es decir, se asume que las personas tendremos tentaciones continuamente, lo que hay que hacer es luchar, pero no luchar nosotros mismos, pues perderíamos, luchar con el Señor... y aquí se dice que el pensamiento no es pecado, me temo que una vez que estás pensando en robar, ya estás cometiendo pecado, pues aunque no lo hagas, tu corazón está inclinado a ese acto, no los harás por causas secundarias, como el que dirán, o las consecuencias de ir a la cárcel, pero la intención ya existe, y eso ya es pecado... ¿aún piensa que todavía puede vencer al pecado por medio únicamente de su fuerza de voluntad?.
El ejemplo de las galletas es ilustrativo, probablemente una madre nunca regañaría a su hijo por comer galletas, pero si lo hace a las 2 de la madrugada, y a hurtadillas, probablemente si que le caiga una regañina... pues lo mismo. Dios nos da todo y lo pone a nuestra disposición, otra cosa es que el hombre haga un uso incorrecto de eso que nos da el Señor y que objetivamente es bueno.
a)El hombre es capaz y no-capaz de Dios.Añora su presencia y escapa de ella,desea el bien y obra el bien y el mal.
b)Dios crea un mundo incompleto, que entrega al hombre para que lo complete y desarrolle.En este mundo el hombre puede elegir entre el bien y el mal:lo corriente es que ambos se mezclen.
c)"Como un padre siente ternura por sus hijos,así siente el Señor ternura por sus fieles"."Más alegría hay en elcielo por un pecador que se convierte que por 99 justos que siguen sus preceptos"
d)No hay complacencia en mal por parte de Dios sino empeño en que el hombre lo supere,con su gracia y ayuda Providente.
e)Dios no puede ser tentado porque es Amor y no puede obrar contra sí mismo,el hombre puede y lo hace,insensatamente, con frecuencia.
f)Dios está en neutralidad activa,no toca un átomo de libertad del hombre,y,se vuelca cuando éste pide su ayuda respondiendo como el mejor de los Padres.
g)Existe el mal,existe el tentador,demonio,diablo,Satanás,como prefiera llamarle.El caso es que para que sepamos que Dios está de nuestro lado,el mismo Jesús fué tentado,a lo largo de su vida, pero el tentador fue vencido.Nosotros podemos vencer,no sin esfuerzo, pero como diría Sta. Teresita "basta que demos un paso,como un niño que apenas sabe andar, para que Dios extienda sus brazos,nos alce en sus brazos y evite que caigamos".
Respecto al pensamiento que es pecado, me parece que si el corazón se inclina en el sentido de que consiente, es pecado. Pero, digamos que uno le dice que robe algo. Tendría que pasar esa sugerencia en su mente, pero si no encuentra placer en ese pensamiento y le dice a esa persona que no le gusta esa idea y que no piensa hacerlo, pues allí no hay pecado.
Aunque es un mandamiento: "no codiciarás los bienes ajenos", si veo a una amiga con algo que me gusta, sólo pensar que quiero uno para comprármelo después no es pecado, pero sí lo sería si le envidiara a mi amiga, deseándola mal, por ejemplo, porque quiero lo que tiene. Un saludo.
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