Palabras que hacen daño a los niños
San Lorenzo de Brindis (1559-1619) tenía una memoria prodigiosa desde su infancia y hablaba 6 idiomas: francés, alemán, griego, siríaco, hebreo e italiano, su lengua materna. Fue capuchino desde su juventud y cuando era diácono ganó fama predicando a lo largo de dos cuaresmas en Venecia.
Una vez ordenado sacerdote, este Doctor de la Iglesia defendió la fe católica por toda Italia y Austria (de donde fue expulsado por los protestantes) antes de cumplir 40 años y llegó a ser superior general de su Orden. También se enfrentó a los turcos y predicó en gran parte de Europa. Con su gran paciencia y celo imitaba al Señor, que en el Evangelio del XVI Domingo de Tiempo Ordinario: “se puso a enseñarles con calma” (Mc. 6, 34) a la multitud que interrumpió su descanso porque se compadecía de ellos.
Convirtió a muchos judíos y protestantes, tanto por su palabra como por sus austeras penitencias y oración, meditando sobre todo la Pasión de Cristo. Decía que cuando hablaba era “como si estuviera leyendo en un libro misterioso venido del cielo”.
Los padres tenemos la obligación de “predicar” a nuestros hijos, ayudados por la gracia divina. ¿Les hablamos a nuestros hijos “con calma”? ¡Cuántas veces oyen los niños de sus padres cosas que acaban afectándoles profundamente durante años!
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En el siguiente vídeo el Dr. Ricardo Castañón Gómez explica unos casos emotivos de su libro: “Hábitos y actitudes, cuando la palabra hiere”, escritos tras más de 17 años investigando el impacto neurológico de las palabras. Solía ser ateo, pero se convirtió al catolicismo en 1992, tras encontrar al Señor por sus estudios científicos:
No hace falta tener conocimiento científico para comprender el tremendo impacto que pueden tener las palabras en los niños, que aunque pequeños pueden recordar por mucho tiempo lo que les duele. Hay un dicho popular en inglés que dice “Sticks and stones may break my bones but words can never hurt me.” [“Los palos y las piedras podrían romper mis huesos, pero las palabras nunca podrán herirme”] ¡Qué lejos de la realidad!
En este vídeo Betty Buckley y el Coro de niños de Harlen interpretan en Carnegie Hall (1992) la canción “Children Will Listen” (Los niños escucharán") del musical “Into the Woods” por Stephen Sondheim, un musical que entrelaza diferentes cuentos de hadas:
Letra de “Children Will Listen”/ Traducción
Careful the things you say / Cuidado con lo que dice
Children will listen / Los niños escucharán
Careful the things you do/ Cuidado con lo que hace
Children will see and learn / Los niños lo verán y aprenderán
Children may not obey, / Los niños podrían no obedecer,
But children will listen / pero los niños escucharán
Children will look to you / Los niños mirarán hacia usted
For which way to turn / para ver en qué dirección ir
To learn what to be / para aprender lo que van a ser
Careful before you say / Cuidado antes de decir:
“Listen to me” / “Escúchame”
Children will listen / Los niños escucharánCareful the wish you make / Cuidado con el deseo que haga
Wishes are children / Los deseos son niños
Careful the path they take / Cuidado con el sendero que toman
Wishes come true, not free / Los deseos se hacen realidad, no gratis
Careful the spell you cast / Cuidado con el hechizo que hace
Not just on children / No sólo a los niños
Sometimes the spell may last / A veces el hechizo podría durar
Past what you can see / Más allá de lo que puede ver
And turn against you / y volverse contra usted
Careful the tale you tell / Cuidado con el cuento que cuenta
That is the spell / Ese es el hechizo
Children will listen / Los niños escucharán
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Hablemos, entonces, a nuestros hijos con calma para que puedan escuchar por sus padres la palabra de Dios porque, como dice S. Lorenzo de Brindis:
“La palabra de Dios es luz para el entendimiento, fuego para la voluntad, para que el hombre pueda conocer y amar a Dios; y para el hombre interior, el que vive por la gracia del Espíritu Santo, es pan y agua, pero un pan más dulce que la miel y el panal, un agua mejor que el vino y la leche; es para el alma un tesoro espiritual de méritos, y por esto es comparada al oro y a la piedra preciosa; es como un martillo que doblega la dureza del corazón obstinado en el vicio, y como una espada que da muerte a todo pecado, en nuestra lucha contra la carne, el mundo y el demonio.”
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Le ha afectado alguna vez algo negativo que alguien le dijo? ¿Cómo lo superó? ¿Qué consejos tiene para alguien que quisiera mejorar la forma en que habla con sus hijos?
Mañana – Sta. María Magdalena - “le dio lástima de ellos” (Mc. 6, 34)
16 comentarios
Los niños,como una esponja seca,lo absorben todo,pero también digieren, y metabolizan, mucho más de lo que la psicología moderna,tan de merengue,pretende hacernos creer.
Es verdad que las palabras no son neutrales,pero una misma frase produce resultados diferentes según quien la diga y quien la reciba.
Bien,por la llamada de atención respecto de nuestro lenguaje respecto de los niños,utilizar términos constructivos es mejor que los destructivos,pero "al pan,pan y al vino,vino".
Pondré un ejemplo: la palabra pecado se ha suprimido del lenguaje común católico,se ha sustituido por "fallos,errores,limitaciones,descuidos",etc;me pregunto,¿quien explica,entonces,el pecado original en las catequesis,si los niños se pueden "angustiar"?,¿cómo pasamos de ahí a los sacramentos,en particular la penitencia?.
La lucha del lenguaje es una de las más difíciles, y duras, por su sutileza,por sus consecuencias,por la formación de ideas y conceptos.
Creo que señala muy bien el otro extremo del problema, de los padres que tienen miedo de corregir. En mi opinión, el mayor problema es cómo se dice algo, más que en lo que se dice (aunque la "sinceridad" que hiere es mejor que se calle para no pecar). Es un gran deber de los padres corregir a sus hijos, indicándoles lo que es pecado y lo que no lo es, sin angustiarles. El Señor condenó que se insultara a otros pero no aguaba para nada el pecado.
Todo esto indica, como dice la carta de Santiago, que el que controla la lengua es hombre perfecto. Pero, también entra en la formación católica de todos el aprender a perdonar. Hay cosas que oí de pequeña de mis padres que no comprendí bien hasta que fui mayor. Gracias por su reflexión sobre el tema.
Hace un rato estuve con dos sobrinas: 11 y 12 años; estaban repasando el catecismo con mi madre, han ido a misa varios días no festivos, rezan al levantarse y acostarse , el Ángelus, ayudan con los pequeñitos en la catequesis, llevan ropa decente en la playa y saben explicar los motivos de su comportamiento...
Son el producto de la gracia de Dios y la formación que reciben, junto a su interés por ser unas niñas normales y buenas cristianas.
Me acuerdo de una niña que conocí que fundó una iniciativa en su comunidad para ayudar a niños desaventajados a celebrar sus cumpleaños. Contaba con el apoyo de sus padres, pero lo organizaba todo ella. Lo hacía sin atraer atención sobre sí y no se le subía la cabeza porque fuera de eso llevaba una vida "normal". Cuando hacía falta sus padres le castigaban sin apagar su autoestima. No me hubiera enterado de lo que ocupaba el tiempo libre de esa niña si no me lo hubiera dicho su madre. Un saludo.
Si los niños son los que dijeron algo que no debían, también necesitan la oportunidad de demostrar su arrepentimiento. Una maestra me dijo cómo reconoció en un funeral a un alumno que se había portado muy mal con ella hace muchísimos años. No dijo nada pero el alumno le vió también y al irse se acercó a ella y le dijo "Lo siento". Cuando se dió cuenta de que mi amiga ya le había perdonado hace mucho tiempo, le dijo que era como si le hubiera quitado un gran peso de encima. Para algo nos ha dado Dios nuestra conciencia y nos pidió que nos perdonáramos unos a otros. Un saludo.
Hay un momento al día que valoro especialmente. Es la cena. Es una ocasión de poder estar juntos, charlar del día que ha llevado cada uno o comentar alguna noticia interesante. Cuando alguien tiene un problema, no pasa desapercibido y aunque no desee comentarlo en ese momento, es cuestión de tomar nota y esperar el adecuado.
Luego, el fin de semana. Somos aficionados a deportes de montaña y fuera del ambiente habitual se puede conseguir una buena armonía y, sobretodo, en contacto con la naturaleza.
Ahora bien, como se ha dicho, hay que actuar con firmeza. No todo es una balsa de aceite. Cuando llega el momento, hay que saber canalizar los momentos que exigen que les prestes atención. Deben aprender a respetar para que no se conviertan en pequeños tiranos. Bueno, es mi opinión.
En la pregunta de algo negativo. Pues, no ofende quién quiere sino quién puede. Me afectan cosas que me pueden decir seres queridos o amigos muy, muy cercanos. El resto, lo discrimino u olvido con facilidad. No hacen daño. De todas formas, siempre pido a Dios que me ayude a no guardar rencor, aunque no soy rencorosa de naturaleza, a veces es inevitable que quede un pequeño resquicio. Lo mejor es un volver a empezar, todos cometemos errores, yo la primera.
Un lector me explicó hace tiempo que cuando S. Agustín dijo: "Ama y haz lo que quieras" lo hizo contestando a una madre que le preguntaba si debía castigar a su hijo o perdonarle... sabias palabras de un santo que tuvo un hijo y muchísimos hijos espirituales. A veces hay que castigar porque uno ama a sus hijos.
Conozco la experiencia de un alumno del colegio de mis hijos. Sus padres tenían negocios y viajaban constantemente, dejando al hijo al cargo de una persona. Cuando coincidían juntos, los padres no conocían a su hijo, ni sabían lo que le apetecía, lo que sufría, no le castigaban, le dejaban salir lo que quería y el chaval tenía una actitud rebelde en el colegio, hacia los demás, un comportamiento que denotaba una gran insatisfacción con todo y todos.
Cuando el jefe de estudios habló con él aparte y le preguntó: ¿Pero que pretendes hacer con tu vida? ¿A dónde quieres ir? ¿Qué quieres?....El chico le contestó…. Yo sólo quiero que una vez, mis padres me digan que NO a algo.
Por ello, los hijos necesitan una referencia, unos límites establecidos y deben comenzar los padres. Luego, ya decidirán por su cuenta, de adultos, pero es importantísimo canalizar sus comportamientos. Sólo así podrán decidir.
Recuerdo otra anécdota, creo que de S. Josemaría Escrivá, en la que el santo de pequeño se enfadó una vez y tiró su comida a la pared. Su madre le castigó y dejó la mancha en la pared para recordarle la consecuencia de su mal comportamiento y dijo el santo que no volvió a repetirlo.
¡Qué contraste entre esas dos anécdotas! Estoy de acuerdo en que los límites deben comenzar con los padres, a quienes necesitan como verdaderos padres aunque tengan todo un ejército de niñeras, a quienes Dios dió autoridad sobre los niños para usarla debidamente, como un talento del que tendrán que dar cuenta. No soy perfecta disciplinando a mis hijos, pero al menos me esfuerzo y espero seguir mejorando con la ayuda de Dios y Nuestra Madre. Un saludo.
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