¿Cómo se preparó S. José para la Navidad? (Lc. 1, 27)
El Papa Benedicto XVI nos invitó durante el rezo del Ángelus de este pasado domingo a “aprender de [María y José] el secreto del recogimiento para gustar la alegría de la Navidad” (Ángelus, 21.12.08). Fijémonos en “un hombre llamado José, de la estirpe de David” (Lc 1, 27), como le describe el Evangelio del 4o. domingo de Adviento. Él, según S. Bernardino de Siena, “Fue elegido por el Padre Eterno como fiel cuidador y guardián de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa; cargo que él cumplió con absoluta fidelidad.” (Sermón 7). No se conserva ninguna palabra suya, pero él demuestra con sus obras y su silencio interior que “Si alguien no falta con palabras es un hombre perfecto, porque es capaz de dominar toda su persona.” (Santiago 3, 2)
Comenta Sta. Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz:
“El Evangelio, al hablar de san José, no dice más que una cosa: que era un hombre justo y temeroso de Dios. Jesús quiso correr un velo misterioso sobre la vida de aquel a quien llamaba padre, con el fin de que las acciones de José fuesen sólo para él. Pero, con todo, a través de ese velo, Jesús nos permite distinguir algunos rasgos de la grandeza de alma de san José. San José siempre correspondió a las gracias divinas y nunca le pareció demasiado dura hacer la voluntad de Dios. ¡Qué ejemplo de fe nos da san José!” (Ejercicio de redacción, 1886)
Añade S. Josemaría Escrivá: “José era efectivamente un hombre corriente, en el que Dios confió para obrar cosas grandes. Supo vivir, tal y como el Señor quería, todos y cada uno de los acontecimientos que compusieron su vida.” (Es Cristo que pasa, 4). Eso incluía su reacción al embarazo inesperado de su esposa María. Nos explica Sto. Tomás de Aquino: “José quiso despedir a María no para unirse a otra mujer ni por sospechar en ella alguna falta, sino por reverencia, lleno de un santo temor de vivir al lado de una tan grande santidad. Y, casado con María, por el testimonio de José se comprobó el nacimiento virginal de Cristo.” (In IVSent. dist. 30, a. 2 ad 5; Suma Teológica,3, q. 29, a. 1)
Nos recuerda el Papa Benedicto XVI:
“El amado Papa Juan Pablo II, que era muy devoto de san José, nos ha dejado una admirable meditación dedicada a él en la exhortación apostólica Redemptoris Custos, “Custodio del Redentor". Entre los muchos aspectos que pone de relieve, pondera en especial el silencio de san José. Su silencio estaba impregnado de contemplación del misterio de Dios, con una actitud de total disponibilidad a la voluntad divina. En otras palabras, el silencio de san José no manifiesta un vacío interior, sino, al contrario, la plenitud de fe que lleva en su corazón y que guía todos sus pensamientos y todos sus actos. Un silencio gracias al cual san José, al unísono con María, guarda la palabra de Dios, conocida a través de las sagradas Escrituras, confrontándola continuamente con los acontecimientos de la vida de Jesús; un silencio entretejido de oración constante, oración de bendición del Señor, de adoración de su santísima voluntad y de confianza sin reservas en su providencia.” (Ángelus, 18.12.05)
Si la Virgen María llevaba de hecho a Cristo en su seno tras su “Fiat", S. José le llevaba en espíritu, diciendo “Sí” a todo lo que le pedía el Señor y cumpliendo enseguida: “Que nuestra vida tenga su centro en nuestro interior, donde Cristo habita” (S. Bernardo, Sermón 5). Por eso, “Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino.” (Sta. Teresa de Jesús, Vida, 6,3). “Dejémonos ‘contagiar’ por el silencio de san José. Nos es muy necesario, en un mundo a menudo demasiado ruidoso, que no favorece el recogimiento y la escucha de la voz de Dios. En este tiempo de preparación para la Navidad cultivemos el recogimiento interior, para acoger y tener siempre a Jesús en nuestra vida.” (Benedicto XVI, Ángelus, 18.12.05)
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Encuentra silencio espiritual en estos últimos días de Adviento? ¿Está preparado espiritualmente para celebrar la Navidad?
Mañana: No había lugar para ellos en el albergue, “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.” (Lc 1, 30)
4 comentarios
Hallar silencio físico, o sea ausencia de ruido es difícil para un laico, que vive y está en el mundo. Sin embargo, en medio del mundo es posible vivir la Expectación del Parto, y, ya cercanísima, la Navidad. Es más, puede ser que por haber encontrado un buen lugar de descanso, y silencio, estemos tranquilos, pero se nos escape la Navidad que no está relacionada con determinadas condiciones acústicas de los sentidos sino, sobre todo de la fe confiada en espera del Salvador. ¿Necesito ser salvado, preciso la Redención, en definitiva, soy pecador necesitado de salvación?, o, por el contrario, ¿me basto a mí mismo, y no necesito que nadie me importune?.
Espera confiada que ya viene, ya viene, ¡Madre alcánzame de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo la gracia de vivir una Navidad conforme a su divina voluntad!
Me imagino que María y José, acercándose a Belén entre muchos otros viajeros (recordemos que no hubo sitio para ellos), se encontraron en medio de bastante bullicio y no siempre gozaban del profundo silencio físico que quizás nos imaginamos en el camino a Belén.
Como observa en su comentario, el silencio físico no es lo mismo que la acogida de paz interior que podemos ofrecer al Niño Dios, callándonos nosotros y nuestros intereses y voces para dejarnos hacer por el Señor en nuestras vidas (por muy activas que sean en estas fechas).
- Más oración personal y comuniraria
- Participación en la Adoración Eucariística de mi parroquia
- Participación en la Celebración Penitencial de mi parroquia con confesión y absolución individual
- Participación en el Retiro Bíblico de Adviento
- Lectura espiritual sobre los profetas y sobre la Virgen María y sobre las lecturas de las Misas de Adviento.
- Estudio de la Dignitas Personae
- Intentar hacer más felices a mi familia, haciendo pequeñas renuncias personales.
Pro todo esto sólo son pistas porque sinceramente a tu pregunta debo responder que seguro que aún no lo he conseguido.
Feliz Navidad a todos.
Sólo quisiera añadir que la "oración personal y comunitaria" se podría traducir en práctica al rezo diario del Rosario y la Misa diaria, por si eso anima a alguien que pase por aquí a empezar a hacerlo o a seguir haciéndolo.
Lo bueno es comenzar a tener un Plan de Vida, aunque no logre conseguir hacer a la perfección enseguida todo lo que se propone. S. Josemaría Escrivá recomienda para la vida diaria "pocas devociones, pero constantes".
Lo que se ha propuesto para el Adviento me recuerda una práctica que he visto recomendada en muchas parroquias de pedir a los niños que preparen el pesebre del Niño Jesús en el Belén colocando un poco de paja cada vez que hacen algo especial para Él y así tener un pesebre muy cómodo y rebosante de paja el Día de la Navidad. Es una forma visual de mostrar a los niños que sus buenas obras agradan al Señor.
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