La famosa rana de Salamanca y la preparación para la muerte
Un símbolo de Salamanca es la rana (o más bien, sapo) que se encuentra (con cierta dificultad) sobre una calavera en la fachada de la Universidad de Salamanca (1529), [foto: Charro, Wikimedia Commons] recordando a los alumnos que la lujuria lleva a la muerte para que se concentren en sus estudios al entrar en dicha universidad. Se piensa que podría ser también la marca del cantero, que puso más ranas en la fachada (que conmemora a los Reyes Católicos por favores concedidos a la universidad).
Se dice que los que pueden encontrar la rana sin ayuda aprobarán sus cursos. Cuando estuve en Salamanca hace dos años casi no la encontré, y eso que contaba con la ayuda de mi paciente amiga Amparo, que me explicaba por qué se vendían tantas figuras de ranas a los turistas.
El Señor nos promete en el Evangelio del Domingo de la Santísima Trinidad estar con nosotros:"hasta el fin del mundo (Mt. 28, 20). Se preocupa de acompañarnos para que no nos desanimemos por el camino, pero ¿pensamos alguna vez sobre la muerte? ¿Nos procuramos un buen guía para encontrar la mejor forma de prepararnos bien en vida? Al contrario del desafío de encontrar la rana salmantina sin ayuda, la perseverancia final en la gracia “como enseñan los Santos Padres, sólo se otorga a los que la piden.” (S. Alfonso de Ligorio, “Preparación para la muerte”, de donde son el resto de las citas en el artículo).
“Se vive mal porque no se piensa en la muerte[…]Preciso es convencernos de que la hora de la muerte no es propia para arreglar cuentas y asegurar con ellas el gran negocio de la salvación. […] ¿Qué se diría del que, teniendo que presentarse en público concurso para ganar una cátedra, no quisiese adquirir la indispensable instrucción hasta el momento de acudir a los ejercicios?”
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1) San Juan de Sahagún (1430-1479) obtuvo muy joven el puesto de canónigo de Burgos, pero lo dejó para hacerse párroco de Sta. Águeda, cargo que también dejó para hacerse un humilde novicio agustino en Salamanca. Permaneció en la Orden hasta su muerte. No son los cargos sino“[la perseverancia y el amor de Dios] las dos gracias más necesarias para alcanzar la eterna salvación.”
“‘Ama a Dios y haz lo que quieras’[(S. Agustín)], pues el que ama a Dios evitará cuanto pueda desagradar al Señor, y sólo procurará complacerle en todo. [Además…]La otra gracia de la perseverancia es aquella que nos hace alcanzar la eterna salvación. Dice San Bernardo que el cielo está prometido a los que comienzan a vivir santamente; pero que no se da sino a los que perseveran hasta el fin.”
2) El taumaturgo S. Juan de Sahagún libró Salamanca del tifo negro y predijo que lluvias vendrían para aliviar la ciudad tras su muerte.[bandera de Salamanca: David Martins, Wikimedia commons]
“Puesto que es seguro, hermano mío, que has de morir, póstrate en seguida a los pies del Crucifijo; dale fervientes gracias por el tiempo que su misericordia te concede a fin de que arregles tu conciencia, y luego examina todos los pecados de la vida pasada, especialmente los de tu juventud.[…]”
3) Reconcilió el santo dos familias nobles de Salamanca que por 40 años se habían causado muertes y gran escándalo en la ciudad antes de firmar su paz, acto conmemorado en la Plaza de la Concordia.
“Quita cualquier motivo de escrúpulo acerca de los bienes ajenos, de la fama hurtada, de los escándalos dados, y resuelve firmemente huir de todas las ocasiones en que pudieras perder a Dios. Y considera que lo que ahora parece difícil, imposible te parecerá en el momento de la muerte.”
4) La calle Pozo Amarillo recuerda cómo ayudó milagrosamente a sacar a un joven de un pozo, mientras la calle Tentenecio honra que calmó un toro bravo diciéndole: “Tente, necio”. Confiaba siempre en la ayuda del Señor y de Ntra. Madre. En el colegio de S. Bartolomé se recuerda cómo una noche la luz de la luna detrás de un ciprés le iluminó inesperadamente para que pudiera terminar de rezar la Liturgia de las Horas.
“[…] Y en cuanto a lo pasado, confiad en la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, que os da estas luces porque quiere salvaros, y esperad en la intercesión de María, que os alcanzará las gracias necesarias.”
5) Por amor al Señor en la Eucaristía se confesaba todos los días antes de celebrar la Misa con gran devoción y se pasaba muchas horas ante el Santísimo.
“Lo que más importa es que resuelvas poner por obra los medios de conservar la gracia de Dios[…]: oír misa diariamente; meditar en las verdades eternas; frecuentar, a lo menos una vez por semana, la confesión y comunión; visitar todos los días al Santísimo Sacramento y a la Virgen María; asistir a los ejercicios de las Congregaciones o Hermandades a que pertenezcas; tener lectura espiritual; hacer todas las noches examen de conciencia; practicar alguna especial devoción en obsequio de la Virgen, como ayunar todos los sábados, y, además, proponer el encomendarte con suma frecuencia a Dios y a su Madre Santísima, invocando a menudo, sobre todo en tiempo de tentación, los sagrados nombres de Jesús y María.”
6) Vivía en gran pobreza, mientras que socorría a todos los pobres y enfermos que podía, hasta cuando fue nombrado prior.
“Dice San Ambrosio que los que bien mueren son, aquellos que a morir están ya muertos al mundo, o sea desprendidos de los bienes que por fuerza entonces dejarán. […] Adviértenos, además, San Agustín que ayuda mucho para morir tranquilo arreglar en vida los intereses temporales, haciendo las disposiciones relativas a los bienes que hemos de dejar, a fin de que en la hora postrera sólo pensemos en unirnos a Dios.”
7) Consiguió por su predicación que un hombre en una relación de adulterio cambiara su vida, por lo cual se piensa que la mujer desdeñada envenenó al santo cuando tenía 49 años.
“Mas no podrá tener al morir estos buenos sentimientos quien no se hubiere en vida ejercitado en ellos. […]Proceded como si cada día fuese el último de vuestra vida, cada acción la postrera que hiciereis; la última oración, la última confesión, la última comunión.”
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“[…]Duélame, ¡oh Suma Bondad!, de haberos ofendido. Os amo con todo mi corazón, y en Vos confío enteramente. Vuestra muerte es mi esperanza, ¡oh Redentor mío! Y en vuestras manos taladradas encomiendo mi alma…
¡Virgen y Madre mía, ayudadme en mi última hora! ¡ Os entrego mi alma !¡ Pedid a vuestro Hijo que se apiade de mí! ¡ A Vos me encomiendo; libradme de la eterna condenación!”
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Piensa con frecuencia sobre las postrimerías? ¿Por qué? ¿Cree que “la cultura de la muerte” tiene en cuenta alguna preparación para la muerte?
Mañana – S. Antonio de Padua - “enseñándoles a guardar todo” (Mt. 28, 19)
10 comentarios
Me impresiona el contraste entre la confianza en Cristo que nos redimió por su muerte con la ideología de la cultura de la muerte. Claro que en los EE.UU. a veces oigo en conversación el extremo de pensar que como Cristo nos redimió nosotros podemos hacer lo que queremos en esta vida, que todos nos salvamos.
Como ve, la confianza de S. Francisco de Sales está acompañada de una verdadera contrición por ofender al que tanto nos ama, por amor, no miedo del infierno. Un saludo desde los EE.UU.
Contestanto a las preguntas te digo que yo nunca pienso en la muerte para nada, salvo como ejercicio espitual de "ver" el cuerpo del hombre muerto y seca la carne en el palo para que Dios viva.
En cuanto a la pregunta: ¿Cree que “la cultura de la muerte” tiene en cuenta alguna preparación para la muerte? Pues yo creo que de lo que esa "cultura" carece es de preparación para la vida; pues la muerte, del prójimo por supuesto, la planifican bien. No obtante hay que señales de que toda la gurrufalla que llena éste mundillo de la muerte, tiene tendencias suicidas muy marcadas: homosexuales dentro o fuera del armario, drogadictos conocidos o no, etc, etc.
Otra cosa que me gustaría decir es, que del: “‘Ama a Dios y haz lo que quieras’[(S. Agustín)], pues el que ama a Dios evitará cuanto pueda desagradar al Señor, y sólo procurará complacerle en todo. La gente corriente se queda sólo con el "ama y haz lo que quieras", y se mete en unos enredos bastante difíciles; y no hay manera de convencerlos de que S. Agustín pensaba muy distinto de los planteamientos que él le atribuye. Creo que sería bueno que éstos conceptos se clarificaran en las homilías, por ejemplo.
Algo que quiero señalar es que ser homosexual no es pecado, como tampoco lo es ser heterosexual. Lo que sí es pecado es la práctica homosexual, como también lo es el adulterio. En los EE.UU. el grupo "Courage" ("Valentía") ayuda dentro de la Iglesia Católica a bastantes homosexuales que buscan apoyo para vivir según la voluntad de Dios.
Volviendo al tema del artículo, hace tiempo mencioné cómo si uno pregunta a alguien cómo se siente en un cuarto blanco vacío, la respuesta indica la actitud de esa persona frente a la muerte (o así se piensa). ¿Cuántos dirían estar muy cómodos y en paz a pesar de no estar en gracia con Dios?
"La gran sierva de Dios Sor Catalina de San Alberto, hija de Santa Teresa, suspiraba en la hora de la muerte, y exclamaba: 'No suspiro, hermanas mías, por temor de la muerte, que desde hace veinticinco años la estoy esperando ; suspiro al ver tantos engañados pecadores, que esperan para reconciliarse con Dios a que llegue esta hora de la muerte, en que apenas puedo pronunciar el nombre de Jesús.'" (S. Alfonso de Ligorio, "Preparación para la muerte", cap. 10)Que el Señor nos conceda a todos Su Luz y Gracia en el momento de la muerte - para algo concluye el Avemaría con "...ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén." Como ve, rezando el Rosario, por ejemplo, necesariamente piensa con frecuencia en la muerte. Gracias por su reflexión.
no creo que el comentario de ML sea una corrección al tuyo sino un comentario suyo complementario al tuyo,eso creo.
ML
Ha pasado,la muerte,tres veces cerca de mi,tanto que casi pude tocarla,sin embargo no había llegado mi hora;aun sin esa experiencia siempre me consideré en camino al cielo,por lo que la muerte no me acongoja.
Si por "cultura de la muerte",tal como se entiende en España,hoy,en la actualidad te refieres a todo lo que atenta a la vida y que se admite por tantos y tantos:aborto,eutanasia,etc.,pues el juicio está claro.Si te refieres a cierta morbosidad,temor,superstición pues el juicio también está claro,recordando a s.Pablo:"Nuestro Señor es Señor de vivos y no de muertos",a la única muerte a la que temo es la de no haber muerto al pecado,pero persevero en ello.
He estado en Salamanca viendo todo lo que hay relacionado más directamente con Fray Luis. De hecho no hice el viaje por otra causa distinta de Fray Luis: para mí es lo mejor de Salamanca y de España entera.
Estuve en Sevilla con mi padre poco después de cumplir 18 años y por eso tengo muy buenos recuerdos de allí y espero poder llevar allí a mi familia algún día. Un saludo a usted y a su vecina salmantina [aunque viví casi 13 años en Madrid, no conservé el acento madrileño].
Mi hijo me preguntó hace poco lo que significaba "muerte" y "siempre" mientras rezábamos juntos antes de que se acostara. Leí que los niños no entienden la idea de la muerte hasta al menos los cinco o seis años. Espero que llegue a apreciar que la vida es un don de Dios, que Cristo venció la muerte como recuerda Odet en su comentario y que las dos "culturas de la muerte" que explicó en su comentario no son compatibles con la vida en Cristo. Me encanta la cita que mencionó.
[Por cierto, le recordé al comenzar la preparación para la Consagración a María que me animó a hacer en otra ocasión.]
Respecto a "lo mejor de España entera", no sabría a qué o a quién darle ese título, siendo España cuna de tan grandes santos. Un saludo, y perdón por el malentendido.
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