Nueva iniciativa: Manifiesto de Mujeres contra el Aborto
Cinco periodistas promueven el “Manifiesto de Mujeres contra el Aborto”: Isabel San Sebastián, Cristina López Schlichting, María Pelayo, Isabel Durán, María López, y en los primeros días ya han recogido más de 2.000 firmas de mujeres españolas en http://www.mujerescontraelaborto.com.
Expresan que “integradas en la Plataforma de Mujeres contra el Aborto, levantamos la voz en nombre propio y en el de millones de mujeres silenciadas por la presión del ‘pensamiento único’, que prevalece actualmente en nuestra sociedad respecto de todo lo concerniente a nuestro sexo y que vincula obligatoriamente los conceptos ‘mujer’ y ‘aborto’.”
“[…]2. Reivindicamos la maternidad como uno de nuestros derechos fundamentales.[…] 5. Los hombres son nuestros compañeros y padres de nuestros hijos. No entendemos que se les reclame la manutención de la familia a la vez que se les niega cualquier derecho y responsabilidad respecto del nacimiento de esos hijos que son suyos y a quienes tienen el derecho y el deber de cuidar. Son corresponsables del embarazo y víctimas también del aborto, como las criaturas eliminadas y las mujeres.”
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El P. Raniero Cantalamessa, ofmcap, denuncia en “Las relaciones y los valores familiares según la Biblia”(enero, 2009):“…propuestas desquiciadas, como la de abolir la distinción de sexos y sustituirla con la más elástica y subjetiva distinción de “géneros” (masculino, femenino, variable), o la de liberar a la mujer de la “esclavitud de la maternidad” proveyendo de otros modos, inventados por el hombre, a la producción de hijos.”
Añade que estos proyectos son “ ‘inhumanos’, o sea, contarios no sólo a la voluntad de Dios, sino también al bien de la humanidad. […Se deben a] atrasados sentimientos de culpa del hombre que por un genuino respeto y amor por la mujer. (¡Quienes proponen estas teorías son casi exclusivamente los hombres!).” Las “Mujeres contra el Aborto” mantienen que sus consideraciones “son válidas al margen de las creencias (o no creencias) religiosas y de las ideas políticas, puesto que se refieren a la salvaguarda de los más elementales derechos humanos.”
Escribe María López en un mensaje difundido por correo electrónico: “No es una cuestión de apoyar o estar en contra de ningun Gobierno, ni de izquierdas o derechas es una “cuestión de vida”. De explicar a la sociedad que la maternidad no es un obstáculo, sino algo maravilloso que compartimos además hombres y mujeres. Que el derecho a la vida y a ser madres está por encima de cualquier otro. […]Se trata de decir en voz alta lo que pensamos algunas mujeres sobre una lacra que nos quieren adjudicar como un derecho. Siempre hablan en nombre de las mujeres y sólo tienen en cuenta a una parte, no al resto.“
El P. Cantalamessa señala: “El autor de la Carta a Diogneto, en el siglo II, dice que los cristianos ’se casan como todos y tienen hijos, pero no tiran a los recién nacidos; tienen en común la mesa, pero no el lecho’V, 6-7). En sus Apologías, Justino traza un razonamiento que los cristianos de hoy deberíamos poder hacer nuestro en el diálogo con las autoridades políticas. Dice en sustancia lo siguiente: Vosotros, emperadores romanos, multiplicáis las leyes sobre la familia, pero se muestran ineficaces para frenar su disolución; venid a ver nuestras familias y os convenceréis de que los cristianos son vuestros mejores aliados en la reforma de la sociedad, no vuestros enemigos. “
Con toda la razón dice el P. Cantalamessa: “Nos hallamos ante una contestación aparentemente global del proyecto bíblico sobre sexualidad, matrimonio y familia.” ¿Su respuesta? “Los primeros cristianos, como hemos visto, con sus costumbres cambiaron las leyes del Estado; no podemos esperar hoy en cambiar las costumbres con las leyes del Estado” [aunque sean válidas las exigencias de ciudadanas como “Mujeres contra el Aborto” de que las Administraciones Públicas apoyen la asistencia a mujeres embarazadas y políticas de adopción, por ejemplo].
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Para que cambien las costumbres, hace falta la ayuda de los frutos del Espíritu Santo como la modestia, la templanza y la castidad. “Que nadie piense que ha adquirido la castidad a base de su trabajo personal” (S. Juan Climaco, Escala del paraíso). “[El pudor] llena plenamente el alma de un profundo respeto hacia el cuerpo, que es miembro de Cristo” (Plo XII, Enc. Sacra virginitas,25-lII-1954), pero es el mismo Señor el que nos ayuda a vivir la castidad según nuestro estado.
“A la impureza debemos poner el remedio de la oración. Como los ojos de los siervos están pendientes de las manos de sus señores, así debemos mirar al Señor Dios nuestro, hasta que tenga piedad de nosotros. Sólo Él es purísimo y sólo Él puede limpiar a quien ha sido concebido en pecado. Además, contra nuestros pecados instituyó el remedio de la Confesión, pues este Sacramento todo lo lava.” (S. Bernardo, Hom. en la festividad de todos los Santos,1,13).
Recordemos que en el Evangelio del Domingo de Pentecostés, Jesucristo: “les enseñó las manos y el costado” (Jn. 20, 20) a sus apóstoles cuando se les apareció resucitado y les dió potestad para perdonar los pecados. “Para conservar la castidad no bastan ni la vigilancia ni el pudor. Es necesario también recurrir a los medios sobrenaturales: a la oración, a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristia y a una ardiente devoción hacia la Santisima Madre de Dios.” (Pio XII, Sacra virginitas,25-3-1954).
En 1886, 26 Mártires de Uganda murieron porque los jóvenes cristianos de la corte recharzaron las solicitudes libidinosas del rey, que decretó una persecución contra “todos los que hicieran oración”, los cristianos. Los primeros 17 en ser quemados (todos de 13 a 26 años, excepto uno de 30 años) murieron rezando y cantando himnos.
Frente a tantos ataques contra “el proyecto divino” de la familia, (como lo llama el P. Cantalamessa, ofmcap), la oración nos ayuda a vivir como los primeros cristianos y como los mártires, pero más importante aún, como nos pide Dios para dar ejemplo en nuestra sociedad.
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué le parece el manifiesto de “Mujeres contra el aborto”? ¿Y el análisis del P. Cantalamessa?
Mañana – Los frutos del Espíritu Santo: la longanimidad– “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo” (Jn. 20, 21)
2 comentarios
He leído y me he adherido al manifiesto porque, al margen de lo que colaboro activamente, me sumo a todas las iniciativas de adhesión. En general estoy de acuerdo con los puntos que presenta, sin embargo discrepo (o tengo mis reservas hacia alguno concreto), como es la manifestación de feminismo pues creo que eso sobra y estoy un poco cansada ya de oírlo continuamente y luego otro tema que no comparto, como es la condición de víctima.
Entiendo que la mujer que aborta tiene secuelas y muy graves. No todas lo reconocen pues hay mujeres que abortan no una vez, sino dos e incluso tres. Cuando es repetitivo, es cuando tengo dudas sobre el resultado. He oído testimonios y conversaciones de mujeres que se recomiendan mutuamente los mejores centros, con las mejores atenciones y el mejor servicio, algo denigrante.
La mujer que aborta no acude engañada, sabe lo que va a hacer. No hay ocultación de ningún tipo. La media de edad determina su madurez para adoptar la decisión más asequible. Lo que ocurre es que una vez decidido y resuelto, le acuden los remordimientos y el arrepentimiento y se enfrenta con la realidad del hecho. El testimonio de estas mujeres es muy importante para poder evitar que otras mujeres aborten porque conocen la experiencia y pueden hablar del antes y del después.
Y ahí es cuando a la mujer se le puede llegar a considerar víctima, pero víctima de sí misma, no de la sociedad pues, como ya he dicho, nadie le obliga. Pero el niño, el hijo no querido, es la verdadera víctima, la de todos. La de su madre, la de la sociedad que consiente su asesinato o lo regula como derecho, la de quién calla……,todos colaboran en cierta medida.
"El primer error que hay que evitar, en mi opinión, es el de pasar todo el tiempo rebatiendo las teorías contrarias, acabando por darles más importancia de la que merecen. Ya Pseudo-Dionisio el Areopagita observaba cómo la proposición de la propia verdad es siempre más eficaz que la confutación de los errores ajenos. Otro error consistiría en dirigir todo hacia leyes del Estado para defender los valores cristianos. Los primeros cristianos, como hemos visto, con sus costumbres cambiaron las leyes del Estado; no podemos esperar hoy en cambiar las costumbres con las leyes del Estado."No dice que no se deba recurrir a cambiar las leyes del Estado, sino que lo más eficaz es el buen ejemplo y que no se debe dirigir "todo" hacia las leyes. Me parece que el Papa da buen ejemplo de proponer "la propia verdad" en el mundo.
Conozco a una mujer que abortó, que se arrepintió y quiso volver a la Iglesia Católica cuando tuvo dificultad concibiendo otro hijo, pero en cuanto concibió, se "olvidó" de su deseo de volver a la Iglesia. Le parecía que Dios le estaba castigando y en cuanto consiguió lo que quería, le parecía que Dios es amor y que ya le había perdonado, aunque no se ha confesado sacramentalmente y ahora va a una iglesia protestante.
Aunque sus acciones parecen indicar que se preocupa mucho de sí misma, la verdad es que si uno se preocupara de verdad de uno mismo, buscaría ponerse en gracia con Dios. Más nos ama el Señor que siempre busca nuestro eterno bien más que nosotros mismos, pero tenemos la obligación de corresponder a esa gracia. Muchas gracias por su reflexión sobre el tema.
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