¿Cómo se forma una conciencia cristiana? (Lc. 2, 35)

La vida del santo de hoy, Sto. Tomás Becket (1118-1170), nos muestra el éxito de las siguientes recomendaciones de santos y Papas para formar adecuadamente la conciencia cristiana:

1) Catequesis familiar y educación cristiana
Los padres del santo procuraron darle buen ejemplo ya que “El hogar cristiano debe ser la primera escuela de la fe” (JUAN PABLO II). Además, confiaron la educación de su hijo a los monjes en el convento de Merton. “Tratarán con todas sus fuerzas de rechazar todo atentado en este particular [la educación de los hijos], y de conseguir a toda costa que en su mano quede educar cristianamente, como conviene, a sus hijos, y apartarlos cuanto más lejos puedan de las escuelas donde corren peligro de que se les inculque el veneno de la impiedad.” (Papa León XIII, Enc. Sapientiae christianae).

2) Hacer examen de consciencia y recibir los sacramentos con frecuencia
En su juventud acompañaba a su jefe en las cacerías. En una se salvó por milagro de ser triturado por la rueda de un molino y desde entonces mejoró su vida. Lo hizo como recomienda Sta. Teresa de Jesús: “Ya sabeis que la primera piedra ha de ser la buena conciencia, y con todas vuestras fuerzas libraros aun de pecados veniales y seguir lo más perfecto.” (Camino de perfeción 5,3). Su confesor decía de él: “En su vida privada es intachable, y sabe mantener una gran dignidad aún en ocasiones peligrosas y en tentaciones de toda especie”. Encontraba fuerza en la confesión sacramental y la Eucaristía, los dos muy recomendados por S. Juan Bosco a sus jóvenes.

3) Amar la Verdad y aceptar las correcciones
El Arzobispo de Inglaterra le confió asuntos importantes en Roma por su carácter agradable pero sincero en todo y su abilidad de explicar con claridad las cosas. Allí mejoró las relaciones entre el Papa y el rey Enrique II, por lo que éste le nombró Canciller a los 36 años. Corregía al rey con gran diplomacia, mientras que él mismo pedía a sus ayudantes que le corrigieran cualquier falta porque “Muchos ojos ven mejor que dos.” Entendía que: “Uno comprende enseguida la culpa de otro, pero con dificultad se da cuenta de la suya; un hombre es imparcial en causa ajena pero se perturba en la propia.” (S. Juan Crisóstomo)

4) La oración
Explica S. Juan Crisóstomo: “La luz para nosotros es la conciencia, que se muestra oscura o iluminada según la cantidad de luz. Si se descuida la oración, que alimenta la luz, la conciencia bien pronto se queda a oscuras.” Por eso, Sto. Tomás se levantaba muy temprano para dedicar una hora a la oración y a leer la Biblia. También estudiaba una hora con un doctor en teología y durante la comida escuchaba la lectura de libros religiosos.

5) Amar a Dios sobre todas las cosas
A la muerte del Arzobispo en 1161, el rey quiso que el Papa Alejandro III le nombrara arzobispo a Sto. Tomás, a pesar de que el santo le advirtió que se enemistarían en tal caso tanto por las calumnias de los envidiosos como por su defensa de los derechos de la Iglesia. Sabía que, como dijo S. Agustín: “¿Quiénes son los rectos de corazón? Los que quieren lo que Dios quiere […]. No quieras torcer la voluntad de Dios para acomodarla a la tuya, corrige en cambio tu voluntad para acomodarla a la voluntad de Dios.” (Coment. sobre el Salmo 93). Por eso aceptó el cargo por obediencia y todas las consecuencias de poner a Dios sobre el rey. Fue desterrado y sus bienes y los de su familia confiscados porque se opuso al rey cuando quiso imponer un enorme tributo arbitrario a la Iglesia, redactar una ley sujetando la Iglesia casi por completo al gobierno civil y nombrar ciertos cargos eclesiásticos.

6) Aceptar y hacer la Voluntad de Dios con humildad
El santo pidió al Papa que le reemplazara y se fue 40 días de retiro. El Papa no le concedió lo que pedía, sino que le envió a Inglaterra como “Delegado del Sumo Pontífice”, a lo cual obedeció Sto. Tomás. Había estado 6 años en exilio. “¡Oh, Verdad!, […] Óptimo ministro tuyo es el que atiende tanto a oír de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti oyere.” (S, Agustín, Confesiones).

7) Mantener la esperanza en el cielo
Manteniéndose fiel a Cristo Sto. Tomás, se demostraron las palabras de Simeón el Evangelio de la Fiesta de la Sagrada Familia de que por Jesús “quedará clara la actitud de muchos corazones” (Lc 2, 35). “Quien tiene su ojo malo [. . . ] tiene su cuerpo en tinieblas. No resiste a la carne cuando desea las cosas malas, porque no tiene esperanza en el cielo, que es la que nos concede el valor para resistir a las malas pasiones” (S. Juan Crisóstomo). Así pues, Enrique II exclamó furioso: “No podrá haber más paz en mi reino mientras viva Becket. ¿Será que no hay nadie que sea capaz de suprimir a este clérigo que me quiere hacer la vida imposible?”; cuatro de sus siervos asesinaron al santo mientras rezaba junto al altar; pero éste murió diciendo: “Muero gustoso por el nombre de Jesús y en defensa de la Iglesia Católica”.

Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Cuáles de esas prácticas le parecen las mejores para formar la conciencia?

Mañana: La Sagrada Familia, “los padres de Jesús le llevaron a Jerusalén” (Lc 2, 22)